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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9
28 de septiembre de 2021
74 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brutal. Sigo sobrecogido.
Cada vez que pienso en todo lo que supone "Misa de medianoche" me quedo tocado.

No me pasaba algo así desde "The leftovers". Ese existencialismo radical, esa búsqueda interna de significado que se representa tan bien en una gran metáfora (¿aterradora?), deja marca.

Lo admito. Tal vez sea yo y mi más que pronunciada debilidad por los personajes que hablan y hablan sin parar acerca de la vida, la muerte, el sinsentido, la culpa, la redención, el perdón y temas universales que chocan y confrontan en simbolismos, metáforas estrambóticas y religiosidad.

Pero no lo puedo evitar. No puedo evitar sentir esa caída al abismo con cada plano secuencia en el que realmente no ocurre nada porque todo lo que ocurre, ocurre desde el interior. Sólo dos enamorados hablando sobre la muerte. Sólo dos personas que se quisieron y, a día de hoy, aún se quieren, caminando, recorriendo un pueblo que pronto se convertirá en cenizas.

No hay sexo. Cero. Negativo. Ni dentro ni fuera de cámara.
Porque Flanagan no busca la imagen fácil. El atractivo primordial de dos cuerpos dándose placer. Va a lo jodido. A mostrar cómo dos almas imperfectamente rotas se quieren, se comprenden, se perdonan y encajan.
Sin necesidad de un beso.
Sólo con la palabra.
Pura elegancia.

Pero es que "Misa de medianoche" no se queda en esa sencilla intromisión. Es eso y muchísimo más.

Es una postal ardiendo. Un debate acerca de la religión en la enseñanza. El racismo tras el 11-S. Qué hay de ciencia en la fe y en la necesidad de creer tras la desolación. Los sueños cumplidos que se vuelven pesadilla. Un padre explicando a su hijo por qué su madre no resucitará. El celibato arriesgado por amor, un tríptico de actuaciones sensacionales (Cura, feligresa, ella) y unas palabras que aún resuenan en la memoria: "They know". "They Know."

Pero, sobre todo, es una carta de amor de un director hacia su obra, aun no siendo la mejor (¿lo es?) sí se siente como la más personal y, sin duda, la mejor escrita.
La que mayor mimo transmite y la que mayor satisfacción deja a un público (paciente) que se ve elevado a los cielos del séptimo arte.
26 de noviembre de 2022
31 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver "Bones and All" y, por desgracia, es una película fallida.

A pesar de tener una premisa que me encanta, a la que estaba dispuesto a entrar con los ojos cerrados, en ningún momento tiene claro qué quiere ser. Y no me refiero a que sea una mezcla rara de géneros (romance + gore) porque ahí radica, precisamente, su principal atractivo. Me refiero al hecho de que, en su dilema existencial, en ese "no saber qué soy", se queda en territorio de nadie, resultando un producto insulso, pastiche y que me deja indiferente.

La película se pierde entre divagaciones estúpidas, un romanticismo ñoño y la inverosimilitud de una historia que, cuando las últimas piezas de su puzle encajan, parece un chiste. Aunque se supone que es drama.
Y todo porque Guadagnino no es capaz de crear una atmósfera atractiva, asfixiante y realista.

Allí donde otros lo lograron con creces (sin ir más lejos "Crudo" de Ducournau o "Parásitos" por la mezcla de géneros), "Hasta los huesos" me parece una apuesta atractiva que se eleva en sus momentos gore, pero va decayendo hasta tocar fondo en un clímax final que roza el esperpento.

Aunque, lo peor de todo, es esa BSO cansina, pretenciosamente evocadora, que te saca de la película y no deja hablar a los actores entre tantos acordes (¿románticos? ¿melancólicos?) de guitarra española.
Eso sí, ellos están bien. Sin más. Correctos, como el resto del film.

