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Críticas de Ghibliano
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Críticas 336
Críticas ordenadas por utilidad
4
7 de marzo de 2019
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Modesty Blaise, superagente femenino" es la primera adaptación al cine de la historieta sobre el personaje homónimo publicada por primera vez en 1963, que cuenta las aventuras de una espía, centrándose en esta ocasión en una rocambolesca misión al servicio del gobierno británico. Dirigida por Joseph Losey, contó con un nada desdeñable reparto a la cabeza del cual se encuentra Monica Vitti como la fascinante y seductora protagonista, y adoptó un estilo principalmente cómico que funciona como parodia al cine de espías convencional, convirtiéndose en un clásico del cine camp no exento de polémica entre los fans del cómic original ya que al parecer el guión original de la película, escrito por el autor del cómic, fue reescrito casi en su totalidad.

En cualquier caso no es difícil extrañarse al ver a un director como Joseph Losey embarcado en un proyecto de este estilo, y desde luego, no les culpo. La propia película se encarga de recordarnos de múltiples maneras que no se encuentra en su elemento, y esta falta de contundencia y de saber exactamente lo que se está haciendo es un problema latente durante toda la cinta. La comedia funciona a ramalazos, la trama criminal es incapaz de mantener el ritmo y el interés cae en muchos puntos, y el medio gas entre la parodia y la pretensión medianamente seria de ser una historia de espionaje competente en ocasiones resulta frustrante. Pero lo que más se hace notar es su duración. Para una aventura como la que se nos narra, las casi dos horas que dedica la cinta sobran por todos lados.

En cuanto a las interpretaciones, destacan sin problemas Dirk Bogarde, como un genial villano de flema sobreactuada y una personalidad muy divertida que proporciona algunas de las escenas más memorables del filme, o Terence Stamp como el competente y mujeriego compañero de Modesty. El resto del reparto se mueve en esa misma línea de interpretaciones exageradas y carentes de naturalidad que funcionan bien en el contexto de la obra. Todos excepto una: Monica Vitti. En este punto surge el otro gran pero de esta cinta. Vitti simplemente no se acopla a su personaje. Es seductora, sí; es buena actriz, desde luego. Pero su imagen es digna y elegante, y es incapaz de representar de una forma creíble a la Modesty Blaise cómica, absurda y desenfadada que propone este guión.

"Modesty Blaise, superagente femenino" es la viva imagen de que incluso algo que puede parecer fácil y poco exigente a primera vista puede llegar a naufragar si sus autores no se muestran familiarizados con el estilo y las formas de lo que cuentan. No es fallida por ser cine camp sin pretensiones, sino por estar tan poco segura de sí misma y por no demostrar la habilidad de recursos necesaria para hacer que esto llegue a buen puerto. No quiero decir con ello que la experiencia suponga un absoluto fracaso porque si algo caracteriza a esta película es precisamente su irregularidad. En ella hay muchos momentos cómicos que sí funcionan, al margen de los muchos otros que no lo hagan. Cuando se pone algo más seria y expositiva puede ser muy interesante, incluso logra crear algunos momentos de confrontación muy absorbentes e intensos, redundando, de paso, en el hecho de que Monica Vitti se encuentra más cómoda en esa faceta que en el tono principal de su personaje. Y el coloreado vivo aporta una estética muy característica a la cinta que muchos apreciarán en gran medida.

Pero por encima de todo, la condición de entretenimiento ligero y carente de pretensiones de esta película hace que incluso en sus peores momentos siga siendo difícil de odiar, porque no deja de transmitir una simpatía que se contagia. No hay nada insultantemente malo en ella, sí mucho de insulso y anodino, pero al fin y al cabo todo es soportable y no hace de ésta la experiencia enervante que podría haber llegado a ser. No es más que un producto olvidable que pudo haber sido mucho mejor con un enfoque más adecuado, y dentro de su condición de obra floja y fallida no trasciende en absoluto, quedando como poco más que una anécdota inofensiva.

Texto escrito para www.cinemaldito.com.
Ghibliano
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3
5 de diciembre de 2010
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, bueno, menuda se está montando aquí. Los que suspenden reivindican el derecho a hacerlo sin que por ello se les acuse de seguir a un rebaño, los que aprueban tratan de hacer valer su criterio frente a una avalancha hostil... Joder, si esto casi es más divertido que la película. Así que, si no os importa, aporto yo también mi granito de arena.

