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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
14 de julio de 2023 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
MISIÓN…CUMPLIDA.
Resulta paradójico y a la vez esperanzador que en la época de la Inteligencia Artificial y del Metamodernismo nos encontremos con una película de factura artesanal y espíritu clásico.
Artesanal y clásica son los dos características que definen la séptima entrega de la franquicia MI y que quizás expliquen su ‘abracadabrante’ éxito.
Porque frente a unas franquicias sobresaturadas de efectos especiales plastificados, irreales, atropellados, nos encontramos una súper producción cinematográfica en la que la base de sus apabullantes imágenes son, increíblemente, reales y ese sentido de ‘live action’ genuino y respetuoso con las leyes de la física es el que propicia que sin darte siquiera cuenta, como espectador, te sorprendas a ti mismo absolutamente agarrado a la butaca como si estuvieras dentro de esa escena que te está dejando sin aliento.
Misión Imposible distaba mucho de ser una saga que languideciera pero la entrada en la misma del director y guionista Christopher McQuarrie a partir de la quinta entrega, Rough Nation, la ha revitalizado hasta límites que pensábamos, insospechados.
De hecho Rough Nation y Fallout forman una unidad sin solución de continuidad igual que este Dead Reckoning dividido en 2 partes.
Este Dead Reckoning parte uno se estructura en bloques. Esos bloques son sus 4 mastodónticas escenas que tienen lugar en otras tantas localizaciones. 4 escenas y una introducción. La estructura no puede ser más clásica.
El estrecho del mar de Bering, el aeropuerto de Abu Dabi, Roma, Venecia y finalmente el Orient Express (¿existe un tren más clásico que el popularizado por Agatha Christie?). 5 localizaciones, 5 escenas, unidas por un argumento simple que no simplista. Cada escena tiene su funcionalidad, su propia razón de ser, su desarrollo y su clímax y se suceden mediante pequeñas transiciones que dan cumplida explicación a las incógnitas que presenta la trama.
Todas las escenas sustentadas en localizaciones naturales, nada de estudios cerrados y pantalla verde. Espectáculo ‘outdoors’ en el que los planos generales sean mareantes y vertiginosos. Respeto a las reglas de la física (respeto llevado al límite eso sí) hasta que las reglas ‘del físico’ lo aguanten, porque Tom Cruise, con sus 61 años recién cumplidos, vuelve a hacer una exhibición de poderío atlético nivel ‘Holy Shit’. El vuelve a correr con su peculiar estilo, y corre mucho, conducir, montar en moto, escalar, descolgarse, despeñarse, precipitarse al vacío y …tirarse por un acantilado en un ‘halo jump’ absolutamente suicida. De hecho pienso, creo firmemente que la íntima aspiración de Cruise es…morir en un rodaje cuando vea, se dé cuenta de que ya no puede ofrecer el mayor espectáculo del mundo.
Porque esa es otra, Tom Cruise es un género cinematográfico en sí mismo, y con la franquicia Misión Imposible y bajo la dirección y las historias imaginadas por McQuarrie, ha encontrado su particular promesa de entregar al Mundo la AVENTURA DEFINITIVA.
Viejos personajes nos abandonan, otros nuevos entran a formar parte de la misión. Igual que hay ‘chicas Bond’ también tenemos las ‘chicas Ethan Hunt’ con unos patrones físicos muy concretos (que no voy a describir porque resultaría ‘machista’ pero vamos, muy perceptibles a ojos de un varón heterosexual algo más joven que el propio Cruise) La nueva chica MI, la actriz Hayley Atwell está impresionante a sus 41 años y logra hacernos olvidar a Rebeca Ferguson, misión tan complicada como cualquiera de las encomendadas al Ethan Hunt por otra parte.
El personaje de Tom Cruise/Ethan Hunt sigue siendo el mismo: valiente, abnegado, idealista, audaz (que no suicida), estoico. Se priva de todos los placeres mundanos para proteger a su gente, a su familia, a su reducido grupo de camaradas al objeto de no exponerlos frente a invisibles enemigos. Abraza una auto impuesta castidad por el temor de que sobrevenga la pérdida de la mujer amada y funciona bajo la premisa estoica de que el ‘bien superior’ es aquel que nada ni nadie, nunca, te puede arrebatar.
