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6.3
5,632
10
30 de diciembre de 2010
30 de diciembre de 2010
31 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Redford era el rey de Hollywood, pese a su obstinado odio por lo que este representaba, pero le faltaba el personaje y la película que le mitificaran internacionalmente. Ambos vendrían de la mano de “El gran Gatsby”, adaptación de la célebre novela de Scott FitzGerald.
Llevada anteriormente a la pantalla, con resultado catastrófico tanto artístico como comercial, la novela había adquirido fama de ser inadaptable para el cine. Pero en 1.972, en plena ola nostálgica, la Paramount se decidió a convertirla en una costosísima superproducción que marcara un hito, y lo curioso fue que, como tantas otras veces, Redford llegó a ella de rebote. La Paramount contaba con Ali McGraw para el principal papel femenino, pero dudaba sobre quién encarnaría al misterioso Gatsby, comodín de la decadente e intrincada trama. Los primeros candidatos, Warren Beatty y Jack Nicholson, muy interesados al principio, acabaron renunciado al negarse a compartir honores estelares con la McGraw, recién descubierta en “Love Story” y, en su criterio, sin suficiente categoría. Robert Evans, jefe de producción de la Paramount y esposo de la estrella, pensó entonces en el gran Marlon Brando, pese a sus cincuenta años, pero el divo pedía demasiado y fue descartado. El papel recaería finalmente en Redford, que lo aceptó como un desafío. “Era una oportunidad de eludir una imagen estereotipada”, confesó a raíz de estrenarse la película.
Llevada anteriormente a la pantalla, con resultado catastrófico tanto artístico como comercial, la novela había adquirido fama de ser inadaptable para el cine. Pero en 1.972, en plena ola nostálgica, la Paramount se decidió a convertirla en una costosísima superproducción que marcara un hito, y lo curioso fue que, como tantas otras veces, Redford llegó a ella de rebote. La Paramount contaba con Ali McGraw para el principal papel femenino, pero dudaba sobre quién encarnaría al misterioso Gatsby, comodín de la decadente e intrincada trama. Los primeros candidatos, Warren Beatty y Jack Nicholson, muy interesados al principio, acabaron renunciado al negarse a compartir honores estelares con la McGraw, recién descubierta en “Love Story” y, en su criterio, sin suficiente categoría. Robert Evans, jefe de producción de la Paramount y esposo de la estrella, pensó entonces en el gran Marlon Brando, pese a sus cincuenta años, pero el divo pedía demasiado y fue descartado. El papel recaería finalmente en Redford, que lo aceptó como un desafío. “Era una oportunidad de eludir una imagen estereotipada”, confesó a raíz de estrenarse la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cuando el rodaje estaba a punto de comenzar volvieron a surgir complicaciones. Ali McGraw solicitó el divorcio a Evans para legalizar su unión con Steve McQueen, al que acababa de conocer durante la filmación de “La huida”. Entre las presiones de Evans, que gozaba de gran influencia en los estudios, y las imposiciones de McQueen, que solo permitía actuar a la, actriz si él interpretaba a Gatsby, Ali McGraw perdió la película que curiosamente se había organizado para ella. Tras barajarse los nombres de Faye Dunawey, Candice Bergen y Katherine Ross, el papel cayó en Mia Farrow y la filmación pudo comenzar en medio de un orquestado vendaval publicitario. El Gran Gatsby, era la gran partida de la Paramount, que pretendía con ella repetir sus reales éxitos anteriores, “Love Story y El padrino”. Alrededor de la película se había montado un complicado enredo comercial estratégicamente dispuesto para financiar el film antes de su estreno. Se creó la moda Gatsby de peinados, vestidos, ropa deportiva, zapatos, y demás cosas, todo diseñado por el mítico modisto Haston, Norteamérica y el mundo fueron inundados con una lucrativa campaña de promoción de la película, que reportó unos beneficios netos de 6 millones de dólares. Redford no veía con buenos ojos el descarado negocio organizado en torno a él y se quejaba de los modelos de ropa que tenía que lucir: “Era como estar metido en una camisa de fuerza.” Cuando finalizó el rodaje se había convertido en el film más esperado de la década, a la vez que establecía un raro precedente: los beneficios por ventas anticipadas y publicidad superaban los 18 millones de dólares, mientras que los costos de producción apenas habían sobrepasado los 6 millones. Sin embargo, cuando se estrenó, el público, abrumado por la atosigante campaña publicitaria, quedó defraudado. Irónicamente, la gran “bomba” de la Paramount para 1.974 se iba a librar del desastre gracias a la tramoya urdida entorno a ella. La crítica fue despiadada con la película y con los actores, y ni el mismo Robert Redford se libró de sus mordacidades. Pero lo cierto es que a partir de entonces su nombre quedará íntimamente unido al de este film y la imagen un poco delicada y enigmática de Jay Gatsby se asociará casi irremediablemente con el rubio actor californiano.
