Para pasar el rato a duras penas, pues a pesar del encanto que pueda tener ver recreado en carne y hueso el clásico Disney de 1961, por momentos se hace algo cansina, los malos son penosos y hay poquitos golpes que consigan sacarte una sonrisa.

Y el fallo más grande de toda la cinta es Cruella de Vil. Para mi es uno de los villanos más grandes creados en la historia del cine, no sólo ya de animación, sino del cine en general. Y no es que la actuación de Glenn Close sea mala, pero la Cruella de animación transmitía mucho más miedo, era mucho más terrorífica, era temible… La de aquí, lo que da es pena… pena de tonta que es. Creo que la actriz o el director han buscado una vis cómica que a histerizado en exceso el personaje y Cruella ha perdido mucho y, por tanto, la película.

En lo demás, es un fiel remake del clásico de animación, pero claro, aquel tampoco se encuentra entre la mejores películas de Disney.

No había visto esta peli en mi infancia, así que no me ha invadido la nostalgia a la hora de verla. No digo que en su momento no tuviera su encanto, que lo tendría, pero vista ahora, no deja de ser una peli aceptable sin más. Ayuda su corta duración y el encanto que tiene el escuchar estas películas en español latino... uyy!! Al final si me ha invadido la nostalgia. Lo más divertido de la película es la persecución final, a lo que ayuda muy mucho una acertada banda sonora. La de esa parte me refiero, porque las tres o cuatro canciones que hay a lo largo de la peli son largas y aburridas.

Muy buen documental y, sobre todo, muy necesario. Un repaso completo a lo largo de los treinta años en la música de uno de los mayores artistas de este país. Desde como fueron los inicios, a su etapa actual. De la chupa de cuero a los trajes. De los comienzos con Sabino a la vuelta de éste, pasando por Gabriel e Igor.

No echo nada en falta, porque está lo que importa... el imponente aspecto del Loco explicando y documentando cada una de las etapas de estos treinta años.

Para mi es la peor película que he visto de Iñárritu. “Amores Perros” me gustó, “21 Gramos” me encantó y este “Babel”, me ha decepcionado. Las dos primeras ya las había visto y las he revisionado días antes de ver “Babel”, quizás he llegado a su visionado muy saturado de esta estructura de película.

Tiene una fotografía preciosa… pues muy bien, pero a mí eso no me entretiene. Es tal el alargamiento innecesario de tantas escenas, que no aportan nada más que aburrimiento, que se hace larguísimo su visionado.

Pero como esto es una crítica, principalmente, para gente que no ha visto la película, le recomendaría que la viera. Pero que lo haga en versión original. Supongo que si Iñárritu se tomó la molestia de rodar la cinta en distintos idiomas, sería por algo. Y quizás vista así, la película gane mucho. Quizás esa angustia que, supongo, trata de trasmitir el director, sí sea palpable con el choque de idiomas, con la desesperación de hacerte entender en situaciones deseperadas, valga la redundancia. Quizás así el aburrimiento se transforme en tensión.

Yo, la volveré a ver, esta vez sí en versión original, porque me gusta bastante el cine de Iñárritu y se lo debo. Quizás tenga que comerme lo que he escrito en esta crítica. Ójala!

Dura casi dos horas, pero es que no me aburrí ni un minuto. Se me hizo corta. "Testigo de cargo" es de esas películas que si se hiciesen hoy en día no pararíamos de ponerle pegas por todos sitios. Porque analizada después, con calma, tiene cosas que no hay por donde cogerlas, más fallos que “Los Hombres de Paco”, pero que queréis que os diga... estás tan absorto en la trama, tan pendiente de todo lo que ocurre, de cada giro que da el film, de lo que nos cuenta Wilder, que no reparas en los fallos que pueda tener. Quizás el mérito está en que no tienes descanso en toda la película y no te da tiempo a ponerte a pensar en la tontería que te acaban de contar.

Destacaría, porque me hizo gracia, los textos que aparecen justo al acabar la película:

"Les encarecemos en beneficio de aquellos amigos suyos que no hayan visto la película, que no rebelen el final de Testigo de Cargo".