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Críticas de Alvaro Sanjurjo Toucon
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
Trazos familiares
Documental
Uruguay2017
--
Documental
9
4 de julio de 2018
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Intimista aproximación a quienes hoy miran un pasado de trágicas e imposibles utopías

Por Álvaro Sanjurjo Toucon
Trazos Familiares. Uruguay 2017. Dir. y guión: José Pedro Charlo. Fotografía y cámara: Diego Varela. Con testimonios de: Héctor Salvo, Laura Sánchez, Ernesto Salvo, Marta Barreto, Federico Salvo, Mariana Zaffaroni, Daniel Argento, Camilo Casariego, Lilian Celiberti, Francesca Casariego.
Media docena de films (“Héctor el tejedor”, “A las 5 en punto”, “El círculo” (codirigida con Aldo Garay), “El almanaque”, “Los de siempre”, “Trazos familiares”) realizados entre 2000 y 2017, pautan la trayectoria de José Pedro Charlo (Montevideo, 1953). Todos ellos “documentales”, dando esta denominación a un impreciso género quizás más adecuadamente definible como “todo cuanto no sea ficción”. Ello está implicando que los puntos de vista del film son (o bien ‘no son’, lo cual es una manera de ‘ser’) los asumidos por el realizador en la final etapa de compaginación. Siendo teórica y prácticamente posible, la manipulación del material registrado.
En “A las cinco en punto” evoca la huelga general de resistencia de los uruguayos ante el golpe de estado de 1973. “El círculo” homenajea a un científico perseguido por la dictadura, a la vez que enfatiza en determinados grupos de izquierda. Lo cual no deja de ser legítimo a la vez que una honesta manifestación de militancia en el campo de la creación cinematográfica. “El almanaque” es un film que llega a irritar cuando, para nosotros, se aproxima a un benigno síndrome de Estocolmo.
Como puede verse, y sin considerarnos dueños de la verdad, el cine de Charlo es polémico, si se quiere condicionado por una mirada al doloroso pasado dictatorial, propia del momento de realización de los films.
Ahora, con “Trazos familiares”, surge un José Pedro Charlo que sin desconocer la tortura, el asesinato, los hijos robados, los detenidos desaparecidos, entre otros avasallamientos aún impunes, se introduce en motivaciones, ilusiones, esperanzas y frustraciones de quienes fueran opositores desde diferentes trincheras.
El punto de partida, el pretexto para iniciar este fantástico buceo en el alma humana, es el viaje al Uruguay que, en los estertores de la dictadura, realizan los hijos de los exiliados. A partir de ese instante, un formidable encadenamiento de confesiones íntimas, profundamente humanas, emerge desde el pasado, tan lejano y tan próximo, conjuntamente con lo que es evaluación en unos casos, destino ineludible en otros, o simplemente imágenes donde la palabra se quiebra y los ojos se humedecen en elocuente silencio.
El exilio en el que quedan atrapados los que se fueron para salvarse a si mismos y a sus hijos en muchos casos, se traslada a esa generación siguiente. Impone sus estigmas en las relaciones familiares. Y en la que quizás sea una de las más desgarradoras experiencias, la recuperación de la identidad y de la cruel historia, de los hijos robados.
Charlo no reniega de su cine comprometido, retorna con una cuota de estremecedor y humano dramatismo, en definitiva sustento de su ideario. Lo hace con una bien articulada compaginación de imágenes, dolorosamente conmovedoras y dramáticamente hermosas.
Alvaro Sanjurjo Toucon
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8
4 de julio de 2018
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Cidade maravilhosa >> CUANDO NO REINA EL CARNAVAL
Entrelazados dramas familiares a diferente nivel social en estremecedor fresco realista
Por Alvaro Sanjurjo Toucon
Campo Grande (Campo Grande). Brasil 2015. Dir.: Sandra Kogut. Guión: Sandra Kogut, Felipe Sholl. Con: Carla Ribas, Ygor Manoel, Rayane do Amaral, Julia Bernat.
