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7.5
6,633
8
14 de septiembre de 2010
14 de septiembre de 2010
8 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mayoría de los de mi generación lo conocieron montado en un helicóptero como el simpático copiloto del héroe. Pasado los años fue ascendido a centurión en una provincia romana por allí, ocasión en la cual demostró una gran dosis de humanidad. De un palmazo estaba convertido en general, casi siempre de los nervios por culpa de las andanzas de su amigo Lee Marvin. Fue degradado a sargento y comenzó a beber, fue como así terminó ofreciéndole paliza a Montgomery Clift o al que se le cruzara en aquel bar en Hawaii. De pronto apenas era un policía raso, pero andaba de crucero con una esposa monumento, aunque casi se nos ahoga en varias ocasiones entre discusión y discusión con Gene Hackman. Una vez en tierra y sin mujer volvió a toparse con Marvin y decidieron subirse a un tren de carga e ir a donde los llevara. Aparecieron en un pueblo desértico donde el Spencer Tracy les dio de ostias.
Nadie sabe como apareció en la Nueva York del futuro, conduciendo en un taxi a Snake Plissken, escapando de cuanto infrahumano se les topara. Del mismo absurdo modo que llegó al futuro, volvió de vuelta al pasado y se instaló como jefe de clan vikingo y padre de Kirk Douglas, teniendo ambos la misma edad. Nunca envejeció y siglos después se le pudo ver vagando como mercenario en el Viejo Oeste, viéndosele en segundo plano en Veracruz o el Bar de Vienna. Con el tiempo floreció y tuvo su propio rancho y se dio el lujo de darle órdenes a Glenn Ford y Rod Steiger. Aburrido de esa vida tan tranquila, volvió a sus andanzas en el crimen y se unió a la pandilla de Sam Peckinpah. Terminó muerto, ensangrentado y agujereado, pero con una sonrisa en el rostro.
¿Tengo que agregar más?
Sobre el filme mismo, hay muchos acertados análisis de los usuarios de Filmaffinity. Este peliculón da para mucho más de lo que me refiero mas arriba. Solo tirar como idea que en muy pocas veces en la historia del cine, los apocados e inadaptados han sido tratados con tanta dignidad y realismo. Algo difícil en Hollywood, donde por casi un siglo ha regido la Dictadura de las Apariencias.
Ernest Borgnine nos regala una interpretación sincera, noble, entrañable y un personaje a los cuales jamás voy a olvidar. Y eso que recién vi esta película anoche. El cine nunca te deja de arreglar la vida.
Nadie sabe como apareció en la Nueva York del futuro, conduciendo en un taxi a Snake Plissken, escapando de cuanto infrahumano se les topara. Del mismo absurdo modo que llegó al futuro, volvió de vuelta al pasado y se instaló como jefe de clan vikingo y padre de Kirk Douglas, teniendo ambos la misma edad. Nunca envejeció y siglos después se le pudo ver vagando como mercenario en el Viejo Oeste, viéndosele en segundo plano en Veracruz o el Bar de Vienna. Con el tiempo floreció y tuvo su propio rancho y se dio el lujo de darle órdenes a Glenn Ford y Rod Steiger. Aburrido de esa vida tan tranquila, volvió a sus andanzas en el crimen y se unió a la pandilla de Sam Peckinpah. Terminó muerto, ensangrentado y agujereado, pero con una sonrisa en el rostro.
¿Tengo que agregar más?
Sobre el filme mismo, hay muchos acertados análisis de los usuarios de Filmaffinity. Este peliculón da para mucho más de lo que me refiero mas arriba. Solo tirar como idea que en muy pocas veces en la historia del cine, los apocados e inadaptados han sido tratados con tanta dignidad y realismo. Algo difícil en Hollywood, donde por casi un siglo ha regido la Dictadura de las Apariencias.
Ernest Borgnine nos regala una interpretación sincera, noble, entrañable y un personaje a los cuales jamás voy a olvidar. Y eso que recién vi esta película anoche. El cine nunca te deja de arreglar la vida.

