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6.9
9,842
8
28 de octubre de 2010
28 de octubre de 2010
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el corazón de una gran ciudad, un teniente de policía (Harvey Keitel) deambula entre sus calles y mientras realiza sus horas de trabajo utiliza su autoridad para alimentar sus vicios: su adicción a las drogas, al juego y pisotear cualquier principio por el cual ha jurado defender. Su decadencia parece no tocar fondo, hasta que un día caerá entre sus manos el caso de una brutal violación a una monja (Frankie Thorn).
El teniente – un católico confeso- encontrará en este caso una razón para reflexionar y redirigir su vida… Esta es la historia con la que el director Abel Ferrara nos embarca hacia el atormentado viaje al infierno personal del teniente, convertido en un nuevo Dante de la “Divina Comedia”, que se dirige hacia un Infierno asentado entre el gueto de una gran urbe y su atormentada conciencia. Siendo el consumo indiscriminado de drogas y alcohol, la prostitución, el robo, las apuestas ilegales, la traición, el abuso de la autoridad y la negligencia sus particulares siete pecados capitales.
Aunque la naturaleza del teniente no es mala, simplemente es víctima de una batalla entre el bien y el mal que tiene lugar en su alma, castigando su cuerpo como su único camino de redención, en su eterno camino hacia el arrepentimiento de unos pecados que irá repitiendo en mayor grado.
La interpretación de Harvey Keitel (“Pulp Fiction“, 1994) es demoledora, pues evidentemente ningún actor consagrado arriesgaría su carrera en encarnar este anti-héroe y polémico individuo ni en 1992, ni mucho menos hoy en día. De hecho el mismo Keitel rechazó el papel, sin haber terminado de leer guión, comentándole al director que no sería capaz de hacerlo. Únicamente después de varias reuniones con Ferrara y tras meditarlo aceptó el reto de interpretar al teniente, atrapado por el magnetismo y fuerza del personaje. Y afortunadamente lo llevó a cabo, ya que nadie como él nos mostraría los efectos que ejercen las drogas sobre el cuerpo humano, sus diferentes estados de ánimo, su dolor desesperanzado, su paranoia, su cinismo, su hundimiento, su inmoralidad… De hecho, Keitel no tuvo ningún pudor en realizar secuencias que podrían humillar a cualquier actor de renombre. Todo ello queda fielmente plasmado en la pantalla, quedando a veces frente al espectador la duda de si lo que esta viendo es una mera interpretación o realmente está sucediendo. Con este trabajo, Keitel demostró que dejaba de ser uno de los mejores actores de reparto de corte independiente, para consagrarse uno de los mejores actores con luz propia.
Del resto del reparto resaltar las interpretaciones de la modelo Frankie Thorn como la monja (adoptando el rol de una Virgen María) y los momentos de éxtasis de la camella Zoë Lund (verdadera heroinómana) que también ayudaría en el guión.
[..[.[[ La crítica continúa en el "spoiler" por falta de espacio sin desvelar detalles ]].]..]
El teniente – un católico confeso- encontrará en este caso una razón para reflexionar y redirigir su vida… Esta es la historia con la que el director Abel Ferrara nos embarca hacia el atormentado viaje al infierno personal del teniente, convertido en un nuevo Dante de la “Divina Comedia”, que se dirige hacia un Infierno asentado entre el gueto de una gran urbe y su atormentada conciencia. Siendo el consumo indiscriminado de drogas y alcohol, la prostitución, el robo, las apuestas ilegales, la traición, el abuso de la autoridad y la negligencia sus particulares siete pecados capitales.
Aunque la naturaleza del teniente no es mala, simplemente es víctima de una batalla entre el bien y el mal que tiene lugar en su alma, castigando su cuerpo como su único camino de redención, en su eterno camino hacia el arrepentimiento de unos pecados que irá repitiendo en mayor grado.