Resulta paradójico que una película con una premisa tan valiente peque, precisamente, de cobardía. No se arriesga; en ningún momento se atreve a sobrepasar las líneas rojas de un tablero que se esfuerza por marcar a fuego lento, pero del que después, en su desarrollo, huye. Como un pirómano en mitad de un bosque que juega con un zippo y, al final, se queda sin gas.

No obstante, aun con todos sus defectos, por su valentía y originalidad, por su puesta en escena y el estilo Guadagnino, merece la pena adentrarse en su mundo. A pesar de que resulte incompleta, tiene más calidad que la mayoría de "productos sin alma" que llenan las salas de cine hoy en día.
A mí, en general, me deja con una sensación de rabia por lo que pudo haber sido y no fue.
3 de septiembre de 2020
93 de 168 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me han estafado. Yo fui al cine a ver una película de terror y aún no sé muy bien qué he visto. El tráiler vende una especie de "Get out" o "Us" y no tiene nada que ver a excepción de la crítica racial, que, a diferencia de las anteriores, en este caso es pésima.

Salvo el plano secuencia inicial y la banda sonora, la película no funciona a ningún nivel. Es insulsa, superficial y pretenciosa. Tienen que recurrir a una narrativa desestructurada para alargar un argumento que se podría haber despachado fácilmente en 15 minutos. Los buenos son muy buenos y los malos son muy malos. Y claro, los buenos son los negros y los malos son los blancos. Pero no hay dios que se crea que en pleno siglo XXI existan comunas esclavistas. ¿Violencia policial? Puede ser. Pero, ¿negros esclavizados? Es ridículo.

Por no hablar ya de los diálogos, los cuales parecen sacados de un telefilme de Antena 3. Que si "Menudo zasca le has metido, tía" (¿Zasca?¿Dónde?) O "Cuando veas el avión acuérdate de mí". Vomitivo.

Lo que me hace enlazar con la siguiente cuestión: la simbología. Si lo que pretendían era tratar al espectador de idiota, lo han conseguido. Con un discurso feminista y racial tan rancio como vacío, meten con calzador toda una gama de símbolos estúpidos. Desde Mariposas, aviones y pintalabios hasta quejas de pijoprogre como "Esta mesa no me gusta, racista" o "Si no es Champagne, no lo bebo".

Todos sabemos que han adelantado el estreno de esta película aprovechando el clima convulso por el "Black lives Matter" (lo que les retrata una vez más como meros oportunistas), pero, afortunadamente, en España esta película no pinta nada en las salas de cine.
5 de octubre de 2024
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La estrella azul" es una caricia al alma y una patada en los huevos al mismo tiempo. Una búsqueda de la verdad a través del camino del rock & roll, el folklore argentino y la poesía. Una apuesta arriesgada desde su concepto que busca construir puentes entre culturas.

Su dirección y guion me fascinan porque juegan constantemente con los límites del espectador. Por un lado, deconstruye los mecanismos de lo que viene siendo un biopic al uso para dejarlo sin imposturas ni artificios: al natural. La película no empieza con un niño cuyo sueño es tocar la guitarra y ser un cantante de rock famoso; al contrario, comienza con un famoso cantante de rock subido al escenario que cita a Don Quijote y busca a ese niño interior que un día fue.

Su estructura, aunque sencilla, persigue la máxima naturalidad de las situaciones hasta el punto en que realidad y ficción se distorsionan, ofreciéndonos un relato cuasi documental de los hechos. Son personajes que simplemente hablan de su vida mientras realizan tareas del todo cotidianas: cocinar, pasear por la naturaleza, ir al mercado, arreglar un coche, bañarse en el río y cantar. Porque sí, todo el filme está impregnado de una pasión musical que mueve montañas y arrasa aldeas enteras. Hay una delicadeza en la forma de contarlo, casi siempre cámara en mano, que envuelve en un aura mágica cualquier acto, gesto o silencio que aparece en pantalla.

