De repente, Russell, ya solo te envían guiones de mierda para interpretar películas de segunda o tercera fila junto a niñatos más bien mediocres en busca de fama, que probablemente se pasarán toda su vida en este tipo de basurillas infames; que en cualquier caso es mucho mejor que trabajar reponiendo tampones en las estanterías del Walmart o rellenando depósitos en una gasolinera Exxon.

Has tenido que bajar tus honorarios hasta niveles ridículos para poder trabajar, justo cuando sientes que estás comenzando a dominar el arte de la interpretación. Y fíjate tú, antes, cuando eras mucho peor actuando, te ofrecían los mejores papeles en las pelis con mayor presupuesto, ¿y eso por qué, por tus cualidades actorales o por tus cualidades mamadoras?

Pero bueno, también es cierto que hay diferentes grados de mierda, y viendo el panorama del cine actual, la peli en la que participas puede decirse que está en todo lo alto, quiero decir, que es más entretenida, por ejemplo, que esa porquería de 'Oppenheimer', elegida por tus amigos los chonis película del año.

En efecto amigo lector, 'Misión hostil' es perfecta si quieres pasar unas horas con ruido de fondo mientras trasteas con tu móvil o te curras unas lentejas en la cocina, siguiendo ocasionalmente la peli por si te engancha. Puedes saltarte varios minutos sin temor a perderte algo que merezca la pena, permitiéndote bajar al estanco a por tabaco o por ese paquete de Amazon que tanto esperabas. Todo tiene sus ventajas.

Una gilipollez máxima, acorde con los tiempos que vivimos. La niña que hace de policía es muy patética, pero muy patética; al poco de morir su madre mantiene una charla delirante con el de las abejas, como si estuviese en una pastelería zampándose una par de bollos rellenos de mantequilla, cosa que imagino hará con frecuencia.

Lo que más me ha gustado, por lo cómico de las situaciones, son los payasos que hacen de malos, en especial el chico de la sala de llamadas, el que realiza el timo al principio, protagonizado por un tipo que, la verdad, sabe cómo dar mucho asco. Creo que todos hemos conocido en la vida real idiotas muy parecidos que, desafortunadamente, no se topan con nuestro 'beekeeper' favorito. Debería haber un 'beekeeper' por ahí que se dedicara a tirar por los puentes a estos personajes.

Y en fin, nada más puedo contar de esta mierda, pues en un momento dado me quedé profundamente dormido, y cuando desperté ya no tenía ganas de seguir con el tema. Pero me atrevo a decir con rotundidad, querido lector, que la peli no mejoró ni de coña.

La película empieza bien, el planteamiento inicial es atractivo y te incita a seguir para ver qué ocurre; pero conforme avanza comienza el declive paulatino generado por un guion inconsistente y pueril, que no se atreve a explorar el lado macabro en que la comedia parece haber entrado y que, sinceramente, me habría parecido una buena alternativa.

Es de agradecer que Borgli no tenga como referente a tipos tan decadentes como Ridley o Spielberg y, en una decisión revolucionaria para los tiempos que corren, nos ofrece un producto de noventa minutos, principal razón por la cual aguanté sentado como un campeón del masoquismo hasta que la película terminara, pues la media hora final es muy desechable.

Hay unas cuantas situaciones que te harán reír, sonreír más bien, pero que jamás te sacarán ninguna sonora carcajada.

Dios mío Nicole, pero qué te has hecho en la cara. Una chica guerrera y dura como tú debería aceptar el paso de los años, y lucir con orgullo las arrugas a guisa de patatales que surcarían tu hermosa carita, ahora estirada como vulgar condón reusado. Las chicas guerreras suelen llevar el timón y aceptan con altivez que sus pechos, antaño turgentes y con sabor a mandarina, ya son incapaces de luchar contra los 9,8 m/s2 de la gravedad estándar.

Rubias, morenas, castañas, qué más da, todas están divinas y luchan a muerte por su país contra los malos malísimos. Yo, personalmente, prefiero ver hermosas hembras empuñando armas letales que rambitos de gimnasio hasta el culo de anabolizantes y con una o dos neuronas operativas.

Escenas de acción trepidantes que hacen astillas tu pobre corazón se suceden capítulo tras capítulo, aunque no tan trepidantes como la tórrida escena subida de tono entre la señorita De Oliveira y Stephanie, un lío amoroso con más vatios que una nuclear y principal razón por la que ves el mundo girar.

Las chicas guerreras tienen algo especial, de eso no cabe la menor duda.

Lo que en un principio parecía ser una muy somera denuncia del genocidio continuado sobre el que se construyeron los Estados Unidos, se convierte en la enésima película de mafiosos del señor Scorsese. Cambia la etnia y el escenario, pero la esencia es la misma que puede verse en la mayor parte de su filmografía. ¿Pero es que no sabe hacer otra cosa?

El metraje se alarga sin mucho sentido, para lucimiento exclusivo de la fotografía y la lograda ambientación, porque tanto el caduco y rancio De Niro (gran amigo del proxeneta y pedófilo Jeffrey, cuya isla visitaba con frecuencia) como DiCaprio (otro chico del cambio climático que se pasa todo el puto día viajando en avión) están más bien flojos. El resto de apartados cumplen.

Y poco más se puede contar de una película simplona, que se deja ver pero que no va a pasar nada si te la pierdes.