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España España · Barcelona
Críticas de Thrall
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
10
8 de noviembre de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que es la primera vez en toda mi vida que una película cumple al dedillo todas y cada una de las expectativas generadas mediante su tráiler. Admito que de Cuarón solamente he visto "Hijos de los hombres", obra maestra sin paliativos de la ciencia-ficción hiperrealista que si no he repetido muchas veces es porque su planteamiento me pone de muy mal rollo. De modo que ni de coña iba a hacer oídos sordos a la llamada de sirena proveniente del aparato de márketing de “Gravity”. Compré las entradas por Internet (sesión 3D, por supuesto) y corrí al cine más cercano dejando un meandriforme río de babas a mi paso mientras pensaba “por favor, que no haya sonido en el espacio, que no caigan en la mierda de siempre”. Y así fue. Si no me equivoco (y me equivoco muy a menudo) esta es la segunda película de entidad en la historia del cine, tras “2001”, en que el espacio es descrito tal y como es realmente: ¡silencioso! Hasta en “Apolo XIII” había sonido, ¡por Dios! Bien por Cuarón. Bravo. Es el punto de partida necesario e imprescindible para valorar esta película en su justa medida. Es como entrar en un restaurante, pedir una caña previa mientras te lees la carta y que la cerveza sepa a agua de fregar (lo que vendría a ser una Moritz, digamos).
Dicho esto, y habiendo sido satisfecha la condición de espacio silencioso, uno puede relajarse (por poco tiempo) y empezar a saborear con extrema fruición el preciosismo, la delicadeza y el absoluto acierto con que Cuarón plasma el espacio orbital terrestre. Una maravilla visual sin parangón en la historia del cine, una obra de arte sideral que alcanza cotas de realización técnica nunca vistas hasta la fecha. El tratamiento de la ingravidez, los interminables bailes de astronautas y chatarra espacial de todas las formas y tamaños, la alucinante visión de la Tierra y sus puestas de sol, sus auroras boreales, sus amaneceres…“Gravity” está realizada con todo lujo de detalles y con una precisión estratosférica.
Pero no nos engañemos, no estamos ante una demo de cuán han avanzado los CGIs. Estamos ante una película mayúscula. De trama simple, efectivamente, pero, ¿qué complicados rizos argumentales puede contener una historia de supervivencia en el espacio exterior? “Gravity” pone la piel de gallina, te agarra el corazón con una mano de hierro y te lo exprime hasta decir basta, hasta que uno acaba extenuado de tanto padecimiento. Es una película asombrosamente épica, que ensalza el valor de la superación del ser humano en pos de la supervivencia en un entorno en extremo hostil y agobiante, donde el más mínimo problema puede conllevar una muerte lenta y horrible, pero joder, ¡con qué vistas!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Thrall
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5
1 de agosto de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mis gafas anti-Greengrass son muy útiles para disfrutar de la saga Bourne tras caer en manos del director de “Captain Phillips” (profundamente odiada por el que escribe). Me las pongo y ¡zas! la cámara se estabiliza y los ataques espasmódicos del bueno de Paul cesan de inmediato, pasando del “modo Greengrass” al “modo Liman” y viceversa. Es un invento cojonudo. Debería patentarlo. Lo mismo sirve para ver “The Bourne Supremacy” o para que mi suegra no vomite cuando pongo algún vídeo hecho con el móvil. Y cuando usé mis preciados anteojos supresores de epilepsia me di cuenta de que las dos sucesoras de “Bourne Identity” eran muy, pero que muy buenas, a pesar de los movimientos de cámara y los planos cortos, ya que uno piensa a priori que semejante estilo videoclipero es más bien propio de quien quiere camuflar sus carencias como realizador. Pues bien, tras activar el “modo Liman”, es decir, el modo de estabilización óptica (y ojo, siempre en el contexto de la saga Bourne), es fácil ver que no hay tales carencias y que Paul Greengrass en realidad exuda talento y seguridad a partes iguales.

Entonces, ¿cómo es posible que esta última entrega me haya decepcionado tanto? Casi disfruté más de “Legacy” a pesar de la esperpéntica y fantasiosa ocurrencia de las pastillas verdes y azules que convertían a los agentes de la CIA en una suerte de yonquis biónicos. Almenos la historia tenia más sentido y transmitía más emoción. “Jason Bourne” parece sucumbir al mismo patrón de decadencia que hizo que el Bond de la genial “Casino Royale” bajase a los infiernos del sopor y la mediocridad donde moran “Skyfall” y “Spectre”. Matt Damon parece más aburrido que nunca rodando esta película. Su careto de úlcera perenne y su porte robótico contagian al espectador, que no consigue empatizar ni un segundo con el personaje. La secuencia incial de los disturbios resulta cargante por su duración y es demasiado impostada y reiterativa. Luego vienen los archiconsabidos tejemanejes de vigilancia satelital, pinchazos telefónicos y hackeo de dispositivos, el ir y venir de ciudades, la demostración de infinitos recursos por parte del protagonista (¿para qué las peleas ilegales si está claro que no las necesita?), el director de agencia “malo” que lo quiere fiambre pasando por encima de quien sea, la adjunta “buena” y ambiciosa que le ayuda de estranjis y, cómo no, el antagonista, igual de entrenado, igual de letal, pero siempre un peldañito por debajo (suficiente para morir a manos de Jason Bourne), encarnado por un hierático Vincent Cassel que se limita a poner cara de cabreo durante todo el metraje y que vuelve a desencadenar el inevitable duelo final, esta vez con temas personales de por medio. Demasiada repetición de unos esquemas que habían realizado muy bien su función en las anteriores entregas pero que decepciona volver a encontrarlos de forma tan descarada en una película que debió haber nacido para contar la historia de nuestro antihéroe desde otro prisma bien distinto (y a poder ser menos epiléptico).

