Parece ser que a muchos críticos les cuesta captar el mensaje, divisar la esencia, localizar la tesis, comprender la moraleja de una buena película. Debe ser que sus padres no les contasen suficientes cuentitos en la infancia. O quizás, los hallan olvidado, subestimando el valor de esos importantísimos momentos de familia.

Desde luego es sobrenatural el impacto que están teniendo las nuevas tecnologías en el cine. El cine español no está exento de ello, y esta película es un buen ejemplo. Cualquiera con algo de conocimiento en efectos digitales podría crear cosas impactantes que parecerían casi reales desde su propio PC. Sin embargo, crear una trama de tanta calidad, con unas interpretaciones tan exquisitas y un desenlace tan brutal sólo está en las manos (o en la mente) de unos pocos cineastas ingeniosos, como en este caso.

Me gusta el giro que está tomando el cine español en los últimos tiempos. Esta película es buen reflejo de que podemos crear buen cine sin emular excesivamente a Hollywood, y siempre con un carácter muy personal y realista aunque a veces poco original.

Es una de las películas más absurdas que he visto, y mira que he visto películas absurdas. Pretende ser rompedora y lo es, porque la película se rompe sola a sí misma. Se parte en trocitos indigeribles que no llevan a ninguna parte. Lo único que se salva es la interpretación de Antonio de la Torre, como suele ocurrir.

Excesivas nominaciones recibió en los Goya, cuyo presidente acudió ilusionadísimo con ese aire de subidito que le caracteriza, y esas gafitas y esa barba con la que pretende parecerse al gran cineasta Francis Ford Coppola. En una palabra Alex: NIDELEJOS.

De todos modos, creo que la única creación de este señor que vale la pena es "Mirindas asesinas"; y precisamente, porque es tan absolutamente absurda que incluso llega a parecer inteligente. Pero este derroche de dinero para una mierda de tal calibre, una ficción con menos credibilidad que la nariz de un payaso, no podía haberlo imaginado ni el director de "Casi 300".

En fin, no creo que sea casualidad que circule su película por internet subida por un miembro de la propia academia de los Goya, ja, ja, ja. Eso te pasa por derrochar dinero en un espectáculo absurdo que intenta engañar al espectador español diciéndole que la mediocridad se salva con la magnitud del capital que inviertes en ella.

Película animada muy adulta y claramente antimilitarista, con música de Roger Waters (componente de Pink Floyd). Detalles como el del teléfono rojo, como el que unía la Casablanca con el kremlin y del que se decía que el futuro de la humanidad dependía de las conversaciones que por él circulaban, hacen de esta película una expresión crítica y reivindicativa contra el desmesurado poder de las superpotencias y la falta de responsabilidad social y cordura en la política internacional durante la última etapa de la Guerra Fría.

Lo cierto es que en Alemania muchos se habrán sentido helados después de visualizar esta película. Aún estando todos en pleno invierno en aquel país. Este filme es un fogonazo cálido hacia la conciencia de la cabeza pensante del neoliberalismo europeo y las nuevas generaciones. Su argumento abre una incisión entre todas las tribus urbanas, todos los prejuicios, los estereotipos y los estándares del llamado "mundo occidental o civilizado". Desangra el pasado con ánimo de autoconciencia presencial y encarna las ideas que están bajo la epidermis de la adolescencia actual, que sufre las consecuencias de ciertas tiranías. Vemos en carne viva lo que está pasando y estimula la reflexión sobre la sociedad que deseamos ignorar.

Esta serie es simplemente excelente. Me cuesta creer que haya surgido esta idea en el panorama televisivo español. Ya quisieran los americanos saber hacer una crítica tan divertida y subrealista sobre la sociedad sin recurrir al humor fácil. Esta serie derrocha originalidad y se adelanta a su tiempo. Además de ser artísticamente exquisita.