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España España · L'Olleria ( Valencia )
Críticas de Grijander
Críticas 1,060
Críticas ordenadas por utilidad
1
19 de junio de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen los expertos que el mejor guión de la história fue el que adaptaron Coppola y Mario Puzo a partir de la novela de este último para que el primero fabricase la que para muchos es la mejor película de la historia. Coinciden muchos de los expertos también en que la mejor dirección es la que ejecutó Orson Welles en Ciudadano Kane. Pues bien, aquí tenemos a la película que entierra a ambas: Perseguida.
Susan Montford debuta con este apabullante thriller cargado de tensión, que salda los momentos complicados con magníficos recursos cinematográficos, que se apoya en las magníficas interpretaciones de una Kim Basinger que ha evolucionado como actriz hasta convertirse en un referente y de un Lukas Haas inconmensurable, reconocido tanto por sus papeles principales como por destacar en aquellas películas en las que ha actuado como secundario.
Se nos cuenta la historia de una mujer metida en un matrimonio infeliz, que no deja que la vida con la que la castiga su marido pase factura en la infancia de sus dos hijos. Por una decisión mal tomada se ve envuelta en una laberíntica y desesperante huida de unos jóvenes (referentes del cine cada uno de los actores) que la persiguen tras presenciar la buen de Kim un asesinato. Lukas Haas es el cabecilla, y su personaje está magníficamente definido, dejando claro en todo momento su papel. Otro de los componentes del grupo es Luis Chávez, delimitado magníficamente y con un papel que evidencia su procedencia con frases como: "Hija de la chigada" o expresiones como "Wei". Fantásticos ambos.
Kim, tras un buen rato huyendo, decide pasar a la acción, y ahí comienza lo realmente bueno. Algo de gore y la chica haciendo uso de todo aquello que lleva en la caja de herramientas que la acompaña para evitar que la pandilla la coja.

En fin, que le otorgo a la película inmediatamente el cartel de Obra Maestra.

Por cierto, pretendía ser irónico: es una puta mierda
Grijander
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7
14 de junio de 2012
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Score no es una gran película. No llega ni al calificativo de muy buena película. Tal vez sí alcance a ser una buena película. Pero ojo, tiene a Marlon Brando, Robert de Niro y Edward Norton. Orgasmo absoluto.

Frank Oz, director de comedias, cambia radicalmente de género y firma The Score. Sí, digo "firma" y no "filma" porque Marlon Brando no quería ser dirigido por Oz, a quien consideraba un director sin talento. Por eso, es de Niro quien dirige las escenas en las que aparece Brando y muchas otras, puesto que el considerado "mejor actor de todos los tiempos" en ocasiones se negaba a abandonar el set de rodaje para que Frank Oz no tomara el control. Lo cierto, sea Oz, de Niro o ambos quienes dirigen, es que es una película de poco trabajo en cuanto a la dirección. Esto sucede porque el genio (en realidad fueron varios, entre guionistas, productores y creadores de la historia) que dio vida a la película hizo la soberana cagada de hacer una película de historia y no de personajes, cuando tenía en dos metros cuadrados a los tres mejores actores de sus respectivas generaciones y, sin duda, a tres "Top Ten" de la historia. El guion es bastante simple, nada alejado de las clásicas películas de robos: propuesta, preparación, ejecución y giro. Me parece absolutamente lamentable conseguir la participación de esos tres gigantes de la interpretación y hacer una película llena de convencionalismos.

