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España España · Piedrabuena
Críticas de Kirry Burrio
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Críticas 23
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
24 de octubre de 2016
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras sorprendernos con su primer episodio Caída en picado, procedemos al visionado de este nuevo capítulo de la tercera temporada de Black Mirror. En este caso, la ficción cambiará notablemente y nos llevará por otros derroteros, concretamente los videojuegos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kirry Burrio
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8
24 de octubre de 2016
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si una cosa se han propuesto Charlie Brooker y su equipo en esta tercera temporada de Black Mirror es, claramente, hacernos pasar “un mal rato”. Cállate y baila nos sumerge en un futuro inmediato, por no decir presente, con una amenaza real que podría pasarnos a cualquiera.
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Kirry Burrio
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8
24 de octubre de 2016
37 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Déjenme decirles que, en el anterior análisis, me equivocaba completamente. No, Black Mirror no está aquí para “hacernos pasar un mal rato”. Todo lo contrario. Black Mirror está aquí para emocionarnos, inquietarnos, sobresaltarnos…etc. está aquí para hacernos despertar. San Junipero ha llegado para quedarse con nosotros, como él mismo.
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Kirry Burrio
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7
22 de octubre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que Black Mirror tuvo un breve trayecto por el mundo seriéfilo, fue muy intenso. Detrás de sus futuros distópicos -o no tan distópicos-, en los que la tecnología ha invadido nuestro más simple día a día, se esconde una implacable crítica a la sociedad que nos rodea y, posiblemente, a nosotros mismos. Caída en picado recoge todo esto y lo convierte en una sátira de las redes sociales y las relaciones humanas.

Lacie (Bryce Dallas Howard) trabaja en una oficina y vive en un mundo lleno de felicidad, sonrisas y obsesión por la imagen pública. Su amiga Naomi (Alicia Eve) está muy bien posicionada en la élite social, y Lacie está desesperada por unirse a ella.

En esta partícular ciencia ficción, llena de colores y de sonrisas de felicidad, Lacie es un peón más del mundo jerarquizado y perfectamente organizado de las redes sociales, que llegaron para brindarnos una ventana a las vidas de los demás. El mundo de lo políticamente correcto se impone, más que nunca, en esta peculiar sátira social, dónde cada sonrisa se ve enmascarada por un sistema de puntos que nos juzga y cataloga como meras aplicaciones de una tienda online.

Y, ¿qué pasa con el que obtiene baja puntuación? Fácil, se verá hundido en la sociedad jerárquica que se impone; capitaneada por cuatros altos y personajes que juegan a ser dios. Porque sí, amigos, esto no es ningún invento de Charlie Brooker: esto es la realidad impuesta en nuestra vida. Detrás de una galletita sonriente mordida, un café en taza rosa y un texto de 12 caracteres donde pone Feliz Domingo, se esconde un pañuelo arrugado con los trozos de dulce.

Y, a su vez, detrás de una serie de planos perfectamente ejecutados y etalonados con sumo detalle, se vuelve a esconder un personaje de Bryce Dallas Howard lleno de complejos y de fobias en su temprana edad, que buscará tapar sus carencias y mirar cabizbajo al resto de masa que quiere obtener lo mismo que él. Un personaje que iniciará un viaje -simbolizado como cambio y progreso- rumbo a la fama y a la aceptación social, y en el que abrirá los ojos y descubrirá la gran mentira encubierta que hay detrás de pintorescos paisajes y vallas publicitarias sonrientes. Una distopía disfrazada de música alegre, sonrisas efervescentes y deseos de futuro que se evaporan al obtener las tan ansiadas 5 estrellas.

Porque Caída en picado trata precisamente de eso: el juego del escondite. Aquel juego de calle en el que un avispado descubría los mejores escondites de los demás. Pero esta vez los participantes no llegarán a su casa con las botas llenas de barro y la sonrisa en la cara, esta vez llegarán con ropa conjuntada y deportivas nike de 30€ compradas en Aliexpress; sonrientes o llorosos por haber perdido su escondrijo, aquel donde guardan todas sus fobias y, sobre todo, su verdadero yo.

Un capítulo recomendable.
Kirry Burrio
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8
19 de octubre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras subir a los cielos con Drive y bajar a los infiernos con Only God Forgives, Nicolas Winding Refn –genio para algunos, mediocre para otros- regresa a la gran pantalla con The Neon Demon, esta vez con Elle Fanning como protagonista, sustituyendo a Ryan Gosling. ¿Habrá estado a la altura? En mi opinión SÍ.

Jesse es una chica que llega a Los Angeles, California, para hacer su sueño realidad: convertirse en supermodelo. Pero su juventud y belleza despertará al demonio, y se verá atrapada en un peligroso mundo de envidias y celos en el que las modelos están dispuestas a todo para triunfar.

Bajo esta premisa, Winding Refn compone un macabro relato sobre el mundo de la moda y el precio de la fama. Pero regresemos al principio, a los primeros compases del filme. ¿Qué es lo que llama la atención? Una vez más, la escena, el hiperrealismo que hace gala este director en cada una de sus obras. Fanning aparece tumbada sobre un sofá, repleto de sangre; o como diría Jep Gambardella: “Sí, es todo un truco”. Puro montaje.

Fanning despierta, se limpia la sangre y la invitan a una fiesta. “¿Tú a quién te follas?” le preguntan. El precio de la fama conlleva pecados carnales, ¿y quién es responsable de tales actos? Fácil, el hombre. El varón, idealizado como ser opresor que viola de una forma u otra a las jóvenes e ingenuas futuras modelos, que lo ven como un aliado que les tiende la mano. Un ser espirituoso que otorga la oportunidad de alzarse a los cielos. Pero el cielo sólo tiene un asiento disponible, y ese asiento tiene fija su mirada sobre una persona: Jessie, nuestra protagonista. La mujer, idealizada como esclava de unos pocos o diosa de muchos, repleta de purpurina color oro para gobernarlos. Una diosa que ejercerá su breve mandato sobre clones de ella misma, duplicados gracias a los poderes de una poderosa magia: la cirugía estética.

¿Y qué supone la gloria? Fama, deseo, anhelo, envidia. El triunfo de lo natural no es absoluto frente a lo artificial, que perseguirá y atormentará a aquello que posea el don: el don de la naturaleza, el don de la ¿fortuna? Las ratas que mirarán serán las mismas que comerán tus restos. Felices y contentas por obtener la bendición, el poder de lo divino. Pero no todos están preparados para ello, y lo mismo que perseguirás te acabará consumiendo. Y mientras tanto, tus compañeras -aquellas con las que habías compartido codicia- esperarán, ansiosas, tu derrota. El ojo que todo consume.

El cine como expresión, como crítica, como deseo, como movimiento. El cine como arte. El cine como The Neon Demon, de Nicolas Winding Refn. Gracias.
Kirry Burrio
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