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Japón Japón · Shizuoka
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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2 de diciembre de 2010 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante film que trae una nueva vuelta de rosca en lo que se refiere a como ha sido tratado los vampiros en el mundo cinematográfico. Los vampiros ya no se ocultan, utilizan toda la tecnología para sus beneficio, inundan las ciudades con pasadizos para poder andar libremente por el día sin temer la luz solar (mortal para ellos).

El planteamiento es original, sería el otro lado del espejo, una sociedad donde el depredador y la presa cambian los roles.. pero con el transcurso del metraje todo se queda en lo que pudo ser y no pudo. No consigue plasmar lo suficientemente bien o con más detenimiento esta civilización, no se muestra una vida diaria ni sus costumbres de esta “nueva sociedad” (tan bien conseguido en “El planeta de los simios” 1968) quedándose en una superficie de arquetipos, los vampiros que veremos simplemente son unos adictos a la hemoglobina humana ataviados con atuendos de los 20's mezclando con tecnología futurista (un estilismo que ya vimos en “Gattaca” 1997) pero que aquí no cuajan bien del todo. La trama deriva en la lucha de un grupo guerrillero para acabar con los vampiros y un vampiro (Ethan Hawke) con remordimientos de lo que esta haciendo en la mega-corporación encargada de abastecer el “oro rojo” a los vampiros, y donde Sam Neill es el perverso y calculador jefe. Siendo Neill sobre quien descansa la mejor interpretación y dejando la aparición de Willem Dafoe como meramente “anecdótica” ya que su personaje no da para más.

Al final del film el espectador puede sentirse como si hubiera visionado una mezcla del universo planteado en “Blade“(1998) con tintes de la serie de TV de los 90's “V”. “Daybreakers” es una cinta entretenida sin más aspiraciones que poner los dientes largos a los amantes de los vampiros, pero sólo se queda ahí
3 de enero de 2017 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Assasin's Creed (los Asesinos del Credo) es un videojuego que muestra la eterna lucha de aquellos que quieren dominar el planeta usando la religión/poder (los Templarios) y aquellos que dedican su vida para que este hecho nunca ocurra (Los Asesinos), una batalla que se pierde en los orígenes de las Primeras Cruzadas y que hace que todo se complique con el descubrimiento de un artefacto alienígena que se cree que puede ejercer el control mental sobre cualquier población. Este artefacto -llamado el Fruto del Eden- no es solo una prueba evidente de la Historia de la Humanidad y de las Religiones creadas es simplemente una farsa, sino que además es un mensaje dirigido a la humanidad del Futuro la cuál deberá enfrentarse a un cataclismo que puede destruir todo signo de vida sobre el planeta. En un futuro cercano una organización templaria ha descubierto una máquina (El Ánimus) la cual es capaz de obtener los recuerdos de nuestros antepasados guardados en nuestro DNA y proyectarlos en un mundo virtual, su principal fin es ni más ni menos que usar un descendiente de un Asesino y saber donde ocultaron el Fruto del Eden, nuestro protagonista no solo debe desentramar que hacia su antepasado sino desentramar la verdadera Historia de la Humanadad y su futuro. Esto es una sinopsis para aquellos que no han tenido la maravillosa oportunidad de jugar a este juego... y digo todo esto porque en su "adaptación" el espíritu del juego se ha ido por el retrete y su atmósfera que transmitía descubrimiento y aventura se ha transformado en monotonía y despropósitos. La magia de "Assasin's Creed" era en que te sumergías completamentes en acontecimientos que pasaron cuando la humanidad desconocía la tecnología, descubrías su mundo, su cultura, sus oficios, su arquitectura, cómo se componían sus ciudades, hechos y personajes históricos, etc... una forma "divertida" de aprender historia con hechos más o menos fidelignos. Y con una trama absorbente, una banda sonora épica y unos personajes inolvidables. Todo ceñido a un rigor historico que te hacía "sentir" que estabas reviviendo los acontecimientos de tus antepasados... pues bien, en la película Assasin's Creed se han quedado en que el hábito hace al monje y que todo vale para convertirla en una adaptación mediocre de la saga. Y es una pena porque el marco histórico (España de 1492) y todo lo que se fraguó daría para muchísimo juego.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Pero nada, pongámos actores de renombre que ya irán parcheando las enormes lagunas de guion y ridiculeces que sueltan en el film ("lucho para erradicar la violencia de la humanidad... los asesinos tienen la violencia en los genes". Una España que no es España, una visión de aguila que marea pero no muestra la majestuosidad de ciudades como Sevilla o Granada, un Fassbender que le tiene miedo a trepar a las cúpulas y agujas de las catedrales/templos y que parece ir al mismo tatuador de Cry Freeman, una Marion Cotillar que más que científica parece un niña de papa, un Torquemada (Javier Gutiérrez) que tendría que tener 72 años aparece jovencísimo, un genial Hovik Keuchkerian con su imponente Ojeda que podría haber dado mucho más juego, una Corte Española con maquillajes asiáticos y unos Reyes Católicos con ¿tatuajes?, soldados españoles con rostros indígenas antes de que Colon llegara al Nuevo Mundo, una asamblea templaria del futuro que parece la Ceremonia de los Oscars (donde se permiten la entrada de encapuchados) -estos guionistas no saben nada del Terrorismo Internacional, ¿verdad?- y un puñado de despropósitos que me niego a recordarlo y que -parafraseando al juego- hacen que pierdas la sincronización contínuamente. Decepción y aburrimiento por partes iguales... "Nada es verdad, todo está permitido", la leyenda cuenta que estas fueron las últimas palabras que pronunció antes morir Hassan-i Sabbah, mítico líder de la antigua y oscura secta de Los Asesinos. Pues bien, los guionistas decidieron usar la segunda parte de la cita y realizar la adaptación bastarda de este increible juego.
18 de enero de 2023 3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tomoyo Shiino es una joven secretaria que hace equilibrios entre una desastrosa vida social y un trabajo que más que enriquecerla le esclaviza. Shiino es otra de esas trabajadoras grises que inundan Tokio. Un día mientras almuerza en un restaurante ve incrédula como en la TV un noticiario informa sobre la muerte de una joven que se ha arrojado desde el balcón de su casa, el nombre de la suicida es Mariko Ikagawa. Su asombro enmudece todo su ajetreado mundo... Mariko es su mejor amiga.