Robert de Niro está soberbio. Se le da muy bien hacer de todo porque consigue que en todos sus papeles se vea algo de sí mismo, logrando así un realismo atroz en sus personajes. Marlon Brando, fabuloso en un rol secundario al que nunca pudo acostumbrarse. El gigantesco actor no tiene demasiado trabajo, pero le sobra con medio segundo para demostrar al mundo lo que es crear un personaje desde cero. El tema, aquí, está en que el tercer nombre (co-protagonista, junto a de Niro) es Edward Norton, un actor al que no se está valorando en su justa medida. Norton no tiene absolutamente nada que envidiar al mejor de Niro, al mejor Gregory Peck y, tampoco, al mejor Marlon Brando. Dentro de unos años se hablará de Norton como uno de los mejores de todos los tiempos, pero parece pecado mortal decir algo así tratándose de un actor joven que todavía tiene muchísimos años por delante en el mundo del cine. Aquí, en cada cara a cara con de Niro, Norton lo devora, aunque sea absurdo valorar esto como si se tratara de una competición.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Grijander
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4
9 de noviembre de 2010
57 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
Senderos de gloria. Kubrick, o la crítica de la época, o el pao de los años han creado senderos de gloria para esta película. Senderos que han sido seguidos a pies juntillas por la mayoría, calificando la película como obra maestra, cine de culto, y, lo más sorprendente, mejor película bélica de la historia.

Quede claro ante todo que el cine tiene una gran parte de subjetividad, y a ella nos ceñimos todos (eso me gusta pensar) en nuestras críticas, y por lo tanto, lo hago yo en todas, y por lo que parece, en esta en particular.

Kirk Douglas, ese gigante de la actuación, muestra al "idealista" que mueve el mensaje de la película. Muy acertado, borda un papel nada fácil y se enfrasca en un quiero y no puedo no solamente con sus superiores militares, sino también con un desafortunado (en esta ocasión) Kubrick.
Las escenas de las trincheras (simplemente fantásticas), el clímax y el anticlímax de la película, son, junto al actor, lo mejor con mucha diferencia. La iluminación es bastante buena, teniendo en cuenta las restricciones que hay siempre que se rueda en exteriores, sobretodo en aquella época.

Ahora lo malo. La película no logra enganchar, ni cautivar, ni, mucho menos, atemorizar del modo que se propone. La angustia que sufren los personajes solamente es entendible por el énfasis del director en mostrar lo que piensan de manera demasiado obvia, cosa, por otra parte, muy alejada del mejor Kubrick. Escasas son las escenas para recordar que "debemos" asociar a cualquier obra maestra. Las trincheras y el proceso, y poco más.
Los diálogos son pésimos en la mayor parte del metraje, y casi todos los personajes están tan sumamente exagerados que es imposible compartir sensaciones con ellos.
La película en general es lenta, cosa que no es un defecto si lo que pasa mientras no pasa nada tiene algún valor, pero este no es el caso. Imágenes efectistas por doquier, con escenas que rozan el ridículo, se entrelazan en busca de un sentimiento que no llega. Los prisioneros, lejos de provocar lástima o comprensión, son casi seres sin alma, solo vivos por la exageración anteriormente mencionada.

El maestro Kubrick patina en esta ocasión, y la gente está empecinada en que el cartel de "obra maestra" siga precediendo a la película. Hay que tener en cuenta que no es poca la gente que a poco que le guste le cuelga un 10 como un pino, enseñando a todo el mundo que no se equivoca en su idea del cine, ya que coincide con los críticos. Tampoco faltan aquellos que dicen que es una absoluta basura, mostrando así (o intentándolo) su propio criterio, alejado de todo canon. Yo, de momento, no estoy en ninguno de esos dos sacos. La película no es una mierda, ni una de las que te arrepientas de ver, pero desde luego no merece el cartel que lleva colgado.
Grijander
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5
14 de marzo de 2011
41 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé qué es lo que me pasa con Hitchcock, pero me parece un director bastante mediocre en general, que está más valorado por ser el primero en saber meter un "chin chin" a tiempo que por lo que realmente son sus películas aunque lo uno se asocie, desgraciadamente, a lo otro. 'Con la muerte en los talones' es otro gran fraude en mi opinión. Aunque no es una mala película, de lo que es a lo que se le otorga, van dos océanos y un río desbordado.

Alfred Hitchcok, considerado "el maestro del suspense", cuenta aquí con un guión a lo 'Mortadelo y Filemón' (los cómics) y nos lo intenta vender como la hostia de la intriga. Hitchcock no es santo de mi devoción, eso ya lo tengo asumido, pero me considero bastante objetivo para poder decir que una película suya me gusta si és así (como por ejemplo 'Psicosis'). El caso es que 'Con la muerte en los talones' es un alud de salidas absurdas, que quedarían de puta madre si no hubiera una meta seria que conseguir, pero que al no ser el caso, quedan totalmente fuera de lugar. Si bien es cierto que el director maneja la tensión constante como nadie (la constante, no la concreta), también es justo decir que si los trucos de todo a cien que se utilizan en el guión y que Hitchcock no sabe resolver los hubiera utilizado "un cualquiera", seguramente se le habría azotado hasta verle morir desangrado. Y eso no es así. Objetividad sobre todo.

Cary Grant, ese actor clásico tan mítico, protagoniza la película y sostiene un papel que por sí mismo se hubiese derrumbado a partir del minuto 45 (más o menos cuando la película comienza a caerse a trozos). El error de que tenga que hacer de guaperas es de otros, y el hombre se limita a cumplirlo con la inestimable ayuda de Eva Marie Saint, esa mujer de ojos imposibles. La jóven actriz ayuda siendo un potente punto de apoyo a Grant para ir aguantando la película hasta el final. Tan cierto es que a ratos sobreactúa como que su papel así lo exige, dada la poca credibilidad de la peculiar "pareja" que continúa uno de los errores más grandes del cine clásico: creer que por juntar a un actor estrella y a una jovencita guapa se produce una chispa irresistible. Hay que tener en cuenta que el atractivo místico lo tenía Grant, y no su personaje. Un inquietante James Mason finiquita la hoja principal del reparto con una actuación sólida y sin aspavientos, muy acorde a su papel, que es el único que tiene cierta lógica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Grijander
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9
12 de febrero de 2014
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Centauros del desierto es, para muchos, el mejor western de la historia. Adaptando la novela de Alan Le May, cuenta con John Ford y John Wayne como abanderados y es una de esas películas en las que la potencia reside en el alma de cada segundo.

John Ford, uno de los mejores cineastas que ha parido madre, dirige Centauros del desierto, una película sobre el odio, la intolerancia, la intransigencia, la fuerza... y sobre todo lo contrario. Ford tenía tantas características brillantes que es imposible destacar una. En esta ocasión, el maestro se centra en describir la vida de su protagonista prestándole a sus grandes rasgos una atención mínima y dejando que sean las situaciones las que nos muestren la naturaleza que invade a su personaje principal, que no es sino la base de todo lo que vemos y sentimos. Los secundarios están colocados como ramificaciones del protagonista, completándolo y dejando que salgan a la luz sus defectos y sus virtudes. La historia, en cierto modo, también se amolda a su gran baza para allanarle el camino. El manejo de la cámara por parte de Ford es una maravilla, combinando el clásico plano fijo de la época con esos travellings rectos tan característicos de su cine y consiguiendo un equilibrio espectacular en las escenas, conjugando una gran cantidad de elementos en una balanza que nunca se mueve. La fotografía es una verdadera delicia visual y, la esencia de Centauros del desierto, es esa que no se puede explicar con palabras cuando se habla del western.

John Wayne es media película. En sus ojos entornados, su ademán duro y su carácter imponente encontramos la vida de un personaje lastrado por unos demonios que no se sabe hasta qué punto nacen de sí mismo. Jeffrey Hunter ejerce de Sancho Panza de este particular Don Quijote y lo hace con un ímpetu y un buen hacer que, sorprendentemente consigue ver la luz bajo la alargada sombra del gran Duque. En papeles secundarios encontramos buenos trabajos de la mano de una encantadora Vera Miles, del doblemente importante Ward Bond, del simpático Hank Worden o de Natalie Wood, actriz tristemente desaparecida cuando todavía era muy joven y que podría habernos dejado muchos (más) grandes momentos.

Resumiendo: yo no soy quién para decir si Centauros del desierto es o no es el mejor western de todos los tiempos, pero sin duda sí es uno de los más completos y de los que mejor explota lo más básico del género. Una obra maestra de cabo a rabo.
Grijander
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