La interpretación de Harvey Keitel (“Pulp Fiction“, 1994) es demoledora, pues evidentemente ningún actor consagrado arriesgaría su carrera en encarnar este anti-héroe y polémico individuo ni en 1992, ni mucho menos hoy en día. De hecho el mismo Keitel rechazó el papel, sin haber terminado de leer guión, comentándole al director que no sería capaz de hacerlo. Únicamente después de varias reuniones con Ferrara y tras meditarlo aceptó el reto de interpretar al teniente, atrapado por el magnetismo y fuerza del personaje. Y afortunadamente lo llevó a cabo, ya que nadie como él nos mostraría los efectos que ejercen las drogas sobre el cuerpo humano, sus diferentes estados de ánimo, su dolor desesperanzado, su paranoia, su cinismo, su hundimiento, su inmoralidad… De hecho, Keitel no tuvo ningún pudor en realizar secuencias que podrían humillar a cualquier actor de renombre. Todo ello queda fielmente plasmado en la pantalla, quedando a veces frente al espectador la duda de si lo que esta viendo es una mera interpretación o realmente está sucediendo. Con este trabajo, Keitel demostró que dejaba de ser uno de los mejores actores de reparto de corte independiente, para consagrarse uno de los mejores actores con luz propia.
Del resto del reparto resaltar las interpretaciones de la modelo Frankie Thorn como la monja (adoptando el rol de una Virgen María) y los momentos de éxtasis de la camella Zoë Lund (verdadera heroinómana) que también ayudaría en el guión.
[..[.[[ La crítica continúa en el "spoiler" por falta de espacio sin desvelar detalles ]].]..]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película podría tomarse como un auténtico decálogo de como auto-destruirse, un descenso a los infiernos, tachándola de provocadora, de polémica, de insoportablemente cruda, desoladora y marginada hasta el punto que su cartel original, en el que se mostraba un Keitel totalmente desnudo, se censuró. Anónima en sus personajes, carentes de nombres propios. Decenas de calificativos que podrían añadirse a este film, convirtiéndose en una obra que no deja indiferente al espectador. Pero en el fondo Abel Ferrara simplemente nos muestra un viaje a la redención sin paliativos.
La música la lleva a cargo el genial Joe Delia, apenas audible en la película, donde el sonido de fondo es casi tomada por las emisiones deportivas en las cuales el teniente realiza sus apuestas y que se convertirán en el único “compañero de trabajo” que acompañará al teniente.
En el año 2009 el director Werner Herzog ha filmado (bajo la amenaza de muerte de Abel Ferrara) un remake del mismo nombre “Teniente corrupto: port of call New Orleans” (2009) donde traslada la historia a otra ciudad y a otros personajes, y supongo que con un aire más políticamente correcto. Curiosamente, con el mismo productor de la original, Edward R. Pressman Film.
Este herético largometraje sería impensable que se hiciera hoy en día: por las productoras, por el público juvenil, por la Iglesia, por la sociedad conservadora… pero no por Abel Ferrara, el director incorrupto.
La música la lleva a cargo el genial Joe Delia, apenas audible en la película, donde el sonido de fondo es casi tomada por las emisiones deportivas en las cuales el teniente realiza sus apuestas y que se convertirán en el único “compañero de trabajo” que acompañará al teniente.
En el año 2009 el director Werner Herzog ha filmado (bajo la amenaza de muerte de Abel Ferrara) un remake del mismo nombre “Teniente corrupto: port of call New Orleans” (2009) donde traslada la historia a otra ciudad y a otros personajes, y supongo que con un aire más políticamente correcto. Curiosamente, con el mismo productor de la original, Edward R. Pressman Film.
Este herético largometraje sería impensable que se hiciera hoy en día: por las productoras, por el público juvenil, por la Iglesia, por la sociedad conservadora… pero no por Abel Ferrara, el director incorrupto.

7.6
36,511
10
29 de noviembre de 2010
29 de noviembre de 2010
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joe Bucks (Jon Voight) es un ingenuo texano de pueblo que ha decidido que su vida como friegaplatos ha acabado y que va a ir a Nueva York para trabajar de gigoló, para vivir de mujeres de alta sociedad. Confiando en su físico y en su sonrisa, piensa que allí todo será más fácil. Su único equipaje es un traje nuevo de cowboy, unas botas, una pequeña radio y una maleta de piel de vaca que está cargada de esperanzas y recuerdos que el quisiera borrar. Nueva York no era lo que el esperaba, y todo cambia radicalmente cuando se encuentra con un tipo: Enrique “Ratzo” Rizzo (Dustin Hoffman) el cual le roba su dinero…
Posiblemente este título sea uno de las más importantes en las filmografías de los dos protagonistas: Voight (“El tren del infierno ” 1985, “Defensa” 1972, “Misión imposible” 1996) haciendo de un palurdo texano ignorante de todo lo que le pasa a su alrededor y Hoffman (“El graduado” 1967, “Papillon” 1973, “Sleepers” 1996) en su caracterización de un lisiado que siempre que pasa por las cabinas de teléfonos comprueba que nadie haya dejado ninguna moneda -”enamorando” la cámara en cada aparición que realiza este pequeño hombre pero gran actor-.
