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4.9
768
5
26 de septiembre de 2024
26 de septiembre de 2024
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Desastroso montaje y música que no encaja con la trama dan como resultado una película confusa. Se advierten ecos del que será el universo peckinpahniano pero influido por las formas del cine clásico. Podría haber sido una buena película del Oeste con sabor clásico si hubiera disfrutado de un montaje decente. Para fans de Maureen O`Hara, mas pelirroja y sensual que nunca, y cantando una canción con una muy notable voz de soprano perfectamente afinada. ¿Por qué no destacar también el hermoso caballo bayo del protagonista?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tampoco se entiende lo bien que se toma la protagonista la muerte de su único hijo.
5
18 de septiembre de 2024
18 de septiembre de 2024
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Interesante película con una excelente actuación de Madison Iseman, quien interpreta a una chica de high school que sufre esquizofrenia. Mientras trata de lidiar con su muy complicada situación e intenta discernir la realidad de las trampas de su cerebro, se ve envuelta en un caso de tipo criminal.
Pareciera que el punto de partida, la idea original, fuese la de una película en la que la dificultad para identificar la realidad de la protagonista se contagiara al espectador con el fin de provocar un doble efecto: El thriller en el que debemos resolver el caso y el thriller en el que debemos de resolver las trampas de la apariencia. Pero hay también otra trampa, aquella en la que la propia película cae con gusto, la trampa del drama personal de la protagonista, siendo que una vez que prende en ella ya no será capaz de dejarla. Ahí encontramos los momentos mas intensos de la cinta, todo lo mollar, un calvario personal poliédrico que hace que mas de una vez se nos asome la lagrimilla. Dejando el lado del thriller al albur del efectismo y los clichés propios de un telefilm de sobremesa.
Pareciera que el punto de partida, la idea original, fuese la de una película en la que la dificultad para identificar la realidad de la protagonista se contagiara al espectador con el fin de provocar un doble efecto: El thriller en el que debemos resolver el caso y el thriller en el que debemos de resolver las trampas de la apariencia. Pero hay también otra trampa, aquella en la que la propia película cae con gusto, la trampa del drama personal de la protagonista, siendo que una vez que prende en ella ya no será capaz de dejarla. Ahí encontramos los momentos mas intensos de la cinta, todo lo mollar, un calvario personal poliédrico que hace que mas de una vez se nos asome la lagrimilla. Dejando el lado del thriller al albur del efectismo y los clichés propios de un telefilm de sobremesa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Y entre lo mejor de la película está el in crescendo dramático que coincide con la resolución del secuestro. Empujada contra las cuerdas, la protagonista decide jugársela a todo o nada mientras brega con la peor de sus crisis. Como decía, el caso se resuelve con torpeza, o desgana, recurriendo al efectismo barato, donde ni si quiera es capaz de transmitir eficazmente el estado alucinatorio. Mejor hubiese sido, quizá, recurrir a la mirada subjetiva con cámara al hombro y una puesta en escena mas penetrante.
Además hay un exceso de happy end. No digo que uno sea enemigo de los finales felices. No se puede estar sufriendo dos horas para que una película termine acabando mal, estafa intolerable. Pero una apuesta por la sugerencia en vez de por una sostenida expresión almibarada hubiese venido mejor.
Además hay un exceso de happy end. No digo que uno sea enemigo de los finales felices. No se puede estar sufriendo dos horas para que una película termine acabando mal, estafa intolerable. Pero una apuesta por la sugerencia en vez de por una sostenida expresión almibarada hubiese venido mejor.

6.0
3,502
7
10 de agosto de 2024
10 de agosto de 2024
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Tras un pequeño prólogo en el cual muere en un atentado terrorista la mujer del protagonista, la película da un salto de 10 años (años 80). Éste ha abandonado su cargo diplomático para dedicarse al sector privado, su vida ha cambiado radicalmente, sin embargo alguien se le acerca con el propósito de encomendarle una última y aventurada misión. Su vuelta al Líbano supone el encuentro con un país todavía mas hundido en la guerra, aún mas destruido y todavía mas implicado en un kafkiano laberinto de causas y justificaciones.
Una cámara nerviosa, mas bien inestable, un montaje muy picado, a veces cortes bruscos (ojo, a veces va tan rápida que puede ser un poco liosa), planos con profundidad de campo que se cuelan entre los hierros, el cristal sucio de los coches, la piedra y el humo. Muy buenos diálogos: inteligentes pero sin resultar literarios y forzados. Buenos personajes, la mayoría malos (no todos), de no fiar. El colofón lo da el inevitable filtro ocre y la siempre efectiva y bella música arabizante. El toque político está en el retrato urbano del Líbano y en el pesimismo o el amor dolido en los ojos del protagonista. Película no original pero con sabor a whisky envejecido en barrica de roble.