Aún en shock, Shiino decide saber qué ha ocurrido sin importar las consecuencias, esto será el punto de partida hacia un viaje doloroso que se apoyara en sus recuerdos y en las cartas de Mariko que les envió en su infancia.

Lo que en un principio pudiera parecer un thriller o un caso detectivesco donde la protagonista debe descubrir qué hay detrás de aquel fatídico fallecimiento queda descartado a escasos minutos de la cinta. Ya que Mariko ha sido una persona destruida desde su infancia por un padre que la maltrataba y abusaba sexualmente de forma diaria, que le hacía sentir culpable de todo (incluso de que su madre abandonase el núcleo familiar). Y sin apenas tiempo para asimilarlo, la cinta transforma el duelo por la pérdida inesperada del ser querido en un viaje de entendimiento de una vida demasiado dura para que nuestra protagonista quisiera haberla recordado.

Nos convertiremos en testigos mudos, junto con Shiino, de cómo aquella niña de mirada ensoñadora (que lo único deseaba estar con su mejor amiga) con el transcurrir de los años se convirtió en un muñeco roto convencida de que ella era la única culpable de todo. Con el único propósito que su último deseo sea algo que la libere.
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My broken Mariko es una digna adaptación del aclamado manga homónimo de Waka Hikaro. Fiel a esta obra, enriquece el mundo creado por esta autora creando un film intimistamente sobrecogedor. Sin ser pretencioso, en una sencillez que abruma, la mirada dolorosa que imprime sobre temas tabúes como son: el suicidio, el bullying escolar, el abuso sexual intrafamiliar y el aislamiento posterior de su víctima.

La fotografía de esta película me ha maravillado, sus fotogramas son viñetas arrancadas del manga, y sus imágenes algunas veces se convierten en puro haiku. La directora (que también trabajaría también en el guion) Yuki Tanada ha tenido el gran acierto en la dirección de actores, tanto para mostrar las distintas edades de nuestras protagonistas (infancia, adolescencia) como en su madurez: con Mei Nagano (Shiino) dándole vida a una chica rebelde que se rompe en cada recuerdo recuperado y Nao (Mariko) como un ser inocente que vivió en el peor de los infiernos. Y sin olvidar a ese pescador (Masataka Kubota), a medio camino de un pseudo Virgilio de la Divina Comedia, que no deja que nuestra protagonista se dé por perdida.

My broken Mariko nos adentra en un mundo íntimo vetado de superficialidades, un mundo femenino donde la amistad es más que un compromiso, donde las almas son seres solitarios, donde la autodestrucción es la única salida, donde el duelo empieza reconociendo el vacío que una vez te llenaron. Una historia que tiene aromas de poesía en un mundo inmisericorde.

Ha sido todo un descubrimiento esta pequeña gran película, una balada a la amistad que el paso del tiempo jamás podrá arrebatar, un regalo para cualquier amante del cine.

(Crítica de Lgecine)
9 de diciembre de 2010 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante las décadas de los 80's-90's hubo un sub-género cinematográfico que tuvo un fuerte auge, era un cine donde la acción imperaba sobre la interpretación. El ritmo normalmente trepidante nos conducía a ver al protagonista de un lugar a otro exhibiendo sus dotes físicas, flexibilidad y destreza en ciertas artes de lucha a favor de una causa justa.

Actores de renombre como Bruce Lee, Chuck Norris, Jackie Chan, Jean Claude Van Damme y Steven Seagal abanderaron aquella ola que inundaron las pantallas de los cines de verano. Hoy queda bien poco, el mundo occidental parecía haber dado por herido de muerte a este género, quedando ese género en su faceta cómica de la mano de Jackie Chan, excepciones como “Tigre y dragón” (2000) le dieron un toque de dignidad a este género. Con la llegada de este film, un aire fresco inundó este panorama y una nueva estrella subió a este particular ring: Tony Jaa.

