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Episodio

6.1
201
7
22 de mayo de 2018
22 de mayo de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Strange bedfellows (Extraños compañeros de cama) es un telefilm dirigido por Vincent McEveety en 1995, es el primer telefilm de la decimotercera temporada y sesenta y cinco de la serie, anteriormente había dirigido Descanse en paz señora Colombo en 1990, Asesinato por la lotería en 1991, Colombo: Más vale pájaro en mano… en 1992, Todo forma parte del juego en 1993 y Colombo se disfraza en 1994. El prolífico director nos lleva al mundo de las carreras de caballos donde siempre hay mucho dinero en juego que unido a las privilegiadas informaciones sobre el estado de los equinos, hace que las apuestas fluyan sin cesar entre apostantes con distinta suerte. Diferentes escenas nos sitúa en núcleo del problema y el atrezzo necesario que lo completa.
La principal preocupación de Graham McVeigh (George Wendt) criador de caballos pura sangre, es la de mantener a flote el rancho que regenta junto a su derrochador hermano Teddy McVeigh (Jeff Yagher) quien, comprometido con las apuestas y las ayudas de algún prestamista, pone en compromiso la herencia familiar. Diferentes contra planos rodean la discusión entre hermanos. Graham solo recibe vanas y débiles promesas de Teddy presionado además por Tiffany Keene (Karen Mayo-Chandler) su pareja, lo que le hace tomar una drástica decisión sin contemplaciones en un escenario exterior noche, antes de que las peligrosas e irresponsables acciones de su hermano, le lleven a él y al rancho a la más absoluta ruina.
El atrevido ranchero planea un plan de cargos contra la mafia local para ocultar la verdad, tendiendo lo que cree una infalible trampa al prestamista Bruno Romano (Jay Acovone) del que pretende liberarse con un plan cuidadosamente planeado. McEveety sitúa al espectador ante la provocadora acción, convirtiéndolo en cómplice de la torpe acción que le acarreará problemas, muchos problemas, el primero de ellos en forma de visita y planos medios, entre otros, nos lleva hasta un plano general donde se nos muestra muestra un destartalado coche gris perla, descapotable descolorido y algún ronroneo de mal sonar, conducido por el teniente Colombo (Peter Falk) con la misión de comunicarle al criador el hallazgo del hermano asesinado que, al parecer y según las primeras palabras de Graham McVeigh, no duda en señalar culpables, primeras impresiones que a Colombo no le suelen agradar demasiado.
Con lo que no contaba McVeigh era con la inesperada aparición de Vincenzo Fortelli (Rod Steiger), empresario reformado de un pasado turbulento y socio comercial de Bruno Romano. La tozudez del autosuficiente Graham le puede ante la realidad planteada por Fortelli: o paga la deuda contraída por su difunto hermano, o pagará de otro modo, incluida la desaparición de Romano. La acción a cuatro bandas entre gran variedad de planos y algún notable picado, se instala en el caso de los caballos pura sangre entre el difunto Teddy, el temeroso Graham buscando protección en Colombo, este, llevado sin contemplaciones ante Vincenzo Fortelli y este a su vez, aclarándole a Colombo su posición: o soluciona el caso, o el redimido mafioso local lo hará a su manera. El encadenado de tales situaciones en diferentes escenografías, nos lleva inevitablemente hasta la brillante escena final.
La solución que nos plantea el guión de Lawrence Vail contempla una colaboración poco ortodoxa pero efectiva por medio de la sorpresa, la situación y el momento en el que suceden los acontecimientos que darán finalmente respuesta y satisfacción a todas las partes implicadas: bueno para unos, descorazonadores para otros; es lo que tiene el juego: se gana o se pierde.
Complemento genealógico. Colombo cita a su mujer en tres ocasiones y a un hermano suyo (de Colombo) en una ocasión).
