Haz click aquí para copiar la URL
España España · MADRID
Críticas de Spark
Críticas 1,871
Críticas ordenadas por utilidad
6
13 de julio de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
Drama sencillo basado en hechos reales. En él se nos relata tanto la experiencia cercana a la muerte de un niño de 3 años (Connor Corum), como las naturales reacciones, reticencias y rechazo a la hora de aceptar esta experiencia por parte de sus seres queridos.

No diré ningún secreto si indico que las EMC existen (personas que han estado en coma o en muerte cerebral que aún así perciben no solo con todo detalle todo lo que sucede a su alrededor (y fuera de su alrededor más allá de la sala de operaciones), sino que además sienten un desplazamiento en el cual viajan hacia una luz, ven a seres queridos ya fallecidos, sienten un amor que jamás han vivido en el pasado, se notan como un todo interconectado con el resto de seres y tienen un repaso sin juicio a toda su vida (solo que sintiendo lo que han sentido los demás durante esos acontecimientos)). Huelga decir que no todas las personas comatosas o con muerte clínica experimentan esto, y que las que lo hacen tienen "visiones" diferentes todas acordes con la cultura en la que han vivido (incluyendo la religión) pero siempre con elementos comunes (la luz, la sensación de amor incondicional, la de aunarse con el todo de la existencia, etc.). Estas personas si son adultas suelen sentir un gran cambio vital en sus valores tras la extraña experiencia, así como eliminan su miedo a la muerte y experimentan depresiones posteriores al haber sido "devueltos" a la vida material (al parecer más sufrida y dura que "la otra vida"), pierden amistades que rechazan de lleno lo percibido por esa persona, etc. mientras que si son niños viven esos hechos con naturalidad. Esto se da, y no voy a entrar en si es una experiencia trascendente/espiritual o una reacción del organismo (a pesar de que esta última opción no está comprobada empíricamente aunque se ha tratado de casar con la ciencia de todas las formas posibles (liberación de endorfinas incluída) y aun no tiene explicación en ese campo (la principal traba está en por qué los pacientes pueden saber detalles que están sucediendo en salas completamente lejanas). Y no digo que no vaya a tener su explicación en el futuro... aunque es casi descartable). Voy a tratar de tener toda la objetividad posible.

Y aun así diré que este film va a decir mucho más y subir más enteros a una persona que tenga fe en lo espiritual que a la que no la tenga (a la que la cinta le resultará bastante más plana y superficial, y no sin motivo). Porque "El cielo es real" lo basa todo en su contenido, un contenido que pudo desarrollarse con bastante más madurez, profundidad, incisión y erudición y menos babas, simpleza, edulcoramiento y cursilería. Porque, se sea o no creyente, "El cielo es real" tiene un serio problema de tratamiento argumental para con el espectador. Pues opta por...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Spark
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
12 de julio de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
Björn L. Runge adapta al cine la novela del mismo nombre de Meg Wolitzer, en la que se nos describen los avatares de un matrimonio duradero y bien avenido cuando él (Jonathan Pryce) recibe la noticia de haber sido galardonado con el Premio Nobel de literatura, y ella (Glenn Close) le acompaña durante todo el ceremonial en Suecia. Sin embargo esta pareja esconde muchos "esqueletos" en el armario, y parece que todo se les va desmoronando conforme se produce el ascenso del galardonado al Olympo de los mejores escritores.

La premisa de "La buena esposa" no es de por sí demasiado atractiva, pues nos presenta una temática de matrimonio herido de puertas para dentro que se ha visto en el cine desde hace décadas (unos pocos ejemplos destacados de ello serían "Un lugar en el sol" (1951), "Solo el cielo lo sabe" (1955), "El león en invierno" (1968), pero el cine contemporáneo también ha tocado estos melodramas con largos como "Revolutionary Road" (2008), "Blue Valentine" (2010), "Eyes Wide Shut" (1999), "Frente al mar" (2015), "Historia de un matrimonio" (2019) y un largo etcétera), y lo entremezcla con un misterio profesional un tanto forzado para aportar algo de aderezo e impulso a la narración (queda un tanto artificial ese contexto en el que...más en spoilers).