El feroz contraste entre ricos y pobres en la sociedad brasileña, surge en el cine de este origen con tan solo no distorsionar una realidad visible a simple vista. Si bien buena parte de los cineastas brasileños se han volcado especialmente a retratar esa fisura, la misma aparece naturalmente en toda historia acontecida en un tiempo coincidente con el de las diversas realizaciones. Con variable intensidad, a causa de dictaduras y/o gobiernos represivos, el auténtico Brasil está en su cine curiosamente apuntalado económicamente por los mismos gobiernos y bancos e instituciones representantes de un sistema social y económico que no logra resolver males endémicos.
Algo similar acontece con el cine cubano, reflejando a extremos increíbles fracturas sociales que los regímenes marxistas endilgan como mal exclusivo del capitalismo, y tiene su más descarnado exponente en “Habanastion”, de Ian Padrón, producción del ICAIC de 2011.
“Campo Grande”, de Sandra Kogut (1965), establece una ligazón entre la acomodada clase media alta carioca y los habitantes de paupérrimas zonas de Campo Grande, situado en la región oeste de Rio de Janeiro. Esto ocurre cuando en el departamento de una mujer de Ipanema irrumpe una pequeña niña e inmediatamente un hermanito poco mayor, pidiendo albergue.
La atribulada búsqueda de esta mujer por hallar solución al problema de los niños abandonados, se superpone a su áspera relación con su hija al fin de la adolescencia, manipulando los afectos de sus progenitores separados o divorciados.
Una burocracia impenetrable, donde no hay quien proporcione auxilio a los “meninos da rua”; la asistencia que cuando aparece asume ribetes monstruosos; los niños relacionándose entre si y refiriendo a su madre y su abuela, y a su vez vinculándose con la dueña del departamento y su hija; y la tensa relación de estas últimas, son el entramado de un guión que sabe entrecruzar esas líneas anecdóticas, pautando y dinamizando el ritmo de un film que no decae un instante.
El relato es clásico a la vez que realista, contando con el fundamental aporte de un elenco cuyo desempeño es un atractivo aparte. Los pequeños Rayane do Amaral –no confundir con la surfista y actriz Rayane Amaral- e Ygor Manoel alcanzan instantes conmovedores, Carla Ribas es consumada actriz dramática, y Julia Bernat cumple con las exigencias de un rol menor.
El final que no revelamos, es concesivo, acaso una manera de brindar cierta tranquilidad a la conciencia de algunos espectadores.
semanario "crónicas", montevideo, uruguay
Alvaro Sanjurjo Toucon
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Sangre de campeones
Documental
Uruguay2018
--
Documental
10
4 de julio de 2018
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El nacimiento de una nación >> FESTEJEN ORIENTALES, FESTEJEN
Colombes, Amsterdam, Montevideo: cautivante propuesta que se expande más allá de las canchas

Por Alvaro Sanjurjo Toucon
Sangre de Campeones. Uruguay 2018. Dirección: Sebastián Bednarik y Guzmán Garcia. Ilustraciones: Oscar Larroca.
Sebastián Bednarik, agudo analista del hecho futbolístico, ha historiado instancias culminantes del futbol celeste en un tríptico esencial para conocer nuestro fútbol, a su vez formidable análisis de comportamientos individuales y colectivos, con sus grandezas y también sus miserias. Con “Mundialito” (2010) se adentra en los entretelones del poder, en “Maracaná” (2014, codirigida con Andrés Varela) la gesta del 50 revela una hazaña deportiva inigualada y la utilización de los deportistas por intereses mezquinos. Ahora, con “Sangre de Campeones”, codirigida con Guzmán García, Bednarik toma los triunfos olímpicos de 1924 y 1928 y el del Mundial de 1930.
