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8
12 de marzo de 2020
12 de marzo de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clásico de clásicos en lo que respecta a documentales acerca de la Segunda guerra mundial. Solía mirar sus capítulos junto a mi padre en las viejas tv blanco y negro. Arrancaba con una breve introducción narrada con voz en off contextualizando el tema bélico a abordar y de inmediato se venía la cortina musical. Una inolvidable melodía que curiosamente sonaba muy parecida a la famosa canción de Nino Rota del Padrino seguida de una sucesión de imágenes de atribulados rostros de las víctimas de la guerra (seguramente del Holocausto).
Poseía un muy bienvenido doblaje al español a cargo de Agustin Barrios Gomez quien con su chillona y melancólica voz impregnaba a la narración un marcado sentido trágico y atrapante, absolutamente verosímil a los sucesos que se veían en pantalla (la ocupación de Francia, la destrucción total de Polonia, la guerra en Rusia, la ofensiva japonesa...)
Con un descomunal material de archivo y una potente voz off, la serie no escamoteaba en ningún momento su objetivo de información con opinión, incorporando incluso entrevistas a los testigos de la contienda bélica quienes con sus mismas palabras ilustraban los hechos y ampliaban la mirada.
En definitiva, El Mundo en guerra, (antecesor de Apocalipsis: la segunda guerra mundial (2009), que le copia casi íntegramente el formato) ha sido un maravilloso documental de divulgación. Y aunque 50 años más tarde se le podría quizá objetar cierta intencionalidad pedagógica y encorsetada en sus opiniones, su nivel de información y su forma de cuento resulta, aun hoy día, notable, dramático y asombroso.
Poseía un muy bienvenido doblaje al español a cargo de Agustin Barrios Gomez quien con su chillona y melancólica voz impregnaba a la narración un marcado sentido trágico y atrapante, absolutamente verosímil a los sucesos que se veían en pantalla (la ocupación de Francia, la destrucción total de Polonia, la guerra en Rusia, la ofensiva japonesa...)
Con un descomunal material de archivo y una potente voz off, la serie no escamoteaba en ningún momento su objetivo de información con opinión, incorporando incluso entrevistas a los testigos de la contienda bélica quienes con sus mismas palabras ilustraban los hechos y ampliaban la mirada.
En definitiva, El Mundo en guerra, (antecesor de Apocalipsis: la segunda guerra mundial (2009), que le copia casi íntegramente el formato) ha sido un maravilloso documental de divulgación. Y aunque 50 años más tarde se le podría quizá objetar cierta intencionalidad pedagógica y encorsetada en sus opiniones, su nivel de información y su forma de cuento resulta, aun hoy día, notable, dramático y asombroso.
8
12 de julio de 2023
12 de julio de 2023
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacia mediados de la década del 80 Wham! ya se había convertido en una banda de superestrellas con resultados de ventas asombrosos, que nos han hecho considerar que estos chicos británicos fueron algo más que un grupo de los llamados “one hit wonder” (grupos de éxito por una sola canción). Pensar solamente en temas como “Freedom”, “Club Tropicana”, “Wake me up before you go-go” y sobre todo el sensacional “Careless Whisper” con ese solo de saxo descomunal a cargo de Steve Gregory, ilustra mejor que todo la fama y la importancia mundial de este dúo de estrellas que fueron George Michael y Andrew Ridgeley.
La “whammania” era tan popular que no solo se los veía en posters donde lucían como figuras pop, sino que también se sirvieron del advenimiento del videoclip para plasmar a la banda como un ícono del espíritu de los 80. Comparables con otros supergrupos como ser A-ha, Duran Duran, Culture Club, Spandau Ballet.
El flamante documental que nos ofrece Netflix capta de maravillas la trayectoria del grupo Wham desde sus inicios hasta su separación. Esta dirigido por Chris Smith, conocido por sus más que atendibles y fascinantes trabajos anteriores como ser Fyre: La fiesta que nunca susedió (2019), Jim and Andy (2017) o La ola de 30 metros (2021).
