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5.1
12,463
10
21 de septiembre de 2007
21 de septiembre de 2007
56 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que algún despistado no se haya dado cuenta todavía, pero ninguna película de John Carpenter es mero entretenimiento, y ésta no es la excepción.
Seguramente sea una de sus más feroces sátiras, aunque la distorsionada acción la acerca más al esperpento, y las situaciones excesivas e imposibles puede que hayan alienado a muchos espectadores poco precavidos. Pero como la manzana podrida que aloja gusano, en este espectáculo aparentemente deslabazado y ridículo, se esconde una carcoma que ataca todo lo que se le pone por delante:
-el fanatismo religioso del presidente
-el fanatismo político de los seguidores de Cuervo Jones
-el fanatismo monetario del propio Cuervo
-el fanatismo estético de los infelices habitantes de Beverly Hills
Todos los males de la sociedad de consumo son aquí analizados pormenorizadamente llegando a una conclusión atroz, lo mejor es que nos vayamos al diablo
Seguramente sea una de sus más feroces sátiras, aunque la distorsionada acción la acerca más al esperpento, y las situaciones excesivas e imposibles puede que hayan alienado a muchos espectadores poco precavidos. Pero como la manzana podrida que aloja gusano, en este espectáculo aparentemente deslabazado y ridículo, se esconde una carcoma que ataca todo lo que se le pone por delante:
-el fanatismo religioso del presidente
-el fanatismo político de los seguidores de Cuervo Jones
-el fanatismo monetario del propio Cuervo
-el fanatismo estético de los infelices habitantes de Beverly Hills
Todos los males de la sociedad de consumo son aquí analizados pormenorizadamente llegando a una conclusión atroz, lo mejor es que nos vayamos al diablo

7.1
9,064
10
24 de marzo de 2008
24 de marzo de 2008
32 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay aquí publicada una crítica de lo más miope hacia "Dioses y monstruos" en la que se la acusa de todo lo contrario de lo que es: superficial, cuando es de una profundidad abrumadora; que no emociona, cuando es de una densidad emocional embargante.
No sólo hay en esta película grandiosas actuaciones o soluciones formales de primer orden (siempre desde el clasicismo), sino que hay una exposición de temas tal que es imposible aprehender todo su sentido a la primera, segunda o tercera visión.
Claro que en lugar de hablar de libertad de manera farragosamente didactica lo que se hace es hablar de semejante cosa (lejos de toda metafísica) a partir de retazos biográficos de la vida de Whale (porque "libertad" en abstracto no significa nada); cuando se presenta la soledad del personaje se hace en confrontación con sus dolorosos recuerdos; y cuando se habla de vida y muerte se nos dan pistas sobre una vida valiente -la del gran James Whale- cuya dignidad fue preservada a través del suicidio (ya que el personaje de Brendan Fraser no se atrevió a eutanasiarlo piadosamente)
Cuando evaluamos las actuaciones de los actores, rememoramos los viejos filmes de la Universal (porque efectivamente, esto también es un homenaje hacia este Arte maravilloso llamado cine), disfrutamos de una música maravillosamente delicada y hermosa, y nos dejamos
emocionar por una historia con tantas implicaciones sólo podemos hablar de Obra Maestra, si es que las hay, de una obra perfecta de la que hablar mal sólo puede darse desde la ignorancia o desde la supina miopía cinéfila
No sólo hay en esta película grandiosas actuaciones o soluciones formales de primer orden (siempre desde el clasicismo), sino que hay una exposición de temas tal que es imposible aprehender todo su sentido a la primera, segunda o tercera visión.
