La jauría humana es una tensísima cinta de crítica social que lo hace del modo frontal y sin embargo sutil de todo el cine de los 60 - 70. La película funciona como exposición de miserias humanas y luchas animales, que consigue una fuerza inaudita en sus pausadas imágenes, narradoras de una única noche en la que todas las personas de un remoto pueblo, referentes de la sociedad, serán juzgadas por su crueldad como humanos, enseñándonos la locura de lo cotidiano, lo opresivo de lo normal, lo hipócrita de sus relaciones.
Leyendo tan sólo esto sí se puede pensar en que es un cine extremista, que acosa y se ensaña con sus personajes, pero la puesta en práctica de estas ideas, lo que consige es introducir al espectador en el seno de esa jauría humana, símbolo de los males de una sociedad egoísta, axfisiante, oscura, desprovista de respeto y de valores.
La película consigue un inusual crescendo dramático aún cuando no tiene en su desarrollo escenas dramáticas destacadas, sino únicamente exposición de unos personajes angustiados por la fuga de un preso de la cárcel (un jovencito, excelente y horriblemente mal doblado Robert Redford), lo que llevará a explotar las locuras que ya tenían dentro. Sólo la figura de un Sheriff local (un impresionante Marlon Brando) parece poseer algo de juicio, pese a ser una bestia humana y un machista de bandera.
La jauría humana además de por su sobresaliente guión y dirección destaca por la elección del reparto entre los que encontramos la flor y nata de aquel nuevo Hollywood.