Sin duda es una película cuanto menos interesante, sin embargo como adaptación de una novela, lucha y es vencida por el libro. Siempre surgen los típicos problemas al pasar una novela al celuloide; la longitud de la misma, los cambios de ritmo, los pensamientos del personaje (prácticamente segados del todo), y muchas veces el factor más importante: intentar agradar a un alto porcentaje de la población con objeto que haya sido rentable el film.

Con todo esto, 1984 se convierte en un boceto de lo que es como libro. La película cuenta la historia a grandes pasos; de manera acelerada, y comiéndose detalles que darían mucha más trascendencia a lo qué sucede en más de una ocasión, haciendo así del nudo algo llevadero; perdiéndose la sensación de angustia y frustración que George Orwell dió en el libro, quedando así un final, de igual manera, mucho más que intranscendente.

Aventurándome un poco, aseguraría que el equipo se tomó ciertas prisas en la grabación y post-producción de la película, para así sacarla en el mismo año que el título (1984) con el fin de causar conmoción en el espectador.