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Críticas ordenadas por utilidad
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7.2
24,614
7
28 de octubre de 2008
28 de octubre de 2008
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es increible la cantidad de historias, sabidas y no sabidas, que se han contado y quedan por contar sobre el Holocausto judío. Con todas y cada una de las historias reales de los que vivieron ese drama, de los muertos y de los supervivientes, de los torturadores, de los traidores, de los héroes, de los que lo vivieron a distancia y de los que se implicaron… puede hacerse una película y el tema es inagotable. Esto es así hasta el punto de que el cine histórico centrado en esa época, el cine de nazis, puede considerarse ya un género en si mismo.
Los falsificadores es una historia más de este género: interesante (por nueva y original) y bien contada, que es lo que nos interesa. La película narra la historia real de Salomon Sorowitsch, famoso falsificador judío que es internado en un campo de concentración para dirigir la que hasta ahora ha sido la mayor estafa de la historia: la falsificación de libras y dólares por parte de los alemanes para tratar con ello de hundir la economía de los aliados.
Nunca hasta ahora nos habían contado este episodio de la guerra, la llamada Operación Bernhard. Su director, Stefan Ruzowitzky, nos la cuenta y nos la cuenta bien: no hay recreación en el drama ni tópicos, no hay simplismo ni conclusiones fáciles. El gran hallazgo de la película es el personaje protagonista interpretado de forma brillante por Karl Markovics. Rodeado de otros personajes de rasgos más reconocibles, Sorowitsch no es el idealista ni el héroe sino un personaje extremadamente real y complejo, el que ante los distintos dilemas morales que se van planteando a lo largo de la película elige hacer el bien pero no de una forma transparente y osada sino en silencio, con cuidado, disfrutando de sus privilegios como preso “de lujo”, intentando dejar de lado lo que pasa al otro lado del muro que los aísla de los condenados, intentando salvar el pellejo en vez de salvar el mundo, con la conciencia bien clara pero escondida detrás del practicismo, pero no por cobardía o vileza sino por puro instinto de supervivencia.
La película, en digna pugna con Persépolis, obtuvo el Oscar a la mejor película en habla no inglesa en 2007.
Los falsificadores es una historia más de este género: interesante (por nueva y original) y bien contada, que es lo que nos interesa. La película narra la historia real de Salomon Sorowitsch, famoso falsificador judío que es internado en un campo de concentración para dirigir la que hasta ahora ha sido la mayor estafa de la historia: la falsificación de libras y dólares por parte de los alemanes para tratar con ello de hundir la economía de los aliados.
Nunca hasta ahora nos habían contado este episodio de la guerra, la llamada Operación Bernhard. Su director, Stefan Ruzowitzky, nos la cuenta y nos la cuenta bien: no hay recreación en el drama ni tópicos, no hay simplismo ni conclusiones fáciles. El gran hallazgo de la película es el personaje protagonista interpretado de forma brillante por Karl Markovics. Rodeado de otros personajes de rasgos más reconocibles, Sorowitsch no es el idealista ni el héroe sino un personaje extremadamente real y complejo, el que ante los distintos dilemas morales que se van planteando a lo largo de la película elige hacer el bien pero no de una forma transparente y osada sino en silencio, con cuidado, disfrutando de sus privilegios como preso “de lujo”, intentando dejar de lado lo que pasa al otro lado del muro que los aísla de los condenados, intentando salvar el pellejo en vez de salvar el mundo, con la conciencia bien clara pero escondida detrás del practicismo, pero no por cobardía o vileza sino por puro instinto de supervivencia.
La película, en digna pugna con Persépolis, obtuvo el Oscar a la mejor película en habla no inglesa en 2007.
Documental

7.0
728
Documental
8
19 de abril de 2010
19 de abril de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ocho historias, las de ocho niños menores de 14 años que participan en el concurso nacional de deletreo de EEUU, dan pie a un reportaje interesante, original y entretenido, Spellbound, que en España se tituló Al pie de la letra. Spellbound, como documental, engancha porque consigue mantener la emoción, el interés de quién de los ocho será el ganador. Entretanto se desgranan los detalles de las vidas de los niños: sus motivaciones para estudiar tanto y sobre todo, la idiosincracia de cada una de sus familias, las que les empujan o apoyan en la ardua y dura tarea que supone ser el mejor. El reportaje acaba mostrando una América que educa a sus jóvenes en la competitividad más brutal, lo que supone para ellos una pequeña "tortura", una gran tensión, aunque también, al mismo tiempo, un estímulo importante y una valoración del esfuerzo. Los chicos viven en distintos puntos del país y son de distintas razas y clases sociales. Sólo unas de ellas es blanca y pertenece a una familia bien. La niña participa "porque no es la mejor jugando al polo ni en otra cosa" y le gustaría ser "la mejor en algo". El resto de los protagonistas pertenecen a familias de clase media-baja o incluso muy humildes o a familias de inmigrantes.