Narrado casi en forma de diario y aprovechándose de la eficaz fotogenia de los dos cantantes, el documental es generoso con las muestras de sus coreografías, los cambios de looks y esos raros peinados nuevos propios de aquella época de creatividad y brillantina. Es algo risueño ver esos vestuarios de shorts, polainas y chalecos blancos a torso desnudo con los que brillaban en los videoclips.
Sabiendo un poco lo que ocurrió luego con la vida de George Michael, el tono festivo y colorido del documental también tiene el mérito en no ocultar cierto costado sensible de estos famosos artistas. Momentos en que se documenta por ejemplo su precursora excursión a China o las propias voces de audio de los cantantes donde nos comentan el complicado costo de “salir del placard” (ya sea porque a la industria no le convenia o porque no era nada bueno para su imagen).
Es curioso también oir en primera persona la obsesión de George Michael por ascender a los números uno en los Charts cuando unos pocos años antes no eran mas que dos amigos que se presentaron casi por casualidad en el programa de castings de cantantes Top of the Pops.
Sin el rellleno de una televisiva voz en off y con el testimonio propio de los dos protagonistas este bonito y entretenido documental cumple y dignifica con cierto tono vintage con lo que se propone: recordar a Wham!
La “whammania” era tan popular que no solo se los veía en posters donde lucían como figuras pop, sino que también se sirvieron del advenimiento del videoclip para plasmar a la banda como un ícono del espíritu de los 80. Comparables con otros supergrupos como ser A-ha, Duran Duran, Culture Club, Spandau Ballet.
El flamante documental que nos ofrece Netflix capta de maravillas la trayectoria del grupo Wham desde sus inicios hasta su separación. Esta dirigido por Chris Smith, conocido por sus más que atendibles y fascinantes trabajos anteriores como ser Fyre: La fiesta que nunca susedió (2019), Jim and Andy (2017) o La ola de 30 metros (2021).
Narrado casi en forma de diario y aprovechándose de la eficaz fotogenia de los dos cantantes, el documental es generoso con las muestras de sus coreografías, los cambios de looks y esos raros peinados nuevos propios de aquella época de creatividad y brillantina. Es algo risueño ver esos vestuarios de shorts, polainas y chalecos blancos a torso desnudo con los que brillaban en los videoclips.
Sabiendo un poco lo que ocurrió luego con la vida de George Michael, el tono festivo y colorido del documental también tiene el mérito en no ocultar cierto costado sensible de estos famosos artistas. Momentos en que se documenta por ejemplo su precursora excursión a China o las propias voces de audio de los cantantes donde nos comentan el complicado costo de “salir del placard” (ya sea porque a la industria no le convenia o porque no era nada bueno para su imagen).
Es curioso también oir en primera persona la obsesión de George Michael por ascender a los números uno en los Charts cuando unos pocos años antes no eran mas que dos amigos que se presentaron casi por casualidad en el programa de castings de cantantes Top of the Pops.
Sin el rellleno de una televisiva voz en off y con el testimonio propio de los dos protagonistas este bonito y entretenido documental cumple y dignifica con cierto tono vintage con lo que se propone: recordar a Wham!

4.8
248
7
2 de septiembre de 2021
2 de septiembre de 2021
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a comenzar señalando que esta película de 2012 del director Gabriel Medina la he rescatado de una colección personal de dvds, no de alguna plataforma de streaming, lo cual de algún modo puede resultar para algunos una rareza de hallar dentro de la oferta disponible del cine actual.
El argumento trata acerca de un joven que padece esporádicos ataques de pánico y que llega junto a su padre a una cabaña situada en un entorno serrano y apacible. Al promediar la primera noche, el muchacho es picado por una araña de tamaño considerable y de temible aspecto. A la mañana siguiente, luego de concurrir al hospitalito de la comarca, una enfermera le inyecta corticoides y le explica que no es nada grave. Sin embargo, al poco tiempo el brazo en que fue picado comienza a infectarse notoriamente. Sin perder tiempo, el muchacho acude en busca de la opinión de uno de los habitantes del pueblo que le afirma que la única forma de "zafar" de la muerte es si logra conseguir que lo vuelva a picar otra araña de la misma especie, y eso debe ser rápidamente. De esa manera, bajo la guía de un baqueano alcohólico y ultra religioso comienza una búsqueda incesante por planicies y sierras del escondite donde se refugiarían las arañas.