El resto del reparto hacen un trabajo notable, mencionar la aportación de la actriz Jennifer Salt (como Annie La Loca) realizando una interpretación bastante significativa, cargada de misterio y sensualidad, y de gran relevancia ya que es através de ella como – en cierta forma – se nos desvela la figura de la mujer en el universo de Bucks.
Aunque en el film se haga referencia y nombre a las peripecias de Bucks, y su inmersión en el oscuro mundo de la noche, de sus habitantes y de la soledad de los suburbios neoyorquinos; esta película es un canto a la amistad, a los sueños perdidos y una ácida critica a la doble moral de la sociedad norteamericana de aquel entonces (que podría trasladarse a hoy en día tranquilamente).
Apunto todo esto, porque esta película se clasificó como X (es decir, es un film que sólo esta permitido verse por adultos por un alto contenido erótico o violento), debido a que la sociedad puritana de aquella época no veía con buenos ojos que se mostrará en pantalla todos esos tabúes que hasta aquel momento el Cine no se había parado a contemplar. Cierto es que, hay escenas que más que ver insinúan; que a pesar de los años me dejan perplejo y que efectivamente sean algo tórridas, no creyendo que un menor de edad las aceptaría de buen gana, pero la vida en la calle era y es así con toda su crudeza.
[..[.[[ La crítica continúa en el "spoiler" por falta de espacio sin desvelar detalles ]].]..]
Posiblemente este título sea uno de las más importantes en las filmografías de los dos protagonistas: Voight (“El tren del infierno ” 1985, “Defensa” 1972, “Misión imposible” 1996) haciendo de un palurdo texano ignorante de todo lo que le pasa a su alrededor y Hoffman (“El graduado” 1967, “Papillon” 1973, “Sleepers” 1996) en su caracterización de un lisiado que siempre que pasa por las cabinas de teléfonos comprueba que nadie haya dejado ninguna moneda -”enamorando” la cámara en cada aparición que realiza este pequeño hombre pero gran actor-.
El resto del reparto hacen un trabajo notable, mencionar la aportación de la actriz Jennifer Salt (como Annie La Loca) realizando una interpretación bastante significativa, cargada de misterio y sensualidad, y de gran relevancia ya que es através de ella como – en cierta forma – se nos desvela la figura de la mujer en el universo de Bucks.
Aunque en el film se haga referencia y nombre a las peripecias de Bucks, y su inmersión en el oscuro mundo de la noche, de sus habitantes y de la soledad de los suburbios neoyorquinos; esta película es un canto a la amistad, a los sueños perdidos y una ácida critica a la doble moral de la sociedad norteamericana de aquel entonces (que podría trasladarse a hoy en día tranquilamente).
Apunto todo esto, porque esta película se clasificó como X (es decir, es un film que sólo esta permitido verse por adultos por un alto contenido erótico o violento), debido a que la sociedad puritana de aquella época no veía con buenos ojos que se mostrará en pantalla todos esos tabúes que hasta aquel momento el Cine no se había parado a contemplar. Cierto es que, hay escenas que más que ver insinúan; que a pesar de los años me dejan perplejo y que efectivamente sean algo tórridas, no creyendo que un menor de edad las aceptaría de buen gana, pero la vida en la calle era y es así con toda su crudeza.
[..[.[[ La crítica continúa en el "spoiler" por falta de espacio sin desvelar detalles ]].]..]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A pesar de tener la clasificación X en la Ceremonia de los Oscars de 1970 ganaría 3 estatuillas: Oscar a la mejor película, Oscar a la mejor dirección y Oscar al mejor Guión Adaptado. Un hecho pocas veces visto en la historia de los Premios de la Academia de Cine.
El mérito también de este largometraje es que apenas ha envejecido con el transcurso de los años, más de cuatro décadas han pasado desde su primera proyección y ya no queda nada del Times Square ni la Séptima Avenida ( Manhanhattan, Nueva York) que allí se mostraban, se ha transformado en un lugar turístico y “políticamente correcto”. Aún así, la cinta ha mantenido su frescura debido a que los temas que abarca son universales y atemporales mostrándonos de alguna forma la naturaleza humana.
