No voy a hablar del director, el cuál no me gusta ni en su faceta de músico, y no deja de sorprender que en los comentarios se escribe de él como si fuese Darío Argento. Infiero que el referente de algunos debe ser el que dirigió 300, de cuyo nombre tampoco quiero acordarme.

Tampoco voy a dedicar unas palabras al actor que supuestamente protagoniza, cuyo único logro será siempre haber sido pareja de Natalie Portman, de la que no se le pego ni el tema de la interpretación.

Sí voy a mencionar algo que no sorprenderá a todo aquel que conserve la vista perfectamente: los efectos digitales de Marvel son más dignos de astracanada canadiense de domingo por la tarde en La Sexta que de película normal. Mientras el vulgo compré, me temo que seguirán siendo técnicamente inferiores a la primera Play Station.

¿Por qué un siete entonces? Por el homenaje al cine de terror clásico, porque hay Jacques Tourneur aquí, aquel genio capaz de obras inmortales como "La mujer pantera" y "Yo anduve con un zombie", bastante preferibles en la dirección a los puñeteros Vengadores.

Pero sobre todo por regalarnos una heroína de acción tremenda con una muy acertada Laura Donelly, lo mejor del reparto junto con Harriet Sansom, también encomiable pese a un papel ostensiblemente menos agradecido. Las dos actrices le dan mucha fuerza a la película. Quienes hayan disfrutado de películas bastante mejores pero también con heroínas de acción potentes como las recientes y metrajes ajustados como "La columnista" o "Pasajero oculto", buenas noticias: esta película (por cinco minutos se queda en mediometeaje) es para nosotros.

Es justo resaltar el trabajo de dirección de arte, que ha tenido bastante en mente al expresionismo y directores como Lang o Wiene. En ese aspecto, arte se esfuerza mucho más que el director por situarnos en esa atmósfera.

Como colofón, cuando suena "Somewhere over the rainbow" la película se baña de un technicolor falso pero simpático.

Es difícil entender por qué "Suspiria" no está ponderada simplemente como lo que es: una de las mejores películas de la historia.

Su mayor repercusión ha sido en círculos vinculados de manera marcada con el terror. Eso, en mi opinión, no es justo. La más resplandecientes virtudes de "Suspiria" transcienden las etiquetas comerciales más convencionales.

"Suspiria" no es una película de terror. "Suspiria" es la capilla sixtina del technicolor. Los planos de Argento. La absoluta perfección técnica de Tovoli en una fotografía de una pericia sin parangón con aquellos medios. Se cuenta que solo disponían de rollo para rodar dos tomas por plano. Si esto es cierto, estamos ante una de las más grandes proezas de la historia del séptimo arte.

En algún momento, la película es tan alucinante que no solo nos lleva a un "no-lugar", sino también a una suerte de no-tiempo. Detenerse en cada fotograma de sus escenas completamente en rojo, es contemplar un fotograma de época inidentificafle. En esas partes del metraje, sería fácil pensar que la película se rodó hace poco. "Suspiria" es a veces muy actual, de una modernidad apabullante, como si no estuviese tan sujeta al paso de los años como el resto del mundo.

"Suspiria", como toda obra de arte, es fascinante. Su universo es lluvioso, inundado de color, pomposo, solemne y eminentemente femenino.

"Suspiria" es constantemente revisitada: la visitó Winding Refn para su "Drive", que le debe a Argento sus pasillos, sus coches y sus ascensores a ritmo de sintetizador. "Suburra", en el color y la lluvia, es otra notable heredera. La han homenajeado en la mayoría de videoclips actuales (ver "Exits" de Foals o "He said she said" de Chvrches) y su influencia se rastrea desde Lynch hasta la segunda ola de Hong Kong. Sin el Argento de los 70, quizá no tendríamos ni al Wong Kar Wai de "El fluir de las lágrimas" o "Falling angels". Sin esta cinta, el cine de Wes Anderson no habría nacido jamás. Wes Anderson es particularmente deudor de varios giallos de culto, incluida su "Moonrise kingdom" que parece regurgitada tras visionar la mítica "Huellas de pisadas en la luna" del injustamente pseudo ignoto Luigi Bazzoni.

