Todos estaremos de acuerdo que un 6 en esta plataforma es la calificación más neutral que puede haber, no se le recrimina nada pero, al no sobresalir en ninguno de sus aspectos, tampoco se le puede aplaudir como una joya de la cinematografía.
Siendo la primera vez que la veo debo decir que iba preparado para una de esas engorrosas películas de acción y de aventura del nuevo siglo que, con el paso del tiempo, han vuelto sus argumentos verdaderos tedios engorrosos para meter subtramas sobre política, conspiraciones o secretos con facha de ser lo más pero que en realidad solo destruyen las historias. Y es que no tiene nada de malo el cine que solo busca entretener, al contrario, puede volverse muy bueno siempre y cuando se tenga desde el inicio el entendimiento de eso por parte de todo su equipo de producción. Es entonces que, afortunadamente, aquí no hay nada de eso, el argumento es muy sencillo y muy simple, justo cuando lo que se pretende es la aventura por la aventura del Dr. Jones y esto nos lo hacen saber al meternos de lleno en su osadía desde los primeros minutos.
El resto de la película conserva un ritmo constante para soportar ese argumento que nos da siempre por nuestro lado, nos lleva hacia lo que queremos ver, es decir, es incluso predecible en demasía pero es bueno no tomar riesgos cuando lo que esperamos todos es ese final tranquilo después de la tormenta.
Por otro lado, es lamentable la cantidad de cuestiones exageradas o subtramas facilonas llenas de clichés al por mayor que tenemos que perdonar para poder disfrutar de la película. Pero no importa, la búsqueda del Arca Pérdida junto a Indiana y sus amigos es suficiente para pasar un rato de satisfacción cuando, muchas veces, ese simple deseo no nos lo pueden dar muchas películas.

Qué emocionante resulta siempre visualizar a Spielberg. Qué renovado y jovial se ve en sus películas de nuevo siglo (como todos los grandes de Hollywood que comenzaron en los 70´s).
Ésta en particular es curiosamente aventurera siendo su título la mejor descripción de la misma, aquí no hay grandes efectos especiales, ni monstruos y es que tampoco se le puede catalogar dentro de los géneros que encantan al público por su naturaleza heroica como la acción o la fantasía pero se disfruta igual que aquellas.
Tenemos a dos favoritos de la industria como, DiCaprio y Hanks que encarnan el papel del ratón y el gato, respectivamente.
Conociendo la sinopsis y visualizando la cinta, ¿a qué atribuimos entonces el éxito de la satisfacción visual además de lo ya mencionado? Creo que es sencillo cuando comprendemos que se trata de la historia de un simple adolescente muy astuto, inteligente y con ansias de aventura para poder superar un trauma tan común en la sociedad como son los padres divorciados. Él necesita historias que contar, días llenos de kilómetros por recorrer, mujeres a veces mayores que él para conquistar y mucho, pero mucho dinero qué cobrar y gastar. Y nada más, nada más allá ni en el plano técnico ni en su construcción social pero qué disfrutable es una película para entretener cuando se tienen todos los elementos en su lugar.

"Ya no estoy aquí" es una de esas cada vez más comunes películas de mediano presupuesto que buscan retratar a alguna de las subculturas que hay en México y en Latinoamérica en general.

El logro de adentrarnos en todo lo que representan estos amantes de la cumbia colombiana, en la clase media-baja de Monterrey, es de un peso casi documental.

Es entonces que podemos dividir en dos la apreciación de la película, por una parte están las escenas en México y por otra las de Nueva York, siendo las primeras las que nos empapan al 100% de las tradiciones de los jóvenes y las segundas las que nos cuentan en sí la historia de añoranza y encuentro.

Monterrey se presenta como la gran ciudad con contrastes y se nos recalca esto a cada rato con los grandes planos generales que nos dejan ver los edificios grandes y modernos al fondo, como aislados de la realidad de los protagonistas. Ellos viven y gozan de la idiosincrasia de la periferia donde viven y donde bailan.

Por otro lado, Nueva York es muy bien presentada como ese hogar de los inmigrantes que llegan a buscar el sueño americano. Es de aplaudir que la ciudad esta vez pierde todo el glamour al que nos tienen acostumbrados los estadounidenses para dejar ver que los grafitis, la suciedad y el caos en el metro y las calles también forman parte de ella, que los latinos hacen de esta su casa y que el intercambio cultural le da una belleza especial. Es aquí donde Ulises se encuentra, sufre, y decide que lejos de su barrio, de su gente y de su música la vida no vale nada.

La música nos acompaña tan bien en el recorrido que al final lo único que queremos hacer es poner el mejor disco de cumbias para bailar.

Debo decir que como habitante de la Ciudad de México y como estudiante de la UNAM desde un comienzo me identifico con el humor dócil y común que se encuentra a cada paso, definitivamente la vida de los protagonistas, los problemas que sufren y la vida de ocio son tal cuál como los que vivimos quiénes contamos con esta ciudad como hogar y con esta institución como centro de estudio.

Pero dejando de lado eso, tenemos aquí un retrato de lo llevadera que puede ser la cotidianidad para tres jóvenes con carencias económicas pero también con carencias de ocupación, con tiempo libre y energía de sobra. El ocio marca los pasos en esta historia donde cada nuevo suceso y subtrama se construyen gracias a que los personajes se dejan llevar.

Por otro lado, como road movie funciona de maravilla llevándonos dentro de una misma ciudad a los distintos puntos cardinales dentro de ella que a la vez se vuelven un contraste de las clases sociales que pertenecen a Ciudad de México y, aunque de manera rápida, conocemos a personajes secundarios que nos muestran las costumbres y la idiosincrasia de cada una.

En el apartado técnico todo está bien pensado, destacando el blanco/negro y los planos largos para darnos calma y tranquilidad ya que vivimos la historia desde el punto de vista de los que gozan de estas. No nos importa el ruido de la ciudad ni la furia de los estudiantes, aquí somos compañeros de tráfico en el auto destartalado de los Güeros.

Como punto extra por la originalidad, están esas muy curiosas y divertidas escenas donde se rompe la cuarta pared sin hablar a la cámara con diálogos muy divertidos.

(En Spoiler termino, mencionando a dos personajes que aderezan la historia).

Gran Gatsby es un espectáculo de extravagancia, riqueza y clase enmarcado en los años 20 de la siempre gloriosa Nueva York.

La historia es una de verdadera amor, con actuaciones que dan lo necesario para construir a los personajes justo con lo que se requiere de ellos, dando un peso especial dentro de la narrativa y dentro del conjunto de actuaciones a Gatsby y a DiCaprio, respectivamente.

Cabe aclarar que aquí no hay un romance de pareja porque esta vez el peso del amor recae en uno solo, un enamorado que, aunque recibe, no es amado con la intensidad en que él lleva a término su sentimiento.

Por otro lado y en lo que respecta a la producción tenemos en la dirección a Baz, que siempre da un peso importante a su estética y decorados logrando trabajos excepcionales en el diseño de producción donde no se deja cabo suelto y es que durante toda la película se da cuenta de ello no solo en las escenas de las fiestas sino en la reconstrucción de la ciudad, de las casas, de los jardines... ¡Todo está lleno de potencia visual!

No esperemos ni pretendamos buscar respuesta a temas sociales, políticos o psicológicos porque la película no pretende eso. Como dije, todo esto, dentro y fuera, es por amor...
Amor a una mujer y amor a la belleza visual que el cine siempre nos puede dar.