En la película, son inolvidables: las conversaciones entre Ritzo y Buck a la lumbre de los pitillos, la visión del director John Schlesinger (“Marathon man” 1976, “De repente, un extraño” 1990) cuando nos cuenta en secuencias que es lo que piensan os personajes en esos momentos, las escenas en las cafetería-restaurante neoyorquinas y los modales tan refinados de Ritzo en su podredumbre cocina.
Respecto a su banda sonora, John Barry (“Memorias de África” 1985, “Bailando con lobos” 1990) compone una maravillosa banda sonora a golpe de una melancólica armónica que nos sumerge en los largos paseos de estos dos entrañables marginados por calles neoyorquinas llenas de enormes anuncios publicitarios. Y como no, el archiconocido tema “Everybody’s Talkin’” de Nilsson que produce uno de los mejores arranques de la historia cinematográfica, rebosante de una vitalidad pocas veces alcanzada.
No se podría tener una entera conciencia de lo que es el Cine sin la existencia de este tipo de películas, donde se despliega la verdadera magia que este medio nos permite. Sus imágenes y sonidos ya forman parte de la memoria colectiva, sus personajes van más allá del límite que da el celuloide, con toda naturalidad el espectador sentirá todo ello que ellos sienten, su música se convertirá en una voz narrativa y su puesta en escena un verdadero tributo a lo que conocemos como el séptimo arte.
El mérito también de este largometraje es que apenas ha envejecido con el transcurso de los años, más de cuatro décadas han pasado desde su primera proyección y ya no queda nada del Times Square ni la Séptima Avenida ( Manhanhattan, Nueva York) que allí se mostraban, se ha transformado en un lugar turístico y “políticamente correcto”. Aún así, la cinta ha mantenido su frescura debido a que los temas que abarca son universales y atemporales mostrándonos de alguna forma la naturaleza humana.
En la película, son inolvidables: las conversaciones entre Ritzo y Buck a la lumbre de los pitillos, la visión del director John Schlesinger (“Marathon man” 1976, “De repente, un extraño” 1990) cuando nos cuenta en secuencias que es lo que piensan os personajes en esos momentos, las escenas en las cafetería-restaurante neoyorquinas y los modales tan refinados de Ritzo en su podredumbre cocina.
Respecto a su banda sonora, John Barry (“Memorias de África” 1985, “Bailando con lobos” 1990) compone una maravillosa banda sonora a golpe de una melancólica armónica que nos sumerge en los largos paseos de estos dos entrañables marginados por calles neoyorquinas llenas de enormes anuncios publicitarios. Y como no, el archiconocido tema “Everybody’s Talkin’” de Nilsson que produce uno de los mejores arranques de la historia cinematográfica, rebosante de una vitalidad pocas veces alcanzada.
No se podría tener una entera conciencia de lo que es el Cine sin la existencia de este tipo de películas, donde se despliega la verdadera magia que este medio nos permite. Sus imágenes y sonidos ya forman parte de la memoria colectiva, sus personajes van más allá del límite que da el celuloide, con toda naturalidad el espectador sentirá todo ello que ellos sienten, su música se convertirá en una voz narrativa y su puesta en escena un verdadero tributo a lo que conocemos como el séptimo arte.

7.0
75,974
8
28 de noviembre de 2010
28 de noviembre de 2010
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Despiertas en un lugar desconocido, sin saber cómo has llegado allí, fuera del mundo que te hacía sentir seguro y con un único presentimiento: debes escapar de aquel lugar.
Así es como arranca este film: un grupo de personas de diferentes estatus sociales y culturales despiertan en lo que parece un habitáculo de forma cúbica totalmente iluminado y carente de cualquier mueble o enseres. Sólos y aturdidos se dan cuenta de que únicamente hay seis posibilidades de salir de allí, que corresponde con cada una de las puertas que se encuentran en el centro de cada cara. Pero su ansiedad será mayor al comprobar que en cada salida hay otra habitación cúbica de iguales dimensiones, aspecto y puertas, pero de distinto color. En su desesperada búsqueda por encontrar la salida se encontrarán con otros que también están prisioneros y con habitaciones que ocultan trampas mortales. Todo junto con un extraño ruido que proviene del exterior y que cada vez sentirán más cerca.
