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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de Juan Rúas
Críticas 1,518
Críticas ordenadas por utilidad
8
15 de junio de 2023
42 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Será que la gente ya no lee, o que los nuevos especialistas en cine son profesionales de la imagen, y no tanto de las historias. Quizás será porque aquella huelga de guionistas ya vaticinaba lo peor en materia de guiones en la industria. Actualmente las IA se encargan de escribir historias...eso es todo decir.

Como si ya no hubiera nada para contar, o que ya no se sabe como contarlo. Para barrer el piso con esta decadencia general, llega este episodio: Loch Henry. No es que BM sea la creme de la creme en materia de guiones, ya la han patinado en varias entregas. Incluso en esta temporada hay algunos adefecios. Lo curioso es que de pronto aparezca una historia con un guión tan sorpresivo como redondo.

El episodio amaga con ser una pasada entre tres chavales que alucinan un documental sobre un asesino en serie. La narración se deja llevar por la química entre ellos. Hay fluidez y mucha espontaneidad en sus diálogos. Junto con la presencia de dos aparentes secundarios: la madre del prota y el padre de uno de ellos que maneja un bar.

Por momentos la narración se vuelve morosa, avanza lento, no pasa nada. Parece displicencia o dejadez. En realidad es calma chicha. El desenlace se precipita con tiempos justos para mostrar lo que hacía falta mostrar. Con giros finales cual golpes contundentes.

Resto a spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Rúas
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4
17 de junio de 2022
21 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cabeza de la araña es una de esas pelis que te las pueden recetar cuando tienes alguna intoxicación gastro intestinal. Nada de comidas pesadas, ni saturadas en grasas. Ni dulce, ni salado. Pollito y arroz. Mientras menos gusto sientas cuando comes, más sano es. Insípida, incolora, inodora. Más inofensiva que pistolita de agua.

Perdón, pero la premisa de base no augura nada bueno para una peli con este tono. En un melodrama romanticón, o en una aventurilla animada, vaya y pase. Estamos frente a un grupo de presos que aceptan de manera voluntaria ser sometidos a un experimento dirigido por un científico "empresarial" (ya iremos a esto). O eso, o de vuelta a la cárcel. Experimentan con diversas emociones mediante dosis de diversas sustancias para distintos fines. Algunas agradables, otras no tanto. La cabeza de la araña...parece un thriller que, cuando le apunta al climax necesario exigido por el género, sale disparada en dirección contraria. Es de un buen rollo que inspira ternurita.

Hemsworth se maneja con solvencia cuando encara a su personaje en plan "gestionemos esas frustraciones" y bla bla. Es el típico charlatán comprensivo que te envuelve hasta que le aceptas las galletas que te quiere vender. Cuando algo no funciona y debe sacar a relucir su lado turbio...parece un niño desconcertado más. Por su parte, el prota convicto cumple con creces. Si disimula, lo hace bien, si se pone serio actúa con determinación, lo hace saber sin rodeos.

La falta de intensidad general de la peli no le permite escalar nunca como debería. A medida que se agrava la cosa, la energía que se transmite no hace fuelle con la idea fatalista y oscura que hay de fondo. Todo liviano, a medio gas. En algún lugar, hacia ningún lado.
Juan Rúas
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4
25 de agosto de 2020
21 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Biohackers se enmarca dentro de esa larga lista de productos genéricos de Netflix. Y ya estamos en condiciones de encontrar características compartidas:

1. Los guiones pasan gradualmente de lo discreto a lo displicente.
2. En los primeros episodios se instala un cebo. Un gancho comercial para anclar al espectador. Por lo general es una situación nodular y conflictiva que se deja de lado hasta los tramos finales de las temporadas. El resto de los episodios va armando, dándole razón de ser a un suceso inicial que al espectador se le escapa.
3. Muchas tramas rozan lo mediocre por una agenda política insertada a la fuerza, sobre todo en historias cuya naturaleza no soporta una infiltración gratuita.
4. Toneladas de contenido relleno para alargar las series.
5. Un enfoque denotadamente infantil sobre TODO tipo de tramas.

Biohackers cumple a rajatabla las cinco características. Trata en resumen de una lucha de voluntades entre Mia y Lorenz, junto a un elenco de secundarios que gira en torno a ellas.
Mia tiene un plan ultra sofisticado y lo ejecuta en modo "regar las plantas"; sus recursos de espionaje solo los tolera una ficción laissez-afaire.
Lorenz se pasea por la historia con un cartel de neón en la frente avisando que es la villana. Nadie se da cuenta.

Desde la construcción de tensión dramática, Biohackers es insípida, dejada. El episodio final, ese que dispararía la trama hacia un climax retardado, acumula tantas incoherencias que hunde cualquier expectativa por baja que fuese.