Claro que en lugar de hablar de libertad de manera farragosamente didactica lo que se hace es hablar de semejante cosa (lejos de toda metafísica) a partir de retazos biográficos de la vida de Whale (porque "libertad" en abstracto no significa nada); cuando se presenta la soledad del personaje se hace en confrontación con sus dolorosos recuerdos; y cuando se habla de vida y muerte se nos dan pistas sobre una vida valiente -la del gran James Whale- cuya dignidad fue preservada a través del suicidio (ya que el personaje de Brendan Fraser no se atrevió a eutanasiarlo piadosamente)
Cuando evaluamos las actuaciones de los actores, rememoramos los viejos filmes de la Universal (porque efectivamente, esto también es un homenaje hacia este Arte maravilloso llamado cine), disfrutamos de una música maravillosamente delicada y hermosa, y nos dejamos
emocionar por una historia con tantas implicaciones sólo podemos hablar de Obra Maestra, si es que las hay, de una obra perfecta de la que hablar mal sólo puede darse desde la ignorancia o desde la supina miopía cinéfila

7.3
26,551
10
20 de abril de 2009
20 de abril de 2009
21 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excalibur es una película que a día de hoy carecería de todo sentido, de la misma manera que la música de Wagner sobre los Nibelungos, de la misma manera que el género épico en bloque. Echadle la culpa a la post-modernidad, porque las "grandes historias" ya no proceden... la prueba es que las últimas adaptaciones sobre el mito del Rey Arturo resultan completamente inanes: "El Primer Caballero" parece pensada y rodada por y para débiles mentales, una cosa desnaturalizada y odiosa; "El Rey Arturo" cae en el absurdo al pretender retratarlo de forma realista, porque el episodio histórico del que podría surgir la leyenda es tan oscuro y dudoso que no puede ser creíble (un tal Artus que acaudilla a los bretones frente a las invasiones sajonas y los vence en el Monte Badonicus, con un tal Ambrosius mencionado en las crónicas más antiguas -la de San Beda El Venerable- del que se ha pensado que podría ser Merlin)
Pero John Boorman no es un director que se adscriba a ideologías blandas y endebles. Toda su filmografía demuestra una consistencia intelectual a prueba de bombas. Por eso cuando se enfrenta a la Leyenda lo hace con otro ánimo distinto al de la de-construcción retórica de la historia -y de la Historia-. De ahí que "Excalibur" resulte por un lado una narración épica con todas las de la ley.
No obstante, Boorman no se conforma con contarnos las aventuras de los caballeros de la mesa redonda para solaz de los anglófilos y exaltación de la nación inglesa, sino que ofrece unas perspectivas sobre el papel del Príncipe y sus relaciones con sus súbditos que hacen de "Excalibur", también, una película política de primer orden ("una Tierra, un Rey", o "el Rey sin espada, la Tierra sin Rey"), no sólo por decirnos que el Estado y los ciudadanos son una unidad política (el régimen político de turno es formal, y por tanto contingente) sustancial, sino porque nos cuenta el paso del paganismo al cristianismo, es decir, de la sociedad "natural" a la sociedad "política", que diría Rousseau. Menudo tratado de Teoría Política...
Por si fuera poco, la belleza como obra total de la película ya la quisieran para sí las producciones actuales (aunque claro, a los "artistas" actuales eso no les interesa, por desgracia)
Pero John Boorman no es un director que se adscriba a ideologías blandas y endebles. Toda su filmografía demuestra una consistencia intelectual a prueba de bombas. Por eso cuando se enfrenta a la Leyenda lo hace con otro ánimo distinto al de la de-construcción retórica de la historia -y de la Historia-. De ahí que "Excalibur" resulte por un lado una narración épica con todas las de la ley.
No obstante, Boorman no se conforma con contarnos las aventuras de los caballeros de la mesa redonda para solaz de los anglófilos y exaltación de la nación inglesa, sino que ofrece unas perspectivas sobre el papel del Príncipe y sus relaciones con sus súbditos que hacen de "Excalibur", también, una película política de primer orden ("una Tierra, un Rey", o "el Rey sin espada, la Tierra sin Rey"), no sólo por decirnos que el Estado y los ciudadanos son una unidad política (el régimen político de turno es formal, y por tanto contingente) sustancial, sino porque nos cuenta el paso del paganismo al cristianismo, es decir, de la sociedad "natural" a la sociedad "política", que diría Rousseau. Menudo tratado de Teoría Política...
Por si fuera poco, la belleza como obra total de la película ya la quisieran para sí las producciones actuales (aunque claro, a los "artistas" actuales eso no les interesa, por desgracia)

7.2
20,384
10
19 de marzo de 2007
19 de marzo de 2007
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sepultada por la reputación de sus films gangsteriles o de psicópatas, "Jo qué noche", absurda traducción de "After hours", es una de las más interesantes y menos vista de entre las películas de Martin Scorsese.
Sin embargo pienso que cada vez que se ve se hace más y más grande.
Narra la peripecia de un sujeto perdido durante una noche en el Soho neoyorquino, y cómo una serie de circunstancias confluyen de tal manera que prácticamente le es imposible regresar a su casa, atrapado en un bucle de causalidades inescapable...