6.9
54,029
2
19 de marzo de 2012
19 de marzo de 2012
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Boorman dirigió “Deliverance”, Jonathan Demme hizo lo propio con “El Silencio de los Inocentes” y como olvidar que Richard Donner realizó “La Profecía”. Sin duda, las tres son grandes películas, hitos del cine hollywoodense reciente. La pregunta es por qué ninguno de estos tres directores son considerados como grandes del séptimo arte. Sin duda, un golpe de suerte los tocó, y fuerte.
Sin razón aparente, con un currículum similar, la esquizofrenia colectiva erigió a un fantoche llamado Ridley Scott como un “gran” cineasta. En su caso, tuvo la suerte de tropezarse con el relato fantástico “Blade Runner” y que le cayera en la cabeza uno de los mas grandes guiones de horror jamás escritos.. “Alien”.
Pese a lanzar bazofia tras bazofia por tres décadas, con algunas excepciones como las tontorronas pero entretenidas “Gladiador”, “Cruzada” y “Red de Mentiras”, por algún motivo, los amantes del cine siguen esperando una genialidad de este caballero, repitiendo frases como “Scott se vendió”, siguen con la esperanza intacta de que algún día volverá a sus días de gloria. Una mezcla de fe ciega y sugestión, porque la porquería que nos congrega en esta ocasión habla por si sola.
Así entonces con “La Caída del Halcón Negro”, un vil videojuego con pretensiones de transformarse en cine. Políticamente indecente, emocionalmente vacía, narrativamente espantosa. Un rollo interminable de maldita propaganda de salvación de mundo, con sus protagonistas de siempre: Rangers, Deltas o lo que sea… en fin, esos putos Marines descerebrados, con sus gestos y saludos de cretinos crónicos. Buenos muchachos americanos, con padres, esposas e hijos. Ríen, lloran, sangran, se les salen las tripas… y les duele… como les duele.
En la otra trinchera, los "flaquitos" desalmados, descamisados, AK-47 en mano, malos como ellos solos, corriendo a lo loco y disparando sin ton ni son. Reciben el plomo de los gringuitos y caen como moscas, pero sin dolor, solo caen y a nadie le importa, por decenas y centenas. Es más, algunos explotan.
Prácticamente sin trama, el metraje se arrastra hasta la saciedad por más de dos horas. La edición/fotografía, frenética y videoclipera, no logra mover el pesado elefante de imágenes. Mil cortes por minuto no logran salvarla de un aburrimiento como pocos antes visto en una peli de acción.
(continúa)
Sin razón aparente, con un currículum similar, la esquizofrenia colectiva erigió a un fantoche llamado Ridley Scott como un “gran” cineasta. En su caso, tuvo la suerte de tropezarse con el relato fantástico “Blade Runner” y que le cayera en la cabeza uno de los mas grandes guiones de horror jamás escritos.. “Alien”.
Pese a lanzar bazofia tras bazofia por tres décadas, con algunas excepciones como las tontorronas pero entretenidas “Gladiador”, “Cruzada” y “Red de Mentiras”, por algún motivo, los amantes del cine siguen esperando una genialidad de este caballero, repitiendo frases como “Scott se vendió”, siguen con la esperanza intacta de que algún día volverá a sus días de gloria. Una mezcla de fe ciega y sugestión, porque la porquería que nos congrega en esta ocasión habla por si sola.
Así entonces con “La Caída del Halcón Negro”, un vil videojuego con pretensiones de transformarse en cine. Políticamente indecente, emocionalmente vacía, narrativamente espantosa. Un rollo interminable de maldita propaganda de salvación de mundo, con sus protagonistas de siempre: Rangers, Deltas o lo que sea… en fin, esos putos Marines descerebrados, con sus gestos y saludos de cretinos crónicos. Buenos muchachos americanos, con padres, esposas e hijos. Ríen, lloran, sangran, se les salen las tripas… y les duele… como les duele.
