Terrence Malick es tan heroico como el protagonista de la película: hace lo que cree que debe hacer sin importar las consecuencias. Esta no es una película comercial, pero formará parte de la historia del cine porque tiene entidad propia. No es puro entrenamiento, sino que conmueve el alma. Es lenta y predecible, de digestión lenta; sin embargo, sería complicado acortarla. Si su intención es homenajear a un martir y golpear las conciencias cumple de sobras con su cometido.

Bella se trata de un filme preciosista que narra de modo desesperadamente lento un dilema personal. Aunque parezca un larguísimo anuncio de compresas, se trata de un alegato, probablemente de encargo, que podría provocar el efecto contrario en un espectador poco comprometido con la causa. La puedes amar o la puedes odiar, pero lo mejor que puedes hacer es ver otra película. Esta tiene un guión muy pobre y se podría contar lo mismo con un cortometraje.