Excelente película: la interpretación de la actriz protagonista, Julia Jentsch, que en ningún momento sobreactúa y es capaz de transmitirnos la entereza, el sufrimiento y los principios de su personaje; el ambiente recreado por el director, en especial, las oficinas de la Gestapo, con sus salas de interrogatorios, el juicio, con ese juez vociferante y con esa intervención previa del complaciente abogado, que nos exhiben la caricatura en que fue convertida la Justicia...
Es ésta una película en la que se nos muestra a una protagonista que reza, que es consciente de la trascendencia y repercusión de sus actos, que tiene unos valores por los que está dispuesta a dar su propia vida. Frente a la comodidad de pasar de perfil frente a la injusticia, podemos ver cómo hay personas, muy pocas, es verdad, que sí saben comprometerse.
Tanto por el mensaje que transmite, que va más allá de su época histórica como por la forma de transmitirlo estamos ante una película excelente.

Película completa, trascendente. Historia narrada con fluidez, personajes humanos que deseas conocer. Cultura que comprendes profunda. Magnífica fotografía.
Y...su banda sonora es magistral. Una vez más Joe Hisaishi nos demuestra que es el genio del cambio de siglo.
Imprescindible

En todos los sentidos, resulta una película inadecuada y decepcionante. Desde el punto de vista estético, deja que desear: las interpretaciones de los actores reultan anodinas, el decorado insuficiente y la música chirría de un modo constante.
PERO, lo más relevante es la inconsistencia del guión: Quién puede pensar que ante las revelaciones que se van sucediendo por parte del protagonista las reacciones de los personajes corales puedan ser siquiera parecidas a las que se nos van mostrando.
Si se pretende criticar, una vez más, a l Iglesia, que no se lleve a cabo esa crítica desde planteamientos tan simples y pueriles. De modo que, nuestro guionista despacha a la Iglesia Católica en siete segundos calificándola de circo: parece mentira que seamos tantos los millones que nos dejamos engatusar con tanta facilidad; sin duda él, es mucho más inteligente que todos nosotros. Y pretender despreciar toda la doctrina cristiana presentando un argumento que es desmontable sin necesidad de profundizar como una copia mala del budismo. ¡Hasta dónde pretenden llegar en su lucha infatigable contra los cristianos!