14 de diciembre de 2010
14 de diciembre de 2010
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay historias de películas que no se olvidan y hay películas que el cine no olvida en su historia. Esta película es ambos casos.
Richard Burton y sobre todo Elizabeth Taylor se descomponen aquí de todo el glamour en que estaban envueltos desde los inicios de sus carreras y en sus películas anteriores. De hecho todos los actores de esta producción fueron nominados a los premios de la academia. Lo que se tenían Richard Burton y Elizabeth Taylor era amor tumultuoso, salvaje. Ese sentimiento no apto para temerosos que a cambio te susurra al oído que estás vivo. También puede hacer de ti un muestrario de desequilibrios psicológicos.
Richard Burton y sobre todo Elizabeth Taylor se descomponen aquí de todo el glamour en que estaban envueltos desde los inicios de sus carreras y en sus películas anteriores. De hecho todos los actores de esta producción fueron nominados a los premios de la academia. Lo que se tenían Richard Burton y Elizabeth Taylor era amor tumultuoso, salvaje. Ese sentimiento no apto para temerosos que a cambio te susurra al oído que estás vivo. También puede hacer de ti un muestrario de desequilibrios psicológicos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una pieza especialmente pesimista y áspera, más negra que un pozo sin fondo en su acercamiento al alma del ser humano; Mike Nichols supo poner en imágenes con gran destreza, a pesar de tratarse de su primer largometraje y posiblemente el mejor hasta la fecha. Insultos, vejaciones y desprecio se convierten aquí en una negra flota que surca el auténtico río de alcohol que ingieren sin tregua todos los personajes durante las más de dos horas de duración del film, dando lugar a situaciones extremadamente violentas. Una violencia que casi nada tiene que ver con el contacto físico y sí con el daño que una palabra hiriente, seleccionada con cariño para humillar al otro, puede provocar. Todos los personajes de hecho, son víctimas y verdugos al mismo tiempo. George, Martha y el joven matrimonio. Todos guardan secretos. Y su frustración, su miseria, les hace atacar con saña a los que tienen más cerca, haciéndolos responsables de lo peor de sus vidas.
Y por encima de todo, unas interpretaciones que parecen de otro mundo. Los cuatro actores se implican de tal modo que consiguen alcanzar la excelencia, transmitiendo una colección de emociones que muy pocas veces se han visto retratadas con tanta precisión: rabia, dolor, confusión, amargura, fragilidad, odio, desesperación… Un cóctel que llega a alcanzar temperaturas casi insoportables para el propio espectador, que no puede por menos que sentirse incómodamente atrapado en escenas como la llegada del joven matrimonio a casa de George y Martha o en la escena del bar de carretera. Hay películas más amables, claro está, pero pocas con un trabajo de los actores tan completo y deslumbrante. Sencillamente perfecto. No es exageración, es amor. Amor por el cine.
