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Voto de Alvaro Sanjurjo Toucon:
9
Documental Dos nombres en una pancarta son el origen de una historia que entrelaza la vida de tres familias y sus distintas generaciones a lo largo de las últimas cuatro décadas. El proceso social en Uruguay y la región es el telón de fondo de un relato construido en el presente, en los lugares (Montevideo, Buenos Aires, Viena) adonde la peripecia familiar ha llevado a los protagonistas. (FILMAFFINITY)
4 de julio de 2018
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Intimista aproximación a quienes hoy miran un pasado de trágicas e imposibles utopías

Por Álvaro Sanjurjo Toucon
Trazos Familiares. Uruguay 2017. Dir. y guión: José Pedro Charlo. Fotografía y cámara: Diego Varela. Con testimonios de: Héctor Salvo, Laura Sánchez, Ernesto Salvo, Marta Barreto, Federico Salvo, Mariana Zaffaroni, Daniel Argento, Camilo Casariego, Lilian Celiberti, Francesca Casariego.
Media docena de films (“Héctor el tejedor”, “A las 5 en punto”, “El círculo” (codirigida con Aldo Garay), “El almanaque”, “Los de siempre”, “Trazos familiares”) realizados entre 2000 y 2017, pautan la trayectoria de José Pedro Charlo (Montevideo, 1953). Todos ellos “documentales”, dando esta denominación a un impreciso género quizás más adecuadamente definible como “todo cuanto no sea ficción”. Ello está implicando que los puntos de vista del film son (o bien ‘no son’, lo cual es una manera de ‘ser’) los asumidos por el realizador en la final etapa de compaginación. Siendo teórica y prácticamente posible, la manipulación del material registrado.
En “A las cinco en punto” evoca la huelga general de resistencia de los uruguayos ante el golpe de estado de 1973. “El círculo” homenajea a un científico perseguido por la dictadura, a la vez que enfatiza en determinados grupos de izquierda. Lo cual no deja de ser legítimo a la vez que una honesta manifestación de militancia en el campo de la creación cinematográfica. “El almanaque” es un film que llega a irritar cuando, para nosotros, se aproxima a un benigno síndrome de Estocolmo.
Como puede verse, y sin considerarnos dueños de la verdad, el cine de Charlo es polémico, si se quiere condicionado por una mirada al doloroso pasado dictatorial, propia del momento de realización de los films.
Ahora, con “Trazos familiares”, surge un José Pedro Charlo que sin desconocer la tortura, el asesinato, los hijos robados, los detenidos desaparecidos, entre otros avasallamientos aún impunes, se introduce en motivaciones, ilusiones, esperanzas y frustraciones de quienes fueran opositores desde diferentes trincheras.
El punto de partida, el pretexto para iniciar este fantástico buceo en el alma humana, es el viaje al Uruguay que, en los estertores de la dictadura, realizan los hijos de los exiliados. A partir de ese instante, un formidable encadenamiento de confesiones íntimas, profundamente humanas, emerge desde el pasado, tan lejano y tan próximo, conjuntamente con lo que es evaluación en unos casos, destino ineludible en otros, o simplemente imágenes donde la palabra se quiebra y los ojos se humedecen en elocuente silencio.
El exilio en el que quedan atrapados los que se fueron para salvarse a si mismos y a sus hijos en muchos casos, se traslada a esa generación siguiente. Impone sus estigmas en las relaciones familiares. Y en la que quizás sea una de las más desgarradoras experiencias, la recuperación de la identidad y de la cruel historia, de los hijos robados.
Charlo no reniega de su cine comprometido, retorna con una cuota de estremecedor y humano dramatismo, en definitiva sustento de su ideario. Lo hace con una bien articulada compaginación de imágenes, dolorosamente conmovedoras y dramáticamente hermosas.
Alvaro Sanjurjo Toucon
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