Un verdadero rollo; larguísima, lenta, discursiva, sin ritmo, aburrida, poco imaginativa, y poco graciosa. Si Billy Wilder levantara la cabeza le daría un patatús y la palmaría de nuevo. Cualquier estudiante de primero de guion sabe que una comedia satírica y mordaz (y con ínfulas de critica social) necesita, entre otras cosas, ritmo, y en ningún caso puede durar dos horas y media. Estamos, pues, ante el enésimo bluff de Netfilx, capaz, gracias a su incansable y omnímoda maquinaria publicitaria, de elevar cualquier mediocridad a la categoría de acontecimiento.