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Críticas ordenadas por utilidad
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5.8
365
5
1 de marzo de 2023
1 de marzo de 2023
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Al ver esta ambiciosa producción coreana, cómo no recordar la mítica y magnífica "Infierno en la Torre", con ese reparto colosal encabezado por el tándem McQueen - Newman. Pero ésta, por mucho que el cine coreano ha progresado, muestra notorias deficiencias.
No voy a centrarme en la comparación con el clásico imperecedero del '74, ya que aquel gana por paliza. Más bien, indicaré los yerros e imperfecciones que observo en esta cinta oriental, que, aun con buenas intenciones, grandes efectos digitales y todo, no logra construir un producto satisfactorio.
Uno de sus principales problemas es el guión. Un guión atropellado y difuso, en el que se traslapan las sub-tramas de manera poco fluida. No se sabe bien si es cine-catástrofe propiamente tal o una tragicomedia. Demora más de media hora en presentar una trama central con claridad y coherencia. Hay mucha confusión, especialmente al inicio. Incluso los momentos supuestamente dramáticos, no están bien logrados, ni tampoco los instantes supuestamente cómicos.
Otra de sus falencias serias son las actuaciones. Sobreactuaciones para decirlo claro. Exageración facial y gestual en la gran mayoría de sus intérpretes, lo que por momentos llega a incomodar o, al menos, resta credibilidad.
Y finalmente, otro punto con reparos: el uso de la cámara nerviosa en un montaje de vértigo, lo que genera un clima de acción permanente, pero plagado de escenas caóticas.
Lo rescatable: los efectos especiales. Claro, están a la altura de estos tiempos, pero tampoco es algo tan meritorio, son efectos por computador usuales en el cine de acción actual. Y en todo caso, no salvan la calidad general de una película que algo entretiene. Y nada más. Luego la olvidaremos.
No voy a centrarme en la comparación con el clásico imperecedero del '74, ya que aquel gana por paliza. Más bien, indicaré los yerros e imperfecciones que observo en esta cinta oriental, que, aun con buenas intenciones, grandes efectos digitales y todo, no logra construir un producto satisfactorio.
Uno de sus principales problemas es el guión. Un guión atropellado y difuso, en el que se traslapan las sub-tramas de manera poco fluida. No se sabe bien si es cine-catástrofe propiamente tal o una tragicomedia. Demora más de media hora en presentar una trama central con claridad y coherencia. Hay mucha confusión, especialmente al inicio. Incluso los momentos supuestamente dramáticos, no están bien logrados, ni tampoco los instantes supuestamente cómicos.
Otra de sus falencias serias son las actuaciones. Sobreactuaciones para decirlo claro. Exageración facial y gestual en la gran mayoría de sus intérpretes, lo que por momentos llega a incomodar o, al menos, resta credibilidad.
Y finalmente, otro punto con reparos: el uso de la cámara nerviosa en un montaje de vértigo, lo que genera un clima de acción permanente, pero plagado de escenas caóticas.
Lo rescatable: los efectos especiales. Claro, están a la altura de estos tiempos, pero tampoco es algo tan meritorio, son efectos por computador usuales en el cine de acción actual. Y en todo caso, no salvan la calidad general de una película que algo entretiene. Y nada más. Luego la olvidaremos.

7.7
24,639
10
29 de octubre de 2022
29 de octubre de 2022
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Un clásico entrañable del género. Soberbias interpretaciones de Steve Mc Queen y Dustin Hoffman, llenan la pantalla y están totalmente compenetrados en sus roles. Ambos son en gran parte responsables del nivel memorable que alcanza la película, en varios momentos. Asimismo, destacamos una sólida dirección, la maravillosa banda sonora y esa fotografía espléndida. Historia muy entretenida y bien narrada, diálogos concisos y plenos de sentido, llena de episodios diversos, aventuras, paisajes tropicales, emociones, momentos de suspenso y, por supuesto, la infaltable violencia carcelaria y descarnadas escenas.
Es un relato sobre el sueño de la libertad, el valor de la amistad, el compañerismo, la lealtad, pero también sobre el envilecimiento y la sordidez. Una mirada sobre la condición humana.
Todo en el contexto de las indignas condiciones de las cárceles en la Guayana francesa, creadas por Napoleón III a mediados del siglo XIX y considerada -en su conjunto- tal vez, como el peor presidio del mundo, guillotina incluida. El infierno en la tierra como fue llamada, especialmente la pequeña Isla del Diablo. Prisiones diseñadas no para rehabilitar ni recuperar presos, sino para quebrarlos y reducirlos a su más mínima expresión de seres vivientes.
