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Voto de alex:
6
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6
7.6
17,902
Cine negro. Intriga. Drama. Romance
Durante la Gran Depresión de los años 30, Frank Chambers (John Garfield), un hombre que vaga sin rumbo, empieza a trabajar en un bar de carretera, regentado por un hombre mayor y por Cora (Lana Turner), su joven, bella e infeliz esposa. Pronto Frank y Cora comienzan a sentirse atraídos el uno por el otro. (FILMAFFINITY)
13 de febrero de 2021
13 de febrero de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos, en mi opinión, ante otra de esas sobrevaloradas películas clásicas cuyo prestigio reluce por encima de sus verdaderos méritos.
Para empezar hay que decir que toda ella despide esa especie de artificiosidad y envaramiento que lastraba, muchas veces, el cine de Hollywood. Por ejemplo, en las localizaciones de un bar rodadas, a todas luces, en el patio trasero de los estudios, nos quieren demostrar que ese bar está casi al lado del mar, y para ello nos muestran un par de contra planos donde se ve, efectivamente, el mar, pero proyectado por detrás en una pantalla. Y cuando más adelante enfocan ese mismo ángulo, ya no aparece el mar por ningún sitio, sino árboles y arbustos.
Lana Turner. Nos ofrece una buena actuación y aparece muy guapa, pero está siempre demasiado emperifollada, como una maniquí recién salida de un salón de belleza. John Garfield me ha parecido bastante limitado como actor, y además lo sacan siempre desenfocado en los primeros planos, como para disimular su imperfecto cutis. En cuanto al marido cornudo, aparece tan caricaturizado en su oronda ingenuidad que no me lo acabo de creer.
El argumento, hay que reconocerlo, es interesante. Sobre todo al principio. Pero toda la segunda parte, con los abogados, y el juicio, y que si patatín, se hace pesada, confusa, e inverosímil. La enfebrecida pasión sexual, que es el meollo del asunto, nos la muestran con un par de besos hieráticos y castos que parecen sacados del museo de cera. Otro detalle: a veces, cuando hablan, parece que estés viendo un retablo egipcio, todos alineados de izquierda a derecha para que la cámara los coja a todos bien.
En fin, acaso me he pasado resaltando los aspectos negativos. Pero es que estoy decepcionado. Me esperaba una obra maestra del cine negro (a la altura casi de Perdición de Billy Wilder), y no ha sido, ni mucho menos, el caso. Tal vez gran parte de la culpa se deba a la censura, que por aquella época impedía cualquier tipo de explicitez o naturalidad en la expresión de la sexualidad. Cosa que pudo remediarse en la versión protagonizada por Jack Nicholson y Jessica Lange de 1981, que aunque hace mucho que no la veo, la recuerdo bastante más apasionante, lujuriosa, y fiel al espíritu de la novela.
Para empezar hay que decir que toda ella despide esa especie de artificiosidad y envaramiento que lastraba, muchas veces, el cine de Hollywood. Por ejemplo, en las localizaciones de un bar rodadas, a todas luces, en el patio trasero de los estudios, nos quieren demostrar que ese bar está casi al lado del mar, y para ello nos muestran un par de contra planos donde se ve, efectivamente, el mar, pero proyectado por detrás en una pantalla. Y cuando más adelante enfocan ese mismo ángulo, ya no aparece el mar por ningún sitio, sino árboles y arbustos.
Lana Turner. Nos ofrece una buena actuación y aparece muy guapa, pero está siempre demasiado emperifollada, como una maniquí recién salida de un salón de belleza. John Garfield me ha parecido bastante limitado como actor, y además lo sacan siempre desenfocado en los primeros planos, como para disimular su imperfecto cutis. En cuanto al marido cornudo, aparece tan caricaturizado en su oronda ingenuidad que no me lo acabo de creer.
El argumento, hay que reconocerlo, es interesante. Sobre todo al principio. Pero toda la segunda parte, con los abogados, y el juicio, y que si patatín, se hace pesada, confusa, e inverosímil. La enfebrecida pasión sexual, que es el meollo del asunto, nos la muestran con un par de besos hieráticos y castos que parecen sacados del museo de cera. Otro detalle: a veces, cuando hablan, parece que estés viendo un retablo egipcio, todos alineados de izquierda a derecha para que la cámara los coja a todos bien.
En fin, acaso me he pasado resaltando los aspectos negativos. Pero es que estoy decepcionado. Me esperaba una obra maestra del cine negro (a la altura casi de Perdición de Billy Wilder), y no ha sido, ni mucho menos, el caso. Tal vez gran parte de la culpa se deba a la censura, que por aquella época impedía cualquier tipo de explicitez o naturalidad en la expresión de la sexualidad. Cosa que pudo remediarse en la versión protagonizada por Jack Nicholson y Jessica Lange de 1981, que aunque hace mucho que no la veo, la recuerdo bastante más apasionante, lujuriosa, y fiel al espíritu de la novela.