Así pues tenemos una formula realmente básica y trillada de drama matrimonial, que se desarrolla pasando por lugares comunes de dudas veladas y discusiones tradicionales (corriendo por ello el riesgo de captar solo el interés del muy seguidor del drama discreto)... y que se equilibra con la buena medida de la revelación del secreto y sus consecuencias finales. Por ello tenemos una cinta de ritmo un tanto irregular: estimulante por momentos... y difusa, estirada y simplista por otros. Ese es el gran pero del metraje; cuando opta por prolongar de forma vacua las escenas de melodrama tópico sin una evolución cabal y versada de sus dos personajes (en especial el de Close ya sea en los flashbacks juveniles o en su tramo final). Por suerte esos minutos de elongación superflua no son la tónica habitual en un largometraje que avanza en su trama de intriga técnica con el dinamismo necesario para no llegar a aburrir a ningún tipo de espectador.

Es ese compás tan ceñido (la cinta apenas supera la hora y media, y sabe utilizar sus minutos con habilidad en casi todo momento de la narración) en su argumento (a pesar de que este sea bastante somero y coercitivo) junto a un par de interpretaciones notables lo que logra alzar a "La buena esposa" y hacer que suponga un entretenimiento digno. Pues Glenn Close y Jonathan Pryce están ambos de Oscar, así de claro. Los dos sacan petróleo del material y ofrecen una potencia contenida a sus roles inigualable (porque en 2017 Olivia Colman tuvo un papel más agradecido con un guión más rico (y su Oscar fue merecidísimo), que si no Close se hubiera llevado la estatuilla a pesar de no contar con un papel tan lucido. Pero es que Pryce, contando con un papel muy típico (y si la labor de Pryce no hubiera sido tan magnífica, estaríamos ante un arquetípico villano), dota a su galardonado anciano de una cercana fragilidad y de un temor muy humano). Da gusto observar a estos personajes gracias a su buen hacer (desde luego no tanto por el guión).

La puesta en escena por parte del director sueco es además elegante, con una fotografía de mesurada iluminación en los lujos de banquetes y hoteles cinco estrellas, un vestuario y un maquillaje impecables, y una realización orgánica donde prima el trasvase de todo el peso del conjunto al trabajo actoral (en ocasiones se tiene la sensación de ver una obra teatral). Así que tenemos muchos planos/contraplanos medios y estáticos o con cierto movimiento en las confrontaciones más agitadas... sin dejar unos planos recuso amplios muy académicos.

Lo cierto que tras ver "La buena esposa" el sabor es agridulce, pues está a muy poco camino de realizar una disección de sus personajes honda e intimista... pero opta por seguir desplazándose por ciertos tópicos y superficies que la dejan en un "lo que pudo ser y no es". Es una cinta recomendable a todo público adulto como pasatiempo (además aguanta un par de visionados sin perder el entretenimiento eficiente), y completamente indispensable para los fans de Pryce y Close (unos de sus mejores trabajos están en esta cinta, y eso que han tenido roles memorables). Pero no es la quintaesencia de los drama matrimoniales o de las conspiraciones sexistas (esto no es "Elizabeth" (1998), "Carol" (2015), "Lejos del cielo" (2002) o "Figuras ocultas" (2016)). Mejor que films cómo "Miss Potter" (2006) o "To the Wonder" (2012) (si se trata de mujeres escritoras o de matrimonios en crisis), y a la altura de "Revolutionary Road", "Adaptation" (2002) o "Al encuentro de Mr. Banks" (2013).

Lo mejor: Destaco la actuación de Close.
Lo peor: Cuando el libreto escoge lo fácil, la perogrullada y lo revisto. Y...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Spark
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
11 de julio de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
El sexto largometraje de Nancy Meyers sigue su tónica habitual de ofrecer una comedia afable y optimista, que pisa ciertas coyunturas usuales y estándar típicas en sus recursos narrativos... pero que deja lucir a todo trapo el encanto personal a sus actores con roles hechos a la medida. Sucedió en "Tú a Londres y yo California" (1998) con Natasha Richardson, Lindsay Lohan, etc., en "¿En qué piensan las mujeres?" (2000) con Mel Gibson y Helen Hunt, en "Cuando menos te lo esperas" (2003) con Jack Nicholson, Diane Keaton, Keanu Reeves, etc., en "Las vacaciones" (2006) con Cameron Diaz, Jude Law, Kate Winslet, Jack Black, en "No es tan fácil" (2009) con Meryl Streep, Steve Martin, Alec Baldwin y John Krasinski y sucede aquí en "El becario" con Robert DeNiro y Anne Hathaway. La fórmula es la misma y su eficacia también: una historia realmente simple con vertientes cómicas y ciertos romances primordiales, que procura cuidarse con varios detalles orgánicos y naturales para discurrir con elocuencia y dejar un poso de positivismo y ánimo en el ser humano.