En la otra trinchera, los "flaquitos" desalmados, descamisados, AK-47 en mano, malos como ellos solos, corriendo a lo loco y disparando sin ton ni son. Reciben el plomo de los gringuitos y caen como moscas, pero sin dolor, solo caen y a nadie le importa, por decenas y centenas. Es más, algunos explotan.
Prácticamente sin trama, el metraje se arrastra hasta la saciedad por más de dos horas. La edición/fotografía, frenética y videoclipera, no logra mover el pesado elefante de imágenes. Mil cortes por minuto no logran salvarla de un aburrimiento como pocos antes visto en una peli de acción.
(continúa)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los muchachos caen en cámara lenta y el insoportable Hans Zimmer nos dice donde debemos preocuparnos y llorar, ya que ninguno de estos rapados nos importa un pimiento, son todos iguales, andan de allá para acá y no los diferencias. Uno por ahí sostiene una foto de su hijito... debes llorar de nuevo. Un par de escenas de lo mas sensacionalistas nos terminan de golpear en la dentadura, en caso de que no hayamos entendido al minuto cuales son los malos.
Luego de la hecatombe, Sam Shepard (sigue siendo un crack) acude al hospital de campaña, se agacha y limpia una mancha de sangre del piso. Simbología visual sacada de la cutre mente del Ridley, que nos debe indicar de “lo absurdo de la guerra” o algo así.
Los marines se retiran, la cuenta de fiambres es imposible de calcular, ni siquiera a cuadro por cuadro. Ya pasaron casi 20 años…la guerra continúa.
Indecente.
Luego de la hecatombe, Sam Shepard (sigue siendo un crack) acude al hospital de campaña, se agacha y limpia una mancha de sangre del piso. Simbología visual sacada de la cutre mente del Ridley, que nos debe indicar de “lo absurdo de la guerra” o algo así.
Los marines se retiran, la cuenta de fiambres es imposible de calcular, ni siquiera a cuadro por cuadro. Ya pasaron casi 20 años…la guerra continúa.
Indecente.
Documental

6.5
236
7
16 de febrero de 2011
16 de febrero de 2011
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Media hora le basta al genio bávaro para echarse al hombro esta supuesta película colectiva. Por que el resto del metraje que si bien no es malo, está demás.
La honestidad de la historia en cuestión es tan frontal que llega a repeler. El término “autor” pocas veces ha encajado tan bien con lo que vemos en pantalla. Fassbinder en un ejercicio de exposición completa, devela todo su ser y lo entrega al público, mostrándolo como el verdadero hijo de puta que era, por que lo era. Pero un hijo de puta que también sentía y creaba. Un hijo de puta que estaba asqueado del mundo y de esa sociedad que hace lo imposible para separarnos como seres humanos.
Fassbinder no hace un documental, pero habla de su realidad y la transforma en su ficción, donde su personaje está supeditado a ella. No te habla sobre los hechos del Otoño Alemán del 77, te habla de lo que significa vivir la vida en esos tiempos. Brillante, repulsivo, emocionante, inquietante... todo eso y mucho más a la juguera.
La honestidad de la historia en cuestión es tan frontal que llega a repeler. El término “autor” pocas veces ha encajado tan bien con lo que vemos en pantalla. Fassbinder en un ejercicio de exposición completa, devela todo su ser y lo entrega al público, mostrándolo como el verdadero hijo de puta que era, por que lo era. Pero un hijo de puta que también sentía y creaba. Un hijo de puta que estaba asqueado del mundo y de esa sociedad que hace lo imposible para separarnos como seres humanos.
Fassbinder no hace un documental, pero habla de su realidad y la transforma en su ficción, donde su personaje está supeditado a ella. No te habla sobre los hechos del Otoño Alemán del 77, te habla de lo que significa vivir la vida en esos tiempos. Brillante, repulsivo, emocionante, inquietante... todo eso y mucho más a la juguera.

