Un viaje visual y sonoro que es capaz de transportarte a los rincones más oscuro de tu subconsciente.

El ejercicio plástico del filme es soberbio, capaz de reflejar el ánimo y la psique de los personajes. El uso constante de planos detalles y macros acentúa el suspense, los movimientos de cámara y los ángulos, así como la edición, ayudan a recrear sensaciones que difícilmente se puede hacer con una realización más canónica. El uso del color es vibrante y sirve de forma similar.

La música puede parecer que desentona y sin embargo te mantiene atento, y casi le da un animo videoclipero que es una delicia. Aunque el punto fuerte sin duda es el magnífico trabajo de sonido que se ha llevado acabo que acentúa cada pequeño detalle por pequeño que sea.

Lamentablemente la película se pierde entre sus formas y la trama es compleja de seguir y en algunos momento es excesivamente surrealista y simbolista. Es algo necesario, no lo niego, sobretodo para mostrar los sueños, flashbacks y paranoias de los personajes; pero se vuelve demasiado críptica.

Por cierto, un brillante homenaje al giallo italiano.