Se da el lujo de construir un nuevo cebo para una supuesta segunda temporada. De seguro esta también cumplirá los cinco puntos arriba citados.
Juan Rúas
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3
17 de junio de 2022
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace relativamente poco, Netflix estrenó Campamento Cretácico, un Jurassic park animado, dirigido a los niños, en donde todo es sanamente livianito, lavadito, con los mínimos niveles de agresión admitidos para menores de edad. Ahora, se estrenó Jurassic World: Dominio, el final de la segunda saga jurásica y que ha dado el puntapié inicial para un mundo en donde los dinos y los humanos conviven. Nada de islas Nublares ni Sornas.

Una peli "para toda la familia" en donde los niveles de violencia explícita son idénticos a los exigidos en la serie animada. Literalmente, parecen un mismo producto. ¿Es viable presentar amenazas que en realidad no lo son? Pues, el conflicto lo tenés servido con tanto bicho dando vuelta, pero el buen rollo Disney, sospecho, le hace flaco favor a una saga que presenta otros requisitos para funcionar.

Ni hablar de meter con patatas un elenco de cinco conocidos (tres veteranos y dos actuales) más una parva de secundarios. En dos tramos bien diferenciados: primero, cada cual por su lado. Luego, todos juntos, correteando como gacelas. El tono de la peli los obliga a empaquetarse en momentos puntuales, dando de sí lo que daría cualquier actor que se sabe condicionado por 10 más dentro de un guión...

No se sabe muy bien que se buscó con el guión: que las langostas, que la niña clon, que la beba raptor, que el mensaje ecológico. Una ametralladora de ideas que se dispara sin foco preciso, tratando que cada grupo de personajes se ocupe de lo suyo y que de alguna manera se conecte todo en algún momento.

Los dinosaurios: ya no son la amenaza en una isla, ahora son la fauna del planeta. Menuda diferencia: prohibido hacerles daño, y que estos hagan demasiado daño a nadie. No sea cosa que el mensaje ecologista se vaya al carajo si la peli muestra realmente como serían las cosas. Mosasaurios en los mares, carnívoros gigantes para buscar comida...pero todo es posible en disneylandia.

La peli, cuando mejor funciona, es cuando más se aleja del género que la parió. La secuencia de Malta, desenfreno, speed, acción imposible, hiperbólica. Aquí todo es posible y que todos escapen a último momento queda apañado por las leyes del género. Pero el terror, el misterio, la intriga...ya no tienen lugar aquí. No hay riesgo real.

Si ahora todo debe ser blanquito, buen rollo, simpatía y revolución de la alegría, entonces las próximas sagas deberán aceptar con los dientes que hay que mutar el género y el tono en el que se manejan. Dominio fue la viva expresión de que esta franquicia, así, con estas reglas, ya no funciona.
Juan Rúas
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8
10 de agosto de 2020
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tomas, o "Tomasín" como se refieren a él los que lo conocen, ve frustradas sus chances de entrar en Derecho por cometer plagio. Inmediatamente toma cartas en el asunto, pide dedicatoria de la misma profesora que lo vapuleó y comienza su propia escalada al éxito.

Ya en los primeros compaces de la peli, el prota expone desde su conducta que no le importan los medios: si no es por las buenas, será por las malas.

Vale destacar la forma tan singular que tiene de proceder: es incapaz de crear por sí mismo, arma redes invisibles y despoja a los otros para apropiarse de ideas o recursos. No tarda en caer en una empresa de difamaciones via internet, pero nada de ese entorno empudrecido parece afectarle. Lo toma como tal y se mimetiza casi de inmediato.

Beata le señala su falta de principios morales pero, al igual que los demás, es incapaz de tomar distancia o tan siquiera respetarlo. Es cuestión de apalear a los perros hasta que, tarde o temprano, uno te salte a la yugular. Resulta en un mero cálculo probabilístico.

Komasa, por su parte, arma una historia dividida en tres partes: la "familia" de Tomas y su amor por Gabi; la trama del político y la trama del "gamer". A mi gusto, demasiado material para una peli pero gran contenido para una potencial serie que no fue. El gusto estilístico por la depuración rítmica y visual tapa el forcejeo del guión para que cada historia conecte con cierta armonía. Esto se nota sobre todo en las escenas con el videojuego, menuda pasada de rosca para convencer a alguien de volverse terrorista en cuestión de semanas. (esto se sigue en spoilers).

Pese a esto, hay un notorio trabajo detrás de Hater. Un compromiso por hacer algo bien,algo serio y que el público pueda sentir eso mismo. Pese a sus defectos, Hater busca que la disfrutemos, aún desde su amarga e implacable mirada post moderna.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Rúas
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