Se ha dicho en varias críticas que "Skyline" es una obra que no busca dar una lección de cine ni maravillarnos con su historia, que su objetivo es, simplemente, divertirnos durante un buen rato con algo que no tiene más vuelta de hoja. Y en eso estoy de acuerdo, por qué no lo iba a estar. El problema es el de siempre: a ver dónde ponemos la rayita. Dónde termina el tan loable terreno de la sencillez y la falta de pretensiones y dónde empieza el de la nada más absoluta. En mi opinión, "Skyline" rebasa ese límite.

En primer lugar, por su guión. Sí, el argumento está muy trillado. Y sí, eso es un problema grave. Pero no lo es meramente porque copie ideas de otras películas o por la cuestión de la absoluta falta de originalidad (que también), lo es en la medida en que todos esos topicazos y lugares comunes son utilizados por un par de guionistas que no tienen ni puta idea de lo que hacen, para tratar de disimular su falta de talento. Es entonces cuando aparecen los retratos, no ya simplones, sino absurdos de los personajes, cuando los conflictos huelen a dramatismo falso desde antes incluso de plantearse, o cuando te encuentras prediciendo cada paso y aburriéndote porque, además de contarte lo de siempre, te lo están contando mal.

Luego están los efectos. Que pueden estar más o menos trabajados, a mí sinceramente no me parece para tanto lo que se da en esta película (aunque tal vez sea que, tal y como está narrada la obra, no deja mucho para el "lucimiento"), pero al margen de esto, sin una historia que me atrape, algo interesante que añada acción, tensión o lo que sea, sólo veo lucecitas y formas muy bonitas y cuidadas que me entran por un ojo y me salen por el otro.

Sobre la acción, o la supuesta acción: si soy sincero, es algo mejor que en otros bodrios que se han estrenado últimamente, pero sigue siendo mayoritariamente una mezcla confusa que, más que crear tensión, se dedica a acumular ruido y polvo. Chillidos, cosas que no se sabe de dónde vienen ni a dónde van, temblequeo de cámara... En fin. Qué hartito estoy.

En cuanto al ritmo de la narración, como ya han apuntado otros usuarios, a la mitad de la película ya estaba deseando que terminara. No hace falta decir nada más.

No me preocupan, eso sí, las actuaciones. En primer lugar, porque la obra tampoco exige mucho, y en segundo, porque los personajes son ya demasiado ridículos y planos por sí solos como para que los estropee una mala interpretación.

En resumen, no me gusta "Skyline". Y no es porque sea una obra sencilla que sólo busca divertir, es que me parece, con todo eso ya asumido, un rotundo y soberano coñazo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ghibliano
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6
10 de octubre de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El reencuentro de tres hermanas en una aldea turca de los 80 es el punto de partida del tercer largometraje de Emin Alper, que explora las relaciones familiares en un lugar aislado del progreso y regido por un ambiente social restrictivo y carente de oportunidades para ellas, en el que la principal aspiración es convertirse en doncella de una familia rica para así mudarse a la ciudad, alejándose de la pobreza de la aldea. El regreso de Nurhan, la mediana, tras ser expulsada de su familia de acogida por su comportamiento, resucita viejas tensiones y rencillas entre ellas mientras tratan de lograr o recuperar esa posición que consideran privilegiada.

Con la reciente muerte de su madre y su padre a cargo de las tres, quien se encarga de ofrecer y negociar a sus hijas para que sean seleccionadas y llevadas a la ciudad, Reyhan, Nurhan y Havva viven una situación paradigmática. No se sienten reprimidas por el sistema sino por su situación actual, tienen tan asumido y naturalizado que esas son sus mejores opciones que lo ven incluso como una forma de emancipación. Y es que "Un cuento de tres hermanas" no necesita elevar las tintas para hablar de sus dinámicas tóxicas y restrictivas. Le basta con definir a sus personajes de tal manera que disfrutan de la falsa libertad y esperanza que les dan los espacios predefinidos en los que se mueven.

