Domicilio Desconocido intenta construir un retrato desgarrado de la Corea de la posguerra, centrado en los traumas heredados de la ocupación estadounidense y en la marginalidad social. Sin embargo, la película naufraga estrepitosamente al combinar una violencia absurda con comportamientos totalmente inverosímiles y una galería de personajes que rozan lo caricaturesco. El resultado es una cinta que no solo ha envejecido mal, sino que hoy provoca una mezcla de desconcierto, rechazo y, en ocasiones, risa involuntaria.

Kim Ki-duk toma aquí algunos de los peores elementos de su anterior Wild Animals (el tono forzado, los estallidos gratuitos de brutalidad, la narrativa errática) e intenta compensarlos con ciertas virtudes ya vistas en Birdcage Inn, como la ambientación áspera o los silencios significativos. Pero el equilibrio no se alcanza en ningún momento. La película se siente descompensada, artificiosa y completamente incapaz de generar empatía.

Algunas escenas son tan exageradas que acaban resultando cómicas, aunque claramente no era esa la intención del director. Lo que tal vez hace más de dos décadas pudo parecer provocador o incluso rompedor, hoy se percibe como una acumulación de excesos y de simbolismos burdos, que buscan conmocionar pero solo logran alienar al espectador.

Domicilio Desconocido es, en definitiva, una de las obras más fallidas de la filmografía temprana de Kim Ki-duk. No solo por su torpe ejecución, sino porque encapsula muchas de las flaquezas de su cine en aquella época: el abuso del sufrimiento como recurso dramático, la gratuidad del dolor físico y emocional, y una visión del ser humano que roza lo misántropo sin aportar verdadera profundidad.

Mi nota: **

Intentando emular en parte el estilo de James Wan tras el éxito de Insidious y The Conjuring, Stiles White realizó con poco acierto una película similar en fondo y forma al estilo del gran director malayo pero que hace aguas en un elemento fundamental: falla a la hora de crear terror.

A ello no ayuda la pobre interpretación de un joven reparto lleno de caras desconocidas que no dan la sensación de creerse lo que está pasando en ningún momento, restando tensión precisamente a esas escenas que deberían asustarnos y que se quedan a medio camino.

Ni tan siquiera la aparición de la añosa musa del terror actual Lin Shaye logra aupar demasiado el conjunto, que termina por resultar soporífero. Sólo un hábil giro argumental final logra salvar a la cinta del desastre absoluto, siendo lo mejor de una película de terror por lo demás bastante olvidable.

Mi nota: **

Que una película como Black Mask presente un guion deslavazado y absurdo es algo más bien perdonable. Total, cuando uno se sienta a ver una cinta como la que nos ocupa no espera precisamente una historia memorable y personajes muy trabajados. Sino acción de la buena.

Y desgraciadamente, aquí es donde Black Mask hace aguas por todos lados. La acción no solo es escasa, sino que presenta un montaje tan acelerado y confuso que hace bastante difícil saber a ciencia cierta qué demonios está pasando. Y lo que es peor, esta demencial forma de enfocar la acción desluce completamente el buen hacer de Jet Li como artista marcial, ya que es difícil apreciar sus movimientos ante el maremágnum de tiros, explosiones y horrendo montaje al que nos tenemos que enfrentar.

No me extraña que Jet Li no quisiera participar en una segunda parte, porque pese a que esta cinta tuvo cierta repercusión cuando llegó al mercado del DVD en Europa a finales de los 90, es sin duda una película completamente prescindible dentro de la apreciable filmografía de este astro chino ahora semi-retirado.

Aunque claro, si eres un fan acérrimo de Li, probablemente consigas incluso disfrutar de Black Mask. Yo, personalmente, a la media hora ya estaba deseando que acabase.

Mi nota: *

Oldboy es, sin duda, la gran obra maestra de Park Chan-Wook, y en gran medida responsable del actual éxito y apertura del cine coreano moderno.

Pocas veces se puede disfrutar de una película tan intachable como es Oldboy, tanto en el plano técnico como en el narrativo. Park Chan-Wook se sirve de su gran ingenio visual para ofrecernos una narración ágil, sorprendente y en cierto modo arriesgada, en la que los flashbacks se intercalan con el voz en off, ciertas imágenes retóricas, uso del blanco y negro, impresionantes planos secuencia... Un auténtico arsenal de recursos narrativos que este señor utiliza de forma magistral.

A todo ello, acompaña una ágil y excelente banda sonora de Shim Hyung-Jung, que personalmente me ha recuerda en estilo a algunas partituras de nuestro Alberto Iglesias que dota de un toque especial al apartado sonoro, y un reparto plagado de buenos actores, como suele ser habitual en el cine de Corea del Sur. Destaca sobremanera la portentosa interpretación de Choi Min-Sik como protagonista, y el elegante y cruel antagonista que construye Woo Ji-Tae.

También es digno de elogio, sin duda, el tono reflexivo de la cinta. Las preguntas surgen a millares durante el visionado de la misma, y afortunadamente se van resolviendo gracias al buen guion de forma muy satisfactoria. Pero tras acabar de ver la película, es inevitable seguir pensando en ella, ponerse en la piel del protagonista, compartir su sufrimiento... Y eso, señores, es algo que sólo las grandes historias consiguen... Conmover.

Porque Oldboy de Park Chan-Wook es una obra maestra, y en mi opinión se cuenta sin duda entre las mejores películas orientales de la pasada década.

Mi nota: *****

Tras seis años de larga espera, por fin llegó a nuestras carteleras El Extraño, la tercera película de Na Hong-Jin, un director que ya nos dejó con el culo torcido en sus dos anteriores (y excelentes) The Chaser y The Yellow Sea.

Sin embargo, y sin dejar de lado la senda del thriller, aquí encontramos a un Na mucho más desatado, sobrenatural y salvaje. Si alguien dudaba de que se iba a ablandar por contar con dinero de la 20th Century Fox, que se olvide.

El Extraño es maldad pura, sangre y locura.