La principal preocupación de Graham McVeigh (George Wendt) criador de caballos pura sangre, es la de mantener a flote el rancho que regenta junto a su derrochador hermano Teddy McVeigh (Jeff Yagher) quien, comprometido con las apuestas y las ayudas de algún prestamista, pone en compromiso la herencia familiar. Diferentes contra planos rodean la discusión entre hermanos. Graham solo recibe vanas y débiles promesas de Teddy presionado además por Tiffany Keene (Karen Mayo-Chandler) su pareja, lo que le hace tomar una drástica decisión sin contemplaciones en un escenario exterior noche, antes de que las peligrosas e irresponsables acciones de su hermano, le lleven a él y al rancho a la más absoluta ruina.
El atrevido ranchero planea un plan de cargos contra la mafia local para ocultar la verdad, tendiendo lo que cree una infalible trampa al prestamista Bruno Romano (Jay Acovone) del que pretende liberarse con un plan cuidadosamente planeado. McEveety sitúa al espectador ante la provocadora acción, convirtiéndolo en cómplice de la torpe acción que le acarreará problemas, muchos problemas, el primero de ellos en forma de visita y planos medios, entre otros, nos lleva hasta un plano general donde se nos muestra muestra un destartalado coche gris perla, descapotable descolorido y algún ronroneo de mal sonar, conducido por el teniente Colombo (Peter Falk) con la misión de comunicarle al criador el hallazgo del hermano asesinado que, al parecer y según las primeras palabras de Graham McVeigh, no duda en señalar culpables, primeras impresiones que a Colombo no le suelen agradar demasiado.
Con lo que no contaba McVeigh era con la inesperada aparición de Vincenzo Fortelli (Rod Steiger), empresario reformado de un pasado turbulento y socio comercial de Bruno Romano. La tozudez del autosuficiente Graham le puede ante la realidad planteada por Fortelli: o paga la deuda contraída por su difunto hermano, o pagará de otro modo, incluida la desaparición de Romano. La acción a cuatro bandas entre gran variedad de planos y algún notable picado, se instala en el caso de los caballos pura sangre entre el difunto Teddy, el temeroso Graham buscando protección en Colombo, este, llevado sin contemplaciones ante Vincenzo Fortelli y este a su vez, aclarándole a Colombo su posición: o soluciona el caso, o el redimido mafioso local lo hará a su manera. El encadenado de tales situaciones en diferentes escenografías, nos lleva inevitablemente hasta la brillante escena final.
La solución que nos plantea el guión de Lawrence Vail contempla una colaboración poco ortodoxa pero efectiva por medio de la sorpresa, la situación y el momento en el que suceden los acontecimientos que darán finalmente respuesta y satisfacción a todas las partes implicadas: bueno para unos, descorazonadores para otros; es lo que tiene el juego: se gana o se pierde.
Complemento genealógico. Colombo cita a su mujer en tres ocasiones y a un hermano suyo (de Colombo) en una ocasión).
6
25 de abril de 2018
25 de abril de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Columbo goes to college (Colombo va a la Universidad) Es un telefilm dirigido por E.W. Swackhamer en 1990, primero de la decima temporada y cincuenta y seis de la serie. En ocasiones las tropelías de jóvenes universitarios derivan en graves consecuencias de todo tipo. Justin Rowe (Stephen Caffrey) y Cooper Redman (Gary Hershberger), son los ejemplos negativos a no seguir, se consideran intocables, poseedores de la razón, vengativos a ultranza y mentirosos a cualquier precio bajo la protección de unos padres influyentes gracias al poder económico y social que ejercen sobre la universidad donde sus irresponsables hijos intentan pasar el rato, hasta que son descubiertos en sus desmanes; entre los cuales algún ilegal acceso mostrado por el realizador en planos de seguimiento, detalle y contrapicados entre otros.
El profesor D.E. Rusk (James Sutorius) en un alarde de peligrosa honestidad previene a los jóvenes estudiantes, consecuencia de lo cual y tras inútiles intentos de diálogo filmado en un largo plano secuencia con ayuda de diferentes planos y espacios, planean el plan perfecto para sacarse del medio al responsable docente, mostrando una crueldad sin límites aplicada a la cruenta acción provocando la intervención del teniente de policía de Los Angeles Colombo (Peter Falk) quien encontrándose como orador invitado por el profesor Rusk, descubre posteriormente su inerte cuerpo.