Ya desde el comienzo de la película tenemos una clara señal, con esas magníficas imágenes, recreación de época y escenarios con los presos caminando por las calles en dirección al barco que los llevará al penal colonial y celosamente custodiados, fusil en mano. Como una representación testimonial de la escoria de la sociedad ante la mirada temerosa de los curiosos. El mismo viaje inicial en el barco penitenciario, filmado con maestría y con notables escenas, anticipa las durísimas condiciones de la vida carcelaria que se avecina, incluyendo la feroz lucha por la sobrevivencia.
"Papillón", como gran película del género, exhibe esa realidad presidiaria que, tal como se nos muestra, es bastante más bestial de lo que se ve en cualquiera de las destacadas películas sobre la célebre Alcatraz o la prisión de Shawshank (de "Cadena Perpetua"). Es cosa de comparar los comedores, la vida al interior de los patios o los dormitorios (en el presidio colonial francés, los reclusos duermen hasta engrillados, uno al lado del otro). O los campos de trabajos forzados o el confinamiento por mala conducta, si es que dura unas cuantas semanas en aquellos presidios estadounidenses, y si bien siempre es un castigo durísimo, no tiene comparación con los 6 meses silenciosos, y a oscuras, en una celda con barrotes en el techo, en la Reclusión del penal colonial francés. En ese lúgubre espacio, Papillón soporta un brutal encierro, con raciones alimenticias de hambre, sufre alucinaciones y hasta come cucarachas. De ahí sale convertido en una piltrafa humana, más cerca de la muerte que de la vida. Otros presos, simplemente no sobreviven en dicho lugar y son alimento para tiburones.
Metafóricamente, nuestro personaje es un equivalente de las mariposas, como la que lleva tatuada en su pecho. En busca de la libertad recorre un largo camino de transformaciones, diríamos de adaptaciones, a las implacables exigencias del medio. Hasta con una comunidad de leprosos debe tratar para concretar sus planes de fuga.
Y -usando un término psicosocial y educativo actual- es también una forma de resiliencia, en aras de alcanzar su gran meta.
En resumen, inolvidable película, con un final conmovedor. El carismático Mc Queen logra tal vez, la mejor actuación de su carrera y el histrión talentoso de Hoffman, en otra de sus celebradas creaciones.
Para ver y volver a ver.
Pero un alcance para la reflexión: No es fácil asimilar que Francia, cuna de los Derechos del Hombre y el Ciudadano (antecedente de los actuales Derechos Humanos universales) haya organizado e institucionalizado sistemas carcelarios tan crueles y vejatorios de la dignidad humana. Prácticamente un contrasentido cultural.
Epílogo: Cuando jóvenes, todos somos Papillón, de alguna manera. A medida que envejecemos, empezamos a ser Degas.
Es un relato sobre el sueño de la libertad, el valor de la amistad, el compañerismo, la lealtad, pero también sobre el envilecimiento y la sordidez. Una mirada sobre la condición humana.
Todo en el contexto de las indignas condiciones de las cárceles en la Guayana francesa, creadas por Napoleón III a mediados del siglo XIX y considerada -en su conjunto- tal vez, como el peor presidio del mundo, guillotina incluida. El infierno en la tierra como fue llamada, especialmente la pequeña Isla del Diablo. Prisiones diseñadas no para rehabilitar ni recuperar presos, sino para quebrarlos y reducirlos a su más mínima expresión de seres vivientes.
Ya desde el comienzo de la película tenemos una clara señal, con esas magníficas imágenes, recreación de época y escenarios con los presos caminando por las calles en dirección al barco que los llevará al penal colonial y celosamente custodiados, fusil en mano. Como una representación testimonial de la escoria de la sociedad ante la mirada temerosa de los curiosos. El mismo viaje inicial en el barco penitenciario, filmado con maestría y con notables escenas, anticipa las durísimas condiciones de la vida carcelaria que se avecina, incluyendo la feroz lucha por la sobrevivencia.
