El 20 de octubre de 2011 ETA anunciaba el cese definitivo de su actividad armada después de 43 años: un hito histórico que fue gracias al trabajo de mucha gente en la sombra; una de ellas, la mujer que aquí retrata la directora bilbaína Arantxa
Echevarría.

Aranzazu Berradre Marín es el pseudónimo que utilizó una agente de la policía nacional, con el que pudo infiltrarse, cuando apenas contaba veinte años, en las entrañas de la banda terrorista ETA durante ocho años, llegando a compartir piso con dirigentes de la banda criminal.

Echevarría saca a la luz una historia desconocida y sorprendente para muchos. Una mujer que consiguió engañar a ETA, colándose en sus mismísimas entrañas, un hecho fundamental para desmantelar el sangriento comando Donosti. En modo de thriller, la directora hace transmitir la angustia y el continuo peligro al que estaba expuesta la protagonista, la cámara con pulso firme se mueve por el día a día de los terroristas y de los policías que los tienen controlados. Dos mundos dominados por hombres.

Una de los grandes valores de la película es la impecable actuación de la magnífica Carolina Yuste, regalándonos un personaje verosímil y cercano cargado de aristas. El reparto es de relumbrón, con Luis Tosar y Diego Anido –vivo reflejo del mal–, cuya aparición acelera y pone a cien a la historia.

Una entretenida cinta que no te da un respiro, con un interesante punto de visto, el de una mujer anónima que tuvo que lidiar con lo peor de la raza humana y con sus dilemas internos.

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