“Blade Runner 2049”, como su predecesora, no es sólo una historia de ciencia ficción, es una reflexión en sí misma sobre la especie humana, sobre nuestro comportamiento y nuestra humanidad. La sobriedad y elegancia del film ayudan a entrar en este terreno de la introspección. Paisajes hostiles, una fotografía fría y desoladora, un coctel de imágenes, sonidos y atmósferas, deleitan al espectador y lo sumergen en la historia. El guion cuida la continuidad de los personajes y la trama, para no decepcionar a los amantes del Blade Runner de Ridley Scott. Su aire asolador y sus 163 minutos se hacen a veces densos, es difícil respirar entre tanto desasosiego. Pero sin duda, eso, también es parte de su encanto.

"Toc Toc, abre la puerta, saca a tu loco a pasear" Con esta premisa Vicente Villanueva reúne bajo el mismo techo seis personajes con trastorno obsesivo compulsivo, que nos muestran casi a tiempo real su locura y genialidad a partes iguales. Una montaje dinámico, unos diálogos fluidos y unas interpretaciones magistrales, desencadenan las risas sinceras del público. Aunque hacia la mitad del film la tensión baja un poco, sostiene siempre la sonrisa del espectador, que va cogiendo cariño a los entrañables "locos" y su "azafata", como si de su familia fueran. Si tienes la suerte de no conocer la historia de antemano, te llevaras además el buen sabor de boca de una sorpresa final.