Sin embargo, Javier Macipe (director), en su apuesta por la autenticidad, se arriesga hasta las últimas consecuencias no solo contratando como actores a los personajes reales que protagonizaron en su día la historia, sino que, con su magnífica (y progresiva) ruptura de la cuarta pared, juega a decirte sin tapujos lo que ya sabes, pero pretendes fingir que lo ignoras: “Esto es sólo una película y lo que estás viendo no es del todo real. Pero, al mismo tiempo, es más real que una película.”

Por si fuera poco, se permite el lujo de incluir escenas de una belleza ensordecedora, como la de una orquesta interpretando a Mahler en un bar de mala muerte, mientras Pepe degusta un anís. Su enfoque abraza un realismo mágico intimista, donde las escenas más explícitas (especialmente las relacionadas con las drogas) quedan en el subtexto, creando así una atmósfera en la que lo divino y lo cruel coexisten de manera poética. Estoy convencido de que hasta el mismísimo Paolo Sorrentino se deleitaría y envidiaría, a partes iguales, la fluidez de la cámara.

Es una de las películas más destacadas del año y, aunque ha recibido un gran reconocimiento crítico y una cálida acogida por parte del público, cualquier elogio se queda corto. Su concepto es innovador, jugando con lo experimental para revelar la auténtica esencia de la vida, la música y la sensibilidad artística de quien busca su propio camino entre acordes y desacuerdos. Es una obra dura, pero que te deja sonriendo; es poética, sin caer en el melodrama; es la historia de unos perdedores que, con el paso del tiempo, han logrado salir victoriosos. Y nosotros, como espectadores, somos participes activos de su victoria. Porque la historia, a veces, la escriben los perdedores. Y, en esta ocasión, hemos tenido la inmensa fortuna de ser guiados por una estrella azul.
11 de enero de 2019
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre tanto blockbuster, este pequeño diamante en bruto pasará desapercibido. Como la tradición indica, todos los 25 de diciembre vamos al cine en familia. Este año habíamos debatido entre Spider-man, Aquaman y Rompe-Ralph, pero gracias a la persistencia de los que realmente saben, acabé viendo "Sobre ruedas".

El título no es muy sugerente ni atractivo, por lo que preferí no mirar la sinopsis para no crear expectativas inadecuadas. Y vaya que sí fue una sorpresa. El humor, negro en su mayoría, es brillante y combina a la perfección con el romanticismo entre dos personajes con mucha química.

La actuación de los protagonistas roza la excelencia y se ve acentuada por unos secundarios que acompañan a la trama de manera brillante. Cuando piensas que no puede ir a más, en la siguiente escena se supera con creces. El romance entre ambos es real como la vida misma: se cocina a fuego lento sin caer en sobresaltos ni en las típicas tonterías de enamorados.

Mención aparte requieren los escenarios y las localizaciones, de los cuales se sirve el director para dotar de una mayor relevancia al drama o a la comedia en función de su espectacularidad (el restaurante en Praga, la catedral de Santa Teresa, la cena en su casa) o sencillez (comida china, partido de tenis), pero siempre en su justa medida.

Dejando a un lado la trama, lo mejor de la película es la banda sonora. No suele ser el principal elemento sobre el que incida ni me fije, pero en esta ocasión se supera a sí misma. Hay de todo un poco y de lo poco, lo mejor. Baladas italianas, música clásica, pop, rock... manteniéndose siempre dentro del mismo tono armónico y dotando a la película de un dramatismo y sencillez épicos. Ya la tengo descargada en Spotify.

En resumidas cuentas, "Sobre Ruedas" es un tesoro francés que ha robado parte de mi alma cinéfila y lo ha hecho completamente por sorpresa. Aún no he indagado lo suficiente ni la he dejado reposar, pero me atrevería a decir que está al mismo nivel que la aclamada "Intocable".
Solo vayan a verla y juzguen por ustedes mismos. Muchas gracias por leer esta humilde opinión.
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