Y por encima de todo, unas interpretaciones que parecen de otro mundo. Los cuatro actores se implican de tal modo que consiguen alcanzar la excelencia, transmitiendo una colección de emociones que muy pocas veces se han visto retratadas con tanta precisión: rabia, dolor, confusión, amargura, fragilidad, odio, desesperación… Un cóctel que llega a alcanzar temperaturas casi insoportables para el propio espectador, que no puede por menos que sentirse incómodamente atrapado en escenas como la llegada del joven matrimonio a casa de George y Martha o en la escena del bar de carretera. Hay películas más amables, claro está, pero pocas con un trabajo de los actores tan completo y deslumbrante. Sencillamente perfecto. No es exageración, es amor. Amor por el cine.
8
27 de octubre de 2010
27 de octubre de 2010
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un melodrama basado en la obra literaria de F. Scott Fitzgerald (babylon Revisited), cuya ambientación fue trasladada de los años veinte a la postguerra para adecuarla a los gustos de la época.
Un periodista del ejercito (Van Johnson), el mismo día de la liberación de la ciudad, conoce a dos hermanas que se enamoran de él. Finalmente se casa con una de ellas (Elizabeth Taylor), mientras la otra (Donna Reed) no puede olvidar la ofensa y esperará la oportunidad para vengarse. Por otro lado, la forma de vida algo alocada de la familia, sus ansias por conseguir dinero, más el carácter depresivo de Van Johnson (cuya “insustancial” forma de actuar), provocan una situación que evoluciona de forma dramática.
En un momento crucial del film el padre de las hermanas sentencia la esencia misma de la historia (“es más barato vivir como un rico que serlo en realidad”);
Ayudado por una maravillosa música compuesta por el maestro Jerome Kern, esta película fue uno de las más taquilleras de 1954 y de nuevo puso a la Taylor en las posiciones más altas de la Metro. Definitivamente una película floja si la comparamos con los trabajos que la actriz había representado anteriormente. Una puesta en escena espectacular; y a una actriz que acababa de dar el salto de ídolo juvenil del que muchas otras no se habían recuperado a mujer adulta. El papel de Elizabeth Taylor fue uno de los más difíciles, complejos e interesantes de toda su carrera; cosa que la crítica valoró.
Los diálogos no es que aporten mucho a la trama como para hacerla aun más interesante, la actuación de Van Johnson es bastante deslucida le falta fuerza, como meterse más en la historia, es poco creíble creo que no fue a todas luces la mejor elección. Impacta un poco ver por primera vez a una fría y hasta por momentos cruel Donna Reed, actriz de comedias ligeras de la Metro, Walter Pidgeon realiza una estupenda interpretación. Liz acude a cada escena con un vestido diferente, creación de la diseñadora de vestuario Helen Rose ganadora en cuatro oportunidades del premio de la academia. Al igual que un corte de cabello de acuerdo a la manera de cómo avanza la historia.
Un periodista del ejercito (Van Johnson), el mismo día de la liberación de la ciudad, conoce a dos hermanas que se enamoran de él. Finalmente se casa con una de ellas (Elizabeth Taylor), mientras la otra (Donna Reed) no puede olvidar la ofensa y esperará la oportunidad para vengarse. Por otro lado, la forma de vida algo alocada de la familia, sus ansias por conseguir dinero, más el carácter depresivo de Van Johnson (cuya “insustancial” forma de actuar), provocan una situación que evoluciona de forma dramática.
En un momento crucial del film el padre de las hermanas sentencia la esencia misma de la historia (“es más barato vivir como un rico que serlo en realidad”);
Ayudado por una maravillosa música compuesta por el maestro Jerome Kern, esta película fue uno de las más taquilleras de 1954 y de nuevo puso a la Taylor en las posiciones más altas de la Metro. Definitivamente una película floja si la comparamos con los trabajos que la actriz había representado anteriormente. Una puesta en escena espectacular; y a una actriz que acababa de dar el salto de ídolo juvenil del que muchas otras no se habían recuperado a mujer adulta. El papel de Elizabeth Taylor fue uno de los más difíciles, complejos e interesantes de toda su carrera; cosa que la crítica valoró.