No tengo dudas de que si el plano ultra simétrico durante la conversación telefónica, con un tilt perfectamente sincronizado con la mirada de la protagonista, viniese con la rúbrica del citado Wes Anderson, muchos clamarían ya no por el Oscar, sino incluso por el Nobel para dicho director.

Dejen de lado los prejuicios sobre Argento y sobre si la película da miedo o no. "Suspiria" es el viaje de una protagonista extremadamente carismática por una dimensión desconocida. Un periplo de una belleza de magnitud inigualable. La dirección de arte de Bassan es una joya. De hecho, todos fueron orfebres en esta inspirada obra, desda la audaz interpretación de las actrices hasta su guionista, Daria Nicolodi, que es quién le confirió el título, pasando por Franco Fraticelli que siempre tenía un toque especial desde el montaje analógico

Que "Mulholland Drive" ostente más puntuación en Filmaffinity, un chiste. Finalmente, si me diesen a elegir salvar de las llamas a "El padrino" o a"Suspiria", sin duda mil veces preservaría la enajenación cromática de Argento.

Lejos de la calidad de su filmografía italiana, Day of the soldado es un producto menor en la carrera de ese genio que es Sollima junior. Pero aún así, un Sollima encorsetado en Hollywood es mejor que Villeneuve, ese criminal que perpetra telefilmes canadienses que los críticos se empeñan en ensalzar por motivos que encuentro ignotos. No esperen una obra cumbre de la magnitud de "Suburra", no hallarán aquí la magia de la música de M83 fluyendo entre luces de colores destelleando en una noche lluviosa. Pero al menos, los que se aburriesen con "Sicario" podrán esta vez no dormirse. Película aceptable, que sube ostensiblemente el nivel de una saga que, honestamente, ni es entretenida ni es cine con mayúsculas.

Vi "La columnista" en las postrimerías de 2020. Había empezado a estudiar cine a finales del año préterito, 2019, en el Instituto del cine de Madrid... Sin saber que a la vuelta de la esquina iban a comenzar a suceder cosas realmente locas, como un conato de apocalipsis con confinamientos y todo eso. Aun así, tanto las clases teóricas de análisis cinematográfico, como los rodajes de prácticas, pese a aquel extraño impasse, me hicieron poder valorar esta película de una forma mucho más profunda.

En otro momento, esta película también me hubiese parecido muy entretenida. Pero no habría podido apreciar los múltiples detalles que hacen de esta cinta no solo un disfrutable pasatiempo, sino una obra cinematográfica muy bien pensada en cada plano.

Es menester salir en defensa de este largometraje, puesto que ha tenido una exigua repercusión y ha sido maltratada por la crítica profesional. Además, entre los pocos votos que ostenta en Filmaffinity, casi todos son notas realmente paupérrimas (de media un 5,2 y bajando) Disto completamente de este parecer, y argumentare porqué estamos ante una obra que merece correr mejor suerte.

"LA COLUMNISTA" ¿QUÉ TIPO DE PELÍCULA ES?

El motivo por el que elegí ver aquella noche de 2020 esta cinta es, efectivamente, el cartel. Muy llamativo. No sabía nada más al respecto, a pesar de que Katja Herbers es una de mis actrices favoritas desde la también notable De Storm (2009) donde compartía elenco con otra de las estrellas holandesas de los últimos años, Sylvia Hoeks (En Blade Runner 2049 es la robot malvada, como ya lo fuese su compatriota Rutger Hauer en la Blade Runner propiamente dicha)

Uno de los fenómenos más interesantes son las pelis de género (alguna realmente es digna de ganar un "Midnight Madness" en cualquier festival que pise) que apuestan por un metraje de apenas 80 minutos. Esa duración de 80 minutos me parece perfecta: en el cine lo más caro precisamente es el tiempo. Ivo van Aart, en este proyecto holandés sin un gran presupuesto y algunos medios semejantes a los de un telefilme de sobremesa, consigue un relato tan vibrante como mucho más inteligente de lo que parece, cargado de humor negro, que engacha y mucho en esa (sin los créditos no llega) hora y veinte minutos.

"LA COLUMNISTA": UNA CINTA SOBRE LOS LÍMITES DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y LA DEMAGOGIA:

La película empieza así, y no: No es casualidad. La protagonista como tertuliana en un programa de televisión. Pero en lugar de situarnos ya en el plató del programa, se nos presenta desde la perspectiva de la sala de control de realización, con varios planos dentro del plano. Tampoco es algo al azar que de ella podamos ver dos caras, literalmente. Y una más visible que la otra, aunque ambas son aún, en apariencia, iguales.