"Papillón", como gran película del género, exhibe esa realidad presidiaria que, tal como se nos muestra, es bastante más bestial de lo que se ve en cualquiera de las destacadas películas sobre la célebre Alcatraz o la prisión de Shawshank (de "Cadena Perpetua"). Es cosa de comparar los comedores, la vida al interior de los patios o los dormitorios (en el presidio colonial francés, los reclusos duermen hasta engrillados, uno al lado del otro). O los campos de trabajos forzados o el confinamiento por mala conducta, si es que dura unas cuantas semanas en aquellos presidios estadounidenses, y si bien siempre es un castigo durísimo, no tiene comparación con los 6 meses silenciosos, y a oscuras, en una celda con barrotes en el techo, en la Reclusión del penal colonial francés. En ese lúgubre espacio, Papillón soporta un brutal encierro, con raciones alimenticias de hambre, sufre alucinaciones y hasta come cucarachas. De ahí sale convertido en una piltrafa humana, más cerca de la muerte que de la vida. Otros presos, simplemente no sobreviven en dicho lugar y son alimento para tiburones.
Metafóricamente, nuestro personaje es un equivalente de las mariposas, como la que lleva tatuada en su pecho. En busca de la libertad recorre un largo camino de transformaciones, diríamos de adaptaciones, a las implacables exigencias del medio. Hasta con una comunidad de leprosos debe tratar para concretar sus planes de fuga.
Y -usando un término psicosocial y educativo actual- es también una forma de resiliencia, en aras de alcanzar su gran meta.
En resumen, inolvidable película, con un final conmovedor. El carismático Mc Queen logra tal vez, la mejor actuación de su carrera y el histrión talentoso de Hoffman, en otra de sus celebradas creaciones.
Para ver y volver a ver.
Pero un alcance para la reflexión: No es fácil asimilar que Francia, cuna de los Derechos del Hombre y el Ciudadano (antecedente de los actuales Derechos Humanos universales) haya organizado e institucionalizado sistemas carcelarios tan crueles y vejatorios de la dignidad humana. Prácticamente un contrasentido cultural.
Epílogo: Cuando jóvenes, todos somos Papillón, de alguna manera. A medida que envejecemos, empezamos a ser Degas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En sus huidas y aventuras, Papillón llega a una comunidad indígena, frente a las costas. No queda claro cuánto tiempo pasa ahí, pero es evidente que en ese paradisíaco lugar él vive sus mejores días, y puede expresarse como un verdadero ser humano, dando lugar incluso a vínculos afectivos con una exponente de la particular belleza nativa.
Pero también -probablemente para salvar la vida- debe utilizar una escondida habilidad de dibujante para pintar una mariposa en el pecho del Jefe de la Tribu, ante la atenta vigilancia de otros hombres, especie de guardias, labor en la que nuestro personaje transpira como nunca, jeje...
Y a resaltar como dato algo sarcástico: la Madre Superiora del Convento donde se aloja Papillón, resulta ser tan dura y drástica como los guardianes del penal colonial, delatando a nuestro personaje.
Pero también -probablemente para salvar la vida- debe utilizar una escondida habilidad de dibujante para pintar una mariposa en el pecho del Jefe de la Tribu, ante la atenta vigilancia de otros hombres, especie de guardias, labor en la que nuestro personaje transpira como nunca, jeje...
Y a resaltar como dato algo sarcástico: la Madre Superiora del Convento donde se aloja Papillón, resulta ser tan dura y drástica como los guardianes del penal colonial, delatando a nuestro personaje.
8
25 de abril de 2022
25 de abril de 2022
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La dimensión desconocida, qué notable serie televisiva de los '60 creada y realizada por el talento imaginativo de Rod Serling. Y aquí, década de los '80, se juntaron 4 directores de renombre, un par de ellos ya consagrados, para homenajear de buena manera a la mítica serie.
No es una película convencional, sino un conjunto de cuatro capítulos separados y un prólogo, por ende, es complicado evaluar el producto final, de manera que lo hago por fragmentos y un promedio final.
Introducción con el sello de John Landis, con esa atmósfera, esa música y esos diálogos. Y qué cierre, muy en la esencia del terror ochentero. Sugerente inicio.