Esta bastante claro que película tiene buenos elementos desde donde abordarla. Una historia sencilla pero interesante; una envoltura escenográfica notable con buenos paisajes de la provincia argentina de Córdoba; un trío de buenos actores (Martín Piroyansky, Alejandro Awada y Jorge Sesán) y la presencia espeluznante de un insecto que cinematográficamente suele causar repulsión, como ser una araña negra de patas largas y muy peluda.
Además se evidencia que el realizador subraya cierto cariño de las virtudes paisajísticas del entorno serrano donde se desarrolla la película, a juzgar principalmente por los escenarios que este escoge para filmarla. Tal es así que al momento de los créditos finales se destaca la siguiente leyenda “la producción agradece especialmente a la comuna de La Cumbrecita ( provincia de Córdoba) por hacer posible este film"
El problema de la película a mi modo ver es que después de un buen comienzo, promediando ya la mitad del film, comienza a resultar algo aburrida. Sobre todo en las secuencias en que se produce el periplo de exploración de los personajes en medio valles y sierras que se hacen algo largas. Creo que hubiera sido un brillante ejercicio fílmico si se hubiera concebido "la araña Vampiro" como un cuento para un mediometraje. Pero, aun así, a pesar de la extensión, el relato resulta bastante redondo narrativamente hablando, con un buen desarrollo y un inteligente final que por supuesto no voy a espoilear.
"La Araña vampiro" tuvo una gran oportunidad de hacerse ver en el Festival de Cine de Buenos Aires (Bafici 2012) donde obtuvo sus premios como mejor película argentina y otro galardón adicional para el por entonces prometedor protagonista Martin Piroyansky como mejor actor. En el balance, se puede deducir el carácter personal del director en esta ficción argentina y destacar su libertad artística. Hecha con pocos elementos y con un singular deleite por querer narrar una historia abriéndose al paisaje, sabe explorar con convicción la aventura, incluso el terror con ingredientes de western. Lo que suele reconocerse como cine independiente y de género.
El argumento trata acerca de un joven que padece esporádicos ataques de pánico y que llega junto a su padre a una cabaña situada en un entorno serrano y apacible. Al promediar la primera noche, el muchacho es picado por una araña de tamaño considerable y de temible aspecto. A la mañana siguiente, luego de concurrir al hospitalito de la comarca, una enfermera le inyecta corticoides y le explica que no es nada grave. Sin embargo, al poco tiempo el brazo en que fue picado comienza a infectarse notoriamente. Sin perder tiempo, el muchacho acude en busca de la opinión de uno de los habitantes del pueblo que le afirma que la única forma de "zafar" de la muerte es si logra conseguir que lo vuelva a picar otra araña de la misma especie, y eso debe ser rápidamente. De esa manera, bajo la guía de un baqueano alcohólico y ultra religioso comienza una búsqueda incesante por planicies y sierras del escondite donde se refugiarían las arañas.
Esta bastante claro que película tiene buenos elementos desde donde abordarla. Una historia sencilla pero interesante; una envoltura escenográfica notable con buenos paisajes de la provincia argentina de Córdoba; un trío de buenos actores (Martín Piroyansky, Alejandro Awada y Jorge Sesán) y la presencia espeluznante de un insecto que cinematográficamente suele causar repulsión, como ser una araña negra de patas largas y muy peluda.
Además se evidencia que el realizador subraya cierto cariño de las virtudes paisajísticas del entorno serrano donde se desarrolla la película, a juzgar principalmente por los escenarios que este escoge para filmarla. Tal es así que al momento de los créditos finales se destaca la siguiente leyenda “la producción agradece especialmente a la comuna de La Cumbrecita ( provincia de Córdoba) por hacer posible este film"
El problema de la película a mi modo ver es que después de un buen comienzo, promediando ya la mitad del film, comienza a resultar algo aburrida. Sobre todo en las secuencias en que se produce el periplo de exploración de los personajes en medio valles y sierras que se hacen algo largas. Creo que hubiera sido un brillante ejercicio fílmico si se hubiera concebido "la araña Vampiro" como un cuento para un mediometraje. Pero, aun así, a pesar de la extensión, el relato resulta bastante redondo narrativamente hablando, con un buen desarrollo y un inteligente final que por supuesto no voy a espoilear.