Hasta este Dead Reckoning Pt 1 tenía la firme convicción de que Fallout había sido la mejor película de acción de todos los tiempos, bueno, del siglo XXI seguro. Esperemos a Dead Reckoning 2 y consideremos ambas como una unidad para confirmar o desacreditar este particular ranking.
En definitiva, Dead Reckoning es el triunfo de lo analógico, lo físico, lo real y lo tangible frente a una Inteligencia Artificial que viene a aniquilar todo vestigio de humanidad creando una realidad virtual muy deshumanizada. Ethan Hunt y yo lo sabemos…
PD: Por cierto la traducción ‘Sentencia Mortal’ para referirse a Dead Reckoning no puede ser más desafortunada. Dead Reckoning hace referencia a un término marinero que viene a significar ‘navegar a ciegas’ o ‘derrotero por intuición’ y refleja mejor precisamente el derrotero por el que navega este PELICULÓN.
Una vez más…MISIÓN CUMPLIDA, y ya van siete.
Flow
Letonia2024
7.3
10,651
Animación
8
2 de junio de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Una película de animación, fuera del dominio Disney/Pixar, que cuenta una historia basada en la prosopopeya y cuyas imágenes logran emocionar y conmocionar, incluso.
Y es que el gato protagonista sería a los felinos lo que Tom Cruise a los humanos. Sometido a una constante Misión Imposible en la que sufre, padece y supera multitud de vicisitudes y pruebas, cada vez más definitivas, en un mundo selvático, acuático y violentamente cambiante en donde, parece ser, el ser humano ha desaparecido debido a algún cataclismo climático apocalíptico.
Con esa premisa la historia reunirá a un grupo de variopintos animales a los que se les otorgan características humanas y comportamientos sociales de solidaridad, asociacionismo, amistad, valentía, compañerismo, altruismo y finalmente, auto-percepción, conciencia de sí mismos en un sentido trascendental a partir de saberse únicos. Es recurrente cómo a lo largo del metraje aparece el concepto del reflejo en el espejo hasta que, en un momento dado, el reflejado termina reconociéndose.
Una película que nos ofrece imágenes arrebatadoras, absolutamente mágicas, oníricas, incluso transdimensionales, como si los protagonistas transitaran por planos existenciales paralelos, hipnotizantes. También angustiosas y amenazantes. La simbiosis entre imágenes, historia y música logra momentos sublimes.
Una película que, por derecho propio, emociona y conmueve.
Le deseamos la mejor de las suertes en la vida al heterogéneo grupo de animales, reunidos por una situación de 'causa mayor', en su periplo de crecimiento en donde no importa el destino, sino el trayecto.
15 de abril de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
"El cerebro humano no está especialmente interesado en la verdad. No es un buscador de hechos, sino un procesador de historias. Está diseñado para absorber el mundo de las historias de los grupos con los que nos identificamos -su narrativa del bien y el mal, su relato de lo que tenemos que hacer juntos para construir el futuro, su modelo heroico del yo ideal- y reorganizar nuestras percepciones en torno a él."
Una sorpresa, agradable, dentro del paupérrimo y sectario panorama cinematográfico pesoizado español.
Al tándem euskaldún conformado por los directores Arregui y Garaño hay que reconocerle que, lejos de situar su cine en el identitarismo excluyente, conoce y reconoce las profundas peculiaridades españolas y en su cine vemos esa diversidad cultural, geográfica, lingüística, temperamental, etc
Interesante aquella historia del gigante vasco del siglo XIX, HANDIA, fallida y demagógica la del topo andaluz que se pasó casi 40 años en un zulo, temeroso de Franco en 'La trinchera infinita'.
Y con este biopic del gran impostor del siglo XXI, Enric Marco Batlle, que se inventó su condición de superviviente en el campo de concentración nazi de Flossenburg, han facturado su mejor película.
En esta grandísima impostura, todo está perfectamente ensamblado, estructurado, desarrollado y equilibrado.
Las caracterizaciones, magistrales.
Las situaciones, convincentes.