Y en "El becario" se logra de igual manera que en el resto de la filmografía de Meyers; con una envoltura impoluta y un sostén argumental de patas cortas (quien haya visto otros largos de Meyers ya sabe de la ingenuidad evidente de sus relatos) pero con suficientes alicientes para despertar la cercanía y el interés para con el conjunto. Ben Whitaker (Robert DeNiro) es un viudo de 70 años de esos a los que la jubilación les aburre, que no tiene pasiones e inquietudes cardinales más allá de la pura vocación y entrega al trabajo. Ben encuentra ese propósito vital cuando es contratado como becario senior en la empresa de Jules Ostin (Anne Hathaway), una Start-Up llena de All-In-Ones, Macs e influencers.

El tema del choque generacional apenas es tratado con ingenio y profundidad y solo se toca la superficie con desgana, pero el film nos deja pormenores y gestos del día a día laboral y de las relaciones humanas de amistad y compañerismo realmente espabiladas, así como unas notas de comedia audaces que van despertando la sonrisa del espectador hasta convertirla en algo perenne que incluso puede dar lugar a alguna que otra risa inofensiva.

Que el guión no es perfecto es una obviedad, tiene grandes fallas, pasa por varios tópicos forzados y nunca deja atrás ese halo de inocencia irreal e ilusoria (es mejor ver la cinta como todas las de Meyer, como una fábula contemporánea). También es de cadencia un tanto irregular: con una presentación de personajes del todo precisa (tan sólida como breve) un desarrollo argumental raudo y gustoso en su segundo tercio... y un último tercio algo alongado y reiterativo sin necesidad (un film de este corte no merece tantos minutos. Cintas como "Braveheart" (1995) o "El padrino" (1972) sí necesitan y agradecen pasar las dos horas de metraje, pero "El becario" lo necesita tan poco como "Two Much" (1995)). Pero sus virtudes llenas de cercanía y avidez son mayores que sus carencias de simpleza, cliché y estiramiento. Es un guión del todo aceptable y más que soportable en líneas generales.

Pero el principal auge de la cinta está como no en sus actuaciones, como viene siendo lo aportado con los ingredientes con los que cuenta Meyer para dirijir la historia. DeNiro es un animal interpretativo tanto en el drama ("El Padrino 2º parte" (1974), "Taxi Driver" (1976), "El irlandés" (2019), "El cabo del miedo" (1991)) como en la comedia ("Una terapia peligrosa" (1999), "Los padres de ella" (2000), "Otra terapia peligrosa" (2002), "El lado bueno de las cosas" (2012)) y aquí vuelve a demostrarlo en una "feel good movie" en la que se siente completamente cómodo y esa acogida la transmite al instante a la audiencia. Y se puede decir lo mismo de Hathaway a la que tenía hasta hace poco como una actriz sobrevalorada (el Oscar por ese fallido musical de "Los miserables" (2012) aún no llego a comprenderlo), pero que me lleva ganando con rol tras rol (impresionante lo que logra en largos tan dispares como "La boda de Rachel" (2008), "El caballero oscuro: La leyenda renace" (2012), "El diablo viste de Prada" (2006), "Ocean's 8" (2018), "Amor y otras drogas" (2010) o "La joven Jane Austen" (2007) entre muchos otros) y que aquí en "El becario" se pone a la misma altura de DeNiro llenando la pantalla con un rol aprehendido (la personalidad de su Jules dista poco de lo que tan bien supo aportar en "El diablo viste de Prada"... ¡es más!...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Spark
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
9 de julio de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
Comedia modesta y familiar al servicio de Jim Carrey y sus histrionismos, un Carrey que se encontraba en el punto álgido de su carrera tras las taquilleras "Ace Ventura" y "La máscara" de 1994. Fue en 1997 con "Mentiroso compulsivo", y un año después en la más honda y perfilada "El show de Truman", donde las muecas irrefrenables y los gestos dosificados del cómico de Canadá encajaron con mayor pericia y realce dentro de una trama de cierto ingenio argumental y desarrollo certero. Salvando las distancias con "El show de Truman, aquella aportaba más vertientes temáticas que la comedia ligera más pura mientras que "Mentiroso Compulsivo" es una comedia de enredo clásica para lo bueno y lo malo.