Capítulo1, sabemos bien los entretelones trágicos que rodearon la filmación y que tiene que haber influido en su abrupto final. Pero es una trama muy interesante, original, además de entretenida, con una formidable puesta en escena, diseño de producción e interpretaciones muy logradas, de todos. Y si nos gusta la Historia, tanto mejor. Es, en mi opinión, (y algo en que poco han reparado los críticos) el fragmento que más honor le hace al espíritu y esencia de la serie original en blanco y negro. ¿Por qué? Pues nos muestra realmente una "dimensión desconocida" (no necesariamente terrorífica), a través de un viaje en el tiempo a épocas pasadas, que hacen perder las coordenadas temporales, cargado de contenido y simbolismo, para mostrarle al resentido y xenófobo protagonista -un brillante y convincente Vic Morrow- la relatividad de sus prejuicios y paradigmas, con afán de moraleja, no de moralina (que es diferente). Y por supuesto, nos hace reflexionar, que es lo que siempre buscaba el imaginativo Serling. Muy lamentable el accidente de Morrow (y los dos niños), quien -según entrevistas- quería dar un giro a su carrera hacia el drama y papeles de carácter. Aquí lo logró con creces y dejó una de las mejores actuaciones de su carrera.
Capítulo 2, paradojalmente es el menos destacado de todos, considerando que está dirigido por el talentoso Spielberg (que en esta película también oficiaba de productor). Una historia de ancianos que tienen la oportunidad por una noche mágica de volver a ser niños, muy alejada del tono y sello de la serie de TV. Nunca logra enganchar del todo. Como que Spielberg -afectado por el contexto extracinematográfico- estaba desganado, este fragmento no tiene nervio, transcurre de manera anodina, aunque algo entretiene, diálogos simples y emotivos por momentos, y de todas formas está presente el oficio de su director.
Capítulo 3, nos muestra una historia inquietante, vuelve al espíritu de la serie original, está presente el tema que tanto gusta al público estadounidense ( el de poderes sobrenaturales y temas similares), el niño que controla su entorno familiar y un desenlace impactante, especialmente, cuando es la primera vez que se ve. Y también nos lleva a la reflexión en cuanto al influjo de la televisión y sus efectos perversos en las mentes infantiles. Correctas interpretaciones y destacados efectos especiales, considerando la época. Bueno.
Capítulo 4, el más popular y recordado por el público (según las diversas páginas cinéfilas). Es un remake de un capítulo de la serie original y el que más entra en el plano del terror. Crea un excelente clima de suspenso con la presencia atemorizante de una monstruosa criatura posada en el ala de un avión, que claro, está sólo en la imaginación de un atribulado pasajero, interpretado notablemente por John Lithgow, quien entra en un estado de desorden mental que va in crescendo. Magnífico.
Mi evaluación:
Prólogo = 8
Cap. 1 = 9
Cap. 2 = 5
Cap. 3 = 7
Cap. 4 = 9
PROMEDIO = 7.6
Dada la nostalgia por recordar a la espléndida e irrepetible serie original, aproximo a 8.
No es una película convencional, sino un conjunto de cuatro capítulos separados y un prólogo, por ende, es complicado evaluar el producto final, de manera que lo hago por fragmentos y un promedio final.
Introducción con el sello de John Landis, con esa atmósfera, esa música y esos diálogos. Y qué cierre, muy en la esencia del terror ochentero. Sugerente inicio.
Capítulo1, sabemos bien los entretelones trágicos que rodearon la filmación y que tiene que haber influido en su abrupto final. Pero es una trama muy interesante, original, además de entretenida, con una formidable puesta en escena, diseño de producción e interpretaciones muy logradas, de todos. Y si nos gusta la Historia, tanto mejor. Es, en mi opinión, (y algo en que poco han reparado los críticos) el fragmento que más honor le hace al espíritu y esencia de la serie original en blanco y negro. ¿Por qué? Pues nos muestra realmente una "dimensión desconocida" (no necesariamente terrorífica), a través de un viaje en el tiempo a épocas pasadas, que hacen perder las coordenadas temporales, cargado de contenido y simbolismo, para mostrarle al resentido y xenófobo protagonista -un brillante y convincente Vic Morrow- la relatividad de sus prejuicios y paradigmas, con afán de moraleja, no de moralina (que es diferente). Y por supuesto, nos hace reflexionar, que es lo que siempre buscaba el imaginativo Serling. Muy lamentable el accidente de Morrow (y los dos niños), quien -según entrevistas- quería dar un giro a su carrera hacia el drama y papeles de carácter. Aquí lo logró con creces y dejó una de las mejores actuaciones de su carrera.
