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Críticas de Strénliko
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Críticas 88
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
6 de agosto de 2022
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"Capitán Koblic" no es una película grande en cuanto a costes de produción, pero es una película, cuando menos, interesante y muy bien interpretada. Todos los personajes alcanzan el notable en el desempeño del papel (sí, también Inma Cuesta). La historia que se cuenta en el filme nunca se acerca al aburrimiento, pese al rítmo pausado que emplea su director. No encuentro más que algunos clamorosos excesos en los cabos sueltos del guión (ésto último lo expongo en el destripe). Por lo tanto, pese a ciertos y contados desbarres de los guionistas y las tragaderas del director, no me arrepiento de haberla visto.
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Strénliko
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7
6 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los aspectos que se destaca más en las críticas aquí publicadas es su repentina desaparición en la cartelera tras dos semanas después de su estreno, a pesar de que los espectadores nunca dejaron de ir al cine Capitol de Madrid durante los catorce días. Eso me hace pensar en el rapapolvo que muy probablemente se llevaron los censores por parte de las autoridades franquistas al haber autorizado el guión y el rodaje de la película. Imagino que los que decidieron el cese de la exhibición estaban pensando en lo intolerable de los aguijonazos hacia la derecha plutocrática de poco antes del inicio de la guerra civil, únicamente interesada en amasar más dinero ("mi dinerito, mi dinerito") y ese comienzo de la narración, cuando el desfile militar de los soldados obligados a ir al matadero de la guerra del Rif (Annual y todas esas desgracias), plasmado muy bien en esas octavillas de la CNT que no faltaban ni un ápice a la verdad.

Por lo demás, ¿por qué se iba a decretar el cese de la película en 1942? Aparte de esos detalles citados en mi introducción, ninguna jerarquía franquista debía encontrar pega alguna. Hay milicianos rojos -anarquistas de la CNT o de la FAI- muy mal encarados; hay una violación, la de la protagonista; hay checas e interrogatorios con torturas (no se ven pero el director , habilmente, las hace explícitas); hay miedo en las casas de los no afectos al régimen con tan solo oírse el motor de un coche circulando por la calle; hay saqueos de esas viviendas; hay también un justificado miedo cuando por las noches se perciben en las celdas de la checa los pasos de los milicianos con la lista de los que se van a llevar para asesinarlos en la Pradera de San Isidro o en la Casa de Campo, antesalas de la masacre de Paracuellos del Jarama. Y todo eso ocurrió en el bando de una républica que había hecho dejación de la legalidad y las normas jurídicas (igual que sucedía en el otro bando).

En fin, que todo lo dicho en el párrafo anterior estaba reflejado en la película y tenía que ser del agrado franquista que se exhibiera ante el público. Solamente se puede explicar que se prohibiera "Rojo y negro" por el paroxismo maniqueo de la dictadura franquista en el que no cabían las responsabilidades en el desencadenamiento de la guerra (esa copa de agua que se llena hasta rebosar) por parte de la derecha plutocrática y su desprecio hacia los padecimientos sociales. Y tampoco le cuadraba el personaje interpretado muy bien por Ismael Merlo, un rojo bueno.

Es una curiosa película porque, a pesar de contener un metraje mayor dedicado a los crímenes cometidos por los denominados rojos, éso no bastó al totalitarismo de la dictadura en 1942. Lo quería todo, como en "Raza".

Tal vez me exceda un poco, pero voy a darle un 7 a "Rojo y negro".
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Strénliko
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6
29 de enero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Madrugada en un canal de televisión local cuya programación suele ser un desastre. Un título de película que no me sonaba nada, cosa en absoluto rara porque dicho canal no suele poner ninguna producción cinematográfica que no tenga al menos medio siglo de antigüedad (supongo que el motivo será por la escasa cuantía a pagar por los derechos de exhibición).

Comienzo a ver la película por mera curiosidad y con la idea de que a los pocos minutos descubriré que se trata de uno de los bodrios habituales y habré de cambiar de cadena o apagar el televisor. Sin embargo, voy retrasando esa intención preconcebida a medida que pasan los minutos. Es más, me percato de que la historia tiene capacidad de enganche y que el director la conduce con una agilidad y un brío encomiables.

Entre los méritos que voy encontrando está el de las interpretaciones, que son convincentes; aunque también hay una clara y previsible percepción de que algo bastante malo le va a pasar a la rubia del horrible peinado.

Sumando todos estos factores, veo la cinta hasta el final, a pesar de que el sonido de los diálogos está bastante deteriorado y apenas se entiende en algunos pasajes claves. Por ejemplo, no llega a colegirse qué relación tenía el trepa Rober Wagner con Virginia Leith (la morena) y su rica familia. Entre estos fallos del sonido y una deficiente adaptación de la novela al guion, hay momentos en que se abusa de la credulidad del espectador para que se trague excesivas casualidades que resultan inverosímiles.

