Parte película, parte documental, dirigida por el director sueco Benjamin Christensen, que también se encargó del guión.
La cinta intercala imágenes y teorías acerca de la relación del hombre del medievo con las artes mágicas o demoníacas, intentando explicar tal tendencia en el mundo contemporáneo, aparecen además, en dichas imágenes, deidades de la muerte como el egipcio Anubis o demonios como Pazuzu o Azazel, protagonistas entre otros de las partes de ficción, que se intercalan como sketches a lo largo del film.
Pese a que hay mucho, pero mucho, texto a lo largo de la película, pese a ser del género mudo, Christensen logró un gran trabajo recopilando tanta información y poder realizar también una película con unas imágenes tan poderosas (cosa que a la que ayudan los decorados y el maquillaje de las criaturas).
Una película que desconocía totalmente, pero que me ha sorprendido gratamente, eso sí, intentad buscarla en castellano…que es mucho texto.

Interesante, que no perfecta, vuelta de tuerca al género vampírico, además de añadir Guillermo del Toro un componente esotérico como es la alquimia, lo cual guarda cierto paralelismo con una historia corta de H. P. Lovecraft llamada, precisamente, El Alquimista.
Recordemos que Lovecraft es una constante en el cine del director mejicano y en este film se hace patente desde los primeros minutos en los que somos testigos de los actos del alquimista en pos de la vida eterna, hasta su muerte empalado por una viga cuando ya es un ser grotesco que ha abandonado su humanidad hace ya mucho debido a sus terribles actos (tema recurrente en la obra del de Providence).
Saltamos en el tiempo al presente, en el que Jesús Gris, el siempre excelente Federico Luppi, que regenta una tienda de antigüedades acompañado de su nieta (Margarita Isabel). Un día acude un hombre, Ángel de la Guardia (Ron Perlman, en su primera colaboración con del Toro) en busca de la figura de un ángel, la cual contiene en su interior el artefacto del alquimista que ansia su tío (Claudio Brooke).
A lo largo de la película hay mil y un detalles, no solo homenajes al género vampírico (si se puede calificar género como tal) o a la literatura de Lovecraft o Stoker, que los hay a patadas, si no a homenajes que van desde la religión hasta el drama familiar. Ver a Jesús (!) resucitando de entre los muertos antes de ir al crematorio, ya transformado en un ser ni vivo ni muerto, o también la escena en la que Miguel de la Guardia le enseña a un deforme Jesús Gris su nueva piel bajo la antigua, por no citar el tema de la drogadicción, presente en los momentos en los que la niña le oculta a su abuelo el artefacto, y en el del baño, donde se encierra para “chutarse”. Incluso recupera a otro monstruo como es el de Frankenstein en las escenas finales, donde el protagonista nos causa miedo y lástima a parte iguales.
El fallo que le veo a esta película es su intento, casi parece obsesión, por tocar todos los palos posibles, haciendo que el espectador no pueda asimilar lo que ha sucedido solo hace unos minutos, logrando confundir (y mucho). Aun así, se agradece que nunca se dé una explicación al origen del Bicho del artefacto.
Puede que no sea una película perfecta, pero contiene varios elementos que la hacen superior a otras películas con vampiros supuestamente mejores (si, hablo de Jóvenes Ocultos o a los Crepusculinos), las cuales gana en factura técnica, pese a costar infinitamente menos, y en argumental.
Una película que hay que ver si se es, o no, fan del género de los chupasangres.

Tenía muchas expectativas hacia esta película, siempre me han gustado las películas de invasión a gran escala por parte de los alienígenas y nuestra práctica o total aniquilación…soy un tipo raro, que le vamos ha hacer.
Vista hoy, he de decir que pese partir de una premisa atractiva como son esas abducciones a gran escala, con esa luz azul que atrae al abducido (lo mejor de la película), pero según avanza la trama avanza, se va deshinchando. El guión cae en los tópicos típicos, sin una carga dramática a la cual atender, con unos personajes planos que no logran trasmitirnos más que sopor. Culpa de ello la tendrán en gran medida los directores, los hermanos Stause, responsables de la (tenía que salir) segunda parte de Alien vs. Predator, y aquí demuestran de nuevo su incapacidad para dirigir un film, pero su capacidad de para los Efectos especiales...aunque con el guión de Joshua Cordes y Liamn O´Donnell también tendrá la culpa.
En resumen, una película fallida, que salvo momentos logrados, especialmente los relacionados con los marcianos, cae en la total nadería y es una pena, me interesaba mucho. Esperaré a ver Súper 8 y Apollo 18.

Pues he de decir, que sin superar a la original, tiene momentos brillantes a lo largo del film y, lo que se ha dicho, las muertes es de lo mejor que hay en el film, que, pese a la falta de presupuesto en general, se nota que eso lo trabajaron bien. En cuanto a los actores, pues el único que se puede destacar es Nick Stahl, los demás son simples comparsas o carnaza. El actor de Terminator 3 cumple con una buena interpretación, dentro de su línea general, aunque no como en Carnivale, aguantando el peso de la trama con solvencia.
Técnicamente es aceptable, como he dicho antes, pese que se le acusa la falta de presupuesto y brilla más la astucia, y brilla, sobretodo, en las escenas de las muertes donde parece sentirse mas a gusto el director Víctor García (la escena de la ducha, por ejemplo), al que le espera un buen futuro si le dejan que se desate.
Por lo demás, un guión con demasiadas flaquezas y falto de interés (argumental) en su tramo final. La trama avanza a capón, haciéndonos estar más pendientes a cuándo se sucederá la siguiente muerte que a la historia que nos cuentan.
En resumen, una película entretenida, si no se busca algo que os pueda marcar o repercutir:
Es simple y llanamente un entretenimiento.