A esta altura decir que Daredevil es la mejor serie se superheores es casi un obviedad. Todo funciona, los actores, la trama, las coreografías de las peleas ( en esta tercer temporada hay un duelo increíble, entre otras escenas de gran tensión y realismo).
Es la mas seria, la mas violenta e intransigente con el espectador, aquí el héroe si que recibe golpes, si que sufre, si que tiene problemas sin resolver. Matt Murdock es completamente tridimensional, sus decisiones son comprensibles (aunque no las aceptemos) Y ademas cuenta con Kingpin, uno de los mejores antagonistas que yo recuerde. Punto extra por la introducción del nuevo villano que es perfecta, ademas Wilson Bethel lo hace increíblemente bien interpretando a Benjamin Poindexter (¿quizás, teniendo su revancha el actor? Recordemos que iba a ser el Capitan America)
Daredevil va mas allá de las escenas de acción, de la trama o de los efectos, es una serie de personajes que se toma su tiempo para que los conozcamos (a diferencia de esas series que tienen un villano por capitulo). Que los guionistas cuiden tanto este aspecto hace que las escenas dramáticas o de acción tengan una tensión superior a la media de las series de la misma Marvel o de su "eterna rival" DC.
Como ya se dijo por ahí las series sobre superheroes ya tienen su The Wire

La visión de él mismo.

Nunca sabremos si es la película que Orson quería (probablemente no) pero, como un disco de rarezas de los Beatles o los álbumes con nuevas mezclas de Hendrix, notaremos, aunque eclipsada, una pequeña parte del estilo, la creatividad y la influencia del artista. Si esta movida de Netflix motiva a descubrir o redescubrir las películas de Welles, eso ya es motivo para celebrar, en estas épocas de formatos y estándares, de formulas y números, de efectos sin guion, de subestimar al publico, nos encontramos con la dirección y las actuaciones de este animal del cine.
Y aunque no sea la película que su director quería que viéramos, si nos permite (junto con su documental) acercarnos al hombre y al artista, al genio y al incomprendido, al único Orson Welles.

Chris Smith nos demuestra una vez mas que la realidad supera a la ficción.
El director se posiciona como un ojo que todo lo ve, sin omitir opinión, mostrando el desarrollo de unos hechos que invitan a plantearse muchas cosas: Desde como funciona la industria de la publicidad hasta cuan superficial puede llegar a ser el ser humano.
Como espectador uno se puede quedar a observar (como si se tratase del "Titanic") el estrepitoso fracaso hacia el que se dirigen los responsables del Festival (y sus consecuencias) y en el camino sacar algunas conclusiones acerca de los tiempos que corren, rodeados de influencers, likes y direccionamiento mediático. Todo se compra, todo se paga, todo se vende, sea real o no, desde un "like" hasta un "ticket" de 4.000 dolares, simplemente por estar, por ser y por pertenecer.

Dragon Ball Daima se siente muy cercana al manga, tanto estética como narrativamente se posiciona desde una perspectiva folclórica que la hace sentir muy familiar.
Me gustó mucho la animación y la fluidez estética que maneja en todo momento. Como fanático de Dragon Ball, mi niño interior disfrutó mucho revisitar a estos personajes y mundos.

La reciente partida de Akira Toriyama significó un gran impacto para mucha gente en distintos lugares del mundo. Generaciones enteras se criaron con Goku, Piccolo y Vegeta. Incluso alguien que no sepa absolutamente nada de anime conoce Dragon Ball, forma parte de la cultura popular.

Por eso, esta serie es un tributo perfecto para celebrar al maestro y disfrutar de su legado. Gracias, Akira Toriyama, grande entre los grandes, nos dejaste una última historia para despedirte como debe ser, mirando Dragon Ball.

Deadly Class o Clase Letal (traducción que mola mucho) es otra adaptación de un comic book que nos trae este 2019 recargado de cultura popular nerd (y como sabemos, nerd is the new sexy) escrito por Rick Remender (aquí guionista). La nueva serie de Syfy tiene un montón de cosas positivas: su reparto, que aunque pueda parecer estereotipado cumple perfectamente con las intenciones del mundo que se nos presenta, su estilo old school punk, una banda sonora ochentera a prueba de balas y unos diálogos mas venenosos que una cobra, pero (si, casi siempre hay un pero) todo parece muy apresurado, demasiado artificial por momentos, sufre claramente el pasaje de la viñeta al fotograma, algunas escenas (sobre todo en los primeros capítulos) se suceden sin razón para que la trama avance y otras son directamente puro relleno, es una serie a la que le cuesta un poco encontrar su ritmo pero cuando lo hace es salvaje.

Al inicio es violenta pero algo naif lo que la deja a medio camino entre el drama adolescente y la acción pura y dura a lo Wanted (2008, Timur Bekmambetov). Parece que quiere ser muchas cosas en vez de concentrarse en contar una historia que francamente es muy interesante, todo cambia a partir del quinto capitulo.

Nuestro protagonista Benjamin Wadsworth lo hace muy bien en los momentos en el que el guion (en un principio) precipitado no le exige sobreactuar, podemos sentir empatia muy rápidamente por su personaje que quizás con otro actor detestaríamos.

Mención especial para Benedict Wong (el director del "instituto") Henry Rollins y French Stewart (excelente primera aparición, ademas de que su personaje como concepto es muy bueno) ) dos de los "particulares" profesores de esta especie de Hogwarts para asesinos y yakuzas

¿Que si la recomiendo? pues si y mucho, es una hermosa ida de olla que toma muchos elementos de la cultura millennial y la generación x, los mezcla e intenta crear algo nuevo. Todo dependerá de como se desarrollen la trama y los personajes, potencial le sobra, solo debe librarse de algunos lastres y pulir su guion. Eso si, a partir del quinto capitulo (que homenajea a Fear and Loathing in Las Vegas de Terry Gilliam ) encuentra su tono y va a fondo. En el camino rinde tributo a Breakfast Club (John Hughes, 1985), Kill Bill (Tarantino, 2003) y Trainspotting (Danny Boyle,1996) reconociéndolas como influencias.