"La Araña vampiro" tuvo una gran oportunidad de hacerse ver en el Festival de Cine de Buenos Aires (Bafici 2012) donde obtuvo sus premios como mejor película argentina y otro galardón adicional para el por entonces prometedor protagonista Martin Piroyansky como mejor actor. En el balance, se puede deducir el carácter personal del director en esta ficción argentina y destacar su libertad artística. Hecha con pocos elementos y con un singular deleite por querer narrar una historia abriéndose al paisaje, sabe explorar con convicción la aventura, incluso el terror con ingredientes de western. Lo que suele reconocerse como cine independiente y de género.

6.1
2,085
8
26 de octubre de 2023
26 de octubre de 2023
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El filme arranca y cierra con la canción de Charly Garcia “Dos cero uno" (transas) y creo que le queda muy bien. Por un lado, nos cuenta algo acerca de la utopía de los filósofos y las ganas de cambiar el mundo con la palabra y el debate en el campo de las ideas y no tanto con lo fáctico. Y por otro lado, porque en solo 2 minutos la ironía de la letra, el beat de batería y sobre todo cómo le entra al piano Charly nos logra meter de lleno en esa especie de reparto de cartas que es el inicio de la película.
El título hace referencia a la sede en el barrio de Caballito de la Facultad de Filosofía y Letras ("Filo", en la calle Puan 486) La universidad pública con sus debates y su rigurosos programas de estudio, sus espacios cargados de afiches políticos y sus ocasionales interrupciones de clases por anuncios de militantes del centro de estudiantes. Y es en ese universo donde transcurre parte de la acción, cuando el titular de una de las cátedras de Filosofía política fallece en forma súbita. A partir de allí se desata una competencia entre dos docentes por un llamado a concurso para sucederlo. Uno, es el profesor tradicional, compañero de años del ex-jefe de catedra, para el que la facultad es su vida misma y a la cual ha dedicado de lleno a la docencia. El otro, que también reclama para sí el puesto vacante, es más carismático y con personalidad opuesta, incluso llega exitoso de dar clases en universidades europeas, seduce hablando en otros idiomas y hasta es entrador con las mujeres (breve pero eficaz cameo a Lali Espósito).
Se produce entonces un duelo actoral hermoso y entretenido entre ese gran actor que es Leonardo Sbaraglia y el otro menos famoso pero que también se luce que es Marcelo Subiotto. El primero, un pedante en el mejor sentido de la palabra que fascina a la audiencia haciendo constantes citas a Kant y Platón; y el segundo un docente de catedra que alterna sus claustros universitarios con algún programa de filosofía en barrios humildes (muy bien captado por el director) o hasta dando clases privadas en la residencia misma de una ricachona que las paga en dólares pero que no se la ve muy interesada.
Puan es una película que tiene muchos toques de comedia y de humor donde no parece ocurrir ningún conflicto importante durante toda la trama. Sin embargo, no está exenta de momentos de melancolía y de múltiples lecturas. No escatima en dotar al guion con varios pasajes discursivos donde se citan ideas de Heráclito, Hobbes o Rousseau que resultaran interesantes para algunos, pero para otros resultara algo aburrida. Me parece un emprendimiento cinematográfico infrecuente y que, si se tiene alguna idea de lo que se va a ver, como en mi caso, seguramente saldrás de la sala satisfecho y apasionado
El título hace referencia a la sede en el barrio de Caballito de la Facultad de Filosofía y Letras ("Filo", en la calle Puan 486) La universidad pública con sus debates y su rigurosos programas de estudio, sus espacios cargados de afiches políticos y sus ocasionales interrupciones de clases por anuncios de militantes del centro de estudiantes. Y es en ese universo donde transcurre parte de la acción, cuando el titular de una de las cátedras de Filosofía política fallece en forma súbita. A partir de allí se desata una competencia entre dos docentes por un llamado a concurso para sucederlo. Uno, es el profesor tradicional, compañero de años del ex-jefe de catedra, para el que la facultad es su vida misma y a la cual ha dedicado de lleno a la docencia. El otro, que también reclama para sí el puesto vacante, es más carismático y con personalidad opuesta, incluso llega exitoso de dar clases en universidades europeas, seduce hablando en otros idiomas y hasta es entrador con las mujeres (breve pero eficaz cameo a Lali Espósito).