6.7
13,530
1
19 de diciembre de 2010
19 de diciembre de 2010
16 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás no nací en Inglaterra, tampoco en los sesentas, pero creo que nací en el planeta Tierra. Se me hace imposible creer lo que nos muestra este horror fílmico, donde podemos ver a seres humanos y aceptarlos como tales solo por su apariencia.
Un par de perlas como explicación (en spoiler).
Esto va de un grupo de sosísimos disc jockeys que manejan una radio pirata desde un barco anclado en el Mar del Norte. Es como un mundo de fantasía donde todos están dando saltos y bailando con cara de idiota. Lo pasan de lo mas choriflay y son todos tan cool. Menuda tarea del director al entregar al espectador una sobredosis de azúcar que mataría a cualquiera.
Curiosamente del rock y la madre que lo parió no nos entregan absolutamente nada. Encima, al parecer el navío incluye la capacidad de viajar en el tiempo ya que sin descaro este tropel de subnormales programa canciones que no serían publicadas hasta años posteriores a 1966 (ubicación cronológica de la historia). ¿Ejemplos? "Jumpin' Jack Flash" de Rolling Stones y "So Long Marianne" de Leonard Cohen.
En el reparto se encuentra Philip Seymour Hoffman, que sinceramente no se sabe que putas hace metido ahí. Se desperdicia también sin asco a talentosos como Kenneth Brannagh, Bill Nighy y el comediante Rhys Ifans. Por la ficha también me entero de que sale Emma Thompson. Da igual, nunca la vi aparecer, ya que el DVD se transformó en posavasos luego de una hora de metraje. Una total mierda.
Un par de perlas como explicación (en spoiler).
Esto va de un grupo de sosísimos disc jockeys que manejan una radio pirata desde un barco anclado en el Mar del Norte. Es como un mundo de fantasía donde todos están dando saltos y bailando con cara de idiota. Lo pasan de lo mas choriflay y son todos tan cool. Menuda tarea del director al entregar al espectador una sobredosis de azúcar que mataría a cualquiera.
Curiosamente del rock y la madre que lo parió no nos entregan absolutamente nada. Encima, al parecer el navío incluye la capacidad de viajar en el tiempo ya que sin descaro este tropel de subnormales programa canciones que no serían publicadas hasta años posteriores a 1966 (ubicación cronológica de la historia). ¿Ejemplos? "Jumpin' Jack Flash" de Rolling Stones y "So Long Marianne" de Leonard Cohen.
En el reparto se encuentra Philip Seymour Hoffman, que sinceramente no se sabe que putas hace metido ahí. Se desperdicia también sin asco a talentosos como Kenneth Brannagh, Bill Nighy y el comediante Rhys Ifans. Por la ficha también me entero de que sale Emma Thompson. Da igual, nunca la vi aparecer, ya que el DVD se transformó en posavasos luego de una hora de metraje. Una total mierda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Vemos en una secuencia a la aún desconocida pero deliciosa Gemma Arterton subiendo a un barco (donde ocurre casi toda la acción) con la intención de cepillarse a un repelente obeso de mierda, que de paso es un jodido imbécil y petulante. Eso no es lo más delirante. El gordo tiene la genial idea de entregarle a la chica al jovencito de la película, un veinteañero pequeñajo y más flaco que un clavo. Su plan es apagar la luz y darle el pase al imberbe para que hagan la cambiadita y se folle a la chica sin que esta se de cuenta que no está con el cebado antes nombrado. Demencial.
Mas tarde el dueño del buque decide hacerle un regalo al jovencito: entregarle como presente sexual… a su sobrina!! El chico decide luego de 5 minutos pedirle matrimonio a la guapa moza y se declara enamorado de esta. Obviamente cae a sus pies y le da el vamos para el coito. ¿Qué pasa entonces? el jovencito deja a la chica por unos 2 minutos para buscar un profiláctico. Acto seguido, vuelve al lugar donde dejó a la niña pero no la encuentra. Resulta que aburrida de esperar, ella decide acostarse con el mismo mantecoso que se nombraba mas arriba. Alucinante.
Hay muchas más, para repartir incluso.