Capítulo 2, paradojalmente es el menos destacado de todos, considerando que está dirigido por el talentoso Spielberg (que en esta película también oficiaba de productor). Una historia de ancianos que tienen la oportunidad por una noche mágica de volver a ser niños, muy alejada del tono y sello de la serie de TV. Nunca logra enganchar del todo. Como que Spielberg -afectado por el contexto extracinematográfico- estaba desganado, este fragmento no tiene nervio, transcurre de manera anodina, aunque algo entretiene, diálogos simples y emotivos por momentos, y de todas formas está presente el oficio de su director.
Capítulo 3, nos muestra una historia inquietante, vuelve al espíritu de la serie original, está presente el tema que tanto gusta al público estadounidense ( el de poderes sobrenaturales y temas similares), el niño que controla su entorno familiar y un desenlace impactante, especialmente, cuando es la primera vez que se ve. Y también nos lleva a la reflexión en cuanto al influjo de la televisión y sus efectos perversos en las mentes infantiles. Correctas interpretaciones y destacados efectos especiales, considerando la época. Bueno.
Capítulo 4, el más popular y recordado por el público (según las diversas páginas cinéfilas). Es un remake de un capítulo de la serie original y el que más entra en el plano del terror. Crea un excelente clima de suspenso con la presencia atemorizante de una monstruosa criatura posada en el ala de un avión, que claro, está sólo en la imaginación de un atribulado pasajero, interpretado notablemente por John Lithgow, quien entra en un estado de desorden mental que va in crescendo. Magnífico.
Mi evaluación:
Prólogo = 8
Cap. 1 = 9
Cap. 2 = 5
Cap. 3 = 7
Cap. 4 = 9
PROMEDIO = 7.6
Dada la nostalgia por recordar a la espléndida e irrepetible serie original, aproximo a 8.
20 de marzo de 2022
20 de marzo de 2022
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Esta, la tercera de la saga con Lee en el rol del Conde, me parece una digna sucesora de las anteriores versiones, un peldaño por debajo. Las cintas posteriores iniciarán el declive, cuando se empieza a estrujar al personaje y a su historia, explotando un filón claramente comercial.
Con la que nos ocupa, hay cambio de mano en la dirección, eso se nota un poco, pero se mantiene el tono general, los decorados y la exquisita ambientación de época, los carruajes, bosque, todo dentro de un vivaz colorido y luminosidad. Magnífica reconstrucción de locaciones y ambientes, destacando la taberna. Y, cómo no, estupenda musicalización, acorde a la acción y al clima de cierto suspenso, a cargo del destacado James Bernard. Aquí no logra la inmortal partitura del "Horror de Drácula" de 1958, pero su sello inconfundible y muy
ad-hoc con la trama, se aprecia a lo largo de toda la película.
La historia -si bien es tópica en estos temas- se desarrolla fuera del castillo en esta ocasión e introduce elementos novedosos, como la religiosidad diferenciada del ateísmo, como herramienta decisiva para destruir al maligno Conde. Y la subyugación que éste hace de un representante de la Iglesia y tenerlo bajo su férula, al utilizarlo para sus fines. Más en spoiler.
¿Las interpretaciones? En primer lugar, vuelve a destacar de manera imperial Christopher Lee en el rol que lo hizo célebre en el cine. Y el título de mi crítica está relacionado con que ahora volvemos a escuchar a Lee, aunque muy breve en toda la película, pero habla. A diferencia de la cinta anterior ("Príncipe de las tinieblas") en la que no pronuncia palabra alguna, como se sabe. Su imponente presencia sigue llenando la pantalla cada vez que entra en escena. Muestra otra vez esa dualidad perturbadora: como ese ser seductor, de mirada hipnótica, y en paralelo, como una bestia sedienta de sangre y de violencia incontenible. Impacta esa aureola perversa cuando conduce el carruaje y azota a los caballos. Con cada aparición de Lee, la película gana mucho. Es el Drácula definitivo.
En segundo lugar, destaco el notable trabajo de Rupert Davies en el rol del Monseñor, que llega a la aldea a fiscalizar la labor eclesiástica y que todo marche en orden. Muestra autoridad y valentía para desafiar al inmortal Conde. La lucha simbólica entre el Bien y el Mal. Luego, el papel del Reverendo, como el atormentado párroco que ha sido "esclavizado" por Drácula y se ve obligado a servirle. Un hijo del Señor en esa penosa misión, interesante aspecto del guión.