Se produce entonces un duelo actoral hermoso y entretenido entre ese gran actor que es Leonardo Sbaraglia y el otro menos famoso pero que también se luce que es Marcelo Subiotto. El primero, un pedante en el mejor sentido de la palabra que fascina a la audiencia haciendo constantes citas a Kant y Platón; y el segundo un docente de catedra que alterna sus claustros universitarios con algún programa de filosofía en barrios humildes (muy bien captado por el director) o hasta dando clases privadas en la residencia misma de una ricachona que las paga en dólares pero que no se la ve muy interesada.
Puan es una película que tiene muchos toques de comedia y de humor donde no parece ocurrir ningún conflicto importante durante toda la trama. Sin embargo, no está exenta de momentos de melancolía y de múltiples lecturas. No escatima en dotar al guion con varios pasajes discursivos donde se citan ideas de Heráclito, Hobbes o Rousseau que resultaran interesantes para algunos, pero para otros resultara algo aburrida. Me parece un emprendimiento cinematográfico infrecuente y que, si se tiene alguna idea de lo que se va a ver, como en mi caso, seguramente saldrás de la sala satisfecho y apasionado

5.7
11,127
7
9 de noviembre de 2021
9 de noviembre de 2021
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me sorprende que Disney como factoría, o sus ejecutivos, hallan recurrido a Jaume Colett-Serra para filmar una recreación de una de las atracciones de Disneylandia que es justamente Jungle Cruise. Con antecedentes de películas como La huérfana (2009), La Casa de cera (2005), Una noche para sobrevivir (2015) o The commuter (2018) estamos hablando de un indiscutible artesano de la imagen, un virtuoso en el campo del tratamiento visual y del color, además de un muy buen narrador.
La atracción de Jungle Cruise de Disneyworld en el que se basa el film consiste básicamente de un paseo en una embarcación mecánica en la que un capitán va narrando a los pasajeros lo que van viendo durante el recorrido por una jungla artificial, avistando animales audioanimatronics como pirañas y elefantes, un vistoso decorado de plantas tropicales y exóticas y hasta incluso algunos aborígenes muy maquillados de actitud belicosa. Lo que se busca es imitar un hiperrealista viaje que se desarrolle en el Amazonas o en algún lugar del Africa.
Pero, lógicamente, para la adaptación al cine, y sobre todo a partir de Jurassic Park (1993) como su más original antecesor, la técnica audoanimatrónica ya no se usa mas en las películas porque se cree que perdió su eficacia y porque ha sido reemplazado por el ordenador del CGI. Es que hoy en día los efectos digitales ayudan a la consecución del objetivo que no es otro que entretener sin mas pretensiones que una billetera abultada con buena cantidad de recursos de producción y un guion imaginativo y generoso en ideas .
La película de Disney trata sobre la aventura de una investigadora que en 1917 viaja junto a su hermano (hoy sería un incipiente activista LGTB) río abajo por la zona peligrosa del Amazonas en busca de un antiguo árbol con mágicas propiedades curativas. Para ello contratarán los servicios de un cuestionado y endeudado pero muy hábil capitán de una embarcación para turistas, que a bordo del algo destartalado "Quila" ("un vapor desvencijado con actitud") remontaran el rio en un viaje fantástico y fabuloso lleno de peligro con la meta de descubrir el misterio de un antiguo artefacto tribal y hacerse de una flor curativa que cambiara el destino de la humanidad. Claro que nada será tan sencillo, ya que en su trepidante periplo el capitán y la investigadora rivalizarán con un príncipe alemán que a bordo de un icónico submarino hace de villano y querrá eliminarlos en esa misma carrera detrás de su épica misión.