Para los inmigrantes, acomodados o no (hay de todo), que sus hijos venzan en un concurso que implica dominar la lengua de la nación que les ha acogido significa culminar su integración en el país. Para las familias humildes, un paso hacia otro estado, la esperanza de que sus descendientes avancen socialmente. En ambos casos, el concurso significa, a pequeña escala, alcanzar de alguna manera el sueño americano. Y esto es lo que acaba de dar relevancia al documental. Toda la base sociológica americana, todo el caracter estadounidense, con sus luces y sombras, quedan reflejados en la película y lo que observamos nos hace reflexionar: ¿Qué es lo que convierte a un ser humano en ganador? ¿Es justo someter a un crío a un esfuerzo tan titánico "para nada"? ¿Qué valores se están inculcando a los niños norteamericanos desde pequeños? ¿Son todos estos valores positivos o por el contrario negativos? ¿Existe una comparación posible en el sistema educativo español o europeo?
Spellbound fue dirigida por Jeff Blitz en 2002 y cosechó numerosos premios. Os lo recomendamos vivamente. Para pensar y para disfrutar.
Para los inmigrantes, acomodados o no (hay de todo), que sus hijos venzan en un concurso que implica dominar la lengua de la nación que les ha acogido significa culminar su integración en el país. Para las familias humildes, un paso hacia otro estado, la esperanza de que sus descendientes avancen socialmente. En ambos casos, el concurso significa, a pequeña escala, alcanzar de alguna manera el sueño americano. Y esto es lo que acaba de dar relevancia al documental. Toda la base sociológica americana, todo el caracter estadounidense, con sus luces y sombras, quedan reflejados en la película y lo que observamos nos hace reflexionar: ¿Qué es lo que convierte a un ser humano en ganador? ¿Es justo someter a un crío a un esfuerzo tan titánico "para nada"? ¿Qué valores se están inculcando a los niños norteamericanos desde pequeños? ¿Son todos estos valores positivos o por el contrario negativos? ¿Existe una comparación posible en el sistema educativo español o europeo?
Spellbound fue dirigida por Jeff Blitz en 2002 y cosechó numerosos premios. Os lo recomendamos vivamente. Para pensar y para disfrutar.
16 de febrero de 2009
16 de febrero de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin llegar a ser una gran película, El curioso caso de Benjamin Button es una película interesante. A destacar: un guión muy trabajado que hace que la fantasía sea verosímil, una realización excelente, muy buena fotografía (adaptada a cada década que retrata), un maquillaje que seguramente se llevará el Oscar, algunas notas de humor, un tono agradable que nos hace estar entretenidos durante casi tres horas, historias secundarias a través de las cuales va tejiéndose la complejidad de una vida que se dirije como una flecha hacia un final esperado…
Lo que falla:
La película nos recuerda constantemente al clásico Forrest Gump: también aquí hay una madre que lo quiere y logra sacarlo adelante a pesar de su defecto de nacimiento, también aquí el protagonista es un personaje peculiar que en un momento dado encuentra a una chica muy especial que lo acepta tal como es y que será de una u otra manera una presencia constante en su vida; también aquí a través de la historia del personaje vamos viendo la evolución de América desde los años 20 a la actualidad; también aquí quiere haber un trasfondo de “mensaje profundo” (sea más o menos trascendente, cada persona debe marcarse un objetivo y vivir con plenitud)…
Las coincidencias se hacen más evidentes cuando descubrimos que el guionista de ambas películas es Eric Roth que parece ser no ha tenido mejor idea que plagiarse a si mismo. Un poco más poético, mucho más impactante visualmente… pero para ver a Forrest nos vemos al verdadero, al primero y original, un personaje además menos frío y más profundo que Button.
Tampoco Brad Pitt es Tom Hanks. Su físico (no vamos a hablar de lo guapísimo que es) es muy adecuado para el personaje (¿Qué actor de 45 años puede pasar por un chico de 18 con tan sólo “un poco” de maquillaje?) pero ni convence, ni emociona… tiene la misma expresión toda la película.
En resumen, un película muy bien hecha y entretenida aunque seguramente no quede para la historia.