Barry Andrews (como el novio de María y de clase social inferior a ella), en un desempeño correcto, como el joven que estudia y trabaja para salir adelante, ateo en materia religiosa, dinámico, decidido y valiente, llegado el momento. Tiene un rol preponderante en la impactante escena final. Considero que es el segundo mejor final de todas las de la serie de Drácula de la Hammer (y he visto las siete en que aparece Christopher Lee). El mejor es el de la película inicial, de 1958, con la extraordinaria confrontación entre el Conde y el notable Van Helsing de Peter Cushing.
Las féminas cumplen en lo suyo, con una bella y sexy Verónica Carlson como María y su también atractiva compañera, Bárbara Ewing, dan el toque de cierto erotismo a la película, tanto o más que las versiones previas de la saga. Ese cruce por el bosque crepuscular de la Carlson en camisón blanco detrás del Conde, es sensualidad pura. Los demás secundarios, bien, en general todos cumplen en el contexto de la trama.
Respecto a la ambientación -si bien la he destacado- extrañé el camino hacia el castillo que era utilizado por los carruajes y el pequeño puente que conduce a la puerta de entrada. En la presente cinta se ve muy forzado el tener que caminar por escarpados repechos, verdadero acto de escalamiento para llegar a la lúgubre fortaleza. Es un punto débil de esta versión.
En resumen, "Drácula se levanta de la tumba" sigue quedando en la categoría de clásico de la Hammer y del género.
Con la que nos ocupa, hay cambio de mano en la dirección, eso se nota un poco, pero se mantiene el tono general, los decorados y la exquisita ambientación de época, los carruajes, bosque, todo dentro de un vivaz colorido y luminosidad. Magnífica reconstrucción de locaciones y ambientes, destacando la taberna. Y, cómo no, estupenda musicalización, acorde a la acción y al clima de cierto suspenso, a cargo del destacado James Bernard. Aquí no logra la inmortal partitura del "Horror de Drácula" de 1958, pero su sello inconfundible y muy
ad-hoc con la trama, se aprecia a lo largo de toda la película.
La historia -si bien es tópica en estos temas- se desarrolla fuera del castillo en esta ocasión e introduce elementos novedosos, como la religiosidad diferenciada del ateísmo, como herramienta decisiva para destruir al maligno Conde. Y la subyugación que éste hace de un representante de la Iglesia y tenerlo bajo su férula, al utilizarlo para sus fines. Más en spoiler.
¿Las interpretaciones? En primer lugar, vuelve a destacar de manera imperial Christopher Lee en el rol que lo hizo célebre en el cine. Y el título de mi crítica está relacionado con que ahora volvemos a escuchar a Lee, aunque muy breve en toda la película, pero habla. A diferencia de la cinta anterior ("Príncipe de las tinieblas") en la que no pronuncia palabra alguna, como se sabe. Su imponente presencia sigue llenando la pantalla cada vez que entra en escena. Muestra otra vez esa dualidad perturbadora: como ese ser seductor, de mirada hipnótica, y en paralelo, como una bestia sedienta de sangre y de violencia incontenible. Impacta esa aureola perversa cuando conduce el carruaje y azota a los caballos. Con cada aparición de Lee, la película gana mucho. Es el Drácula definitivo.
En segundo lugar, destaco el notable trabajo de Rupert Davies en el rol del Monseñor, que llega a la aldea a fiscalizar la labor eclesiástica y que todo marche en orden. Muestra autoridad y valentía para desafiar al inmortal Conde. La lucha simbólica entre el Bien y el Mal. Luego, el papel del Reverendo, como el atormentado párroco que ha sido "esclavizado" por Drácula y se ve obligado a servirle. Un hijo del Señor en esa penosa misión, interesante aspecto del guión.
Barry Andrews (como el novio de María y de clase social inferior a ella), en un desempeño correcto, como el joven que estudia y trabaja para salir adelante, ateo en materia religiosa, dinámico, decidido y valiente, llegado el momento. Tiene un rol preponderante en la impactante escena final. Considero que es el segundo mejor final de todas las de la serie de Drácula de la Hammer (y he visto las siete en que aparece Christopher Lee). El mejor es el de la película inicial, de 1958, con la extraordinaria confrontación entre el Conde y el notable Van Helsing de Peter Cushing.
Las féminas cumplen en lo suyo, con una bella y sexy Verónica Carlson como María y su también atractiva compañera, Bárbara Ewing, dan el toque de cierto erotismo a la película, tanto o más que las versiones previas de la saga. Ese cruce por el bosque crepuscular de la Carlson en camisón blanco detrás del Conde, es sensualidad pura. Los demás secundarios, bien, en general todos cumplen en el contexto de la trama.
