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Voto de alex:
8

Voto de alex:
8
6.8
17,534
Drama. Romance
Una mañana de invierno un maduro norteamericano y una joven muchacha parisina se encuentran casualmente mientras visitan un piso de alquiler en París. La pasión se apodera de ellos y mantienen relaciones sexuales en el piso vacío. Cuando abandonan el edificio, ambos se ponen de acuerdo para volver a encontrarse allí, en soledad, sin preguntarse ni siquiera sus nombres. (FILMAFFINITY)
12 de febrero de 2011
12 de febrero de 2011
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que tendríamos que hacer es olvidarnos del mito, del escándalo universal (a Bertolucci casi le meten en la cárcel en Italia), y de la famosa mantequilla. También de las colas de reprimidos carpetovetónicos que durante el franquismo iban a ver “El último tango en Paris” a Perpignan. Porque más allá de todo eso, esta película es un viaje conmovedor a la soledad y al sexo como válvula de escape a las cargas del pasado. Un maduro y desesperado Marlon Brando busca el calor de una mujer joven, casi adolescente, interpretada por María Schneider a sus veinte años, entre claroscuros y anaranjados captados por la cámara majestuosa de Vittorio Storaro. Todo ello al son de una arrolladora música jazzística (de Gato Barbieri), que penetra en nuestra alma igual que las turbadoras imágenes de cuerpos atormentados pintados por Francis Bacon.
Ahora que María Schneider acaba de morir -demasiado joven- me he acordado de ella, de esa carita de niña traviesa que también transitó algunos parajes de Barcelona y de Almería junto a Jack Nicholson en el “El reportero” de Antonioni. Precisamente en los ahora casi irreconocibles aledaños de la plaza de toros de Vera, Almería, donde se filmó el mágico plano secuencia final de esa película, estuve yo hace un par de años tratando de algún modo de desentrañar ese mítico plano y averiguar qué diantre hacía María Schneider deambulando frente al entonces decadente coso taurino mientras a espaladas de la cámara, a espaldas del espectador y detrás de los barrotes de hierro de la ventana de un hostal contiguo, se estaba cometiendo un asesinato. Podéis ver los videos que hice y que colgué en You Tube, tecleando Antonioni-Professione: Reporter.
Ahora que María Schneider acaba de morir -demasiado joven- me he acordado de ella, de esa carita de niña traviesa que también transitó algunos parajes de Barcelona y de Almería junto a Jack Nicholson en el “El reportero” de Antonioni. Precisamente en los ahora casi irreconocibles aledaños de la plaza de toros de Vera, Almería, donde se filmó el mágico plano secuencia final de esa película, estuve yo hace un par de años tratando de algún modo de desentrañar ese mítico plano y averiguar qué diantre hacía María Schneider deambulando frente al entonces decadente coso taurino mientras a espaladas de la cámara, a espaldas del espectador y detrás de los barrotes de hierro de la ventana de un hostal contiguo, se estaba cometiendo un asesinato. Podéis ver los videos que hice y que colgué en You Tube, tecleando Antonioni-Professione: Reporter.