Aunque ya se encuentre disponible en varias plataformas de streaming, JC es una película recomendable para ver en cine, en familia y en pantalla grande. Partiendo de la base del juego de Disney de EEUU, el trabajo de adaptación cinematográfico que se propusieron ha tenido como resultado un film correcto, con pasajes que remiten a películas de aventuras como Indiana jones (1984), The Mummy (1999) o -yendo más hacia atrás- a La reina africana (1951). Y además, como haciéndose eco de cuestiones ecologistas hay abundancia de guiños a cuestiones medioambientales. El relato situado en la selva del Amazonas, donde aparecen sutiles micro relatos de la cadena alimenticia entre vegetales y animales es uno de los ejemplos de ello.
Los créditos finales con coloridas acuarelas presentando a todos los protagonistas y el atractivo de la foto digital con que se la promociona el film, son una muestra del muy factible cariño con el que esta concebida esta producción, al igual que demuestra (una vez más) que cada cita con el catalán formado en Holywood Jaume Collette-Serra es la promesa de un cine bastante seductor a los ojos.
La atracción de Jungle Cruise de Disneyworld en el que se basa el film consiste básicamente de un paseo en una embarcación mecánica en la que un capitán va narrando a los pasajeros lo que van viendo durante el recorrido por una jungla artificial, avistando animales audioanimatronics como pirañas y elefantes, un vistoso decorado de plantas tropicales y exóticas y hasta incluso algunos aborígenes muy maquillados de actitud belicosa. Lo que se busca es imitar un hiperrealista viaje que se desarrolle en el Amazonas o en algún lugar del Africa.
Pero, lógicamente, para la adaptación al cine, y sobre todo a partir de Jurassic Park (1993) como su más original antecesor, la técnica audoanimatrónica ya no se usa mas en las películas porque se cree que perdió su eficacia y porque ha sido reemplazado por el ordenador del CGI. Es que hoy en día los efectos digitales ayudan a la consecución del objetivo que no es otro que entretener sin mas pretensiones que una billetera abultada con buena cantidad de recursos de producción y un guion imaginativo y generoso en ideas .
La película de Disney trata sobre la aventura de una investigadora que en 1917 viaja junto a su hermano (hoy sería un incipiente activista LGTB) río abajo por la zona peligrosa del Amazonas en busca de un antiguo árbol con mágicas propiedades curativas. Para ello contratarán los servicios de un cuestionado y endeudado pero muy hábil capitán de una embarcación para turistas, que a bordo del algo destartalado "Quila" ("un vapor desvencijado con actitud") remontaran el rio en un viaje fantástico y fabuloso lleno de peligro con la meta de descubrir el misterio de un antiguo artefacto tribal y hacerse de una flor curativa que cambiara el destino de la humanidad. Claro que nada será tan sencillo, ya que en su trepidante periplo el capitán y la investigadora rivalizarán con un príncipe alemán que a bordo de un icónico submarino hace de villano y querrá eliminarlos en esa misma carrera detrás de su épica misión.
Aunque ya se encuentre disponible en varias plataformas de streaming, JC es una película recomendable para ver en cine, en familia y en pantalla grande. Partiendo de la base del juego de Disney de EEUU, el trabajo de adaptación cinematográfico que se propusieron ha tenido como resultado un film correcto, con pasajes que remiten a películas de aventuras como Indiana jones (1984), The Mummy (1999) o -yendo más hacia atrás- a La reina africana (1951). Y además, como haciéndose eco de cuestiones ecologistas hay abundancia de guiños a cuestiones medioambientales. El relato situado en la selva del Amazonas, donde aparecen sutiles micro relatos de la cadena alimenticia entre vegetales y animales es uno de los ejemplos de ello.
Los créditos finales con coloridas acuarelas presentando a todos los protagonistas y el atractivo de la foto digital con que se la promociona el film, son una muestra del muy factible cariño con el que esta concebida esta producción, al igual que demuestra (una vez más) que cada cita con el catalán formado en Holywood Jaume Collette-Serra es la promesa de un cine bastante seductor a los ojos.
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