Sin ver los 10 minutos finales de esta película podríamos pensar que se trata de una comedia: el guardés persiguiendo al hombre que estaba coqueteando con su mujer por toda la fiesta y sembrando el caos allá por donde pasa. La historia tiene un algo de tonto, de banal, las cosas que pasan podrían perfectamente no hacerlo. Pero esto sólo es una apariencia. Con horror nos damos cuenta que terriblemente todo converge hacia un punto: el asesinato, por accidente, del célebre y apuesto piloto. Se me revuelven las tripas de la injusticia y más aún por el asco que causa el incitador del crimen: el pobre idiota que se acaba de librar de lo mismo.

Ninguno de los numerosos personajes se libra y hasta la misma víctima parece responsable de su asesinato. Durante toda la película vemos que todos ellos son personas normales, dubitativas o pasmosamente seguras de sí mismas, pero todos de moralidad dudosa. Al final, cuando descubren lo ocurrido todo queda como si nada. ¿Es que podría haber acabado de otra manera?