Una cámara nerviosa, mas bien inestable, un montaje muy picado, a veces cortes bruscos (ojo, a veces va tan rápida que puede ser un poco liosa), planos con profundidad de campo que se cuelan entre los hierros, el cristal sucio de los coches, la piedra y el humo. Muy buenos diálogos: inteligentes pero sin resultar literarios y forzados. Buenos personajes, la mayoría malos (no todos), de no fiar. El colofón lo da el inevitable filtro ocre y la siempre efectiva y bella música arabizante. El toque político está en el retrato urbano del Líbano y en el pesimismo o el amor dolido en los ojos del protagonista. Película no original pero con sabor a whisky envejecido en barrica de roble.
6 de agosto de 2024
6 de agosto de 2024
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Hermosa película de cine negro que bebe de los antiguos títulos de Humphrey Bogart y de las historias de Dashiell Hammett, sobria, intensa y lúgubre, aunque finalmente optimista. ¿Que recurre al trillado vademecum de clichés del género?¿Es que queda algo por ver en el cine? Por copiar hasta fusila el hermoso colchón ambiental de jazz roto con unos redobles de percusión que vemos en Taxi Driver. Bien, pero, ¿no resulta aún un recurso enérgico y hasta inspirador cuando lo vemos acompañando a nuestro protagonista en plano medio frontal mientras corre con la capucha del chándal calada en una noche neoyorquina de tonos anaranjados (tampoco muy original, claro)?
Como pegas apuntar a la precipitación con la que están rodadas algunas escenas, donde además se nota la escasez de medios. Uno puede imaginarse la misma película rodada con gran presupuesto, incidiendo en el carácter ceremonial de los códigos de la mafia (si, tampoco sería nada novedoso), el ritual de los pactos entre la política y el crimen y un retrato mas ampuloso de la ciudad que hiciese contrastar aún mas la soledad del protagonista. Aunque, claro, un mayor presupuesto hubiese supuesto, probablemente, una vulgarización de la puesta en escena (no hay nada malo en ver una película sin explosiones idiotas y cámaras bailando la conga).
Por lo demás, está todo: la conversación de policías en el bar de cualquier serie de televisión rutinaria, corrupción en el cuerpo (o la ciudad corrupta, ídem), la joven pareja de novios con problemas de comunicación (Seven), el intrigante asesino a sueldo (Los tres días del Cóndor), mafia y política (Chicago años 30 o El Padrino) y el viejo capo chapado a la antigua (magnífico Robin Thomas) que forjó su destino desde las calles de Little Italy. Es decir: está todo lo que nos gusta. Como también nos gusta ese policía taciturno, con un puntito de arrogancia, incapaz de expresar el amor por su pareja sino a través de una equívoca broma sobre huevos. Y (confesémoslo) ese asesino que no es la alimaña sin alma que nos pareció en un primer momento, sino (y contradiciendo la idea determinista del mero recurso de adaptación social) un ser aferrado a un código extraño que puede llegar a fiarse de la intuición sensible de su perro.
Como pegas apuntar a la precipitación con la que están rodadas algunas escenas, donde además se nota la escasez de medios. Uno puede imaginarse la misma película rodada con gran presupuesto, incidiendo en el carácter ceremonial de los códigos de la mafia (si, tampoco sería nada novedoso), el ritual de los pactos entre la política y el crimen y un retrato mas ampuloso de la ciudad que hiciese contrastar aún mas la soledad del protagonista. Aunque, claro, un mayor presupuesto hubiese supuesto, probablemente, una vulgarización de la puesta en escena (no hay nada malo en ver una película sin explosiones idiotas y cámaras bailando la conga).
Por lo demás, está todo: la conversación de policías en el bar de cualquier serie de televisión rutinaria, corrupción en el cuerpo (o la ciudad corrupta, ídem), la joven pareja de novios con problemas de comunicación (Seven), el intrigante asesino a sueldo (Los tres días del Cóndor), mafia y política (Chicago años 30 o El Padrino) y el viejo capo chapado a la antigua (magnífico Robin Thomas) que forjó su destino desde las calles de Little Italy. Es decir: está todo lo que nos gusta. Como también nos gusta ese policía taciturno, con un puntito de arrogancia, incapaz de expresar el amor por su pareja sino a través de una equívoca broma sobre huevos. Y (confesémoslo) ese asesino que no es la alimaña sin alma que nos pareció en un primer momento, sino (y contradiciendo la idea determinista del mero recurso de adaptación social) un ser aferrado a un código extraño que puede llegar a fiarse de la intuición sensible de su perro.