La combinación entre la trama ficcionada y los fragmentos con imágenes reales y coetáneas a los hechos tomadas de los archivos de telediarios, documentales, reportajes de las distintas televisiones, acertadísima.
Una música minimalista que acentúa la tensión creciente y el cerco que se le va cerrando al 'gran embaucador' que se afana en ocultar su impostura, mientras sueña e imagina la fabulosa y definitiva 'performance'.
Al contrario que pasaba en La Trinchera infinita, en esta película la clave la encontramos en los detalles, en el rigor con el que se arma la trama, en la cronología exhaustiva de los hechos como columna vertebral de la historia. Vamos descubriendo los agujeros negros, las incoherencias, los 'espacios en blanco' y, finalmente, la gran mentira y el desplome de todo el entramado montado en torno a la impostura.
Conocemos al personaje a través de metraje fluido, sobrio, combinado con certeros flasbacks que nos retrotraen a esos comienzos en donde el protagonista descubrió que podía y sabía utilizar la mentira para obtener beneficios personales.
Pedro Sánchez también descubrió, hace tiempo, que la mentira como forma de desempeñarse en política, lejos de penalizarle, afianzaba su posición. A su lectorado no le importa la verdad, tan sólo el relato. PSOE salvador de la democracia (que realmente denigra y humilla) frente al fascismo. Sáhara, indultos, amnistía, competencias transferidas, Constitución prostituida, prostitución institucionalizada, escorts colocadas en empresas públicas...todo será constitucional, ético, necesario incluso si así lo establece 'el relato'.
Y Enric Marco pertenecía al bando 'de los buenos', y ni tan siquiera su 'desliz' pudo, ni puede, cambiar ni lo más mínimo ese paradigma. Izquierda bien, derecha lo peor.
Estamos ante un biopic patrio HONESTO y OBJETIVO. Excepcional, por tanto.
PD: Eduard Fernández, otro embustero demagogo, está soberbio (a lo mejor precisamente por eso) como Enric Marco.
13 de diciembre de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Vamos a hablar de esta película sobre los eventos que rodearon el rescate de 12 niños y su entrenador del equipo de fútbol que quedaron atrapados en la cueva de Tham Luang durante el verano de 2018, en medio de lluvias torrenciales que anegaban la gruta convertida en un mortal laberinto que imposibilitaba la evacuación de los niños. Bien.
Desde el punto de vista técnico seré breve. La película está dirigida por Ron Howard, un veteranísimo del cine cuyo mejor calificativo es el de ‘artesano’. Un tipo eficiente que siempre te asegura un resultado óptimo. Nunca facturará una obra maestra pero tampoco un bodrio. Oscila entre el 6 y el 8 en cuanto al resultado final. Es versátil y se adecúa perfectamente al guion que tiene entre manos. Igual te hace un Llamaradas con enorme presupuesto, que sabe lidiar con productos para lucimiento de una super estrella (Un horizonte muy lejano, Tom Cruise y Nicole Kidman), se viste de George Lucas para arreglar desaguisados galácticos (Han Solo), se encuentra cómodo en el género de aventuras (En el corazón del mar y su particular Moby Dick) o en el biopic ( Rush o Una Mente Maravillosa).
El veterano director acumula cerca de medio centenar de películas correctas, realmente buenas o excelentes. Un seguro.
En este caso, Howard huye del tono épico con banda sonora de Hans Zimmer, montaje vertiginoso, planos aberrantes imposibles y frenesí narrativo in crescendo para un final apoteósico. No, para nada.
La película se desempeña en un tono descriptivo, pausado, progresivo, casi documental, con un trazado psicológico de los distintos personajes que intervinieron directamente en el rescate, muy detallado pese a la coralidad del reparto. La factura documental para otorgarle una pátina de objetividad a la narración, la perspectiva la de los rescatadores…todos hombres.
Y ahí es donde entramos en el asunto en cuestión.
La película no es feminista, ni inclusiva, ni paritaria, pero sí reivindicativa, vaya que sí. Reivindica la figura del ‘hombre fuerte’. El hombre fuerte que basa precisamente su fortaleza en el poderío físico y en los conocimientos técnicos, todo ello articulado a partir de un elevado código moral. A lo largo del metraje se nos presentan hombres muy diferentes entre sí: el cinismo que esconde humanidad a flor de piel en Viggo Mortensen, la tozudez revestida de corrección de Collin Farrell, el debate interno de un médico en el que al final siempre, SIEMPRE gana su elección por la vida en el papel que más me gustó, el de Joel Edgerton.
