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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
7
Drama Sammy Precott, que se quedó huérfana siendo una niña, es una madre soltera que sólo vive para su hijo. Sigue viviendo en su pueblo natal, al norte de Nueva York, y lleva una vida sencilla y tranquila: trabaja en un banco, asiste a los servicios religiosos y disfruta de la belleza del paisaje. Sin embargo, su vida se tambalea el día en que regresa al pueblo su hermano, un joven bastante problemático. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Han pasado 16 años entre la primera película de Kenneth Lonergan (Puedes contar conmigo), y la tercera, Manchester frente al mar, que parece, le consagrará definitivamente como director y guionista. La segunda, Margaret, víctima de una distribución y un montaje de lo más erráticos, se ha convertido con el tiempo en una cinta de culto. Y en estas tres películas hay un tono y un disparador común: cómo la tragedia y la fatalidad afecta a las rutinas de la gente común enfrentada a esas circunstancias terribles, ya sea por la muerte de los padres, aunque sea tiempo atrás (Puedes contar conmigo), por la inabarcable culpa ante accidentes que se cobren vidas ajenas (Margaret), o por las consecuencias que la desaparición de un hermano tendrán en el universo familiar que le rodeaba (Manchester frente al mar).

Puedes contar conmigo es una película sencilla, una pieza de cámara sobre sentimientos y situaciones comunes, comprensibles en cualquier parte del mundo y en cualquier contexto. En esencia, es la historia de los afectos de dos hermanos que de niños perdieron a sus padres en un accidente (destaco aquí la elipsis inicial en el prólogo de la historia: sobrecogedora), y que tras muchos años sin verse, o desde luego, manteniendo una relación afectiva de lo más esporádica, se reencuentran durante un breve espacio de tiempo y afrontan las diferencias que les separan por las elecciones vitales que han tomado en esos años.

Y las grandes virtudes de esta película, de su guión y de su dirección, es no tratar de añadir más significados a los sentimientos que muestra. No hay lecciones morales ni grandes descubrimientos, pues en esencia lo que Lonergan hace es captar pequeños retazos de vida de esos dos hermanos, encarnados por unos jóvenes Laura Linney y Mark Ruffalo, que ya eran tan esplendorosos intérpretes hace 16 años como ahora, y que conmueven por la honestidad de sus interpretaciones y por la nítida relación que crean como hermanos.

Tal vez la película cojee cuando trata precisamente de plegarse a algún género (la comedia amable, en el tramo central de su historia), pero hay algo muy auténtico en las palabras que Lonergan pone en boca de Linney y Ruffalo, y en la dinámica que estos dos establecen. Y finalmente, después de cerrar la ventana a las dos vidas que hemos conocido a través de Puedes contar conmigo, es inevitable emocionarse ante su sencillez, su honestidad y lo universal de estos afectos.
jaly
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