El director canadiense Vincenzo Natali dejó boquiabiertos a propios y a extraños con esta inquietante obra surgida de una idea original, en la que el también toma parte en la creación y que sería inclasificable dentro de los subgéneros de terror inventando un nuevo concepto. La idea es bastante sencilla y espeluznante: despojar a una persona de todo aquello que le hace sentirse protegido, y luego abandonarlo en un lugar hostil y totalmente desconocido. La desaparición del "Yo" que ya trataría George Orwell en su novela "1984", identidad representada por su ropa y objetos personales. Y dejándolos solamente con una especie de ropa presidiaria con su nombre escrito. El cual será el único punto de partida para recuperar su memoria perdida.
Por tanto, la desorientación tendrá una gran importancia en este film ya que tanto los personajes como el espectador nunca sabrán realmente donde están o si lo que ven es real o no. Los habitáculos están construidos con extraños paneles simétricos sin referencia alguna que nos hagan indicar si están realmente hechos por la mano del hombre o no. Las salidas "correctas" de cada uno de ellos no siempre puede ser las más fáciles de acceder. Siendo únicamente la fuerza de la gravedad lo que les recordará que no están en ningún estado de sueño. Sin embargo, conforme se vaya desarrollando la historia, todo parecerá no ser tan evidente como ellos esperaban.
[..[.[[ La crítica continúa en el "spoiler" por falta de espacio sin desvelar detalles ]].]..]
Así es como arranca este film: un grupo de personas de diferentes estatus sociales y culturales despiertan en lo que parece un habitáculo de forma cúbica totalmente iluminado y carente de cualquier mueble o enseres. Sólos y aturdidos se dan cuenta de que únicamente hay seis posibilidades de salir de allí, que corresponde con cada una de las puertas que se encuentran en el centro de cada cara. Pero su ansiedad será mayor al comprobar que en cada salida hay otra habitación cúbica de iguales dimensiones, aspecto y puertas, pero de distinto color. En su desesperada búsqueda por encontrar la salida se encontrarán con otros que también están prisioneros y con habitaciones que ocultan trampas mortales. Todo junto con un extraño ruido que proviene del exterior y que cada vez sentirán más cerca.
El director canadiense Vincenzo Natali dejó boquiabiertos a propios y a extraños con esta inquietante obra surgida de una idea original, en la que el también toma parte en la creación y que sería inclasificable dentro de los subgéneros de terror inventando un nuevo concepto. La idea es bastante sencilla y espeluznante: despojar a una persona de todo aquello que le hace sentirse protegido, y luego abandonarlo en un lugar hostil y totalmente desconocido. La desaparición del "Yo" que ya trataría George Orwell en su novela "1984", identidad representada por su ropa y objetos personales. Y dejándolos solamente con una especie de ropa presidiaria con su nombre escrito. El cual será el único punto de partida para recuperar su memoria perdida.
Por tanto, la desorientación tendrá una gran importancia en este film ya que tanto los personajes como el espectador nunca sabrán realmente donde están o si lo que ven es real o no. Los habitáculos están construidos con extraños paneles simétricos sin referencia alguna que nos hagan indicar si están realmente hechos por la mano del hombre o no. Las salidas "correctas" de cada uno de ellos no siempre puede ser las más fáciles de acceder. Siendo únicamente la fuerza de la gravedad lo que les recordará que no están en ningún estado de sueño. Sin embargo, conforme se vaya desarrollando la historia, todo parecerá no ser tan evidente como ellos esperaban.
[..[.[[ La crítica continúa en el "spoiler" por falta de espacio sin desvelar detalles ]].]..]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Descubrirán que todo tiene una razón, que nada está al azar, pero comprender esa razón les resultará más difícil que el hecho de escapar de allí. Así que, usarán sus habilidades e ingenio para poder resolver este laberinto matemático creado por la demencia.
La búsqueda de la salida se transformará en una pesadilla kafkiana, en donde no sólo deberán descubrir cuales habitáculos aguarda la muerte o qué es el ruido externo se aproxima a ellos, sino que deberán enfrentarse con el verdadero terror que dormita dentro de “Cube“ : un terror latente, alimentado de paranoia y desesperación, que aflora en nuestro interior cuando no estamos atados a un mundo provisto de reglas morales y normas.