Hombres fuertes, física, intelectual y moralmente. Altruistas, decididos, proactivos, solidarios, comprometidos. Esto es, la película reivindica la vieja y atávica masculinidad. La única que vale, por cierto. Porque como contemporáneos héroes de una tragedia griega, muestran valores eternos más allá de sus egos y particulares puntos de vista para lograr un objetivo común que está por encima de cada uno de ellos.
Y claro, hoy en día resulta que nos dicen, nos cuentan que este tipo de hombre fuerte es el arquetipo de ‘masculinidad tóxica’, cuando en realidad es masculinidad eterna. En la película no aparecen ‘buzas’ simplemente porque no puede haberlas y eso nos hace reflexionar sobre qué clase de arquetipo utiliza la ideología de género para construir su ‘nueva masculinidad’. Ninguno y a lo más, uno que en realidad ‘deconstruye’ al hombre en un pelele lleno de dudas, atrapado en su propia cobardía que le hace no asumir responsabilidades ni retos, que cede voluntariamente toda la responsabilidad a la mujer, engañada en su propio ‘complejo de Mary Sue’ impostado, y creado artificialmente desde departamentos de mujeres arribistas de un Ministerio feminista de Igualdad cualquiera.
La realidad tangible, la del día a día, la de las relaciones hombre y mujer, se empecina día sí y día también en desmantelar el ‘mantra’ en el que se fundamenta la ideología de género para al final llegar a una verdad tan atemporal como incuestionable: Hombres y mujeres somos verdades materiales, no una conveniencia cultural particular, DIFERENTES. Iguales en respeto y dignidad, pero diferentes en cuanto a perspectiva, modos, modas, roles y por supuesto, biología.
La ideología de género, al legislar sin tener en cuenta estos elementos ontológicos que definen al hombre y la mujer como verdades materiales diferentes, fracasa estrepitosamente. Construye falsos hombres y aún más falsas mujeres, falsas mujeres a la postre perdedoras porque las hace huir de su propia esencia y naturaleza, generando un impostado voluntarismo en el que la idea final se basa en otra falacia: el consentimiento. ¿Cómo puede haber consentimiento cuando has perdido toda perspectiva, cuando hasta el mismo concepto de consentimiento se ha diluido, se ha pervertido, en favor de una serie de ítems impuestos, que precisamente alejan a la mujer de su propio ser?
Película reivindicativa del ‘hombre fuerte’, que precisamente al desarrollarse a partir de la fórmula ‘basada en hechos reales’, por supuesto que se fundamenta en arquetipos y ¡ay!, esos arquetipos del hombre fuerte son rechazados por las feministas de tercera ola, porque en realidad secretamente, desean un hombre fuerte en sus vacías vidas, pero no lo encuentran.
20 de octubre de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
El punto de partida que dio origen a la historia que se nos cuenta en este film fue el hallazgo, reciente, en una zona agreste de Islandia de unas fotografías realizadas mediante calotipo, clara de huevo y emulsión de yoduro de plata. Por lo tanto se trata de fotografías del siglo XIX. Reflejaban escenas costumbristas del paisaje y de las gentes del lugar, y fueron realizadas por un cura danés. Este inopinado suceso le sirvió al director y guinista Hlynur Palmason para imaginar la vida y hechos del cura autor de las decimonónicas instantáneas y el resultado es una película digamos ‘asombrosa’, fuera de lo común y ‘basada en hechos reales’
Fuera de lo común empezando por el punto de vista formal puesto que está filmada en formato 4:3, no 16:9 como suele ser habitual. Esa relación de imagen inusualmente ‘cuadrada’ quizás pretenda reflejar ese origen fotográfico de la historia.