Fiel a su estilo, Bednarik nos sumerge en la interna de los equipos celestes, la confraternidad y también las rispideces, el origen de aquellos que un día son héroes que hacen conocer al país en el mundo, y una vez retirados de las canchas, humildes trabajadores o marginales. Un discurso que corre de modo casi imperceptible, surgido de la elocuencia de una creativa complementación entre imágenes cinematográficas a veces muy breves –no existen otras-, los estupendos dibujos de Oscar Larroca que parecen combinarse con las fotos fijas, y una banda sonora merecedora de atención aparte. La heterogeneidad visual es combinada funcional y estéticamente. Como esas imágenes de la final del 30, coloreadas parcialmente, al estilo de mucho cine mudo de remotos tiempos. Las “manchas celestes” cumplen un doble cometido: identificatorio y plástico, eludiendo realismos cromáticos que hubiesen despojado a la secuencia de su aura épica, enriquecedora de la emoción inherente a aquel momento
Ese material visual, compaginado como si se tratase de un film mudo, es redimensionado por una trabajosa, compleja y acertadísima banda sonora. Los ruidos propios del juego, el grito de las tribunas, y hasta la reconstrucción de relatos deportivos de la época están presentes. No con el sonido límpido de hoy, sino con una lograda pátina confiriéndoles antigüedad. Sonidos que acompañan el criterio de trabajar sobre imágenes del pasado, utilizándose voces en “off” para las concisas instancias en que se escucha a diversos especialistas contemporáneos, y la palabra emocionada de quienes vistieran la celeste (grabaciones originales y construidas a partir de textos). La música es otro rubro especialmente trabajado, pasando por el tango y la música clásica, con un momento inicial de gran efecto, en que la pantalla en negro cede protagonismo a una peculiar vibración sonora, generando un impacto semejante al alcanzado por Kubrick en instancia clave de “2001: odisea del espacio”. Con esa única excepción, hay una deliberada intención de los autores en buscar recursos propios, evitando efectismos ajenos de probado impacto, como hubiese sido la inclusión de los tradicionales cánticos vitoreando a los celestes.
Lo dice y muestra “Sangre de campeones: el fútbol dio al pueblo un sentimiento de nación y patria del que se carecía. El pueblo de una nación desconocedora de su origen, a causa de una falsificación histórica que aún hoy procura ocultar lo que fuera la invención del Uruguay; urdida en Río de Janeiro en 1828, entre el británico Lord Ponsonby (que en carta a Londres prometiera el estado “tapón” favorecedor de intereses de la Corona), el Emperador del Brasil (que buscaba y obtuvo dividir el Río de la Plata para navegar por el libremente y además apropiarse de las Misiones), y un representante de las Provincias Unidas (dispuestas a sacrificar la Provincia Oriental para evitar la guerra con Brasil), en lo que Bernardino Rivadavia llamase “un pacto deshonroso” y sobre el que escribiera Juan Carlos Gómez:
"Pedro Primero y Dorrego, pues ni siquiera fueron el Brasil y la República Argentina, aquél sin consultar a la Asamblea Legislativa del Imperio (el estado era él), éste sin mandato, simple gobernador de provincia, celebraron la paz, imponiéndonos la independencia. Nos ordenaron darnos una Constitución, con calidad de sujetarla a su beneplácito. Y nos dimos la Constitución, obedeciendo las órdenes y la sometimos a su aprobación, y le concedieron el pase, como a una bula del Papa, y quedamos en la condición de libertos. ¡Vergüenza! “
Finalmente, los uruguayos u orientales (como lo dice el Himno Nacional), hallan un legítimo nexo, un sentido de nación y patria, y este proviene del fútbol. Y de eso también trata “Sangre de Campeones”; un film que arriesga. No se apoya en la cómoda incondicionalidad del fanático, y cuando corresponde desmitifica.
La final del 30, entre uruguayos y argentinos, dio lugar a enfrentamientos violentos y no siempre limpios: en las calles montevideanas con batallas campales entre ciudadanos de ambas naciones, y en la cancha del Estadio, como se muestra aquí. Ese doble combate, quizá haya permitido fraguar (al unísono con el cemento del Estadio) un sentimiento buscado desde hacía poco más de un siglo. Aquella Provincia Oriental, que había sido apartada forzadamente de su familia argentina a la que pertenecía, festejaba su nueva identidad gracias a 33 orientales (los once del 24, más los del 28, más los del 30). ¿Que fueron menos porque algunos irrumpieron en más de una ocasión? Es cierto, pero con esas pequeñas cosas se construye la leyenda de una patria..
semanario "crónicas". montevideo, uruguay
Alvaro Sanjurjo Toucon
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6
4 de julio de 2018
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El cuaderno de Sara (El cuaderno de Sara). España 2018. Dir.: Norberto López Amado. Guión: Jorge Guerricaecheverría. Con: Belén Rueda, Manolo Cardona, Enrico Lo Verso, Marían Alvarez. Vista en Netflix.