Para el reparto el director eligió un elenco de actores poco conocidos, los cuales hacen un meritorio trabajo exteriorizado los estados psicóticos que evolucionarán a medida que dura su encierro. Destacando la presencia del policía Quentin (Maurice Dean Wint), Leaven (Nicole Boer) como la estudiante de matemáticas y el arquitecto David Worth (David Hewlett). Nombres cuya naturaleza provienen de los nombres de las prisiones más famosas del mundo: San Quentin, Holloway, Kazan, Rennes, Alderson y Leavenworth. Esta extraña relación no sólo se queda en sus nombres, sino que las propias personalidades de cada personaje reflejan el carácter de cada una de las prisiones.
Vincenzo Natali ("Cypher" 2002, "Splice: experimento mortal" 2009) dejó este legado que años después lo continuarían en: una secuela "Cube 2: hipercube" (2002) y una precuela "Cube Zero" (2004). Cuyos resultados distan mucho del producto original, llegando en algunos casos sentirse el espectador algo traicionado.
Nos encontramos por tanto, ante un film atípico dentro del género de terror, que se convirtió por méritos propios en una película de culto. Un film donde las conversaciones tienen un gran peso, el espectador no sólo será partícipe de los que les sucede a los protagonistas sino que no sabrá más de lo que ellos saben. Realizándose las mismas preguntas que ellos se hacen, compartiendo sus mismas angustias y desalientos. Y todo hilvanado en un guión cuidadosamente elaborado, con detalles que pasan desapercibidos en su primer visionado pero que están presentes para que todo encaje perfectamente como un pequeño mecanismo de relojería, para que cada pregunta encuentre a otra, la cual nos acerque a la verdad.
La búsqueda de la salida se transformará en una pesadilla kafkiana, en donde no sólo deberán descubrir cuales habitáculos aguarda la muerte o qué es el ruido externo se aproxima a ellos, sino que deberán enfrentarse con el verdadero terror que dormita dentro de “Cube“ : un terror latente, alimentado de paranoia y desesperación, que aflora en nuestro interior cuando no estamos atados a un mundo provisto de reglas morales y normas.
Para el reparto el director eligió un elenco de actores poco conocidos, los cuales hacen un meritorio trabajo exteriorizado los estados psicóticos que evolucionarán a medida que dura su encierro. Destacando la presencia del policía Quentin (Maurice Dean Wint), Leaven (Nicole Boer) como la estudiante de matemáticas y el arquitecto David Worth (David Hewlett). Nombres cuya naturaleza provienen de los nombres de las prisiones más famosas del mundo: San Quentin, Holloway, Kazan, Rennes, Alderson y Leavenworth. Esta extraña relación no sólo se queda en sus nombres, sino que las propias personalidades de cada personaje reflejan el carácter de cada una de las prisiones.
Vincenzo Natali ("Cypher" 2002, "Splice: experimento mortal" 2009) dejó este legado que años después lo continuarían en: una secuela "Cube 2: hipercube" (2002) y una precuela "Cube Zero" (2004). Cuyos resultados distan mucho del producto original, llegando en algunos casos sentirse el espectador algo traicionado.
Nos encontramos por tanto, ante un film atípico dentro del género de terror, que se convirtió por méritos propios en una película de culto. Un film donde las conversaciones tienen un gran peso, el espectador no sólo será partícipe de los que les sucede a los protagonistas sino que no sabrá más de lo que ellos saben. Realizándose las mismas preguntas que ellos se hacen, compartiendo sus mismas angustias y desalientos. Y todo hilvanado en un guión cuidadosamente elaborado, con detalles que pasan desapercibidos en su primer visionado pero que están presentes para que todo encaje perfectamente como un pequeño mecanismo de relojería, para que cada pregunta encuentre a otra, la cual nos acerque a la verdad.
8
14 de enero de 2010
14 de enero de 2010
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un crudo invierno en Stoneheaven, una de la prisiones de máxima seguridad más dura de Alaska, y es allí es donde se oculta del resto del mundo una encarnizada lucha a vida o muerte entre el inquebrantable convicto Manny (Jon Voight) y el cruel alcalde Raken (John P.Ryan) cuyo único fin es que él muera entre sus muros. Pero Manny no piensa quedarse de brazos cruzados así que hace lo impensable, se fuga de la prisión con la compañía de Buck (Eric Roberts), un joven convicto que sólo busca notoriedad y el cual idolatra a Manny como una especie de héroe. Sin embargo, todo se tuerce cuando en su fuga deciden tomar un tren que se quedará fuera de control... dirigiéndolos a su libertad o a su muerte.
