Propone la potencialidad del escenario como metáfora de fuga y entrecruzamientos; tanto a través de una multidimensionalidad que contiene disímiles historias a través de la cotidianidad hogareña, como en las formas y circunstancias en que tales dimensiones se entrecruzan fugazmente. Aquí, tres objetos dan cuenta de ello a través de dos historias paralelas y distintas que se desarrollan en el mismo lugar; no obstante, puede pensarse en lo fugaz del acto poético y su valía, o en la desconcertante forma en que el acto de entrecruzamiento repentinamente da sentido a una narrativa que se tornaba confusa intencionalmente.

La calidad de la animación es tan buena que se convierte en el principal estímulo para no sucumbir con aquel cliché de la "pseudo-autocrítica" europea ante el cruento colonialismo en África. Una cosa es pretender que la obra cuestione sobre los sentidos que han dominado la empresa colonial europea (específicamente la tristemente "célebre" experiencia belga) desde las misma sociedad belga, y otra muy distinta que la obra cuestione el colonialismo belga en África, donde ésta es justamente representada tal y como la representó Conrad desde el siglo XIX.

Como siempre, las impecables actuaciones enriquecen la propuesta de Kaurismäki, provistas de una sencillez tal que implica una frontalidad en los mensajes de las escenas, en la fuerza de lo representado: aquella atmósfera justamente otoñal en el paisaje y en las caracterizaciones de los personajes. Estas sociedades tan estereotipadas e idealizadas en ciertos países por su socialdemocracia supuestamente perfecta, quedan aquí evidenciadas a partir de los problemas de trabajo, reflejando la propuesta crítica de Kaurimäki. El significante crítico no recae en la fuerza de la escena que representa el trabajo y su situación, no recurre a la grandilocuencia del registro de las máquinas y hornos industriales, o a la violencia frontal de lo policial y el control en la tienda; la fuerza se fundamenta en el vínculo del trabajo con las vidas solitarias y vacías de los protagonistas.

El trabajo detallado y amplio de escenografía, el trabajo digital y el encuadramiento del paisaje contrastan con una propuesta argumentativa e histórica muy limitada para la oportunidad que este proyecto brindaba. Si bien desde su título <Hernán> denota la dirección de su argumentación en torno al personaje, la actuación protagonista parece no lograr proporcionarle tal carácter, siendo una propuesta que en lugar de apelar a mostrar cierta complejidad en la trama, algunas veces resulta patéticamente apologética con su consabido sesgo colonial. Sin embargo, tratándose de una producción española, merece un tímido aplauso!

Es una obra que logra su objetivo: el de impactar. Se centra en la experiencia sensitiva de una potente escenografía colorida, que junto con los planos, una sencilla pero sugestiva e irritante música, y las texturas que le dan a lo grotesco una atrevida cercanía al espectador; logran esconder y dejar en un segundo plano un guion algo básico. Por esto, es una película que no sólo se disfruta observando, sino sintiendo los sobresaltos de los sentidos. El misterio y el terror lo funda en algo muy básico también, aquel exotismo adscrito a personajes extranjeros, que cargan con su alteridad fundada en el misticismo de sus roles serviles y monstruosos.