Una historia de redención que es la especialidad de la casa del genio californiano: director, actor, guionista, productor, ex-alcalde de Carmel-by-the-Sea, cinco veces marido, ocho veces padre. Ídolo.

En esta ocasión, como si no le quedasen injusticias por resolver, quiere vengar la agresión a una prostituta para calmar su conciencia de ex-asesino en serie. El antes verdugo y ahora redentor cowboy se enfrentará a los protegidos del sheriff Little Bill (un enorme Gene Hackman) tras cabalgar incansablemente junto a su amigo Ned Logan (el omnipresente Morgan Freeman).

Durante la película se sucederán escenas memorables: conversando frente a una hoguera en mitad del Far West, reflexionando sobre lo que significa matar a un hombre ("It's a hell of a thing, killing a man. You take away all he's got... and all he's ever gonna have."), haciendo justicia con el revólver, recuperando los atardeceres ámbar de John Ford...

Yo echaré de menos a Clint Eastwood cuando no esté.
Recordaré siempre algunos de estos momentos inolvidables: empuñando un rifle, conduciendo un Mustang, bailando con alguna chica, salvando al mundo aún siendo el malo, mirando al horizonte cercano de una cámara, o a través de ella. Un tipo admirable, un carisma demoledor, una sonrisa cautivadora. Eterno como las vastas llanuras del Oeste americano.

Hacerse mayor es un asunto complicado. Uno se pasa la primera mitad de su vida soñando, imaginando el futuro, idealizando a la gente a la que una vez quiso, envidiando a las personas que parecen tenerlo todo tan claro, y cuando te das cuenta, la vida te ha puesto en su sitio, ha decidido por ti sin pedirte permiso y te ha obligado a madurar.

Pues de esto va esta gran peli, que además está protagonizada por una guapísima y grandísima actriz.

PD: Juntarse con esta chica es una bomba de relojería pero yo la detonaría encantado. A mi también me rompería el corazón y lo usaría de dinamita para el siguiente desgraciado. Pero qué mas da, si al fin y al cabo a todos nos gustan así.

Justo la he revisionado ahora que se cumplen 20 años (se dice pronto, veinte-jodidos-años) de su estreno, así que rememoremos.

La trama discurre ininterrumpida: un bicho mutante y sus captores van destrozando todo lo que se encuentran por delante en la Gran Manzana: el Empire, el Flatiron, el Madison, el puente de Brooklyn, taxis amarillos. Hay situaciones inversosímiles como que una inocente y guapísima rubia (María Pitillo) se recorre un oscuro Manhattan, bajo la lluvia, para reencontrarse, después de ocho años, con un tipo descreído que la sigue recordando. Ella sigue soltera pero enamorada y él sigue guardando sus fotos en el despacho. En fin, cosas que sólo pasan en las películas.

El susodicho, dispuesto a no dejar pasar esta oportunidad que le brinda el destino, decide honrar la letra de Love of Lesbian ('yo mataré monstruos por ti'), y entonces se embarca en la empresa de su vida.

Siguen los rayos, truenos y centellas en esta obra maestra de Roland Emmerich que parece la precuela de Blade Runner porque está siempre lloviendo y el ambiente es depresivo. Huelga decir que es el escenario idóneo para el sublime, misterioso y mascachicles Jean Reno, el verdadero héroe outsider de toda esta historia (y uno de los grandes actores secundarios del cine moderno).

Godzilla es el peliculón de una generación, pero para mi tiene dos grandes fallos ya por desgracia incorregibles: uno es que el bicho no escupe fuego, el otro es que esas dos torres del centro de Nueva York seguirán siendo para siempre un maldito recuerdo.