Tras recabar los primeros datos del suceso y después de intercambiar algunas palabras con algunos de sus alumnos entre los cuales Sara (Elizabeth Swackhamer) y Ollie Sachas (Karl Wiedergott), Colombo centra su investigación a partir de algunos datos hallados que le llevan hasta diferentes ambientes sociales entre los cuales la vivienda de la ex amante June Clark (Katherine Cannon) y la de la viuda señora Rusk (Bridget Hanley); en un conjunto de variadas escenas resueltas destacando la utilización del plano medio. De todas las visitas extrae algún tipo de información útil para sus investigaciones que, con la dudosa ayuda de los jóvenes implicados Rowe y Redman, se van cumpliendo los objetivos y las sospechas.
Al parecer para los responsables universitarios y el benefactor Jordan Rowe (Robert Culp), algo no marcha, preocupados por la negativa imagen que está dando ante la opinión pública el centro docente que al pasar el tiempo no se ha esclarecido nada sobre el caso Rusk. La situación requiere con urgencia una solución. De forma interesada alguien desvía la atención hacia el desconocido Dominick Doyle (William Lucking), pronto comprobará Colombo qué ocultos intereses ajenos le ha guiado hasta ese inesperado sospechoso, el cebo perfecto para un presunto culpable, aclarándose la situación entre diferentes planos de exteriores en diversos encuadres.
Colombo en una clase magistral y, tras reunir todas las pruebas necesarias en sus investigaciones, recrea sobre el terreno los hechos que llevaron hasta el asesinato del profesor D.E. Rusk. Tanto los sorprendidos alumnos, como la dirección del centro, asisten a la inapelable demostración que aclararan los criminales incidentes de los indeseables vanidosos y prepotentes ejecutores envueltos subliminalmente en pieles de cordero por fuera y malvados como el diablo por dentro. Como último recurso para los implicados está la influencia paterna que, con toda probabilidad ante los incontestables hechos demostrados, poco o nada podrán hacer para exculpar a su maléfica prole.
Complemento genealógico. Colombo cita a su mujer en dos ocasiones, a una sobrina de su mujer en una ocasión y, otros personajes citan a los padres de Colombo en una ocasión.
El profesor D.E. Rusk (James Sutorius) en un alarde de peligrosa honestidad previene a los jóvenes estudiantes, consecuencia de lo cual y tras inútiles intentos de diálogo filmado en un largo plano secuencia con ayuda de diferentes planos y espacios, planean el plan perfecto para sacarse del medio al responsable docente, mostrando una crueldad sin límites aplicada a la cruenta acción provocando la intervención del teniente de policía de Los Angeles Colombo (Peter Falk) quien encontrándose como orador invitado por el profesor Rusk, descubre posteriormente su inerte cuerpo.
Tras recabar los primeros datos del suceso y después de intercambiar algunas palabras con algunos de sus alumnos entre los cuales Sara (Elizabeth Swackhamer) y Ollie Sachas (Karl Wiedergott), Colombo centra su investigación a partir de algunos datos hallados que le llevan hasta diferentes ambientes sociales entre los cuales la vivienda de la ex amante June Clark (Katherine Cannon) y la de la viuda señora Rusk (Bridget Hanley); en un conjunto de variadas escenas resueltas destacando la utilización del plano medio. De todas las visitas extrae algún tipo de información útil para sus investigaciones que, con la dudosa ayuda de los jóvenes implicados Rowe y Redman, se van cumpliendo los objetivos y las sospechas.
Al parecer para los responsables universitarios y el benefactor Jordan Rowe (Robert Culp), algo no marcha, preocupados por la negativa imagen que está dando ante la opinión pública el centro docente que al pasar el tiempo no se ha esclarecido nada sobre el caso Rusk. La situación requiere con urgencia una solución. De forma interesada alguien desvía la atención hacia el desconocido Dominick Doyle (William Lucking), pronto comprobará Colombo qué ocultos intereses ajenos le ha guiado hasta ese inesperado sospechoso, el cebo perfecto para un presunto culpable, aclarándose la situación entre diferentes planos de exteriores en diversos encuadres.