Porque cuando hablan con su padre con total confianza y sin guardarle ninguna clase de respeto ceremonial, cuando expresan sus opiniones, cuando discuten entre ellas y pasan tiempo en la aldea; esa suerte de libertad siempre pautada, siempre limitada y situada entre cuatro paredes, respira con fuerza. Pero mientras los hombres se reúnen en el bosque y se sientan a decidir su futuro, ellas apenas pueden observar y aceptar. Es esa situación ciertamente dual y contradictoria la que hace que en último término Alper pueda imprimir un tono más ligero a una historia que está fundamentada en una sociedad represiva y en unas oportunidades de progreso que ni siquiera dependen de ellas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ghibliano
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5
9 de octubre de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El último proyecto documental de la productora independiente barcelonesa Metromuster recoge la historia de Idrissa, un joven guineano fallecido en un Centro de Internamiento de Extranjeros, y cuyo cuerpo permaneció en paradero desconocido desde que sucedieron los hechos, sin ejecutarse la repatriación ni informar de manera adecuada a las familias. Dirigido por Xavier Artigas y Xapo Ortega, "Idrissa, crónica de una muerte cualquiera" expone la investigación de los realizadores sobre el caso, la búsqueda del cuerpo y la resolución de los trámites que llevan finalmente a que el joven pueda ser enterrado en su pueblo natal de Guinea. Por el camino asistimos a una fuerte crítica y exposición de la burocracia estatal, de sus graves negligencias y de los prejuicios postcoloniales que persisten frente a los inmigrantes de países africanos.

Como pieza que documenta el caso de Idrissa, proporciona la información suficiente para entender la dificultad de sacar a la luz su expediente en una muestra clara de la opacidad del sistema, pero lo hace hasta breve y esquemático, en la medida en que sirve para construir un relato de los hechos. Al fin y al cabo, esto es lo que pretende y lo que constantemente nos resalta a través de su narrativa, de sus testimonios y hasta de su representación visual, conformando un tono de denuncia que desde el principio deja muy claras sus intenciones, así como su posicionamiento.

Y pese a que lo logra, y que el caso del joven con las implicaciones familiares, sociales, políticas y culturales que emanan de éste queda bien reflejado, lo cierto es que no ofrece mucho más. Está rodado con eficiencia discreta, más allá de extravagancias más o menos afortunadas —curioso el momento Google Maps— que no llegan a otorgar una personalidad muy marcada al documental. Parece, en resumen, algo completamente secundario frente al mensaje, por lo que apenas ofrece alicientes por esa vía, confiando en su labor de visibilización y protesta para dar valor a la experiencia.

En ese sentido, el gran problema de la cinta es que en mi opinión carece de la contundencia necesaria para una reivindicación de estas características. Los hechos que se narran me parecen escandalosos, la forma que tiene esta película de contarlos se me hace prescindible y olvidable, en particular por lo fragmentado que está el proceso que se narra. Hay escenas potentes, emotivas y llenas de significado, pero en cierto modo siento que lo son a pesar de, por sus implicaciones y su trasfondo antes que por la forma de capturarlas frente a la cámara. Por poner un ejemplo, el manifiesto anticolonialista que lee un hombre en cierto punto de la cinta es emotivo y esclarecedor, pero lo es por sí mismo y no por cómo lo filman Artigas y Ortega ni por cómo lo emplazan en la narrativa global.

De hecho, a nivel de mensaje no tengo ni un reproche que hacer al filme. Como exposición de las cosas que funcionan mal en el país, a la corrupción y/o negligencia de sus autoridades y estamentos y el desamparo cuando no se dispone de recursos para afrontar sus injusticias, creo que cumple de sobra sus objetivos. A través de esta historia personal se van hilando muestras de una estructura administrativa deficitaria e incompetente que perpetúa la carga sobre sectores desfavorecidos de la sociedad, en este caso sobre jóvenes inmigrantes que teóricamente están bajo tutela estatal pero el Estado no responde adecuadamente por ellos, y en último término se señala como la causa última a la condescendencia colonialista que persiste, si no de manera explícita, sí en un entorno de aceptación colectiva que acepta esta desigualdad como algo normal.

