7.000 dólares fue (mas o menos) lo que le costó a Robert Rodríguez hacer esta película. El film en cuestión tiene actuaciones dignas de una obra de teatro escolar, una dirección que es obviamente la de un principiante, y generalmente se siente como una especie de aire barato. Me encanta.
Es una película motivadora, dan ganas de agarrar una cámara y salir uno mismo a filmar y ver que sale. Rodríguez no solo logra hacer que una película muy mal hecha sea entretenida, va mucho mas allá. Logra hacer que se sienta buena, que se sienta genuina, y que se sienta honesta.
Ya me gustaría a mi poder hacer un primer largometraje la mitad de bueno que este.
Un 1 como material cinematográfico, un 10 en mi corazón, y un 7 de nota para el primer largometraje del texano Robert Rodríguez.