Los diálogos no es que aporten mucho a la trama como para hacerla aun más interesante, la actuación de Van Johnson es bastante deslucida le falta fuerza, como meterse más en la historia, es poco creíble creo que no fue a todas luces la mejor elección. Impacta un poco ver por primera vez a una fría y hasta por momentos cruel Donna Reed, actriz de comedias ligeras de la Metro, Walter Pidgeon realiza una estupenda interpretación. Liz acude a cada escena con un vestido diferente, creación de la diseñadora de vestuario Helen Rose ganadora en cuatro oportunidades del premio de la academia. Al igual que un corte de cabello de acuerdo a la manera de cómo avanza la historia.
9
5 de noviembre de 2011
5 de noviembre de 2011
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las últimas producciones de Cantinflas nos hemos dado cuenta como el actor no perdía oportunidad para realizar críticas mordaces a la solapada sociedad. Esta obra es considerada como la de mayor trascendencia en este aspecto, ya que en pleno auge de la guerra fría donde se presentaba el enfrentamiento más bien político y en algunos casos el militar entre los Estados Unidos ( los verde en la película) y los rusos (colorados).
Su Excelencia muestra a Cantinflas en otra cuerda, dejando ya de lado el humor físico y concentrándose en su infinita verborrea. Es considerada como la última película de la Era de Oro del cómico mexicano y sus méritos descansan en los disparatados diálogos y una trama bastante más elaborada que lo esperable. Ojo con el discurso final, un llamado en clave Cantinflas a terminar con la Guerra Fría que en los '60 atormentaba a la humanidad. Similar al realizado por el mítico Chaplin en “El gran dictador”.
Material de invaluable valor para trabajar con los estudiantes que nunca pasara de moda.
Que viva el buen cine.
Su Excelencia muestra a Cantinflas en otra cuerda, dejando ya de lado el humor físico y concentrándose en su infinita verborrea. Es considerada como la última película de la Era de Oro del cómico mexicano y sus méritos descansan en los disparatados diálogos y una trama bastante más elaborada que lo esperable. Ojo con el discurso final, un llamado en clave Cantinflas a terminar con la Guerra Fría que en los '60 atormentaba a la humanidad. Similar al realizado por el mítico Chaplin en “El gran dictador”.
Material de invaluable valor para trabajar con los estudiantes que nunca pasara de moda.
Que viva el buen cine.
9
3 de enero de 2011
3 de enero de 2011
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Ahí está el detalle” se convertiría en la película creadora del “Cantinflas” cinematográfico y en la mejor de su larga carrera ante las cámaras. El proyecto del productor Jesús Grovas logró "domar" al cómico gracias a un divertidísimo guión y la excelente dirección de Juan Bustillo Oro. Fue la segunda vez en que utilizó el personaje de “Cantinflas” frente a las cámaras, acá el actor se compenetró más con su caracterización y adquirió un verdadero papel central, en torno al cual surgen los enredos de la historia.
Como fue una de las precursoras del cine de comedia de enredos a la mexicana, modeló muchas de las sucesivas películas del género que se filmaron en los siguientes años.
El fílm ocupa el lugar 10 en la lista de las 100 mejores películas del cine mexicano publicada por la revista "SOMOS en julio de 1994.
Como fue una de las precursoras del cine de comedia de enredos a la mexicana, modeló muchas de las sucesivas películas del género que se filmaron en los siguientes años.
El fílm ocupa el lugar 10 en la lista de las 100 mejores películas del cine mexicano publicada por la revista "SOMOS en julio de 1994.
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