Y así comienza esta trama, con un tren "desbocado" en mitad de un desolado mar de nieve y viento, sin saber que les deparará el destino.
La verdad es que la primera vez que vi esta película su trama me enganchó, pensaba que sería la típica película de fuga carcelaria y perseguidores incansables. Pero fue una grata sorpresa comprobar que "Runaway Train" va mas allá del mero entretenimiento. Al igual forma que hizo en innumerables ocasiones el director Stanley Kubrick, la mano de Akira Kurosawa (artífice del guión en que se basa la historia) sitúa a unos hombres en una situación límite en la cual no pueden escapar de ella y convierte la cámara en un microscopio donde nos muestra la autentica naturaleza humana.
Dentro de la filmografía de Jon Voight habría que destacar, sin duda alguna, este film. De hecho para preparar al personaje de Manny, Jon Voigh pasó tiempo con prisioneros de la Prisión de San Quintin. Dando como resultado la caracterización de un hombre cuyo único fin es sobrevivir y alcanzar la anhelada libertad, y escapar del odio hacia la sociedad representado bajo figura del déspota Raken. Siendo las heridas por tortura que lleva Manny en su rostro no tan grandes como las que lleva en su alma, convirtiéndolo junto con su rabia en un animal salvaje herido que busca sin aliento la libertad en este infierno blanco.
Resaltar también la interpretación de Eric Robers como el convicto joven y arrogante lleno de ambiciones y que cree que nadie ni nada le puede pararle los pies, y una irreconocible Rebecca De Mornay ("La mano que mece la Cuna") que se despojó de su belleza y su glamour para interpretar a una ayudante de guarda-frenos la cual se encarga de traer un rayo de esperanza.
Indiscutiblemente existe otro protagonista, que siempre permanece casi omnipresente durante el largometraje: el tren. Que se presentara delante del espectador como una entidad con vida propia y que de forma metafórica también persigue su libertad.
La banda sonora esta en manos de Trevor Jones ("Bailando con Lobos", "El Ultimo Mohicano") en un trabajo algo deslucido, sobresaliendo la pieza de Antonio Vivaldi.
En resumen, nos encontramos a un película muy recomendable y un canto a la libertad humana.
Y así comienza esta trama, con un tren "desbocado" en mitad de un desolado mar de nieve y viento, sin saber que les deparará el destino.
La verdad es que la primera vez que vi esta película su trama me enganchó, pensaba que sería la típica película de fuga carcelaria y perseguidores incansables. Pero fue una grata sorpresa comprobar que "Runaway Train" va mas allá del mero entretenimiento. Al igual forma que hizo en innumerables ocasiones el director Stanley Kubrick, la mano de Akira Kurosawa (artífice del guión en que se basa la historia) sitúa a unos hombres en una situación límite en la cual no pueden escapar de ella y convierte la cámara en un microscopio donde nos muestra la autentica naturaleza humana.
Dentro de la filmografía de Jon Voight habría que destacar, sin duda alguna, este film. De hecho para preparar al personaje de Manny, Jon Voigh pasó tiempo con prisioneros de la Prisión de San Quintin. Dando como resultado la caracterización de un hombre cuyo único fin es sobrevivir y alcanzar la anhelada libertad, y escapar del odio hacia la sociedad representado bajo figura del déspota Raken. Siendo las heridas por tortura que lleva Manny en su rostro no tan grandes como las que lleva en su alma, convirtiéndolo junto con su rabia en un animal salvaje herido que busca sin aliento la libertad en este infierno blanco.
Resaltar también la interpretación de Eric Robers como el convicto joven y arrogante lleno de ambiciones y que cree que nadie ni nada le puede pararle los pies, y una irreconocible Rebecca De Mornay ("La mano que mece la Cuna") que se despojó de su belleza y su glamour para interpretar a una ayudante de guarda-frenos la cual se encarga de traer un rayo de esperanza.
Indiscutiblemente existe otro protagonista, que siempre permanece casi omnipresente durante el largometraje: el tren. Que se presentara delante del espectador como una entidad con vida propia y que de forma metafórica también persigue su libertad.