Otro aspecto relativo al lenguaje cinematográfico tiene que ver con el movimiento de la cámara. El ‘barrido’ es la técnica estrella en la narración. Barridos horizontales, de izquierda a derecha y viceversa, verticales de arriba abajo y viceversa, incluso hay un panorámica de 360º. Son los barridos lentos, cadenciosos, pausados. Sirven para mostrarle al espectador a los dos coprotagonistas del filme: el paisaje y el clima.
Un paisaje agreste, desabrido, extremo, duro…como sus gentes, como sus relaciones, como sus interacciones. Y a ese lugar es enviado un bisoño cura danés para construir una iglesia que resista las inclemencias del tiempo y lleve a los lugareños el Evangelio, la palabra de Dios.
Pronto se dará cuenta nuestro protagonista que se enfrenta a una misión que le supera. Por mucho que crea tener a la Fe como armadura, la dureza del lugar y un clima desapacible hasta el agotamiento, pronto harán mella en las convicciones del joven sacerdote.
El paisaje va a ser un personaje más de la historia, no sólo con vida propia – evidentemente por la cantidad de criaturas que en él habitan - sino con conciencia propia. Una conciencia dirigida a destruir la voluntad de aquel que no está preparado para soportar los envites del entorno.
Y las gentes del lugar en donde el cura ha de llevar la palabra de Dios son el reflejo en carne y hueso del clima y el paisaje. Nos encontramos con islandeses disgustados con la presencia de daneses en su tierra, y de daneses contrariados por tener que vivir en un lugar tan inhóspito.
La película está pergeñada a partir de escenas largas muy bien coreografiadas, con la intención de que las situaciones domésticas, sociales, rituales, cotidianas se nos muestren con la mayor naturalidad cuando en realidad ocultan un trabajo de planificación exhaustivo. Otra gran virtud de la película: una planificación cuidadísima para recrear una completa naturalidad, la espontaneidad suprema. Una espontaneidad en la que de un modo opresivo percibimos un sentido continuado de ‘tensión’ que se desatará hacia el final de la historia.
Durante el metraje se producen varios enfrentamientos físicos, desiguales pero creíbles, de trágicas consecuencias. Una vez más reflejan un minucioso trabajo de planificación y ejecución por parte del director y los actores.
Estamos ante un filme de alma costumbrista en la que se analiza ‘la comunidad humana’ en donde el cura desarrolla su trabajo y la peculiar idiosincrasia de las gentes resulta decisiva en el devenir de la historia, una psique colectiva marcada por el clima y el paisaje como ya hemos dicho.
Inevitablemente se me vino a la mente otra (muy mala) película pretendidamente costumbrista, que representaba insalvables diferencias culturales y en donde el clima y esa idiosincrasia localista también estaban muy presentes en la historia: As Bestas. As Bestas es el reverso fallido y pretencioso de lo que sí logra esta obra danesa. Sorogoyen es un director que o bien copia (mal) o patina en todas sus pretensiones cinematográficas. En As Bestas tiene el honor de haber logrado filmar la peor forma de matar a un hombre con tus propias manos. Todo está mal filmado, mal planteado, mal planificado y mal resuelto en la escena lamentable en la que dos tipos, con el paralelismo de la doma-derrota de los caballos del principio del filme, reducen a un bigardo de alrededor de 1,90 y más de 100 kilos. La forma en la que Sorogoyen plantea esa ‘derrota mortal’ es física y apodícticamente IMPOSIBLE. Y así todo lo demás: limitaciones disfrazadas de pretenciosidad.
Y en esa peli danesa o de espíritu danés ocurre, afortunadamente, justo lo contrario: aridez que esconde una potente trascendencia.
Pese a sus 144 minutos la película transita de forma muy fluida y con un creciente interés en saber cómo se van a resolver las distintas intrahistorias que conforman un argumento complejo y bien construido: la historia del cura, la de un padre posesivo y sus dos hijas en edad de merecer, un lugareño sesentón que sigue siendo un hércules en fortaleza física pero con un mundo interior demasiado oscuro, también la colección de animales que ellos sí, se sienten a gusto en el volcánico glacial de viento, nieve, lluvia y frío y cuyas apariciones y actitudes encierran una profunda carga simbólica.
Western crepuscular existencialista que muestra la insignificancia del ser humano y su lado más animal e instintivo como modo de adaptarse a entornos naturales extremos.
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