Fletcher Reede (Carrey) es un padre divorciado sin escrúpulos a la hora de justificar sus errores como ser humano. Se muestra como un abogado hipócrita y deshonesto con tal de ganar sus casos... mientras que en el terreno personal se escaquea de sus obligaciones y responsabilidades con mentiras continuadas. Todo cambia cuando su desencantado hijo (Justin Cooper) pida como deseo de cumpleaños que su padre no pueda mentir durante un día... y el deseo se cumple.

Esto genera una serie de situaciones hilarantes en su lugar de trabajo (donde la mentira es el pan nuestro de cada día), ya que el personaje se ve obligado a contestar a todo el mundo siempre con honestidad... desde al compañero poco agraciado hasta al juez de su caso más importante. Ya se pueden imaginar; coyunturas del día a día en las que todo adulto ha dicho alguna que otra mentirijilla para salir del paso, y trolas más monumentales de picapleitos quedan ahora al descubierto para horror tanto de Fletcher como de los secundarios que le rodean. La premisa es realmente perspicaz respecto a su género (y Carrey repitió la misma fórmula en 2008 con "Dí que sí" (admito que aun sin visionar), los Farrely también lo abordaron con "Amor ciego" (2001) y... hasta tenemos una especie de versión patria de "Mentiroso compulsivo" dirigida por Santiago Segura y protagonizada por Maribel Verdú ("Sin rodeos" (2018)) pero sin el acierto del reparto de "Mentiroso compulsivo" ni su tino a la hora de exponer los gags) y además explota su vertiente humorística con refulgente ingenio. Al guión le falta, eso sí, mimar más la dimensión de la moralina final y el terreno de amor paterno o romántico que no se escapa de su clichés más simplones, forzados e ingenuos (y es en esos puntos en los que la cinta decae (en especial en ese revisto desenlace de aeropuerto), por fortuna no gasta demasiados minutos en ellos). ¡Vamos que el guión de Judd Apatow, Stephen Mazur y Paul Guay no tiene un trabajo por todos sus ángulos como otros clásicos de la comedia familiar (como "El hijo de la novia" (2001), "La boda de mi mejor amigo" (1997), "Con faldas y a lo loco" (1959) o la saga de "Toy Story")!

El otro pero del largo es que hay instantes en los que la escena se alarga un pelín en las contorsiones made in Carrey y eso puede exasperar a todo público que no trague al actor... ni siquiera en ésta una de sus mejores películas.

Quitando esas pequeñas fallas "Mentiroso compulsivo" se conforma como una comedia evolutiva, llena de secuencias frescas en sus ocurrencias, con un desenfado irónico y co-partícipe, y con las dosis justas de descaro y sujeción. La cinta hace reír, y no solo en un primer visionado ya que aguanta una revisión de tanto en cuanto sin perder la complicidad y la ironía para con el espectador. Desde luego la inspiración en las actitudes y reacciones se da (destaco por supuesto el momento del juicio).

El elenco además es muy oportuno. En la parte "seria" de la historia tenemos a una Maura Tierney y a un Justin Cooper que resuelven a sus personajes pero no tienen material de renombre, mientras que la parte "cómica" del asunto es un completo descoque de secundarios que van dando la réplica a Carrey con gran nivel (Anne Haney, Jennifer Tilly, Amanda Donohoe y la galardonadísima Swoosie Kurt son las principales beneficiadas del guión y las que más provecho sacan a sus roles con gran regodeo y jarana). La realización por su parte es de lo más habitual pero no molesta (y lo mismo se puede decir de las notas de John Debney y James Newton Howard), sus planos siempre resultan orgánicos en el devenir del relato. Mientras que el vestuario y maquillaje son sencillos pero siempre pertinentes.

Así que estamos en definitiva ante una comedia ligera, que descuida o aparta bastante el resto de los aspectos que no tengan que ver con las risas que producen los embrollos y como reaccionan sus personajes. Pero desde luego aporta las risas y sonrisas irremediables de forma abundante. Muy recomendable a todo público que busque una comedia para todos los públicos (bueno, casi todos. Los más peques no pillaran un par de pullas, Y los que no puedan ver a Jim Carrey ni en pintura tampoco podrán aguantar bastantes segundos... y eso que tiene otras con mayor sobreactuación continuada (la saga de "Ace Ventura" de "Dos tontos muy tontos", "El Grinch" (2000), etc.))