Este plano de apertura es realmente interesante, porque presenta tanto a la protagonista como el tema de la película de manera irrebatible. La habilidad narrativa desde el lenguaje audiovisual va a mantenerse casi igual de alta durante todo el metraje, y esta dirección se sustenta en un GRAN GUION firmado por Daan Windhorst, y un apoyo constante de arte y vestuario para componer planos realmente elocuentes a poco que el espectador sea un observador ligeramente perspicaz.

Esta es una película sobre los medios de comunicación, sobre el control de dichos medios. Y este arranque lo ha expresado de un modo bastante explícito. Por ello, me da cierta rabia que los críticos analicen esta película como una "película imprecisa sobre redes sociales", o "película con típica vengadora". La cinta ya digo, no gira sobre el mal uso de las redes sociales, aunque estas aparezcan porque, obviamente, son un medio de comunicación.

El "simple" hecho de cómo se ha constituido la protagonista desde guion es de una lógica implacable. En una cinta sobre libertad de expresión, la protagonista es simultáneamente columnista de un periódico, novelista y contertulia de un programa de televisión. En realidad, que sea las tres cosas a la vez no es inverosímil, en España era habitual hace no tanto, como en el caso de una de mis escritoras favoritas: Ángela Vallvey.

También el que sea un personaje femenino me parece un acierto, porque me parece innegable que los insultos hacia una figura pública desgraciadamente son mayores y con un cariz más sesgado si se trata de una mujer. Lo vemos incluso en el cine, cuando algunos energúmenos se quejan de que una actriz protagonice Star Wars.

Esa misoginia lamentable, dimensiona al personaje como mucho más kafkiano que si fuese un periodista-escritor-tertuliano hombre, al que le pueden insultar, sí... Pero no de maneras tan poco creativas como "puta" y similares con una fijación tan burda como absurda. Creo que es una decisión que potencia la película, una película cuya base son como ya he dicho la libertad de expresión y los medios de comunicación y la perversión de los mismos; sin ser esta una película que parta de la premisa del sexismo como idea que la vertebre, como puedan ser la fantástica "Promissing young woman" o la reciente "Men".

Como decía con anterioridad, todo empieza en un programa de televisión, con un debate, algo que me recordó a otra película que gozaba de un humor negro tan inteligente como descabellado que dejó fuera a mucha gente por interpretaciones erróneas: Starship troopers, de Paul Verhoeven. Y no es la única escena que tiene reminiscencias de dicha cinta: las manos de los detractores de la protagonista son amputadas, algo que en Starship Troopers acontecía en la brillante escena del recluta preguntón y el superior que le da una ración de aquello de la letra con sangre entra. Verhoeven, por cierto, también es holandés. Y sin duda su obra ha estado bastante presente en esta "La columnista".

Una de las mejores cintas de esta década, con una Herbers estelar y en un papel próximo a su rol en "Evil".

Wong Kar Wai, exquisito cineasta, dijo una vez que él simplemente hacía el cine que le habría gustado ver como espectador. No buscaba más (Ni menos) que eso. Häfström aquí ha hecho exactamente eso: La película que él querría como espectador. Es más: Es la película que su yo de 13 años querría ver. Y es eso lo que brinda.

"Estocolmo 1520. El rey tirano" es la producción más cara de la historia del cine sueco, país de egregia tradición audiovisual y rancio abolengo cinematográfico. Aunque aquí hay menos de Bergman que del noruego Wirkola. La película podría ser perfectamente de Wirkola (Hansel y Gretel cazadores de brujas) Y al igual que las cintas de Wirkola, hará las delicias de los espectadores en todos y cada uno de sus pases por televisión y será muy consumida en plataformas. Pero lo dicho: Esta es una película para ver en cines. Pocas producciones europeas pueden alcanzar un presupuesto así. Hay que remontarse a Alatriste (2005) para ver algo parecido en España o el continente en general.

Cuenta con buena fotografía, y una cinematografía de mejor gusto y más cuidada que la mayoría del cine comercial americano, pongamos Disney... Pero a eso luego le dais un 10. El reparto es brutal y lleno de estrellas, incluida la siempre fantástica Emily Beecham, esa actriz descomunal (Inolvidable en Little Joe) Pocas veces los intérpretes me venden una entrada, pero Emily Beecham siempre hace que vea todo lo que hace. También están Sophie Cookson, Claes Bang (Que sorprende para bien) y Alba August, la hija de Pernilla August y el mítico director Bille August.

La mirada postmoderna es la de la alemana Séneca. El humor es el humor negro de Verhoeven en Starship Troopers. Y aquí, en este enfoque, ya hay un acierto: La compresión del lenguaje audiovisual. Es decir, existe toda una tradición entre la crítica profesional, y parte del público, de pedir por ejemplo rodar una verdadera excavación arqueológica para tratar la historia. O a un tipo contando chistes para hacer comedia. Esta escuela es la que entiende como cine total un documental con un plano general de caracoles echando una carrera y como comedia desternillante La que se avecina. El problema, es que no entienden el lenguaje audiovisual, algo que Häfström sí entiende; no a nivel de Godard en Pierrot le fou, pero desde luego sí a un nivel ostensiblemente superior a la mayoría de estrenos que nos llegan.

Häfström sabe perfectamente que hay dos maneras de contar una historia :"La falsa objetividad" y "La honesta subjetividad". Y más, si hablamos de la Historia. Hay un sector de los espectadores que cree que sabe cómo fue todo. Ese sector de espectadores sin embargo, desconoce que por ejemplo la historia de Roma, que conocen por el cine y los videojuegos, sería insoportable para ellos. La mayoría de la población moría a los 5 años o eran esclavos, con 25 ya no tenían dientes (no había pasta de dientes ni dentista) y lavaban la ropa, y precisamente los dientes, con orina. Por supuesto, no decían fuerza y honor en castellano y menos en inglés, si no en latin. Y de nada serviría rodar la película en latín, puesto que nadie sabe cómo se hablaba realmente en cuanto a pronunciación. Todo lo que damos por sentado, es una relectura nuestra de una lectura que alguien hizo de lo poco que queda de lo que alguien alguna vez escribió en un idioma que nadie habla ya. Casi nada. Häfström sabe que la historia es una construcción, así que se decanta por hacer la versión decididamente postmoderna y no por la falsamente objetiva.

La lectura de la historia de Häfström es la de un niño o adolescente que lee un libro de historia. Cuando yo leía sobre la conquista de América o la reconquista, lo visualizaba de un modo parecido a como Häfström lo ha hecho con su historia. Y es que es la visión que un espectador moderno tiene de la historia. Cuando un niño o adolescente lee sobre la conquista de América, ve un relato de aventuras, acción, con personajes intrépidos y heroínas (Inés de Suárez, Isabel Barreto, me fascinaban esos personajes cuando era un chaval) y no ve que el olor, el calor, las condiciones higiénicas, las sanguijuelas, la violencia etc serían insoportables para nosotros hoy, incluido para un militar, policía o delincuente. Häfström propone un relato donde se ve lo que el espectador moderno quiere ver. Porque Häfström sabe que está rodando una peli, la que el hubiese querido ver. Y ahora de adulto, tiene los juguetes para rodarla. No se ha traicionado ni un poco a sí mismo.

La película tiene desde heroínas de acción tipo wuxia, batallas campales con cañones y caballos hasta escenas de baile contemporáneo. Y todo salpicado de un lenguaje audiovisual rampantemente postmoderno, con el montaje congelando primeros planos de actores mientras irrumpen letras que presentan a cada personaje, como si fuese un western de Leone. Todo lo hace con el espíritu no del FIFA, si no del FIFA Street. FIFA Street no pretendía ser realista, si no buscaba la estética, la diversión, lo molón. FIFA Street no recreaba el césped del Bernabéu, ni los cánticos de la afición, ni el ritmo de un partido real. FIFA Street ponía un musicón de Pendulum o Go Team! Y todo era posible, y todo era colorista, punk y joven. FIFA Street no quería parecerse a Xabi Alonso; FIFA Street quería parecerse a los niños y adolescentes que veían jugar a Xabi Alonso. Y su éxito era conseguirlo de lleno. En esta película, Häfström te hace bailar, si has venido a bailar. Si has venido a decir si afina todas las notas, esta no es tu película. Esta es una película para decir a tu amigo o a tu padre que la película mola, está rica, bro.