Bajo la forma de comedia surrealista Scorsese vuelve a hacer lo de siempre, que es retratar a las personas como sujetos cobardes y desconfiados, temerosos la mayor parte de las veces unos de otros, hasta tal punto que lo que en principio puede entenderse como una sensata actitud de autodefensa, puede degenerar en auténtica y perfecta imbecilidad; y esa imbecilidad puede tener consecuencias muy indeseadas...
La película cuenta estas cosas a través de una serie de personajes realmente extraños y chocantes, y trágicos a un tiempo...
Sin embargo pienso que cada vez que se ve se hace más y más grande.
Narra la peripecia de un sujeto perdido durante una noche en el Soho neoyorquino, y cómo una serie de circunstancias confluyen de tal manera que prácticamente le es imposible regresar a su casa, atrapado en un bucle de causalidades inescapable...
Bajo la forma de comedia surrealista Scorsese vuelve a hacer lo de siempre, que es retratar a las personas como sujetos cobardes y desconfiados, temerosos la mayor parte de las veces unos de otros, hasta tal punto que lo que en principio puede entenderse como una sensata actitud de autodefensa, puede degenerar en auténtica y perfecta imbecilidad; y esa imbecilidad puede tener consecuencias muy indeseadas...
La película cuenta estas cosas a través de una serie de personajes realmente extraños y chocantes, y trágicos a un tiempo...

7.8
116,994
10
5 de enero de 2006
5 de enero de 2006
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso cómo las críticas negativas que algunos han escrito aquí sobre 2001 repiten siempre lo mismo: les aburre.
Bien, no me parecería mal sino fuera porque, efectivamente, como algunos reconocen no la han entendido. ¿O no sería mejor decir que no la han querido entender?. Con esto no me refiero a entender la historia de la película, sino el concepto de la misma. Es decir, uno no se puede enfrentar a 2001 con la idea de ver un film convencional. para empezar se habla muy poco, y en general son diálogos triviales. El ritmo en general es lento o muy lento. y su final es hermético como en ninguna otra película. Sin embargo, hay que entender que, para decir lo que se quiere decir, y no voy a entrar en ello, porque eso requeriría demasiado espacio, 2001 tiene que ser así por narices. Si Kubrick se dejara llevar en su día por Clarke, quien era el que le ataba en corto y no le dejó convertir la película en un monstruo definitivamente abstracto, 2001 perdería toda su fuerza. Sí, entenderíamos todo meridianamente (quizás), pero perderíamos un espectáculo audiovisual irrepetible. A veces pienso que nunca llegaré a entender todo lo que se supone de que habla este tótem, pero ¿y qué puñetas me importa mientras se me sigan poniendo los pelos como escarpias cada vez que contemplo el "asesinato" de HAL, o plácidamente me deje mecer por el danubio azul mientras asisto asombrado al cortejo tecnológico de las naves espaciales?
A veces sucede que una obra artística supera los límites de la disciplina a la que se adscribe. Este es uno de esos casos. es más, mucho más que una película. Por lo tanto no se la puede juzgar sólo mediante criterios cinematográficos
Bien, no me parecería mal sino fuera porque, efectivamente, como algunos reconocen no la han entendido. ¿O no sería mejor decir que no la han querido entender?. Con esto no me refiero a entender la historia de la película, sino el concepto de la misma. Es decir, uno no se puede enfrentar a 2001 con la idea de ver un film convencional. para empezar se habla muy poco, y en general son diálogos triviales. El ritmo en general es lento o muy lento. y su final es hermético como en ninguna otra película. Sin embargo, hay que entender que, para decir lo que se quiere decir, y no voy a entrar en ello, porque eso requeriría demasiado espacio, 2001 tiene que ser así por narices. Si Kubrick se dejara llevar en su día por Clarke, quien era el que le ataba en corto y no le dejó convertir la película en un monstruo definitivamente abstracto, 2001 perdería toda su fuerza. Sí, entenderíamos todo meridianamente (quizás), pero perderíamos un espectáculo audiovisual irrepetible. A veces pienso que nunca llegaré a entender todo lo que se supone de que habla este tótem, pero ¿y qué puñetas me importa mientras se me sigan poniendo los pelos como escarpias cada vez que contemplo el "asesinato" de HAL, o plácidamente me deje mecer por el danubio azul mientras asisto asombrado al cortejo tecnológico de las naves espaciales?
A veces sucede que una obra artística supera los límites de la disciplina a la que se adscribe. Este es uno de esos casos. es más, mucho más que una película. Por lo tanto no se la puede juzgar sólo mediante criterios cinematográficos
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