La banda sonora esta en manos de Trevor Jones ("Bailando con Lobos", "El Ultimo Mohicano") en un trabajo algo deslucido, sobresaliendo la pieza de Antonio Vivaldi.
En resumen, nos encontramos a un película muy recomendable y un canto a la libertad humana.

5.7
13,989
7
26 de febrero de 2010
26 de febrero de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algunas veces no podemos arrastrarnos por una riada de críticas pesimistas de un film, debemos darle siempre un voto de confianza y no encerrarnos en que no merece la pena verlo. Esta cinta es un claro ejemplo.
Cierto es que en algunas escenas, pueden parecer copiadas de otros films como Alien, Horizonte Final, Alien, Cube, Mad Max 3, Matrix o Resident Evil (cuyo director es el productor de esta y cuya mano se nota bastante); y que todo esto puede hacer que te quede un mal sabor de boca de sentir "esto ya lo he visto".
Pero cuando se visiona una película no podemos entrar con pre-juicios de lo que nos vamos a encontrar, simplemente hay que disfrutar y que sea ella misma la que nos diga si merece la pena o no ser vista. Así que no podemos ser tan estrictos este inconveniente, hoy en el mundo del cine todo está "copiado", véase a Quentin Tarantino con sus numerosos "homenajes" a otras películas… pero claro eso hay que hacerlo bien. Por otro lado, nos encontramos con un director novel, que no ha hecho ningún proyecto importante hasta ahora y que la trama se basa en un guión que parece tener claramente definido el inicio y el final pero que el desarrollo lo hace inseguramente y existen ciertos "vacios" en su desarrollo que la hacen caer en algunos arquetipos del género de terror-ciencia-ficción. Aún así, crea un ambiente agobiante y algunos momentos de cierto repelús. Aportando su propia identidad al film.
Respecto al reparto, Dennis Quaid (Frecuency) hace un correcto papel como co-protagonista junto con Ben Foster (30 días de oscuridad) y un inquietante Cam Gigandet (Crepúsculo). No podemos pasar por alto el descubrimiento de la alemana Antje Traue, sin duda alguna, su presencia es lo más destacable en este film.
Sinceramente me lleve una grata sorpresa al comprobar que mis expectativas sobre esta cinta iban mal encaminadas, evidentemente no es un largometraje que se quedará en los altares de la ciencia-ficción, pero está recomendada para aquellos que disfrutan con historias que transcurren en el Espacio Profundo.
Cierto es que en algunas escenas, pueden parecer copiadas de otros films como Alien, Horizonte Final, Alien, Cube, Mad Max 3, Matrix o Resident Evil (cuyo director es el productor de esta y cuya mano se nota bastante); y que todo esto puede hacer que te quede un mal sabor de boca de sentir "esto ya lo he visto".
Pero cuando se visiona una película no podemos entrar con pre-juicios de lo que nos vamos a encontrar, simplemente hay que disfrutar y que sea ella misma la que nos diga si merece la pena o no ser vista. Así que no podemos ser tan estrictos este inconveniente, hoy en el mundo del cine todo está "copiado", véase a Quentin Tarantino con sus numerosos "homenajes" a otras películas… pero claro eso hay que hacerlo bien. Por otro lado, nos encontramos con un director novel, que no ha hecho ningún proyecto importante hasta ahora y que la trama se basa en un guión que parece tener claramente definido el inicio y el final pero que el desarrollo lo hace inseguramente y existen ciertos "vacios" en su desarrollo que la hacen caer en algunos arquetipos del género de terror-ciencia-ficción. Aún así, crea un ambiente agobiante y algunos momentos de cierto repelús. Aportando su propia identidad al film.
Respecto al reparto, Dennis Quaid (Frecuency) hace un correcto papel como co-protagonista junto con Ben Foster (30 días de oscuridad) y un inquietante Cam Gigandet (Crepúsculo). No podemos pasar por alto el descubrimiento de la alemana Antje Traue, sin duda alguna, su presencia es lo más destacable en este film.
Sinceramente me lleve una grata sorpresa al comprobar que mis expectativas sobre esta cinta iban mal encaminadas, evidentemente no es un largometraje que se quedará en los altares de la ciencia-ficción, pero está recomendada para aquellos que disfrutan con historias que transcurren en el Espacio Profundo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
MENSAJE PARA FILMAFFINITY: no se si por descuido o no, pero habéis olvidado poner en el reparto Antje Traue. Actriz principal de la película.
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