Respecto a la ambientación -si bien la he destacado- extrañé el camino hacia el castillo que era utilizado por los carruajes y el pequeño puente que conduce a la puerta de entrada. En la presente cinta se ve muy forzado el tener que caminar por escarpados repechos, verdadero acto de escalamiento para llegar a la lúgubre fortaleza. Es un punto débil de esta versión.
En resumen, "Drácula se levanta de la tumba" sigue quedando en la categoría de clásico de la Hammer y del género.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Espectacular final, con el enfrentamiento físico entre el joven novio de María y el perverso Drácula. La juventud y dinamismo se imponen ante la fortaleza del vampiro, quien -después de un intenso forcejeo- , cae clavado en la cruz cual estaca, con un impresionante Lee en los momentos finales. Y ahí el Reverendo logra salir de su opresión, se libera y empieza a rezar. Gran y simbólico instante de la película. Era el requisito para destruir definitivamente al Príncipe de las Tinieblas, ya que el prometido de María no estaba en condiciones de realizar ese rito católico y, por lo demás, ya había fallado una vez, incluso con la estaca ya clavada al vampiro. Fue cuando éste logra recuperarse, debido a la ausencia del rezo.
La duda que me quedó: ¿Quién asesinó a la mujer que aparece dentro de la campana, al principio de la película y que aparece con las dos marcas en el cuello? ¿Fue Drácula? Pero cómo, si éste aún no era revivido y supuestamente llevaba unos doce meses sumergido o congelado.
La duda que me quedó: ¿Quién asesinó a la mujer que aparece dentro de la campana, al principio de la película y que aparece con las dos marcas en el cuello? ¿Fue Drácula? Pero cómo, si éste aún no era revivido y supuestamente llevaba unos doce meses sumergido o congelado.
9 de septiembre de 2020
9 de septiembre de 2020
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Con la perspectiva del tiempo, "Las 24 horas de Le Mans" se ha convertido en una de las mejores películas sobre automovilismo deportivo, con icónicos autos clásicos del deporte motor. Surge rápido la comparación con "Gran Prix", aquella cinta de 1966, con James Garner e Yves Montand, entre otros. Le Mans está enfocada directamente en la carrera propiamente tal, y no en historias de sus personajes y, en cambio, la película de Frankeiheimer se centra más en esas historias (por lo tanto tiene mucho más guión) llegando a transcurrir en un momento dado, más de una hora sin mostrar escena de carrera alguna, sólo situaciones de los personajes (lo que puede aburrir a varios). Pero están filmadas de manera espléndida las acciones en la pista, especialmente el espectacular y dramático inicio con el Gran Premio de Mónaco y su célebre circuito callejero.
Volviendo a Le Mans ¿Qué no es propiamente una película convencional? No lo es, pero no se puede decir que carece de guión, pese a transcurrir los primeros 38 minutos de la película sin diálogos. No es un guión a la manera usual, y lo poco que hay, tampoco es contundente y no despierta mucho interés. Pero tiene un cierto trasfondo expresado en la tenue historia del drama y sensaciones de la esposa de un piloto que perdió la vida en la misma competencia el año anterior. Fue un accidente en el que estuvo directamente involucrado Michael Delaney (correcta interpretación, dentro de lo que cabe, del siempre carismático Steve McQueen, quien pilotea uno de los autos en pantalla). Esas miradas entre ambos personajes en los escasos momentos de la película en que no se muestran los autos en carrera, dejan traslucir las sensaciones de incertidumbre ante un posible nuevo accidente y lo incomprensible que es (para la mujer) la pasión casi irracional por la velocidad al límite que sienten los pilotos de carreras, en un temerario juego con la muerte.
