El argumento empieza incoherente y va fluyendo a una trama única. Mezcla de contrarios: inocencia, perversión; navidades, violencia...y en el centro de la trama un policía cínico que ha visto más de lo deseable de la esencia del mal. Todo tratado de forma ligera y a ritmo de acción trepidante, no carente de visiones lisérgicas. ¿Qué si no es que el protagonista vea un unicornio volador?

Un niño de poderes sobrenaturales decide castigar a un hombre y se ceba en su familia enfermándola: o mueren todos o el hombre elige y mata a uno y la maldición se acaba. Vale, pues coge al final, mata a uno al azar y se acaba la maldición, la maldición de tener que seguir viendo esta película.

Ahora vas y lo explicas.

Los personajes hieráticos afortunadamente, que quieres, sería terrible si empatizases con ellos, pero como resultan lejanos como que solo te genera un pequeño picor.

La trama ya te la he resumido en tres líneas más arriba a la resolución que tengo en la pantalla. Pues eso te lo desarrolla durante las casi 2 horas de la película más o menos así:

1. Doctor habla con chico en varias escenas.

2. Chico se va introduciendo más en el entorno del doctor.

3. Niños del Doctor enferman sin causa aparente: pruebas médicas, pruebas, pruebas....

4. Ante la imposibilidad de cambiar el destino, el doctor mata al azar a un miembro de su familia.

La causa de la trama: el doctor es cirujano y supuestamente mata al padre del chico por una negligencia.

Fin. Sin matices. Sin que te de en pensar que leches pasa, como puede pasar.

¿El mito de Ifigneia? Sí, bueno, el niño sicópata de poderes extraños es reverenciado como un dios cuando la mujer del médico le besa los pies.

¿Comparable a Funny Games? Venga, va: Funny Games me impactó tanto que no fui capaz de verla entera de lo extremadamente dura que me pareció: ahí está, me golpeo. Ésta me ha golpeado por la sensación de perdida de tiempo.

La recordaré por mucho tiempo, ese argumento extremadamente simple es una baza a su favor para que no me olvide de los detalles importantes: ninguno.

Pero está bien hecha. Hoy en día hay películas de una factura impecable pero completamente anodinas.

Los últimos 40 minutos me han ido emocionando cada vez un poco más. No hace falta derrochar muchas palabras para describir la estupidez de los juicios por brujería, las confesiones que se obtienen por medio de la tortura, las denuncias falsas por desavenencias, el poder, hipocresía y superstición de las creencias religiosas ortodoxas. De todo eso y un poco más va la película.

La sabiduría del que yerra y rectifica no es un tópico en esta la película, es un concepto hecho carne en el personaje de Anna.