Colombo en una clase magistral y, tras reunir todas las pruebas necesarias en sus investigaciones, recrea sobre el terreno los hechos que llevaron hasta el asesinato del profesor D.E. Rusk. Tanto los sorprendidos alumnos, como la dirección del centro, asisten a la inapelable demostración que aclararan los criminales incidentes de los indeseables vanidosos y prepotentes ejecutores envueltos subliminalmente en pieles de cordero por fuera y malvados como el diablo por dentro. Como último recurso para los implicados está la influencia paterna que, con toda probabilidad ante los incontestables hechos demostrados, poco o nada podrán hacer para exculpar a su maléfica prole.
Complemento genealógico. Colombo cita a su mujer en dos ocasiones, a una sobrina de su mujer en una ocasión y, otros personajes citan a los padres de Colombo en una ocasión.
Episodio

6.6
352
8
23 de febrero de 2018
23 de febrero de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Forgotten Lady (La dama olvidada), dirigido por Harvey Hart en 1975 es el primer telefilm de la quinta temporada y treinta y dos de la serie, (anteriormente realizó ‘A la luz del amanecer’ (1974) y ‘Un talante mortal’ (1975). En el telefilm que nos ocupa, la espléndida Janet Leigh se transforma en la imagen del prolongado declive hacia el olvido personificado en la estrella cinematográfica Grace Wheeler Willis, que se niega a aceptar el paso del tiempo, procurando con renovada ilusión aferrarse a la estela de sus éxitos del pasado, intentando recuperar así sus tiempos de gloria y las interpretaciones de su lejana juventud por medio de la reposición junto a quien fue su pareja artística Ned Diamond (John Payne).
Por medio de la convincente fusión entre realidad y ficción, Harvey Hart relaciona en la misma narración Walking my baby back home (Paseando con mi amor) perteneciente a la filmografía de Janet Leigh y dirigida por Lloyd Bacon en (1953) con parte de la historia aquí narrada. Como si de un fugaz relámpago se tratase, la diva cree ver (tras asistir a un evento cinematográfico) que su público no le ha olvidado, lo que le da el ánimo necesario para atreverse la reposición de uno de sus éxitos de juventud. El problema para hacerlo realidad es que no consigue la producción necesaria por lo que recurre, con desazón, a tramar el modo de conseguirlo de su esposo el Dr. Henry Willis (Sam Jaffe).
El torbellino de los acontecimientos generados desde el descubrimiento del inesperado suicidio de Dr. Henry Willis convierte la vida social y emocional de Grace en desordenados recuerdos que no logra ubicar, hechos que al detective de Los Angeles le hace obtener los primeros indicios de algo nada parecido a la creencia del suicidio, debido a lo cual, la delicada intromisión de Colombo en vidas ajenas es una realidad que no por repetida es menos inquietante, plantándose así en la duda sobre los primeros hechos analizados en el escenario del fallecido Henry Willis.
La contundente realidad planteada en el excelente guión de William Driskill, la oportuna música de Jeff Alenxander, la destacada fotografía de Charles Correll y, el acertado recurso del director recuperando para la memoria colectiva uno de los films de nuestra protagonista principal, convierte la narración en un excelente ejercicio para la dramatización de los personajes basado en los absolutos contrastes de luz y sombras sobre los protagonistas, en los apropiados y significativos claroscuros transmitiéndonos el contundente mensaje subliminal de la desconocida tragedia personal que la eximia actriz ignora y, de la que, su pareja artística tiene conocimiento tras las investigaciones de Colombo.
Inesperado final de un valioso telefilm donde difícilmente encontraremos un culpable de asesinato en una trama argumental en la que el necesario materialismo que rodea el mundo de la producción cinematográfica, queda superado por la inapelable e incontestable fragilidad humana. Gran inicio de temporada con la admirable y admirada Janet Leigh.
Complemento genealógico. Colombo cita a su mujer en siete ocasiones y, otro personaje lo hace en dos ocasiones.
Por medio de la convincente fusión entre realidad y ficción, Harvey Hart relaciona en la misma narración Walking my baby back home (Paseando con mi amor) perteneciente a la filmografía de Janet Leigh y dirigida por Lloyd Bacon en (1953) con parte de la historia aquí narrada. Como si de un fugaz relámpago se tratase, la diva cree ver (tras asistir a un evento cinematográfico) que su público no le ha olvidado, lo que le da el ánimo necesario para atreverse la reposición de uno de sus éxitos de juventud. El problema para hacerlo realidad es que no consigue la producción necesaria por lo que recurre, con desazón, a tramar el modo de conseguirlo de su esposo el Dr. Henry Willis (Sam Jaffe).
El torbellino de los acontecimientos generados desde el descubrimiento del inesperado suicidio de Dr. Henry Willis convierte la vida social y emocional de Grace en desordenados recuerdos que no logra ubicar, hechos que al detective de Los Angeles le hace obtener los primeros indicios de algo nada parecido a la creencia del suicidio, debido a lo cual, la delicada intromisión de Colombo en vidas ajenas es una realidad que no por repetida es menos inquietante, plantándose así en la duda sobre los primeros hechos analizados en el escenario del fallecido Henry Willis.
La contundente realidad planteada en el excelente guión de William Driskill, la oportuna música de Jeff Alenxander, la destacada fotografía de Charles Correll y, el acertado recurso del director recuperando para la memoria colectiva uno de los films de nuestra protagonista principal, convierte la narración en un excelente ejercicio para la dramatización de los personajes basado en los absolutos contrastes de luz y sombras sobre los protagonistas, en los apropiados y significativos claroscuros transmitiéndonos el contundente mensaje subliminal de la desconocida tragedia personal que la eximia actriz ignora y, de la que, su pareja artística tiene conocimiento tras las investigaciones de Colombo.
Inesperado final de un valioso telefilm donde difícilmente encontraremos un culpable de asesinato en una trama argumental en la que el necesario materialismo que rodea el mundo de la producción cinematográfica, queda superado por la inapelable e incontestable fragilidad humana. Gran inicio de temporada con la admirable y admirada Janet Leigh.
Complemento genealógico. Colombo cita a su mujer en siete ocasiones y, otro personaje lo hace en dos ocasiones.
Episodio

6.4
394
7
4 de enero de 2018
4 de enero de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Requiem for a Falling Star (Una estrella fugaz) (1973) quinta entrega de la segunda temporada y catorce de la serie (pilotos incluidos) dirigida por Richard Quine es la segunda e interesante entrega salida de su realización en una narración donde se nos muestra la decadencia de la que en su día fue ídolo de masas Nora Chadler (Anne Baxter), y de algún otro problema oculto que lleva arrastrando durante mucho, mucho tiempo, entre intereses creados propios y ajenos que coincidirán de alguna manera con el caso que nos ocupa.
Un cúmulo de acontecimientos llevan al caos a la eximia actriz por medio de la falsa lastima y del no menos falso arrepentimiento, así como a la reorganización en las intenciones de sus planes para eliminar a Jerry Parks (Mel Ferrer), periodista, biógrafo, extorsionador y prometido oculto de Jean Davis (Pipa Scott) secretaria personal de Nora a quien posteriormente piensa abandonar.
En su desesperación y, conociendo Nora el grado de información que posee Jerry de su pasado oculto envuelto en malversaciones, toma la drástica decisión de eliminarlo, con tan mala fortuna que el azar se equivoca en los mortíferos resultados que recaen sobre Jean. El fallido intento desencadena los recuerdos de otros acontecimientos pasados en los que la implicación en la desaparición y asesinato de su difunto marido Al Cumberland salen a flote poco después de las primeras investigaciones del teniente Colombo entre las bambalinas de un plató.
Se trata pues de la historia de quien sobreviviendo entre rodajes de series para la TV se resiste a convivir con su propia realidad, procurando a cualquier precio mantenerse en los dorados recuerdos de la fama que en días lejanos le proporcionó éxito y fortuna venida a menos con algunos años más, rodeada de personajes del entorno que de alguna manera viven y conviven en la misma frágil realidad de Nora Chadler entre los cuales el empresario Fallon (Frank Converse), un excesivo protector de la eximia actriz, el doctor Frank Simmons (Kevin McCarthy), y la agradecida colaboración de la destacada diseñadora de vestuario cinematográfico Edith Head actuando en su propio papel.
Una decorativa fuente de jardín sin agua, un anillo, el conocimiento de inconfesables intereses económicos y la visión casual de una escena perteneciente a una vieja película de Nora Chadler facilitan a Colombo dar con la culpable del intento de asesinato a Jerry Parks y de la muerte fortuita de Jean Davis así como de la desaparición y asesinato de su ya lejano y extinto marido.
Complemento genealógico: Colombo cita a su mujer en cuatro ocasiones, además de otro personaje que indirectamente la cita en otra ocasión; un hermano de la mujer de Colombo es citado en dos ocasiones y, entre los personajes aparecen también un tío de Colombo, citado por él mismo en una sola ocasión.
Un cúmulo de acontecimientos llevan al caos a la eximia actriz por medio de la falsa lastima y del no menos falso arrepentimiento, así como a la reorganización en las intenciones de sus planes para eliminar a Jerry Parks (Mel Ferrer), periodista, biógrafo, extorsionador y prometido oculto de Jean Davis (Pipa Scott) secretaria personal de Nora a quien posteriormente piensa abandonar.
En su desesperación y, conociendo Nora el grado de información que posee Jerry de su pasado oculto envuelto en malversaciones, toma la drástica decisión de eliminarlo, con tan mala fortuna que el azar se equivoca en los mortíferos resultados que recaen sobre Jean. El fallido intento desencadena los recuerdos de otros acontecimientos pasados en los que la implicación en la desaparición y asesinato de su difunto marido Al Cumberland salen a flote poco después de las primeras investigaciones del teniente Colombo entre las bambalinas de un plató.
Se trata pues de la historia de quien sobreviviendo entre rodajes de series para la TV se resiste a convivir con su propia realidad, procurando a cualquier precio mantenerse en los dorados recuerdos de la fama que en días lejanos le proporcionó éxito y fortuna venida a menos con algunos años más, rodeada de personajes del entorno que de alguna manera viven y conviven en la misma frágil realidad de Nora Chadler entre los cuales el empresario Fallon (Frank Converse), un excesivo protector de la eximia actriz, el doctor Frank Simmons (Kevin McCarthy), y la agradecida colaboración de la destacada diseñadora de vestuario cinematográfico Edith Head actuando en su propio papel.
Una decorativa fuente de jardín sin agua, un anillo, el conocimiento de inconfesables intereses económicos y la visión casual de una escena perteneciente a una vieja película de Nora Chadler facilitan a Colombo dar con la culpable del intento de asesinato a Jerry Parks y de la muerte fortuita de Jean Davis así como de la desaparición y asesinato de su ya lejano y extinto marido.
Complemento genealógico: Colombo cita a su mujer en cuatro ocasiones, además de otro personaje que indirectamente la cita en otra ocasión; un hermano de la mujer de Colombo es citado en dos ocasiones y, entre los personajes aparecen también un tío de Colombo, citado por él mismo en una sola ocasión.
Episodio

6.7
558
7
24 de diciembre de 2017
24 de diciembre de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Étude in Black (Estudio en negro) 1972 es el primer telefilm de la segunda temporada de Colombo, y décimo de la serie (pilotos incluidos), donde la curiosa aleación de los directores Nicholas Colasanto y, los no aparecidos como tales en los créditos John Cassavetes y Peter Falk, se alían para mostrarnos la entretenida realización Étude in Black que, sobre guión de Steven Bochco basado en la historia de Richard Levinson y William Link; nos ofrece una narración de intrigas musicales y amorosos despropósitos, donde lo que está en juego es anteponer la seguridad material por encima de la espiritual (utilizada como máscara) de un ambicioso protagonista capaz de todo, entre personajes de gran trayectoria cinematográfica como la gran Mirna Loy.
Alex Benedict (John Cassavetes) es un acomodado, ambicioso y temperamental director de orquesta con un dilema amoroso irresoluble, por lo que deberá tomar decisiones que afectarán a su carrera y a su vida personal. Así, privilegiados como espectadores, asistimos al desarrollo de los acontecimientos donde el acorralado director, presionado por su amante Jennifer Welles (Anjanette Comer) toma la drástica decisión de quitarla de en medio, para lo que urde un plan que se nos muestra con todo lujo de detalles.
Tras consumarse el vengativo y fatídico deceso de la ofendida pianista y amante de Alex al sentirse ‘segundona’ en el entramado complejo de la fidelidad, entra en juego nuestro detective Colombo (Peter Falk) que deberá reunir, construir y organizar su particular puzzle de los hechos que desde sus contundentes 'detalles sin importancia’ le llevarán hasta la solución del asesinato que se nos muestra en Estudio en negro, donde el trompetista Paul Rifkin (James Olson), el mecánico Mike Alexander (Don Knight), la vecina y testigo Audrey (Dawn Frame), entre otros personajes del reparto, contribuirán al esclarecimiento de los hechos.
Una olorosa clavellina, una cacatúa y las tecnologías televisivas del momento, contribuirán al esclarecimiento de los hechos que llevan a Colombo hasta las intimidades de una familia no demasiado avenida, donde la miembro perteneciente a la junta de la orquesta Lizzy Fielding (Myrna Loy) y madre de Janice Benedict (Blythe Danner), trata de convencer a su hija sobre la débil y sospechosa fidelidad matrimonial del director.
La constante duda sobre el esposo en la que se instala la fiel Janice, deriva en los acontecimientos que esclarecerán finalmente el doble y peligroso juego amoroso mantenido por Alex Benedict con el nada deseable resultado del homicidio en un mar de excelentes pasajes instrumentales de los eternos Brahms y Chopin, así como la compañía canina de "Perro", un basset hound convertido en mascota de Colombo en el que Audrey (la vecina testigo) tuvo algo que ver.
Complemento genealógico: Colombo cita a su mujer en dos ocasiones.
Alex Benedict (John Cassavetes) es un acomodado, ambicioso y temperamental director de orquesta con un dilema amoroso irresoluble, por lo que deberá tomar decisiones que afectarán a su carrera y a su vida personal. Así, privilegiados como espectadores, asistimos al desarrollo de los acontecimientos donde el acorralado director, presionado por su amante Jennifer Welles (Anjanette Comer) toma la drástica decisión de quitarla de en medio, para lo que urde un plan que se nos muestra con todo lujo de detalles.
Tras consumarse el vengativo y fatídico deceso de la ofendida pianista y amante de Alex al sentirse ‘segundona’ en el entramado complejo de la fidelidad, entra en juego nuestro detective Colombo (Peter Falk) que deberá reunir, construir y organizar su particular puzzle de los hechos que desde sus contundentes 'detalles sin importancia’ le llevarán hasta la solución del asesinato que se nos muestra en Estudio en negro, donde el trompetista Paul Rifkin (James Olson), el mecánico Mike Alexander (Don Knight), la vecina y testigo Audrey (Dawn Frame), entre otros personajes del reparto, contribuirán al esclarecimiento de los hechos.
Una olorosa clavellina, una cacatúa y las tecnologías televisivas del momento, contribuirán al esclarecimiento de los hechos que llevan a Colombo hasta las intimidades de una familia no demasiado avenida, donde la miembro perteneciente a la junta de la orquesta Lizzy Fielding (Myrna Loy) y madre de Janice Benedict (Blythe Danner), trata de convencer a su hija sobre la débil y sospechosa fidelidad matrimonial del director.
La constante duda sobre el esposo en la que se instala la fiel Janice, deriva en los acontecimientos que esclarecerán finalmente el doble y peligroso juego amoroso mantenido por Alex Benedict con el nada deseable resultado del homicidio en un mar de excelentes pasajes instrumentales de los eternos Brahms y Chopin, así como la compañía canina de "Perro", un basset hound convertido en mascota de Colombo en el que Audrey (la vecina testigo) tuvo algo que ver.
Complemento genealógico: Colombo cita a su mujer en dos ocasiones.
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