Pero lo que realmente importa aquí es la carrera y el vértigo en la pista. Le Mans tiene el gran mérito de ser notablemente realista. Con equipos de filmación por todo el circuito, incluyendo cámaras fijas y móviles en el interior y exterior de los vehículos, con tomas desde todos los ángulos a alta velocidad, incluyendo magníficas vistas nocturnas y con lluvia, sin excluir los siempre lamentables, pero casi inevitables accidentes, y así mostrar el mayor verismo posible. Presenta espléndidamente todos los detalles de la más famosa carrera de resistencia automovilística del mundo, la conducción de los pilotos (participaron unos 45 pilotos profesionales), la labor contra el tiempo del personal mecánico en los boxes en plena carrera, la ingente labor del personal médico y de pista en los momentos de accidentes, el ambiente previo y durante el evento, interesantes datos de la competencia en la voz del locutor oficial, el numeroso público, los diversos recovecos del circuito, las extensas rectas donde las máquinas alcanzan velocidades de 350 k/h (ya en esos años), adecuado uso del zoom , de la cámara lenta, todo con un excelente montaje.Y tiene una muy adecuada banda sonora, que acompaña perfectamente las acciones en la pista, con los silencios en los momentos necesarios.
Tiene una primera media hora espectacular y los últimos 15 minutos son vertiginosos, con lo mejor de la producción, en realidad, se vive la adrenalina, observándose a pilotos y bólidos con detalles en primerísimos planos, todo lo cual le otorga a la cinta una autenticidad extraordinaria.
Se ha dicho que ya no sería posible realizar una película de esta temática con similares características, por las restricciones en los circuitos y otras razones técnicas.
Es claro que Le Mans no tiene nada que ver con las coberturas periodísticas habituales de TV de las carreras en los autódromos de la fórmula 1 u otras similares.
Mi evaluación es: como documental sobre Le Mans, un 10. Como película propiamente tal, un 5. Promedio 7.5, pero dada la enorme entretención que me entrega, la aproximo a un 8.
Volviendo a Le Mans ¿Qué no es propiamente una película convencional? No lo es, pero no se puede decir que carece de guión, pese a transcurrir los primeros 38 minutos de la película sin diálogos. No es un guión a la manera usual, y lo poco que hay, tampoco es contundente y no despierta mucho interés. Pero tiene un cierto trasfondo expresado en la tenue historia del drama y sensaciones de la esposa de un piloto que perdió la vida en la misma competencia el año anterior. Fue un accidente en el que estuvo directamente involucrado Michael Delaney (correcta interpretación, dentro de lo que cabe, del siempre carismático Steve McQueen, quien pilotea uno de los autos en pantalla). Esas miradas entre ambos personajes en los escasos momentos de la película en que no se muestran los autos en carrera, dejan traslucir las sensaciones de incertidumbre ante un posible nuevo accidente y lo incomprensible que es (para la mujer) la pasión casi irracional por la velocidad al límite que sienten los pilotos de carreras, en un temerario juego con la muerte.
Pero lo que realmente importa aquí es la carrera y el vértigo en la pista. Le Mans tiene el gran mérito de ser notablemente realista. Con equipos de filmación por todo el circuito, incluyendo cámaras fijas y móviles en el interior y exterior de los vehículos, con tomas desde todos los ángulos a alta velocidad, incluyendo magníficas vistas nocturnas y con lluvia, sin excluir los siempre lamentables, pero casi inevitables accidentes, y así mostrar el mayor verismo posible. Presenta espléndidamente todos los detalles de la más famosa carrera de resistencia automovilística del mundo, la conducción de los pilotos (participaron unos 45 pilotos profesionales), la labor contra el tiempo del personal mecánico en los boxes en plena carrera, la ingente labor del personal médico y de pista en los momentos de accidentes, el ambiente previo y durante el evento, interesantes datos de la competencia en la voz del locutor oficial, el numeroso público, los diversos recovecos del circuito, las extensas rectas donde las máquinas alcanzan velocidades de 350 k/h (ya en esos años), adecuado uso del zoom , de la cámara lenta, todo con un excelente montaje.Y tiene una muy adecuada banda sonora, que acompaña perfectamente las acciones en la pista, con los silencios en los momentos necesarios.
Tiene una primera media hora espectacular y los últimos 15 minutos son vertiginosos, con lo mejor de la producción, en realidad, se vive la adrenalina, observándose a pilotos y bólidos con detalles en primerísimos planos, todo lo cual le otorga a la cinta una autenticidad extraordinaria.
Se ha dicho que ya no sería posible realizar una película de esta temática con similares características, por las restricciones en los circuitos y otras razones técnicas.
Es claro que Le Mans no tiene nada que ver con las coberturas periodísticas habituales de TV de las carreras en los autódromos de la fórmula 1 u otras similares.
Mi evaluación es: como documental sobre Le Mans, un 10. Como película propiamente tal, un 5. Promedio 7.5, pero dada la enorme entretención que me entrega, la aproximo a un 8.
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