Lo que falla:
La película nos recuerda constantemente al clásico Forrest Gump: también aquí hay una madre que lo quiere y logra sacarlo adelante a pesar de su defecto de nacimiento, también aquí el protagonista es un personaje peculiar que en un momento dado encuentra a una chica muy especial que lo acepta tal como es y que será de una u otra manera una presencia constante en su vida; también aquí a través de la historia del personaje vamos viendo la evolución de América desde los años 20 a la actualidad; también aquí quiere haber un trasfondo de “mensaje profundo” (sea más o menos trascendente, cada persona debe marcarse un objetivo y vivir con plenitud)…
Las coincidencias se hacen más evidentes cuando descubrimos que el guionista de ambas películas es Eric Roth que parece ser no ha tenido mejor idea que plagiarse a si mismo. Un poco más poético, mucho más impactante visualmente… pero para ver a Forrest nos vemos al verdadero, al primero y original, un personaje además menos frío y más profundo que Button.
Tampoco Brad Pitt es Tom Hanks. Su físico (no vamos a hablar de lo guapísimo que es) es muy adecuado para el personaje (¿Qué actor de 45 años puede pasar por un chico de 18 con tan sólo “un poco” de maquillaje?) pero ni convence, ni emociona… tiene la misma expresión toda la película.
En resumen, un película muy bien hecha y entretenida aunque seguramente no quede para la historia.

7.2
67,418
6
8 de enero de 2009
8 de enero de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran Clint Eastwood (grande como actor, grande como director) se encuentra una buena historia real y decide convertirla en película. Es el caso de una desaparición, dos historias muy fuertes: la de un crimen y la de la lucha de una madre por saber que ha pasado con su hijo, por descubrir una verdad. Con esta historia en las manos pueden hacerse muchas cosas: una maravilla como Sin Perdón, Los puentes de Madison, Deuda de sangre o Million dollar baby… o una película correcta y entretenida pero sin ninguna profundidad.
En este caso es así. El veterano director maneja con oficio el aspecto visual, los actores están brillantes, hay momentos de tensión y de emoción… pero El intercambio está muy lejos de sus grandes películas … Lo único que ha conseguido con The changeling es una historia plana y anecdótica, con una protagonista muy agobiada que no acaba de evolucionar en toda la cinta, con más de un personaje tópico (el asesino, la madre del niño suplantador, el poli malo malísimo, la prostituta buena buenísima…) , con un montón de temas que salen a relucir: la pena de muerte, el trato judicial a los menores, la situación de los manicomios en la América de los años 20, la injusticia de la policía, la manipulación de la prensa por los poderes públicos…. Todos estos asuntos son interesantes en si mismos, el problema es que entre tanta acción esos temas quedan sólo como apuntes, sin profundizar en ninguno, con lo que en vez de dar riqueza a la película, ésta acaba adoleciendo de cierta falta de unidad.
Todas las obras de los buenos directores (Eastwood lo es) no pueden ser maravillas del celuloide. Cuando se acaba la proyección de El intercambio uno se dice, vale, menuda historia pero ¿Qué nos quieres contar? Mucha violencia implícita, una chica muy mona, un cura muy oportuno y valiente, pero ¿De qué va esto? Se intuye que del enfrentamiento del individuo contra las agresiones (la del criminal, la de una sociedad enferma). Pero se desvía tanto del tema… que de tanto contar cosas al final no habla de nada.
El intercambio no nos llena y si no lo hace es quizás por comparación, porque Eastwood ultimamente está que se sale. Coherente con su visión conservadora de la política y la sociedad, con un cine de factura clásica, emocionante, interesante, con historias complejas y personajes que lo son aún más. Clint nos ha acostumbrado muy mal y ya estamos atentos al estreno de Gran Torino, donde quizá volvamos a verlo brillar. Esperaremos una y mil veces otra de esas historias bien contadas, esas que nos hacen tragarnos hasta discursos reaccionarios con los que no comulgamos sólo por el placer de ver una buena película, una que nos sorprenda, que nos conmueva, bien contada y redonda como muchas de las que nos ha ofrecido el gran maestro.
En este caso es así. El veterano director maneja con oficio el aspecto visual, los actores están brillantes, hay momentos de tensión y de emoción… pero El intercambio está muy lejos de sus grandes películas … Lo único que ha conseguido con The changeling es una historia plana y anecdótica, con una protagonista muy agobiada que no acaba de evolucionar en toda la cinta, con más de un personaje tópico (el asesino, la madre del niño suplantador, el poli malo malísimo, la prostituta buena buenísima…) , con un montón de temas que salen a relucir: la pena de muerte, el trato judicial a los menores, la situación de los manicomios en la América de los años 20, la injusticia de la policía, la manipulación de la prensa por los poderes públicos…. Todos estos asuntos son interesantes en si mismos, el problema es que entre tanta acción esos temas quedan sólo como apuntes, sin profundizar en ninguno, con lo que en vez de dar riqueza a la película, ésta acaba adoleciendo de cierta falta de unidad.
