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España España · Santander
Voto de Simsolo:
3
Cine negro En los Ángeles de 1949, el gángster “Mickey” Cohen (Sean Penn), nacido en Brooklyn, es el implacable jefe de la mafia; dirige la ciudad a su antojo y todo pasa por él: armas, drogas, prostitutas y cualquier objeto robado. Su clan le protege y le venera, lo consideran su líder. Sus influencias llegan incluso al departamento de policía y algún que otro miembro de la política local. Pero un equipo especial de LAPD, liderado por los ... [+]
9 de febrero de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Gangster Squad” se fagocita a sí misma con demasiada indulgencia. Casi diría que con temeridad. Cuando el drama se instala, irrumpe una bocanada de comedia que coquetea, sin quererlo, con la parodia. Si el humor y la brocha gorda desfondan a los personajes, una exuberante ración de sangrienta severidad te zarandea de repente sin piedad. Así transcurre el filme: una finta tras otra esquivando géneros o dándose de bruces con ellos. Pasto de tiburones. Un caro desaguisado falto de verdadero carácter. La clase de película cuyo visionado conlleva la eterna pregunta de a quién se le ocurrió rodar algo así.

Sobran escenarios y presupuesto, esa ambientación de lujo que no retrata nada. Nadie pretender que un filme sobre el gangsterismo sea un tratado social, pero las novelas negra que están detrás de muchas de estas películas sí lo eran. Obras de arte con diálogos certeros, no burdas frase ingeniosas con una rémora existencial en el mejor de los casos; de esas hay unas cuantas en esta cinta engorrosa y pretenciosamente aburrida. A nadie le importa porque mueren unos u otros personajes, quién traiciona a quién o qué individuo o fulana puede salvarse de la absurda quema. Parece como si la película partiese de un gran error de casting. Pero ese no es el único problema de un guión construido con recortes de otras historias. Un refrito enlatado que no merece el celuloide con el que está rodado.

Quién mas contribuye a los derrapes de la película es el amigo Sean Penn, un actor a menudo difícil de controlar pero con capacidad para mucho más. Aquí, sencillamente, hunde el filme. No se puede ser un policía íntegro y duro si el villano al que te enfrentas parece extraído de una viñeta de cómic. A no ser que estemos ante un cómic, claro. Ese zigzagueo entre géneros, ese ir y venir sin saber hacía dónde, convierten la tercera película del tempranamente aclamado Ruben Fleischer en un buñuelo de viento. Si masticas no encuentras nada. Pasas hambre. Como si a “Adiós Muñeca” le quitásemos a Chandler, a Mitchum y a la Rampling y nos quedásemos con el trampantojo de los decorados, los neones y eso que, burdamente, llamamos ambientación. Las verdaderas películas, me temo, están hechas de otra pasta.
Simsolo
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