Es por eso que, si me tengo que quedar con algo de "Idrissa, crónica de una muerte cualquiera", no es en la forma sino en el fondo. Es decir, en la denuncia y visibilización de una realidad terrible, no tanto por el hecho en sí, que también, como por estar enterrada de esta manera en la normalidad burocrática de este país. Y eso tal vez sea suficiente. En mi caso, echo de menos que además me hubiese cautivado por la forma de contarlo, pero lamentablemente no creo que este documental vaya a permanecer por mucho tiempo en mi memoria.

Texto escrito para Cine Maldito.
Ghibliano
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5
13 de noviembre de 2019
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El rumano Hadrian Marcu debutó en el largometraje con una historia sencilla y cotidiana, protagonizada por un hombre (Petru) que planea casarse con su novia Laura, pero comienza a establecer una relación sentimental con Sonia, la mujer de un compañero de trabajo que ha sufrido un accidente grave. Petru comienza a visitar a Sonia en el hospital y a pasar tiempo con ella mientras por otro lado mantiene las ilusiones con el embarazo de Laura. Es así como se genera un triángulo romántico en el que se pone de manifiesto la fragilidad de su relación establecida.

En "A decent man", que así se llama la película, el enfoque está siempre en Petru y esto en cierto modo ofrece una perspectiva interesante porque construye la infidelidad de una manera gradual, como si no estuviese ocurriendo realmente o casi como si su protagonista no fuera consciente de ella. Porque ésa es la sensación que tiene él, de que no está haciendo nada reprochable, solamente pasando tiempo con una persona a la que está cogiendo afecto pero al mismo tiempo justificándose en que mantiene la ilusión en los proyectos que ha formado con su pareja. Pero cuando todo explota de repente y su aventura sale a la luz, él no puede negar ni una palabra.

Con muy buenas interpretaciones, primando la naturalidad para una historia en la que esta sensación es clave, particularmente en el retrato psicológico del protagonista, y escenas y diálogos por lo general bien escogidos, "A decent man" resulta una cinta con escasos fallos, muy correcta, con una puesta en escena eficiente y un ritmo lento pero gradual. Lamentablemente, esto termina no siendo suficiente y lo que queda al final en ella es un ejercicio que de tan modesto y funcional resulta mediocre por su falta de alicientes.

Y es que visualmente tiene muy escasa inspiración y se conforma con cumplir, y en el retrato de los personajes siento que no alcanza un nivel mayor del que le funciona para dar a entender lo que ocurre, sin lograr en ningún momento implicar al espectador y resultando más bien una película fría y carente de ambiciones, que pasa sin mayor trascendencia pese a que podría asomarse un cierto potencial en algunos puntos. Probablemente Marcu no quisiera arriesgar ni experimentar en exceso en su debut pero lo que ofrece aquí no alcanza nunca cotas de gran cine, no es memorable, y se olvida tan rápido como se ve.

La cuestión es que la cinta nunca llega a ser mala. Se mantiene constantemente en un limbo en el que nada de lo que hace levanta cabeza pero tampoco se hunde, se suceden escenas que van contando e hilando eficientemente una narrativa, conduciendo de manera efectiva a un clímax y a una conclusión. Pero para entonces ha construido demasiado poco material realmente atractivo para el espectador, simplemente ha pasado por toda su escalada narrativa sin hacer ruido. Y eso en algunas ocasiones funciona, pero aquí no. Aquí se echa de menos un mayor énfasis, porque tal y como lo narra Marcu pocas veces transmite algo más que apatía. Lo cual es una pena porque con un desarrollo más interesante, ahondando más en sus protagonistas, y utilizando de manera más llamativa sus recursos visuales, podría haber resultado una buena obra de una premisa y un enfoque que, en sí, tienen de hecho bastante potencial.

Lamentablemente "A decent man" se queda al final en un vacío correcto y olvidable. Como trabajo de un director novel es lo suficientemente decente y meritorio como para considerar que su carrera puede despegar y ofrecer cosas más interesantes en un futuro, pero por el momento no logra deslumbrar con una primera película que peca de conformismo y que, espero, sea el punto de partida para obras posteriores de mayor ambición narrativa y cinematográfica.

Texto escrito para Cine Maldito.
Ghibliano
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