Todas las obras de los buenos directores (Eastwood lo es) no pueden ser maravillas del celuloide. Cuando se acaba la proyección de El intercambio uno se dice, vale, menuda historia pero ¿Qué nos quieres contar? Mucha violencia implícita, una chica muy mona, un cura muy oportuno y valiente, pero ¿De qué va esto? Se intuye que del enfrentamiento del individuo contra las agresiones (la del criminal, la de una sociedad enferma). Pero se desvía tanto del tema… que de tanto contar cosas al final no habla de nada.
El intercambio no nos llena y si no lo hace es quizás por comparación, porque Eastwood ultimamente está que se sale. Coherente con su visión conservadora de la política y la sociedad, con un cine de factura clásica, emocionante, interesante, con historias complejas y personajes que lo son aún más. Clint nos ha acostumbrado muy mal y ya estamos atentos al estreno de Gran Torino, donde quizá volvamos a verlo brillar. Esperaremos una y mil veces otra de esas historias bien contadas, esas que nos hacen tragarnos hasta discursos reaccionarios con los que no comulgamos sólo por el placer de ver una buena película, una que nos sorprenda, que nos conmueva, bien contada y redonda como muchas de las que nos ha ofrecido el gran maestro.

7.2
12,387
7
29 de noviembre de 2008
29 de noviembre de 2008
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Khaled y Saïd viven desde niños en el territorio palestino ocupado y son amigos desde la infancia. Cada uno tiene sus motivaciones pero ambos han decidido inmolarse en un atentado suicida.
Paradise now trata el tema de los mártires musulmanes con una gran valentía, mostrando el conflicto palestino-israelí desde el punto de vista (que no es precisamente unívoco) de los palestinos. Sin comprometerse, sin tomar partido, intentando entender más que juzgar, el director Hany Abu-Assad crea un mosaico de la vida cotidiana de unos personajes que se nos hacen muy reales: Desde la protagonista femenina, cultivada, de clase alta, pacifista, al maestro que tiene como eje de su vida “comer el tarro” a los jóvenes para que sean capaces de sacrificarse por el país, pasando por el pseudo-ejército organizado o los colaboradores con los judíos, la mayoría de la población parece sufrir una “prisión” toda su vida en un territorio en el que no tienen ninguna oportunidad de futuro, … todo y todos contribuyen a crear un clima axfisiante, incómodo, un vacío que en algunos casos parece que sólo puede llenar la violencia y el suicidio.
Paradise now no hace un análisis frío del problema político, tampoco se implica ni justifica, sólo nos expone la verdad del día a día de una gente que se siente ninguneada, atrapada en una situación humillante y las distintas formas que cada individuo tiene de aceptar o retar esa realidad que se le impone. De este modo, la película se hace auténtica y los personajes reales y cercanos. Otro elemento interesante es el final: una sorpresa que condensa todo el sufrimiento que está causando el conflicto.
Paradise now trata el tema de los mártires musulmanes con una gran valentía, mostrando el conflicto palestino-israelí desde el punto de vista (que no es precisamente unívoco) de los palestinos. Sin comprometerse, sin tomar partido, intentando entender más que juzgar, el director Hany Abu-Assad crea un mosaico de la vida cotidiana de unos personajes que se nos hacen muy reales: Desde la protagonista femenina, cultivada, de clase alta, pacifista, al maestro que tiene como eje de su vida “comer el tarro” a los jóvenes para que sean capaces de sacrificarse por el país, pasando por el pseudo-ejército organizado o los colaboradores con los judíos, la mayoría de la población parece sufrir una “prisión” toda su vida en un territorio en el que no tienen ninguna oportunidad de futuro, … todo y todos contribuyen a crear un clima axfisiante, incómodo, un vacío que en algunos casos parece que sólo puede llenar la violencia y el suicidio.
Paradise now no hace un análisis frío del problema político, tampoco se implica ni justifica, sólo nos expone la verdad del día a día de una gente que se siente ninguneada, atrapada en una situación humillante y las distintas formas que cada individuo tiene de aceptar o retar esa realidad que se le impone. De este modo, la película se hace auténtica y los personajes reales y cercanos. Otro elemento interesante es el final: una sorpresa que condensa todo el sufrimiento que está causando el conflicto.
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