“El cuaderno de Sara”, narra venturas y desventuras de una mujer (blanca y rubia), a la búsqueda en regiones selváticas de la convulsionada República del Congo, de una hermana funcionaria de una ONG, de la que carece de noticias.
El film se desarrolla en dos niveles. El primero y central, es la búsqueda emprendida por la valiente y arrojada mujer, deseosa de reparar deteriorados vínculos con la hermana perdida. Meta a alcanzar desplazándose sobre el segundo nivel de la realización, descubriéndonos un país destruido por brutales y violentas luchas intestinas, presencia de tropas de las Naciones Unidas, y variados intereses comerciales de todo origen.
Los obstáculos constantes signan esta búsqueda, a la vez que son invariablemente sorteados con auxilio de personajes europeos, prototipos del hombre malo de buen corazón, y de unos pocos nativos. El melodrama no titubea en irrumpir y el realizador gallego Norberto López Amado mueve el relato con agilidad y soltura, consiguiendo una actualizada aventura africana no demasiado diferente de apolillados films al estilo de “Las minas del Rey Salomón” (1937) y similares. El pintoresquismo de los pueblos aborígenes de aquellos títulos, es sustituido por las acciones de sangrientos enfrentamientos, secuestros y ancestrales luchas, mostrados a modo de telón de fondo de ese periplo selvático personal en el que parecen confluir la búsqueda del coronel Kurtz en “Appocalypse Now”, con las vistosas aventuras africanas de antaño.
El conocimiento, aunque superficial, de las fratricidas luchas, el despotismo autóctono, y las presencias de “blancos salvadores” cumplen una bienvenida función informativa.
Alvaro Sanjurjo Toucon en semanario "crónicas", Montevideo, Uruguay
Alvaro Sanjurjo Toucon
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6
4 de julio de 2018
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La librería (The Bookshop). Reino Unido / España / Alemania 2017. Dir.: Isabel Coixet. Con: Emily Mortimer, Bill Nighy, Patricia Clarkson.
La realizadora catalana Isabel Coixet, adapta la novela homónima de la prestigiosa escritora inglesa Penélope Fitzgerald (1916-2000), en que se narran los contratiempos de una mujer, viuda de guerra, cuando a fines de los años cincuenta se propone instalar una librería en un pequeño pueblo inglés.
El ámbito físico del pueblo y sus pintorescos personajes están diseñados con pocos y bien definidos trazos: los aristócratas envasados en conservadurismo, el solitario y refunfuñante lector, los rústicos y honestos trabajadores, y otros que no lo son tanto, irrumpen a modo de entorno de la pujante librera. Quien haya visto las clásicas comedias de los estudios británicos Ealing, rodadas en la época en que transcurre “La librería”, puede creer hallarse ante una de ellas, con una impronta dramática romántica, contrapuesta al sutíl humor inglés de esos referentes.
Esta librera pergeñada por Fitzgerald, se encuadra en el cine de Coixet, caracterizado por su particular interés en lo que atañe a retratar universos femeninos (La elegida, Cosas que nunca dije, Mi vida sin mí, La vida secreta de las palabras, etc.).
El film renguea en su anécdota, haciendo aparecer adquirentes de libros de cuya presencia no se dan vestigios los planteos iniciales, más bien se da por descontada su ausencia.
Los destellos afiligranados de relato y fotografía no bastan para eliminar el sabor a rancio del conjunto.
“La librería” tuvo diez candidaturas al Premio Goya, equivalente hispano del “Oscar” norteamericano, el “César” galo y otras distinciones del nacionalismo industrial cinematográfico. Obtuvo tres:
Mejor Film, Mejor Dirección y Mejor Guión Adaptado. Las quejas de la prensa hispana se hicieron sentir y apuntaron a un presunto favoritismo para premiar a mujeres.
Favoritismo o no a un lado, lo cierto es que esta discreta realización de una catalana, adaptando una novela netamente inglesa de escritora de ese origen, rodada casi totalmente en el Reino Unido, es española a los efectos del premio Goya. How exciting, olé.
Por Alvaro Sanjurjo Toucon, en semanario "crónicas", montevideo, uruguay
Alvaro Sanjurjo Toucon
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