3 de agosto de 2024
3 de agosto de 2024
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Podríamos decir que para afrontar esta película es necesario hacer abstracción del grosero mensaje (neo, o pseudo) feminista, crisol en el que se amalgama la historia, sin embargo es de esta reducción ideológica de donde surge parte de su encanto estético: personajes dotados de una fría elegancia que deambulan por una casa de diseño, aislados emocionalmente unos de otros. Un aislamiento mitigado por las buenas formas y una frialdad aparente que oculta ardientes pasiones. Todo ello provocado por la confabulación mitológica del macho, el macho que aísla, manipula y posee. Y donde se incluyen juguetones apuntes lésbicos e insinuaciones sororas, incluso ambas cosas incestuosamente a la vez.
Otra buena baza de la película son los giros de guion. La película se plantea como un rompecabezas, fractura temporal y sorpresivas e inesperadas reacciones. También en este punto, si bien por momentos muestra el filo de la brillantez, no siempre lo hace y algunos giros resultan rutinarios. En uno de estos giros está para mi lo mejor de la película (descrito en el spoiler)
Personalmente, tengo problemas para disfrutar de las películas excesivamente abstractas, que, como ocurre en lo peor del cine español, son mero vehículo de la expresión de ideologías, lo cual suele ser síntoma de una mala digestión de la compleja realidad del mundo o sinónimo de bisoñez (o cosas peores, como de servidumbre del sistema de subvenciones). Esto al margen de los aspectos positivos que toda ideología pueda albergar, con su cuota de verdad, y de que no pocas películas ideológicas han ofrecido lo mejor de lo mejor que en una sala de cine se pueda dar. El Acorazado Potemkim, el Triunfo de la Voluntad y Desaparecido son películas ideológicas y magníficas. No es este el caso de Elizabeth Harvest, que si bien por momentos puede secuestrar nuestra atención, pareciera que no fuese capaz de superar la frialdad de sus planteamientos, la misma celda dorada y fría en la que están atrapadas las protagonistas.
Otra buena baza de la película son los giros de guion. La película se plantea como un rompecabezas, fractura temporal y sorpresivas e inesperadas reacciones. También en este punto, si bien por momentos muestra el filo de la brillantez, no siempre lo hace y algunos giros resultan rutinarios. En uno de estos giros está para mi lo mejor de la película (descrito en el spoiler)
Personalmente, tengo problemas para disfrutar de las películas excesivamente abstractas, que, como ocurre en lo peor del cine español, son mero vehículo de la expresión de ideologías, lo cual suele ser síntoma de una mala digestión de la compleja realidad del mundo o sinónimo de bisoñez (o cosas peores, como de servidumbre del sistema de subvenciones). Esto al margen de los aspectos positivos que toda ideología pueda albergar, con su cuota de verdad, y de que no pocas películas ideológicas han ofrecido lo mejor de lo mejor que en una sala de cine se pueda dar. El Acorazado Potemkim, el Triunfo de la Voluntad y Desaparecido son películas ideológicas y magníficas. No es este el caso de Elizabeth Harvest, que si bien por momentos puede secuestrar nuestra atención, pareciera que no fuese capaz de superar la frialdad de sus planteamientos, la misma celda dorada y fría en la que están atrapadas las protagonistas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El mejor momento de la película es aquel en el que se da muerte al detective, la reacción de horror y desamparo de la protagonista, la urgencia con la que sucede todo, sock en una palabra.
Entre los excesos que se hacen insufribles apuntaría a la confesión del doctor que insinúa como la verdadera y definitiva posesión del ser anhelado es su asesinato. El macho secuestra a las mujeres, en el peor de los casos seres cosificados, en el mejor con el ardid del falso aliado (también para beneficiárselas, claro), en modernos castillos domóticos o en sofisticadas celdas mentales. Hay un punto de humor en torno al chico ciego: enamorado de los distintos clones, pero a la vez pretendiente de la doctora. ¿Era necesario que la doctora fuese una mirona? Y otra pregunta, ¿Quién friega y limpia todo eso?
En mi opinión, si lo que se buscaba era contar un cuento vetusto adaptado al presente lo mejor hubiese sido optar o por una mayor sutileza o directamente por el gran guiñol, grotesco y gótico. Es solo una idea.
Entre los excesos que se hacen insufribles apuntaría a la confesión del doctor que insinúa como la verdadera y definitiva posesión del ser anhelado es su asesinato. El macho secuestra a las mujeres, en el peor de los casos seres cosificados, en el mejor con el ardid del falso aliado (también para beneficiárselas, claro), en modernos castillos domóticos o en sofisticadas celdas mentales. Hay un punto de humor en torno al chico ciego: enamorado de los distintos clones, pero a la vez pretendiente de la doctora. ¿Era necesario que la doctora fuese una mirona? Y otra pregunta, ¿Quién friega y limpia todo eso?
En mi opinión, si lo que se buscaba era contar un cuento vetusto adaptado al presente lo mejor hubiese sido optar o por una mayor sutileza o directamente por el gran guiñol, grotesco y gótico. Es solo una idea.
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