Interesante película de HBO para televisión sobre el político inglés Sir Winston Leonard Spencer Churchill, (1874 -1965) famoso por ser primer ministro británico durante la II Guerra Mundial.

El filme nos cuenta el período de años que va desde su nombramiento como Primer Ministro hasta la pérdida de las elecciones y abandono del cargo. Está muy bien interpretado por el gordo actor Brendan Gleeson.

Además resuenan a lo largo de la narración, máximas como:

"Las naciones que caen peleando vuelven a levantarse. Las que se rinden mansamente quedan acabadas."

"Creer es ser fuerte."

"Ya sea que crea uno no no crea, es algo terrible quitarle las esperanzas a los hombres."

Buena película, al menos tan buena como está la actriz Sara Forestier; es una delicia verla desnuda o con minifalda, o también vestida de musulmana integrista, como quiera tiene un atractivo de gran grado.

El filme toca la inmigración norteafricana en Francia y cómo los hijos de esos emigrantes, a pesar de sentirse franceses y asumir sin problemas su cultura libertaria, sienten algo de segregación (que la mayoría de las veces es sólo producto de la mente más que de la realidad).

Una joven, hija de un argelino, simpática, de izquierdas y con mucho dinamismo conoce a un zoologo especialista en aves, bastante mayor que ella, hacia el que poco a poco se irá sintiendo cada vez más atraida. Y viceversa, porque dos tetas, como dice refrán, tiran más que dos carretas, y el caso de Sara Forestier, tiran más que dos camiones de máxima potencia.

No entiendo como una historia tan misteriosa, llena de intriga y que nos mantiene completamente absortos o cautivados ante su desarrollo —pues tratamos de entender qué se oculta detrás del comportamiento tan extraño del protagonista principal, Jeff Goldblum, que ha suplantado la identidad de un hombre que fue asesinado a su vera—, el director la deja languidecer hasta írsele de las manos y hacérnosla indigerible.

En los primeros 45 minutos creí haber dado con una de esas raras películas que de cuando en cuando nos hacen exclamar: "¡Bendito invento del cine!" Pero no, a partir de ahí la filmación parece otra, se vuelve una obra mal conducida y peor desentrañada.

La historia es bastante atractiva y merecía un mejor trato.

Película interesante porque retrata ese tiempo de adolescencia en el cual se suele estar bastante desorientando ante el futuro, desganado de todo, harto de no hacer nada, deseoso de encontrar referencias, aventuras, viajes, trabajo, independizarse e ir por libre; pero que en la mayoría de los casos es solo un deseo que no se cumple y hay que cargar con lo que hay: "bastante vacío existencial".

Pero poco más. "Nadar solo" ni siquiera va de natación aunque pueda parecerlo a priori, y tampoco va de soledad; sino de la típica desgana y no saber en qué emplear la vida de manera que ésta sepa a verdadera vida. En fin, el protagonista, su amigo y la muchacha con la que empieza a salir, andan absortos en ese tiempo existencial o adolescencia, cuya característica más sobresaliente es que uno parece estar "empavado" (por eso lo de "edad del pavo").

Estupenda película. Galardonada con un oscar a la mejor película extranjera (feb-2010) con todo merecimiento.

La historia que nos narra es apasionante y además bastante original, porque pocas veces los protagonistas y héroes de un filme han sido unos funcionarios de un juzgado. En ellos se centra el argumento, en sus deseos de justicia por encima de la "injusta Justicia" o poder oficial burocrático; en su investigación más allá de sus obligaciones y sueldos por hacer luz en un asunto que el papeleo, la corrupción y la falta de sensibilidad típica de la justicia "desalmada", pasan por alto o dan el carpetazo.

Muy aconsejable, porque se trata de una película que no defrauda al espectador.