No obstante, la película se puede ver hasta el final si se es condescendiente con lo último que he señalado. Eso sí: tiene una inconfundible factura de serie B y un tufillo apreciable de maneras de telefilme. Pero no me arrepiento de haberla visto.
Strénliko
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6
22 de diciembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace muchísimos años, en los 70 del siglo XX, leí la novela que da título a la película. La distancia en el tiempo me impide recordar con exactitud si aspectos claves de la historia que escribió Mika Waltari fueron alterados o manipulados por el director Michael Curtiz. Lo digo porque creo rememorar que el joven médico Sinuhé era algo pardillo en lo de las relaciones sociales, pero no tan conspicuo gilipollas como aparece en la película. Me refiero a esa parte crucial en la que sufre el ruinoso encoñamiento con Nefernefer.

Detengámonos un poco en esta cuestión. Ella es una prostituta -de lujo pero puta-, y como tal a cambio de riquezas hace sus trabajitos. Ahora bien, resulta tan extremadamente inverosímil que el tonto Sinuhé le entregue primero el pesado collar de oro que le regaló el faraón y siga después donándole sus propiedades inmobiliarias, material quirúrgico y hasta el sepulcro adonde irán los cadáveres de sus padres, ¡y todo eso sin tan siquiera un mínimo toqueteo de lo que está comprando! Es tan absurdo el desarrollo de esta parte de la historia, tal como lo expone Curtiz, que me hace suponer que en la novela tuvo que existir algún intercambio de fluidos entre el médico y la meretriz, pero que el director de la película lo obvió por cuestiones puritanas del tiempo en que se rodó. Pero tampoco descarto que Mika Waltari cayera en la misma exageración sobre la estupidez del joven galeno y en su momento se sobrevalorara la credibilidad del autor finlandés al enjuiciar su obra.

En mi criterio, otro punto clave es el golpe de Estado contra el buenismo tontísimo o "power flowers" del ingenuo Akenatón, el gobernante que, ante una amenaza tangible como la de los hititas, creía que escribiéndole a éstos cartas llenas de amor universal y otras zarandajas podía evitar el desastre. Una auténtica anacronía de la época, pero que resulta bien traída y aleccionadora en el siglo XXI, cuando Europa y todo lo que consideramos Occidente se ven amenazados por los nuevos bárbaros que pretenden imponernos su fundamentalismo y dictadura religiosa medieval. Sin embargo, aun siendo evidente esa amenaza, los del "flower powers" actuales prefieren continuar con los ojos cerrados.
Strénliko
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3
14 de diciembre de 2021
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ignora lo que habrán visto los enaltecedores de "Lo que arde" en este pseudo documental, pero lo más probable es que se haya producido el efecto dominó: algún santón de la crítica se apresuraría en elevar a los altares la obrita de Oliver Laxe y los demás, aún perplejos y confusos tras acabar el visionado de una cinta sin apenas guion, se dieron prisas en agregarle las mejores alabanzas al grito de "tonto el último que lo haga".

Como documental tiene un pase. La fotografía es más que aceptable -igual y no superior que la cualquier documental de La 2 de TVE en la sobremesa de las tardes- y la música a veces se puede aguantar sin caer en el desagrado, y pare usted de contar virtudes porque el relato de lo que ocurre es tan escueto como la sinópsis argumental que aparece en la ficha técnica. Se debe a que, simplemente, el guion son cuatro líneas de texto y cuando no hay perfiles de los personajes, ni trama ni explicación del pasado de los que allí aparecen, el filme deriva de forma inevitable hacia el tedio.

Sí, claro, se dice que el protagonista sale de la cárcel tras cumplir con parte de la condena por incendiario de bosques, pero sin más información acerca de lo que le motivó a llevar a cabo esa acción. No se sabe si es que es un trastornado de libro o tiene algún argumento confesable para el arboricidio. Tan solo en un breve diálogo con su madre deja caer algo sobre el poder de las raíces del eucalipto. ¿Y ésa podía ser la excusa para prender fuego? Es de suponer que no, porque el bosque gallego está lleno también de pinos, robles y castaños.

Así, con tan pobres mimbres se va construyendo lo que se pretendía una película, pero que en realidad no es más que un documental sobre la vida cotidiana en una parte de la ruralidad gallega: laborar en la huerta y sacar a pastar tres vacas.

Y luego está lo de las interpretaciónes. ¿Acaso interpretan algo con monosílabos y frases de cuatro o cinco palabras? De verdad que no me cae mal Benedicta Sánchez. Mantiene bien la funcionalidad física pese a sus 84 años y además es una vegetariana con solera, pero no la veo en lugar de Marlon Brando cuando en "Julio César", interpretando el papel de Marco Antonio, suelta aquel solemne y brillante discurso sobre el apuñalado cadáver del césar en las escalinatas del Senado. Me da por pensar que algo habrían fumado los del jurado de los Premios Goya cuando le concedieron a la buena de Benedicta el galardón de "mejor actriz revelación".
Strénliko
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