Mas tarde el dueño del buque decide hacerle un regalo al jovencito: entregarle como presente sexual… a su sobrina!! El chico decide luego de 5 minutos pedirle matrimonio a la guapa moza y se declara enamorado de esta. Obviamente cae a sus pies y le da el vamos para el coito. ¿Qué pasa entonces? el jovencito deja a la chica por unos 2 minutos para buscar un profiláctico. Acto seguido, vuelve al lugar donde dejó a la niña pero no la encuentra. Resulta que aburrida de esperar, ella decide acostarse con el mismo mantecoso que se nombraba mas arriba. Alucinante.
Hay muchas más, para repartir incluso.
10 de septiembre de 2012
10 de septiembre de 2012
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así es. Por lo tanto no podré nunca saber si la gente que aparece en esta cinta puede considerarse como tal. No sé si por allá las mujeres se comportan así, tampoco si los hombres son todos unos miserables, o si los policías son así de idiotas o si las señoras cincuentonas secuestran motociclistas. Pero me entretuve. Digo lo anterior, por que me doy cuenta que los que aquí hablan las peores pestes del director son sus propios compatriotas. En mi caso personal, el cine de mi país casi siempre me parece una mierda, así que quizás estemos en frente de algún tipo de tendencia.
En fin, si se acepta la hipérbole de realidad que entrega el manchego, todo se resuelve y no queda otra que disfrutar. Si se espera coherencia en los hechos o comportamientos humanos… nada que hacer.
Pese a lo grotesco que pueden resultar sus historias y personajes, impresiona como Almodóvar dirige con un pulso muy sencillo y medido, como el de los grandes. Si bien los primeros 10 minutos son algo desconcertantes (recurriendo a varios recursos narrativos), su sobriedad contrasta a la perfección con las estrambóticas situaciones que nos presenta. Se destaca también el uso de escenarios artificiales a la usanza del viejo Hollywood y una fotografía de tonos chillones y completos, como queriendo crear una especie de technicolor ochentero. Los iluminados de siempre usarán terminología como “Cine de mujeres”, que Sirk, que Fassbinder… naranjas!
Las bromas, por doquier pero en dosis pequeñas, hacen avanzar la historia dándole un muy buen ritmo. Pese que la exageración del ambiente creado haga que los actores estén algo sobreactuados, sus personajes están tan bien trazados que el resultado hace que no importe. La Maura como la fuerza que mueve al film, está de lo más acertada y entretenido está Banderas con sus tics y su personaje algo tontorrón. Sin embargo, por sobre ellos me ha encantado el papel (y las piernas) de María Barranco, que está divertida y muy buenorra.
En fin, si se acepta la hipérbole de realidad que entrega el manchego, todo se resuelve y no queda otra que disfrutar. Si se espera coherencia en los hechos o comportamientos humanos… nada que hacer.
Pese a lo grotesco que pueden resultar sus historias y personajes, impresiona como Almodóvar dirige con un pulso muy sencillo y medido, como el de los grandes. Si bien los primeros 10 minutos son algo desconcertantes (recurriendo a varios recursos narrativos), su sobriedad contrasta a la perfección con las estrambóticas situaciones que nos presenta. Se destaca también el uso de escenarios artificiales a la usanza del viejo Hollywood y una fotografía de tonos chillones y completos, como queriendo crear una especie de technicolor ochentero. Los iluminados de siempre usarán terminología como “Cine de mujeres”, que Sirk, que Fassbinder… naranjas!
Las bromas, por doquier pero en dosis pequeñas, hacen avanzar la historia dándole un muy buen ritmo. Pese que la exageración del ambiente creado haga que los actores estén algo sobreactuados, sus personajes están tan bien trazados que el resultado hace que no importe. La Maura como la fuerza que mueve al film, está de lo más acertada y entretenido está Banderas con sus tics y su personaje algo tontorrón. Sin embargo, por sobre ellos me ha encantado el papel (y las piernas) de María Barranco, que está divertida y muy buenorra.
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