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7
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7
6.7
11,276
Musical. Romance. Drama
Los adolescentes Tony y María, a pesar de tener afiliaciones con pandillas callejeras rivales, los Jets y los Sharks, se enamoran en la ciudad de Nueva York en la década de los 50. Nueva versión del legendario musical 'West Side Story', a su vez adaptación de una famosa obra de teatro de Broadway, que modernizaba la historia de 'Romeo y Julieta', de Shakespeare. (FILMAFFINITY)
8 de marzo de 2022
8 de marzo de 2022
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En honor a la verdad, debo decir que en algunos aspectos Steven Spielberg ha logrado mejorar la West Side Story de 1961, inyectando en ella una mayor dosis de espectacularidad y brío. Y así, en esta nueva versión se favorecen las escenas rodadas en exteriores en detrimento de las artificiosas escenas rodadas estudio que abundaban en la película de 1961, destacando especialmente el fastuoso número de baile al ritmo de la famosa canción "América" en medio de soleadas y coloridas calles neoyorkinas abarrotadas de gente. Otra mejora muy publicitada ha sido la elección del reparto portorriqueño, más verosímil desde el punto de vista racial, y en el que se ha evitado, faltaría más, maquillar a casi todo el mundo de marrón, como se hizo ridículamente en la versión de 1961.
Pero en otros aspectos, acaso los más esenciales, el clásico de 1961 sigue siendo imbatible. Estoy pensando, sobre todo, en la desgarradora escena final, de la cual estuve viendo sucesivamente las dos versiones, con el fin de confirmar si esa impresión era o no cierta. Y lo era efectivamente a mi juicio. No voy a destripar los detalles, pero tras el acceso de cólera que se apodera del personaje encarnado por Natalie Wood al final, esta se derrumba y entra de pronto (poco antes de decir la memorable frase: "Te adoro Antón"), en un estado de dolor insondable, mezclado con una resignación desolada y una dulzura que encoje el corazón y provoca que las lágrimas acudan a nuestros ojos. En cambio, la por lo demás encantadora Rachel Zegler, en la versión de 2021, no logra conmovernos tanto; su interpretación en esa misma escena final no es que esté mal, pero resulta más convencional en su dramatismo, careciendo de la dulzura, sutileza, emotividad, y hondura que refulgía en la soberbia interpretación de Natalie Wood. Algo parecido, por cierto, se puede decir también de Ansel Algort, bastante menos conmovedor en esa icónica escena final que Richard Beymer en la película de 1961.
Nos encontramos, en definitiva, con un notable remake que ha sabido mejorar algunos aspectos de la película original. En lo más esencial, sin embargo, la película dirigida por Robert Wise me sigue pareciendo superior.
Pero en otros aspectos, acaso los más esenciales, el clásico de 1961 sigue siendo imbatible. Estoy pensando, sobre todo, en la desgarradora escena final, de la cual estuve viendo sucesivamente las dos versiones, con el fin de confirmar si esa impresión era o no cierta. Y lo era efectivamente a mi juicio. No voy a destripar los detalles, pero tras el acceso de cólera que se apodera del personaje encarnado por Natalie Wood al final, esta se derrumba y entra de pronto (poco antes de decir la memorable frase: "Te adoro Antón"), en un estado de dolor insondable, mezclado con una resignación desolada y una dulzura que encoje el corazón y provoca que las lágrimas acudan a nuestros ojos. En cambio, la por lo demás encantadora Rachel Zegler, en la versión de 2021, no logra conmovernos tanto; su interpretación en esa misma escena final no es que esté mal, pero resulta más convencional en su dramatismo, careciendo de la dulzura, sutileza, emotividad, y hondura que refulgía en la soberbia interpretación de Natalie Wood. Algo parecido, por cierto, se puede decir también de Ansel Algort, bastante menos conmovedor en esa icónica escena final que Richard Beymer en la película de 1961.
Nos encontramos, en definitiva, con un notable remake que ha sabido mejorar algunos aspectos de la película original. En lo más esencial, sin embargo, la película dirigida por Robert Wise me sigue pareciendo superior.