Olvidable cuarta entrega. Una oportunidad perdida de hacer algo diferente cuadrando el círculo.
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Thrall
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7
16 de junio de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenidísima aunque infinitamente inverosímil película de suspense y acción, dirigida por un incipiente directorazo como lo acabaría siendo Fincher. Por alguna misteriosa razón jamás hago ascos a repetirla (y la han repetido muchísimo en TV) a sabiendas de que ya no hay misterio posible la segunda vez, a menos que uno busque detalles que se le hayan escapado tras un primer visionado. Es de lo peorcito de Fincher, sí (junto con Alien 3), pero sigue siendo un buen filme a pesar de sus fallos.

Por favor, pasemos YA al spolier…
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Thrall
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5
7 de septiembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasable refrito de géneros y sub-géneros con inquietantes momentos, sustos baratos y clímax final gore, delirante y pseudo-religioso, con estúpida moraleja incluída: "no juegues con el espacio-tiempo porque la puedes liar muy parda".

Un heterogéneo (para variar) grupo de astronautas es mandado nada menos que a Neptuno para intentar averiguar qué demonios le ha pasado a la nave estrella de la...¿NASA? (o no se sabe o no lo procesé debidamente), la llamada "Event Horizon", que tenía previsto llevar a cabo un vuelo experimental relativista para alcanzar Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sol. La nave desaparece junto con toda su tripulación y reaparece años después en la órbita de Neptuno y sin rastro de vida en su interior. Los astronautas llegan, entran en el "Event Horizon" y empieza el baile de alucinaciones, accidentes, sustos y terror-gore. La humanidad ha tenido el atrevimiento de jugar con leyes de la naturaleza que ni acaba de comprender ni desde luego dominar, con lo cual, debe haber un castigo de proporciones bíblicas que evite que el hombre vuelva a intentarlo (o, lo que en la Edad Media vendría a ser lo mismo, no escribas ciertas cosas o acabarás en la hoguera). La tripulación de la "Lewis & Clark" pues, entra en una especie de purgatorio donde algunos de sus miembros (no se entiende porqué solamente unos y no todos) se enfrentan a demonios del pasado aunque sin opción alguna de redención, sufriendo mil y una vilezas por parte de los ¿espíritus? ¿entes malignos? que poseen la nave y que la transforman en una super-estructura con vida propia y con muy mala hostia. Al final, la terrible experiencia termina con la salvación (aparente) de unos y el descenso final al infierno de otros.

Ciencia-ficción (naves, viajes interplanetarios) y basura religiosa (infierno, purgatorio, limbo, culpa, redención, castigo). Dos cosas a priori inmiscibles para mi ateo gusto aunque debo reconocer, mal que me pese, que en esta ocasión se mezclan lo suficientemente bien como para dotar de decencia y efectividad a esta peliculeja de serie-B que, seamos francos, se puede ver y repetir. Lo que de verdad me jode de “Horizonte Final” es el mensaje que realmente trasciende. Ese intento de lección moralista americana de que hay que acotar muy bien el desarrollo científico (ya sea plegar el espacio-tiempo o clonar seres humanos) porque cruzar ciertas líneas rojas puede implicar el desastre, el sufrimiento, la muerte….en definitiva, el infierno.
Thrall
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7
16 de diciembre de 2013
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gracias, Paul Greengrass, por joderme como lo hiciste el pasado viernes con tu maldita cámara epiléptica. Seguramente el hecho de haber entrado en el cine con cuatro cervezas y una tapa de aceitunas sumado a la terrible circunstancia de haber tenido que sentarme en la tercera fila del cine por no haber más butacas libres no ayudó demasiado a evitar que al cuarto de hora me entrasen ganas de salir por piernas de la sala y potar junto al primer ábrol que encontrase. Pero no nos engañemos, esos factorcillos de nada no explican ni mucho menos que mi estómago centrifugara y mi cerebro se licuase como un helado en pleno desierto de Gobi. Te perdoné el párkinson en las dos secuelas de Bourne porque soy un fan irreductible de la saga pero en esta ocasión te pasaste diez pueblos con tu peculiar forma de plasmar el pretendido hiperrealismo que tanto persigues. Entiendo que en secuencias de acción se te pueda ir algo la pinza con la cámara pero, por el amor de Dios, no me sacudas como si en el cine hubiese un devastador terremoto precisamente en una escena en que los marineros se toman tranquilamente una puta taza de café, y encima con el mar en calma chicha. Eso no se hace. Está mal. El espectador quiere sufrir con la trama de la película, no con tus alocados movimientos de cámara.

Dicho esto, “Capitán Phillips” parece haber sido una buena película, parece haber desplegado una trama endiablada e hipertensa y parece haber concluído en un final apoteósico. No lo sé muy bien puesto que la mitad del tiempo dirigía mis ojos hacia las paredes del cine, hacia la nuca del tío que tenia delante o hacia mi entrepierna. Pero creo, diría, podría asegurar, incluso pondría la mano en el fuego, que se trata de un supuesto excelente drama de acción.

Y ahora voy a empezar mi nuevo proyecto de investigación: unas gafas anti-Greengrass. Un artilugio que compense el movimiento de cámara, estabilizando la imagen que llegue a mis maltrechas retinas, para ver si realmente este tío es un buen director de cine, como creo que en realidad debe ser. Vamos, tiene que serlo. Hizo las secuelas de Bourne…y tal.
Thrall
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