Lo mejor: La secuencia entera del juicio. La escena del ascensor y su salida hasta el despacho.
Lo peor: La secuencia del...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Spark
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
7 de julio de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
El director principalmente de documentales biográficos Kevin Macdonald nos presentó en 2006 un largo de ficción basado en hechos (por desgracia) reales; un drama sobre el comportamiento vil y errático del dictador ugandés Idi Amin (Forest Whitaker) que toma como referencia la novela del periodista británico Giles Foden. En ella nos adentramos en la intimidad del sádico gobernante a través de los ojos de un personaje de ficción (el Doctor Nicholas Garrigan encarnado por James McAvoy). Así pues "El último Rey de Escocia" tiene avatares verídicos y otros creados con el propósito de ligar el relato y acercar la trama a los ojos del público general occidental.

Y la mezcla en líneas generales sale bien parada. Con un desarrollo de los acontecimientos con pocos puntos muertos o intrascendentes (aunque los tiene) y con la necesaria garra, arrojo y astucia (aunque aun pudo lanzarse
más a la piscina de drama desgarrador, artimañas políticas y confabulaciones militares. Pero "El último Rey de Escocia" no llega a las cotas de libretos como "La lista de Schindler" (1993), "Braveheart" (1995), "Lincoln" (2012), "El pianista" (2002) o "La Pasión de Cristo" (2004)) la cinta apenas amuerma y en su gran parte logra atrapar con curioseo (sabiendo o no sobre la figura de Amin y sus maldades), la historia evoluciona con naturalidad y compás... mientras que observamos de forma gradual como el lobo se va quitando la piel de cordero y como el personaje principal (que no protagonista) se conforma como un ser tan peculiar como terrorífico, tan excéntrico como sádico, tan malvado como inmaduro. Las pinceladas que nos aportan Peter Morgan y Jeremy Brock en el guión hacen de Idi Amin un villano creíble, pues el ególatra desmedido existe (y para muestra tenemos las noticias de sucesos de cada día) y éste es un psicópata neurótico con un ejército dentro de un país donde los gobiernos no los ganan las urnas sino las metralletas.

Todo este microcosmos, sus contrastes y sus rémoras se nos describe con un realismo auténtico y genuíno. No es tanto así en la figura del Doctor Garrigan por el que no se evita pasar por ciertos clichés y previsibilidad tópica (a pesar de que James McAvoy lo solventa con un gran oficio). Pero todo lo que envuelve al personaje magistralmente interpretado (su Oscar es del todo merecido, aunque ese año la comedia también nos dejó actuaciones principales masculinas del mismo nivel. Pero ya se sabe que los Oscar se llevan mejor con el drama que con la comedia) por Forest Whitaker posee un equilibrio narrativo del todo agradecido (su fachada amable logra incluso encandilarnos, su extravagancia se nos torna interesante, sus prontos resultan temibles y los momentos de crudeza gore se dan en la justa medida para sacudirnos sin exagerar pero de forma brutal).

El film además posee una realización avezada. Con un uso de los planos profuso y espabilado (por supuesto el plano/contraplano es su sostén, pero el uso del picado y el contrapicado según las posiciones de dominio y control o sumisión y temor es tan sutil como competente. Y los mismo se puede decir de ciertos paneos, de otros tantos zooms, de planos estáticos con un ligero movimiento para infundir una calma tensa o los planos detalle hacia el personaje de Amin que se van ampliando para abarcar más yugo hacia su población), con una banda sonora vivaz y pertinente (que no memorable), con un elenco de secundarios honesto (aunque no tiene mucho material en sus manos, pues el film es un tanteo continuo entre Whitaker y McAvoy), y con una fotografía de grano duro, gran saturación y tonos ocres que torna al film en una fábula pesadillesca.

Estamos pues ante un drama in-crescendo muy medido y robusto. Un largo llamativo y estiloso con un toque de información histórica que no será posible de olvidar. Por supuesto pudo pulir más sus flecos argumentales y enriquecerse con mayor contenido dramático o histórico, pero lo que nos ofrece es realmente seductor en casi todo momento. Recomendable a todo público adulto general (se tenga o no interés en este género de drama histórico, estamos hablando de una persona que asesinó a más de medio millón de personas en 8 años. No debe volver a repetirse) e indispensable para todo fan de Whitaker o McAvoy y para todo seguidor del drama basado en hechos verídicos

Lo mejor: Me quedo con las actuaciones de Whitaker y McAvoy por este orden.
Lo peor: Cuando reincide en las secuencias de fiestas y jarana en la mansión del desalmado y falto de empatía.
Spark
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow