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España España · Santander
Voto de Simsolo:
8
Drama Anton es un médico que divide su tiempo entre una idílica ciudad danesa y un campo de refugiados en África, donde ejerce su profesión. Anton y su esposa, padres de dos hijos, están separados y se plantean el divorcio. Elias, el mayor de sus hijos, entabla una estrecha amistad con Christian, un chico que acaba abandonar Londres para establecerse con su padre en Dinamarca. Sin embargo, Christian involucra a Elias en una peligrosa revancha ... [+]
28 de febrero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada sociedad se mira en el espejo de su cine. Una obviedad que “En un mundo mejor” se soslaya con habilidad y sin demasiadas trampas. A priori podríamos pensar que, como en tantos films nórdicos, va a predominar una visión forense de las emociones. No es el caso. Tampoco la tendencia a la tesis permanente empaña un filme que analiza al individuo, ya sea adulto o adolescente. El asunto de fondo es la violencia latente y la venganza que esta pueda generar en los que, por educación o debilidad, son sus víctimas. También trata del amor en un sentido extenso, de esos hilos de seda que unen a las personas o, según se mire, las envuelven en telas de araña. Bier es una directora aplicada y exhibe sus armas con prudencia. Apenas molestan algunos regodeos estilísticos. Se esmera en desnudar a sus personajes y para ello se sirve del paisaje real (un silo abandonado, un campo ya cosechado, nubes o el agua misma) o el de los rostros humanos, esa mujer triste y despechada, que hace equilibrios entre su tierno pasado y la necesidad de cambiar, o el marido que purga su pecado bajo el sol de otro continente. Todo encaja con parsimonia y tersura, hasta el punto de que el permanente contrapunto de los episodios africanos no emboza la trama, sino que le confiere espesor.

Los dos adolescentes protagonistas son, en el fondo, imágenes de sus progenitores. Lograr que todo esto salte del guión y se haga carne y sentimientos es mérito de unos actores intensos. El melodrama está ahí, con sus adulterios, sus muertes y su violencia soterrada, pero el peso naturalista de las interpretaciones logra que la tramoya sea convincente. A veces la directora se toma un respiro y nos distancia del mundo que narra, pero se trata de tomar aire para asumir el siguiente paso. Es cierto que el norte, ese mundo que imaginamos frío y distante, marca el devenir de los hechos. Que probablemente el mismo argumento con una mirada más mediterránea hubiera sido convulso, guiñolesco. Pero el tejido de la vida subyace en casi todos los planos, en esos retratos estáticos de padres e hijos sentados frente al pequeño océano de sus vidas. Finalmente la amistad adolescente se recompone, la cobardía no es cobardía, sino una prueba de valor, y el hombre grande africano se encuentra con el enemigo que más teme: la civilización, la dignidad de un médico que le salva para, a continuación, volverle la espalda y dejar que la vida lacerada y rota de áfrica siga su curso.

Un filme a ratos hermoso, a ratos analista, prolijo en detalles. Lo universal extraído con contenida pasión de una pelea de patio de colegio.
Simsolo
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