Twisters es una secuela que lamentablemente no logra aportar nada nuevo ni emocionante a la franquicia. La película se siente como una repetición cansina de su predecesora, sin ofrecer elementos que capten verdaderamente la atención del espectador. Desde el principio, el guion carece de frescura y se basa en fórmulas predecibles que no logran sorprender ni involucrar al público. El tema central, que podría haber explorado nuevas direcciones o profundizado en aspectos no abordados en la película anterior, se queda en la superficie, sin aportar un enfoque novedoso o interesante.

Además, la película falla en uno de los aspectos más importantes del cine de entretenimiento: no es ni divertida ni entretenida. Las escenas que deberían generar tensión o emoción se sienten forzadas y sin impacto, mientras que el humor, si es que alguna vez intentaron incluirlo, pasa desapercibido. En lugar de ser una experiencia emocionante, Twisters se convierte en una película monótona y olvidable, que carece del espíritu necesario para mantener al público comprometido. En resumen, es una secuela que no justifica su existencia y deja una sensación de insatisfacción al no estar a la altura de lo que se podría esperar de una producción de este tipo.