Entretenido film en el que encontraremos todas las señas de identidad de este sub-género (acción trepidante, persecuciones, golpes brutales, momentos cómicos, etc). Su puesta en escena y su música amenizará un velada cargada de palomitas.
7 de febrero de 2023 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Japón a mediados de 1945, la Guerra del Pacífico está dando sus últimos coletazos y el ejército nipón se prepara para lo impensable: un desembarco norteamericano en sus costas; y aquello que más le aterroriza... la rendición incondicional. Para ello, y como última medida, ha creado un "equipo de élite" cuyo cometido básicamente es una misión suicida donde tiene que destruir el mayor número de tanques americanos con un buena cantidad de dinamita y un espíritu inquebrantable [...] dentro de ese grupo destaca un soldado que realiza los entrenamientos completamente desnudo.

Desde los primeros minutos en que aparece nuestro protagonista La bala humana se proclama como una película antibelicista con un incisivo carácter satírico a todo lo que representa la deshumanización provocada por la guerra y en particular una patada en la entrepierna a cualquier figura autoritaria (véase el Ejército).

En ella seguimos las andanzas del cadete especial de primera de las fuerzas terrestres. Tercer escuadrón de la tercera división del tercer ejercito, cuyo nombre nunca llegaremos a conocer. Es más, esta carencia de nombres se repetirá por toda la cinta, acentuando la insignificancia de unas vidas mutiladas por una guerra que nunca entendieron.

Seremos testigos en sus 116 min de un viaje iniciático que parte de una muerte segura a una conclusión desoladora. Donde una voz en off (Tatsuya Nakadai) más que narrarnos una historia nos dará veracidad de que todo esto ocurrió... aunque a nadie le importe. En el que nuestro protagonista (Minori Terada), cuyo mayor pecado es una devoción absoluta a todo lo que le exija su Nación, solo encontrará consuelo en el cuerpo de una huérfana de la guerra (Naoko Otani) y en la obsesión matemática de resolver todo tipo de ecuaciones que surjan en su cabeza; buscando en la lógica algebraica un camino de escape a la sinrazón que le rodea.

Si bien es cierto que la verdad es la primera víctima en una guerra, el olvido es su última víctima. Esto queda reflejado perfectamente en este film. Un olvido que cae como una losa en la existencia de los personajes que forman esta obra, de la materia con que están hecho los mártires que nunca tuvieron nombre.

Para comprender mejor este film hay que entender su génesis. El director Kihachi Okamoto participó en los finales de la II Guerra Mundial, una experiencia de la cual le marcaría para siempre. Es más, el personaje principal tiene mucho de su juventud perdida del realizador y de lo que acontece tiene carácter autobiográfico (evidentemente distorsionado por la sátira, aunque pienso que menos de lo que pensamos). El (incómodo) guion fue rechazado por los famosos Estudios Toho, así que la producción de la película fue llevada a cabo por el propio director (y su esposa) para lo cual tuvieron que hipotecar hasta su casa. Algo que se notará en el metraje por la escasez de medios, un hándicap que se convierte en una signo de identidad, lleno de lugares desolados cuya única presencia humana son el eco de un ejército en retirada.

De hecho hay una estructura en este film que me hizo recordar a otra maravilla cinematográfica: Simón del desierto (1965). Esa atmósfera casi anacoreta de nuestro particular kamikaze postrado en un agujero en mitad de unas inmensas y desérticas dunas cerca de la costa. Cuyo único contacto con el mundo exterior son estrafalarios personajes que se acercan a él mostrándole fracciones una realidad demasiado dura para mostrarla en pantalla, ese humor recalcitrante que solo nos hace evadir a nosotros (no a sus personajes), el desnudo femenino y un final desolador que apunta directamente al mundo civilizado, al mundo moderno en que se grabaron dichos filmes. Demasiadas coincidencias. La bala humana se grabó 3 años después Simón del desierto; me gusta la idea que Kihachi Okamoto también se hubiera sentido maravillado al visionar la obra de Luís Buñuel o que todo sea un simple caso de criptomnesia.

Como único punto negativo es que quizás la duración excesiva de su metraje, personalmente le recortaría de 15 min. o 20 min. que no añaden nada nuevo a la historia y hace que el ritmo se estanque en algunos momentos.

En resumen, nos encontramos pues en una peli que nos hará pensar en toda la absurdez y barbarie que trae la guerra (y aquello que nunca queremos aceptar, la derrota). Un film lleno de personajes entrañables, de un absurdo incómodo, de una crudeza fuera de cámara, de un humor corrosivo, de una esperanza ausente y de un escapismo constante. Toda una joya cinematográfica que merece ser descubierta. Una particular obra de culto dentro del cine japonés.

(Crítica de Lgecine)
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